The Shortman's
Capítulo I
Carreras
Un ambiente tranquilo y alegre se percibía en las calles. El sol acariciaba suavemente el pavimento, haciéndole ver sutilmente luminoso.
Dentro de ésta zona se apreciaban casas de todos tamaños y colores, pero sobre todo, a juzgar por su apariencia, eran casas de mucho valor monetario, como si se estuviese hablando de una zona residencial. Aunque ese no era el caso. Sólo se trataba de un suburbio donde gente de buen vivir se había establecido.
A pesar de que todas las casas lucían esplendorosas y costosas, había una que se distinguía sobre la mayoría. Una casa grande de dos pisos, además de un ático y un sótano.
Por fuera era una distinguida casa: Amplia con un bello jardín. De tejas azules y paredes beige tan claro que casi parecía blanco. Una casa de perro en la esquina, al igual que unas bicicletas pequeñas y unos cuantos juguetes delataban que se trataba de una familia con niños y mascotas.
Como cada mañana desde hacía años, Helga G. Pataki preparaba con gran entusiasmo el desayuno. La mujer, cuya infancia no había sido nada grata, ahora se compensaba con una grande y hermosa casa en aquel bello suburbio, a las afueras de Hilwood, la ciudad en donde pasó su niñez y la mayor parte de su adolescencia.
En las paredes de la pintoresca casa estaban colgadas las fotos de ella y su esposo, Arnold Shortman, quien era ahora profesor de arqueología y ciencias políticas en la Universidad de Hilwood. Helga había cumplido su mayor sueño, además de convertirse en la escritora más reconocida en Estados Unidos y de haber ganado el premio Pulitzer de poesía, el premio internacional Neustadt de literatura, el premio nacional del libro y varios premios de poesía y arte certificados por la alcaldía, también compartía su vida con el hombre que más amaba en todo el mundo.
A pesar de tener muchos pendientes, entre sus inspiradores escritos y su trabajo de medio tiempo como una excelente abogada, Helga se esforzaba por poder cuidar de sus 5 hijos, a quienes ella amaba mucho más que a todos sus premios y reconocimientos.
Por éste motivo dedicaba las mañanas de todos los días a prepararles el desayuno y el almuerzo, y los fines de semana los pasaba con ellos.
Después de tener todos los platos listos, Helga los colocó de manera muy ágil sobre la mesa de mármol, y llamó a sus hijos. Los minutos pasaron y nadie respondió, Helga volvió a llamar, ésta vez un poco más insistente que la anterior. Nadie respondió. Inquieta miró el reloj que colgaba en la pared de la cocina.
-Por qué tardan tanto los niños- se quitó su delantal y subió las escaleras. –Si no se dan prisa llegarán tarde otra vez-
Primero Helga visitó el segundo piso, donde estaban las habitaciones de los mellizos, Jack y Emily. Las habitaciones estaban una frente a la otra, por lo que no fue difícil hallarlos a ambos. Como de costumbre estaban discutiendo por algo sin importancia.
-¡Cuántas veces tengo que decirte que no practiques en las mañanas! ¡La energía que utiliza tu guitarra eléctrica es demasiada y hace que toda la luz de mi habitación se vaya!- Gritaba histérica Emily. Apenas se distinguía una habitación pintada de lila muy claro a través de la puerta. La chica usaba una bata blanca y pantuflas rosas. Con una toalla verde enredada en el cabello.
-¿Para qué necesitas luz? Es de día, sólo abre las cortinas- Respondió algo molesto y desinteresado su hermano mientras se recargaba en el marco de la puerta.
-¡Si no hay luz no puedo usar la secadora y mi cabello se esponja!-Emily retiró la toalla que cubría su cabello, sólo para dejar ver que, efectivamente, bajo la tela húmeda se hallaba un escandalizado cabello, tan esponjado y rizado que la hacía lucir como payaso. Jack no pudo evitar reírse de su desesperada hermana. No lo hizo a carcajadas porque sabía que eso sólo la haría enojar más, y él mejor que nadie sabía que Emily enojada era extremadamente peligrosa, así que se cubrió la boca dejando escapar apenas una risilla contenida. Pero esto sólo irritó más a su hermana que seguía parada frente a él con una pequeña secadora púrpura en una mano y su toalla verde en la otra.
