Ira.
Está ahí sentado, mirando el espectáculo que las marionetas del Señor de Frey, Lord Walder, representaban para él. Presentía que algo andaba mal, muy mal, y aunque Viento Gris no estuviera a su lado podía sentir como él también temblaba de ira; la misma que a grandes zancadas se apoderaba de él.
Su poca paciencia se iba agotando y parecía que todo quería sacarlo de sus casillas, sobre todo quél viejo odioso que s i seguía sonriéndole de esa manera empalagosa sacaría s u espada y le cortaría la cabeza , e s t a b a s e g u r o d e q u e alguno de esa camada de conejos que eran los Frey, se lo agradecería.
Escuchaba los comentarios filosos de aquella vieja gloria, el malnacido de Roose Bolton que con su lengua viperina lanzaba improperios a su madre e insultaba la memoria de su padre. Sus nudillos estaban blandos encima de la mesa, y seguramente si hubiera tenido las uñas tan largas como cuando era un niño tendría las palmas llenas de sangre. Miró con rabia al sirviente que le sirvió más vino hasta casi rebosar la copa ¿Es que acaso el muy inútil no se daba cuenta de que no lo había probado en toda la noche? No bebería quería (debía) estar con todos sus sentidos alerta.
Pero no le sirvió de nada, porque la ira le cegó cuando vio sacar al primer caballero su espada, cuando escuchó el aullido de muerte de su huango Viento Gris, intentó sacar la espada pero no pudo porque ya tenía otra clavada en sus entrañas. Los gritos de sus hombres desarmados, el chillido desesperado de su madre. Sus últimos segundos de vida y el sólo sentía ira.
Ira. Por no haberlo evitado.
Ira. No liberará Invernalia.
Ira. No podrá rescatar a sus hermanas.
Ira. Por tener que convertirse en hombre y no haber dado la talla.
Ira. Hacia si mismo.
Pero nada es comparado con la Ira que sintió el viejo Frey, señor de Los Gemelos, cuando se enteró de la afrenta a su casa, a su familia. Por eso ahora ríe con regocijo, mientras sus hombres cosen la cabeza del lobo al cuerpo del niño Stark con demasiados aires de grandeza.
"Amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento"*
No deja de repetir una vocecilla en su cabeza, eso es la Ira, y Lord Walder, lo sabe muy bien, él mismo que ha impartido su propia justicia.
* Dante Alighieri.
.-En mi defensa alego, que no pude evitarlo-.
RR! :D
