Prólogo.

La primera y última vez que tuvo sexo con Syaoran Li fue en una habitación anónima de un hotel del amor. Ella acababa de cortar con su primer novio, el mejor amigo de su hermano mayor y su amor platónico desde los seis años, y él acababa de enterarse de que debía volver a Hong Kong para no regresar nunca más a Japón. Ambos estaban desolados, inconsolables, y sucumbieron por primera vez a esa extraña y latente tensión sexual que se había instalado entre ellos desde la pubertad.

Él olvidó ponerse un condón y ella olvidó la última vez que se había tomado la píldora.

Y cómo no, lo inevitable sucedió.