Al escuchar su discusión, Helga decidió intervenir
-Niños, ¿qué les sucede?- Aunque Helga ya lo sabía quería escucharlo de sus propios hijos
-Mamá, Jack se gasta toda la energía de la casa- Dijo Emily bastante molesta
-¡No es verdad! Emily está exagerando como siempre- Refunfuñó el chico
-Bien- Helga llevó su mano a su entrecejo para intentar contener el estrés que le causaban ese par de niños - Emily, no es posible que tu hermano se gaste tanta energía, seguro debe haber un corto en tu habitación, mejor conecta tu secadora en la mía ¿de acuerdo?-
-Está bien, muchas gracias mamá- Respondió satisfecha la chica y se retiró no sin antes enseñarle la lengua a su hermano en forma de burla, quien solo rodó los ojos mostrando fastidio
-En cuanto a ti jovencito- señaló Helga con autoridad- ¿Qué horas son éstas de estar ensayando?
-Pero mamá…-
-Sin peros, ¡Alístate o se te hará tarde para ir a la escuela!-
-Está bien- respondió Jack mientras se cruzaba de brazos y giraba los ojos. Sabía que no había nada más que pudiera decir
Después de haber resuelto el problema Helga caminó por el pasillo para llamar a sus otros hijos.
A la mitad del segundo piso se encontraban las habitaciones de sus dos hijas, primero tocó la puerta con letras de madera que formaban el nombre de "Corín".
Helga llamó varias veces; sin recibir respuesta alguna entró a abrió la puesta para entrar. Era una linda habitación, con varios posters de jugadores de beisbol en las paredes. Tres estantes llenos con trofeos y medallas deportivos. También había un traje de karate y unos guantes de box colgados en una de las paredes. Estaba todo excepto Corín.
Helga entró para ver si no estaba oculta en algún lugar o por lo menos si había una pista de en dónde se hallaba. Pero su hija estaba en perfectas condiciones, después que Helga caminó hacia su cama, la pequeña niña saltó desde el techo y con una gran sonrisa exclamó
-Buenos días mamá- Corín llevaba ropa para hacer ejercicio y unos audífonos rojos que le cubrían por completo las orejas, con la música tan alta que hasta Helga podía escucharla
-Corín ¿qué estabas haciendo?-
-¿Cómo mamá?-
-¡Que qué estabas haciendo!-
-¡Espera voy a apagar la música!- Corín sacó su mp3 del bolsillo y después de apagar el aparato y quitarse los audífonos continuó- Lo siento mamá, estaba haciendo ejercicio y creo que se me fue el tiempo
Helga volteó a ver el techo, recordó que habían instalado barrotes para que su hija no tuviera que ir hasta el parque para entrenar
-¡Oh ya veo!, y bien hija, ¿cómo va el entrenamiento?-
-Excelente, venceré a todos en las carreras el día de hoy-
- Muy bien, así se hace cariño, ahora date una ducha y baja a desayunar para que no se te haga tarde-
- Sí mamá-
-Como siempre te lo he dicho…- dijo Helga con un tono sabio
-Si vas a ganar, es mejor madrugar- terminó Corín la frase mientas le guiñaba un ojo a su madre y salía de su habitación para dirigirse al baño.
-Esa es mi niña- Concluyó Helga con un semblante orgulloso.
Helga se dirigió al cuarto de su otra niña, la dulce Mei. Era la más pequeña de sus hijos, aún cursaba el primer grado de primaria. Su cuarto era completamente rosa, tenía una cama rosa con cortinas de princesa y muchos peluches a su alrededor, por supuesto la pequeña ya estaba lista.
-Lo siento mami, no sabía qué vestido escoger- y le mostró a su madre dos blusas que eran exactamente iguales a una rosa con rojo que ya llevaba puesta - Después de todo hoy apoyaré a varios de mis compañeros que van a competir.-
-¿Apoyar? ¿Te has vuelto porrista?- Preguntó Helga un poco desconfiada
-No mamá, sólo voy a gritar mientras Eddy lleva el balón hasta la portería y mete varios goles. Pero no quiero que piensen que soy su novia o algo, te sorprendería cuántos niños a mi edad ya se creen lo suficientemente maduros como para llevar una relación. –
-Bien dicho- dijo Helga con tono de aprobación
-Y para evitar confusiones no llevo traje de porrista o algo por el estilo. Además eres tú quien siempre nos dice que no es tan bueno como se ve- Aunque Mei había explicado el motivo por el cual no se vestía de ese modo, buscaba encontrar la explicación del por qué a su madre no le agradaba. Sin embargo lo único que consiguió fue un ligero sonrojo en el rostro de su sorprendida madre, quien al darse cuenta de las intenciones de su pequeña hija sólo sonrió pícara mientras vagaba en sus recuerdos.
-Así es cariño, pero recuerda que si alguna vez quisieras ser porrista tampoco me molestaría-
Helga besó la mejilla de la pequeña quien sólo miró hacia un lado y tomó aire inflando una de sus mejillas, un tanto frustrada de no haber conseguido lo que esperaba, aunque no lo pareciera, digna y orgullosa de que la sangre de los campeones y vencedores "Pataki" corriera por sus venas
-Está bien mami, bueno entonces ¿Cuál me pongo?- dijo Mei mientras alzaba los dos vestidos que sostenía entre sus pequeñas manos
-Con cualquiera de ellos luces bellísima cariño- Abrazó Helga a su niña – Corre Mei, baja a almorzar con tus hermanos
- Sí mamita- respondió. Guardó los vestidos en su viejo ropero blanco y después salió de la habitación.
Mientras, en el ático, algo muy misterioso sucedía. La habitación estaba completamente obscura, apena se percibían luces de velas encendidas alrededor. En medio de la habitación se encontraba un niño de cabello marrón peinado hacia atrás y una gorrita azul en medio. Usaba una bata blanca con varias manchas de pintura, como si ya hubiera sido usada antes. Un lienzo blanco enorme cubría la mitad de la pared frente a la que el niño estaba parado. Tomó varios pinceles y con movimientos ágiles, metódicos y veloces, rápidamente creó una bella pintura en el lienzo. Durante la danza de pintura se escuchaba una música con bongos y flautas estilo africana.
Cuando por fin terminó su gran obra, retrocedió y dijo en tono de aprobación
-¡Listo!- exclamó orgulloso. Pero un fuerte sonido borró rápidamente la sonrisa de su rostro
- ¿Cariño? ¿Phill estás ahí dentro? ¿Puedes oírme?- dijo Helga mientras incesante trataba de hacer girar el picaporte.
-Sí mamá espera un segundo- Dijo el niño completamente estremecido. De un saltó corrió a apagar la música, apagó todas las velas teniendo cuidado de no quemarse
-¿Phill qué estás haciendo? Se está haciendo tarde- Exclamó Helga angustiada y aun intentando abrir la puerta
Titubeando Phill respondió
-¡Voy en un segundo!- abrió su cortina dejando ver con la luz del día toda su habitación, la cual podría parecer bastante común, una cama, varios muebles, un koala de peluche y varios posters de sus bandas favoritas.
Ahora que tenía visibilidad en su cuarto, guardó todas sus pinturas y pinceles esparcidos por el piso.
Pero el hecho de que se tomara tiempo haciendo esto, no detuvo a su impaciente madre que seguía detrás de la puerta. Al escuchar que agitaba la chapa con fuerza, intentó compensar el tiempo con una excusa
-Espera mamá, es que estoy desnudo, no encuentro mi ropa-
-Phill yo te vi salir de mi completamente desnudo y con detalles que no te puedo mencionar por lo menos hasta tu adolescencia-
-¡Mamá!- gritó Phill avergonzado y fastidiado de que su madre no tuviera una pizca de pudor aun sabiendo que los vecinos podían escucharla
-¡Phill Shortman si no sales cuando cuente hasta tres voy a derribar la puerta!-
- Mamá dame sólo un minuto- Le faltaba poco para terminar, metió el lienzo que acababa de pintar bajo su cama, se quitó la bata manchada y se lavó el rostro en el baño de su cuarto porque tenía varias manchas de pintura-
-1…2…- Helga estaba lista para derribar la puerta, pero en el último segundo Phill abrió con una enorme calma
-Hola mamá buenos días-
Helga entró a su habitación registrándola de arriba abajo con la mirada.
-¡Se puede saber qué rayos estabas haciendo! ¡Nadie se tarda tanto en vestir!- Exclamó bastante molesta
-Está bien me atrapaste, estaba…- nervioso buscó con la mirada algo que pudiera usar como excusa, hasta que vio una pequeña consola y la tomó aliviado mientras miraba a su madre –Estaba jugando cazadores de trolls, y ya iba en el último nivel, es el más difícil de pasar sabes- dijo con una pequeña sonrisa forzada
- ¿seguro que no estabas haciendo nada más?- dijo Helga aun desconfiando un poco
Phill se percató de que el cuadro que acababa de pintar sobresalía de su cama, así que se acercó y con una patada lo metió bajo su cama antes de que Helga lo viera
-Por supuesto mamá, absolutamente nada más- Sólo faltaba una aureola y un par de alas para que fuera idéntico a un angelito bien portado
-Está bien si tú lo dices. Sólo baja a desayunar- dijo Helga aún inconforme
-Si iré en seguida- respondió Phill aliviado
-¡Oh!, y Phill…- Helga retrocedió para mirarlo nuevamente
-¿Sí?- contestó muy nervioso
- Deberías hacer una actividad más recreativa hijo, no es correcto que pases todo tu día con esas maquinitas-
-Está bien mamá lo consideraré-
- De acuerdo hijo- pronunció con una sonrisa
Helga se retiró de la habitación, Phill dio un gran suspiro mientras se echaba en su cama después de todo el "show" que tuvo que armar para que su madre no descubriera lo que estaba haciendo.
En cuestión de minutos, todos estaban sentados en la mesa listos para desayunar, Helga sirvió hot cakes con mermelada los cuales se terminaron tan pronto los sirvió. Sus hijos se mostraron satisfechos por la deliciosa comida.
-¿Papá va a venir por nosotros cuando volvamos de las carreras?- preguntó la pequeña Mei
-Así es amor- Contestó Helga felizmente.
-Mamá a mí me encanta que tú nos lleves, pero ¿por qué papi nunca lo hace?-
-Papá tiene que trabajar más temprano, si se tarda pueden multarlo en la Universidad, y la razón por la que yo no voy con ustedes en las tardes es por el trabajo también corazón-
-Está bien- contestó la pequeña un poco desanimada
-¿Y para qué quieres pasar también las mañanas con él?- dijo Phill disgustado- ¿qué no te es suficiente pasar todas las tardes con el hombre?
-¡Phill te he pedido que no te expreses así de tu padre!- Sentenció Helga
-Lo siento- Phill miró al suelo, realmente estaba más molesto que arrepentido
-Como siempre tenemos que soportar tu mal humor matutino- señaló Corín -¿Qué problema tienes tú con la vida?
-Mi único problema de momento eres tú Corín-
Ambos se miraron con enojo hasta que Helga los detuvo
-¡Niños!-
-Lo sentimos- dijeron al unísono
-Por eso eres el adoptado- susurró en tono de burla Corín, aunque esto no era cierto. Phill sin decir nada sólo la miró con desprecio.
-¡El autobús llegó niños, dense prisa!- Helga corrió por sus almuerzos mientras todos tomaban sus mochilas para salir y se formaban en la puerta.
-Torta de huevo con tocino y una gelatina de limón para Jack-
-¡Gracias ma'!- respondió con una gran sonrisa mientras se saboreaba el contenido de la bolsa
-Ensalada con jitomate y queso cotagge para Emily-
-Gracias mamá-
-Emparedado de pepperoni y pudin de vainilla para Phill-
-¡Delicioso! gracias-
-Ensalada de frutas, un sándwich de jamón, y un poco de dinero extra, se necesitan muchos líquidos cuando se es una triunfadora- dijo Helga mientras le entregaba el almuerzo a Corín
-¡Genial, Gracias!-
Helga no tenía favoritos entre sus hijos, pero cuando alguno tenía un evento importante lo apoyaba al 100%, sin importar de qué se tratara. Y por supuesto, había creado en sus hijos la mentalidad de que todos eran triunfadores, con o sin premios. Siempre era importante para ella y para sus hijos recordarles lo que eran. De esa manera, perdieran o ganaran, debían aceptar lo que viniera con dignidad. Claro que hablando de personalidades, cada uno era completamente diferente del otro, por lo que su ego podría haber llevado eso de "triunfadores" un poco más lejos de su propósito. A fin de cuentas pasara lo que pasara, Helga los iba a apoyar. Mientras no le hicieran daño a nadie, todo estaría bien.
-Emparedado de mermelada con mantequilla de maní para Mei-
-Gracias mamita-
Helga realmente era una madre ejemplar. A pesar de que nunca perdió su rudeza y fuerza para hacer las cosas, cuidaba y brindaba mucho amor a sus hijos, algo que ni sus propios padres pudieron hacer por ella. Con una gran sonrisa vio alejarse el autobús en el que iban sus niños.
Antes de entrar a su casa, su visión captó algo que estaba en su sitio. Esto por lo general es bueno, a menos que se trate de un auto que debería estar rumbo a una Universidad. Rápidamente Helga entró a su casa y se dirigió al estudio del primer piso. Era un lugar pequeño con varios estantes llenos de libros, un escritorio pegado a la pared completamente iluminado por un ventanal que daba hacia el jardín trasero. En medio se encontraba una mesa con muchas hojas esparcidas por doquier y junto un hombre rubio con notorias ojeras por falta de dormir.
Arnold, envuelto en un profundo sueño, eso podría parecer adorable, siempre y cuando no fuera casi media hora tarde al trabajo. Para Helga, despertarlo iba a ser más difícil que tener a sus hijos listos para salir a tiempo.
-Arnold- probó agitando un poco su hombro-Oye Arnold- bien, tal vez otro método un poco más dulzón- ¿Cariño?- Ni siquiera un movimiento. Ese fue el límite de su paciencia- ¡Despierta cabeza de balón!-
Arnold casi se cae de la impresión, tomó la mesa que casi tiraba y miró a su alrededor-¿Helga?-
-Arnold ya vas media hora tarde al trabajo- dijo Helga con una severa mirada, Arnold miró el reloj que había sobre la mesa y se levantó como cohete de su asiento. Se dirigió a un baño que tenía dentro del estudio. Sólo se escuchaba cómo se quejaba mientras se rasuraba intentando no cortarse.
Helga bajó un par de maletas que ya tenía listas. Ya se había cambiado de ropa y se peinó de manera muy formal.
Arnold salió arreglándose la corbata.
-Helga ¿Quieres ir en mi auto?, no me tomará más de 10 minutos llevarte al aeropuerto y no creo que a los chicos-refiriéndose a sus alumnos- les encante tener sólo unos minutos de clase-
-Aceptaré la oferta sólo porque quiero verte cargar maletas mientras te remangas y dejas ver tus fornidos brazos- dijo Helga con una mirada coqueta y traviesa
Arnold sonrió ante el comentario de su bella esposa, encendió el auto y la esperó para poder irse
-Hace mucho que no me llamabas cabeza de balón- dijo Arnold algo extrañado. Después de todo Helga no quería que sus hijos se burlaran de él, ya tenía que lidiar con bastantes problemas paternales como para agregar "bulliyng familiar" a la lista
-Es que no quiero que se acabe la "chispa"- dijo burlona Helga y ambos se lanzaron una pícara mirada antes de salir de su hogar
Mientras tanto, el autobús que llevaba a los hijos de la linda pareja llegó a la Escuela 118, conformada por un gran edificio de 6 pisos color naranja. La escuela por supuesto era tan grande porque con el tiempo su fama creció y se hizo una escuela completa, que contaba con escolaridad desde kínder hasta secundaria.
Cada quien tomó su respectivo camino para ir a su salón, Corín y Phill entraron al salón de 4°, Jack y Emily acompañaron a Mei a 1° grado.
-En serio no hace falta- replicó Mei un poco avergonzada
-Sólo date prisa y entra, o se nos va a hacer tarde- dijo Jack algo impaciente mientras observaba su reloj de muñeca
-Está bien, los quiero hermanitos, hasta luego-
Jack y Emily se despidieron de Mei con una sonrisa y después se fueron corriendo a su salón
La campana sonó anunciando el inicio de las clases.
Phill y Corín ya estaban en su salón, una mujer de complexión robusta, cabello castaño sujetado en una coleta y personalidad agradable entró con una enorme sonrisa
-¡Buenos días niños!- exclamó con entusiasmo la Señorita Simmons
-Buenos días Señorita Simmons- Respondieron todos al unísono y sin mucho ánimo
-Saquen por favor su libro de matemáticas y ábranlo en la página 17, hoy veremos ¡Fracciones! ¿No creen que es emocionante?-
-Lo único "emocionante" que tienen las matemáticas es que son sumamente imposibles de entender- dijo Corín mientras hundía su cuerpo detrás de la banca
- Vamos Corín no es tan difícil- Respondió Phill mientras se preparaba para responder los ejercicios.
- Corín tiene razón, ¡No todos somos tan buenos en matemáticas!- Dijo Clara, una niña de cabello negro con rayos púrpura sentada delante de Corín.
-¿De qué rayos estás hablando?, tú eres la mejor del…- Antes de que Corín pudiera terminar su frase, Clara le propinó una patada en el tobillo -¡Auch!, ¡Oye necesito ese tobillo para competir!-
-Lo siento, creí ver un insecto- dijo Clara con una cínica sonrisa, que mostraba su obvia mentira
-Sí claro, un insecto, yo creo que te distrajo otra cosa- respondió Corín enfadada señalando a Phill con la mirada
-¿Bueno crees que nos puedas explicar el ejercicio Phill?- preguntó Clara, quien ya sabía la respuesta
-Por supuesto, ¿qué quieren que les explique?- Respondió Phill amablemente
-Yo prefiero reprobar matemáticas de aquí a la Universidad antes de dejar que mi hermano cabezón me "explique" algo- replicó Corín cruzada de brazos
Contenta por la respuesta de Corín, Clara acercó su banca a la de Phill
-Es una pena Corín, pero bueno así suele ser entre hermanos- luego miró a Phill con naturalidad –dime viejo, ¿qué significa esto?-señalando una parte de su libro. Phill comenzó a explicar, aunque Clara no prestó ni la más mínima atención en lo que decía, sólo se entretuvo en mirarlo y suspirar por su bello y raro amor no correspondido.
Corín miró hacia otro lado intentando evitar pensar en el hecho de que su mejor amiga estaba enamorada de su hermano
-En serio Clara, qué gustos tan raros tienes- dijo para sí misma –Por eso siempre digo que el amor es tan estúpido-
-En seguida regreso niños, espero que todos hayan terminado los ejercicios para entonces- se despidió la Señorita Simmons mientras salía del aula
Al lado de Corín se sentaban los trillizos "son", les apodaron así por la terminación de sus nombres. (Clarson, Marson y Tarson) los tres eran irritantes y entrometidos.
Mientras uno de sus compañeros caminaba por el pasillo para sacarle punta a su lápiz, uno de los trillizos aprovechó para ponerle el pie y hacer que se cayera, éste a su vez, tiró las cosas que Corín tenía en su banca. Se trataba de Stevenson Johanssen, el mejor amigo de Phill. Apenado por el incidente se levantó de inmediato y comenzó a acomodar las cosas de Corín
-Corín, lo siento, fue un accidente, no quise… en serio lo siento- se disculpó
Corín se quedó callada, lo miró por un momento completamente atónita, de todas las personas que pudieron caer por accidente, tenía que ser precisamente ese chico, cuando por fin reaccionó, a varios de sus compañeros ya les había dado curiosidad por su "ausencia mental" y estaban mirándola tratando de averiguar qué ocurría
-¿Corín?-preguntó Steve con tono de preocupación- ¿te encuentras bien?
Justo después de que terminara su frase, Corín tomó el control de sí misma y lo miró muy enojada
-¡Claro que no!- Steve retrocedió por la impresión- ¿Quién es tan tonto para llegar y caerse así de la nada? ¡Tiraste todo!
-Pero Corín…-
-Ya deja de estar fastidiando con tus absurdas explicaciones, ¿por qué pasas necesariamente por éste pasillo eh?-
-Sólo iba a sacar punta a mi lápiz y…-
-Sí, sí. Ya sé que te gusto, me lo has dicho un millón de veces-
-De hecho sólo fue una, tú eres la que lo recuerda cada que…-
-¿Entonces qué?, ya te conseguiste una niña bella y femenina que usa flores en el pelo y se pone falditas, ¡es eso acaso! ¡"me superaste"!-
-No, bueno, yo no dije…-
-Pues ya supérame, porque ni en un millón, no, más bien ni en un billón de años a mí me podría gustar alguien como tú, porque eres un tonto, y me das lástima-
-Está bien Corín, como digas-
-Entonces mueve tu fenómeno humanidad de aquí y déjame en paz-
Steve se alejó temeroso, no sin antes dirigirle una mirada de inconformidad a su irritante compañera. Era cierto, el pobre muchacho había puesto sus ojos sobre esa niña tiempo atrás, pero como la misma Corín declaró, ella lo había rechazado rotunda y cruelmente.
A pesar de las argumentadas explicaciones de sus amigos, incluso de Phill, acerca de abandonar ese imposible romance, él no podía cambiar lo que sentía, pero se reconfortaba a sí mismo diciendo: "Sólo es un enamoramiento pasajero de niño de primaria y algún día debe terminar", después de todo incluso él se sentía extraño de que le gustara una niña a la edad donde se suponía que debía aborrecerlas por los "piojos". Pero para él, Corín era sólo una pequeña indefensa, inocente y buena, lo cual ella se empeñaba en borrar de su memoria cada que tenían un encuentro tan cercano como el recientemente mencionado.
Clara y Phill habían observado detenidamente todo el incidente con sus compañeros. Cuando Corín les dirigió la mirada ellos la observaron con desaprobación. Su actitud había sido muy brusca, y obviamente había sido ella la que quedó mal delante de todos. L a pequeña rubia se enfadó al sentir esa negación por parte de su amiga y su hermano.
-¿Qué? No me van a decir que ahora es mi culpa o sí-
Los dos chicos frente a ella conocían perfectamente la razón por la que Corín actuaba de ese modo, al igual que sus notorios sentimientos por el chico, pero les parecía exagerada la manera en que intentaba ocultarlos. Clara intervino antes de que su amiga explotara de coraje
-Corín nadie cree que sea tu culpa-
-¿Entonces por qué me miran de ese modo?-
-Olvídalo. Mejor vamos a repasar los ejercicios antes de que regrese la Señorita Simmons-
-Está bien- Aceptó finalmente Corín, aunque seguía bastante molesta- Ya no quiero pensar en nada más que no sean las competencias de ésta tarde-
Los chicos se dispusieron a continuar con sus estudios. La campana sonó y antes de que la maestra pudiera decir una palabra, todos se pusieron de pie con sus pases en la mano, listos para salir y encimarse en los autobuses que ya estaban afuera preparándose para partir.
Corín estaba completamente ansiosa mientras que Clara se comportaba con total calma. Corín se preparó para entregar su pase de salida y miró a su amiga
-En serio no tienes idea de lo emocionada que estoy Clara, he entrenando por tres semanas seguidas, nada más que asquerosos licuados y agotadores entrenamientos. No puedo esperar para la entrega de trofeos. - la maestra extendió la mano y Corín entregó su pase-Ya me lo puedo imaginar: Y la ganadora del primer lugar es….-
-Denegada- Esa había sido la voz de la maestra que seguía parada frente a ella
-¡Exacto!, dene…. Espere ¡QUÉ!- Exclamó Corín cuando sus pies por fin tocaron tierra
-Corín, tu salida es denegada- La maestra le entregó el pase- Tu pase de salida no está firmado por tus padres. Lo siento pero no podrás ir al viaje-
Corín revisó su pase una y otra vez, estaba completamente en blanco. Esa misma mañana lo recogió de la mesa. ¡Por qué no se cercioró de que estuviera firmado! Su padre le dijo que él se encargaría de llenarlos todos. Un minuto… ¿Todos?
-Así es Corín- dijo Phill con una obvia mirada de frustración- el mío también está vacío- le mostró el pase a su confundida hermana, que aún parecía seguir en shock por lo que acababa de ocurrir. Antes de que supiera lo que estaba pasando, la maestra los llevó a ella y a su hermano a la sala de castigo, que era el único lugar en la escuela donde podrían quedarse porque era seguro y estaba prácticamente todo el día vigilado por un anciano y amargado maestro.
Como era de esperarse, el resto de su familia también sufrió el golpe colateral causado por el insomnio de su padre. Jack, Emily y Mei estaban ya sentados en sus respectivos lugares dentro de la sala de castigo. Jack cortaba trocitos de su banca con una vieja navaja, tenía una abrumadora expresión de aburrimiento. Emily se limaba las uñas, erguida en su silla, con la pierna cruzada, totalmente despreocupada de lo que pasaba a su alrededor. Mientras que Mei estaba acostada con la cara pegada en la mesa intentando hacer bizcos y hacía ruidos con su boca para matar el aburrimiento.
El panorama lucía todo menos atractivo. Phill se resignó a entrar mencionando sólo una pequeña frase utilizando toda la fuerza del sarcasmo en ella –Sí, justo así era como quería pasar toda la tarde el día de hoy- se sentó y subió sus pies sobre la mesa preparándose para tomar una siesta.
Corín entró con pesar, deseando que todo eso sólo fuera un sueño de cual pudiese despertar en cualquier momento. Aunque no era así.
-Bien niños, hablaremos a su casa para que sus padres los recojan. Lamento que se tengan que quedar aquí pero esas son las reglas, el profesor Adelino se encargará de cuidarlos- dijo la maestra señalando a un anciano completamente dormido en su silla, de no ser por sus fuertes ronquidos cualquiera pensaría que ya había pasado a mejor vida- Bueno, nos vemos luego- fue lo último que dijo la maestra antes de cerrar la puerta.
En los patios de la escuela 118 podían escucharse los gritos de alegría por parte de los alumnos que chocaban unos con otros para tomar un lugar en los autobuses. Pero había sus excepciones.
En el aula de castigo, cinco aburridos hermanos esperaban en balde a que sus padres se presentaran para poder escapar de esa incómoda situación. Después de estar callados durante un rato, el mayor de los hermanos, Jack, fue el primero en hartarse de no oír nada más que un largo silencio.
-¿Alguien sabe a qué hora vendrán mamá y papá?- Su tono era exasperado. No se le podía culpar, después de todo estaba acostumbrado a estar siempre rodeado por personas, pasear por los corredores haciéndole bromas a todo aquel que se cruzara en su camino o bien gozar de un buen paseo al aire libre. Sentía que en cualquier momento las cuatro paredes comenzarían a cerrarse o bien el techo caería sobre su cabeza mientras el suelo lo absorbía a un abismo sin fondo.
-Jackson eres un idiota- contestó Emily irritada- Ayer le dijimos papá que hoy iríamos a las carreras, por lo que aceptó trabajar horas extra para sustituir a un maestro, y mamá viajó a Washington D.C., va a regresar hasta mañana en la mañana.- Al parecer era algo de lo que todos sabían excepto el pobre muchacho
-¡Espera!, eso significa….-
-Así es Jack, significa que pasaremos tiempo de caridad entre hermanos- interrumpió Phill- así que ¿Podrías cerrar la boca y dejarme dormir? ¿Crees poder hacer eso sin explotar?- Jackson volteó a ver a su hermano que estaba sentado un par de bacas detrás de él. Ya estaba listo para responderle con un golpe o un insulto cuando notó la "ausencia" de Corín. La chica estaba sobre su banca mirando al vacío, como si acabara de perder algo muy importante para ella, y así era realmente.
-¿Corín?- Jack intentó llamar su atención, todos la miraron, al principio por curiosidad, después de ver que no respondía comenzaron a preocuparse. -¡Corín oye! ¡Corín!
-Olvídalo, posiblemente estará pensando en su amado Johanssen- Phill la miró divertido mientras ella lo fulminaba con la mirada y le propinaba un buen golpe en el abdomen.- ¡Auch! ¡Oye sólo era un chiste!- dijo mientras intentaba recuperar el aliento
-¿De qué habla?- El "amorímetro" de Emily se encendió al escuchar la palabra "amado", pero no había puesto atención a todo lo demás
-Dijo que no volverá a abrir su enorme bocota- contestó Corín aliviada de que sus hermanos estuvieran lo bastante distraídos como para no haber entendido esa indirecta
Jackson intentó retomar la atención de su hermana
-¿Corín estés así por las carreras?- la niña sólo se encogió de hombros y miró decaída hacia otro lado. -¡Vamos Corín!, sólo es una competencia, además tú siempre ganas todas- dijo Jack con una espléndida sonrisa
-Jack, entiende, no es sólo por una carrera- dijo Corín levantando la mirada- ésta es la carrera más importante en toda la primaria, porque hay muchos obstáculos y la mayoría no logra ni siquiera terminar todo el recorrido. Éste año yo quería superar el récord anterior.- Su mirada volvió hacia abajo y su postura se volvió decaída – Tú y Emily saben que las carreras para los de primero a tercero son extremadamente fáciles y las de quinto y sexto son un chiste- miró a sus hermanos y ellos a su vez comprobaron con su mirada que tenía razón. Corín dio un gran suspiro –Bien ya no importa, puedo esperar hasta la secundaria para poder tener un reto tan decente como el que iba a tener hoy-
Jackson se levantó de su asiento -¡De ninguna manera!- el grito y el azote de su silla hizo despertar al maestro Adelino quien entre su dentadura postiza apenas logró susurrar –No se grita en la sala de castigo, no se puede levantar si no pide permiso, no se come en la sala de…-
-Pero profesor ni siquiera estamos castigados- dijo Jackson intentando evitar que el maestro recitara el libro de reglas. El hombre se acomodó sus pequeños lentes y tomó una regla entre sus temblorosas y arrugadas manos.
-No se olvide joven, yo puedo arreglar las cosas a la antigua- El maestro Adelino había sido uno de los profesores más temidos en sus mejores días. Era muy estricto y no temía usar la regla para castigar a sus alumnos. Aún lo hacía pero su castigo ya no tenía ningún efecto, pues el hombre a través de los años perdió por completo su fuerza. Sin embargo para evitar meterse en más problemas, Jackson obedeció al maestro que intentaba alcanzar su bastón para levantarse e ir a darle una "golpiza" a ese muchacho rebelde. Al no poder alcanzarlo regresó a su posición y señaló a Jack- Eso sólo fue una advertencia, la próxima va en serio- y en seguida volvió a su profundo sueño
Jackson retomó la conversación con Corín, ésta vez usando un tono más bajo
-Corín no voy a permitir que te quedes aquí y te pierdas la mejor carrera de tu vida. Es palabra de hermano- dijo mientras ponía su mano derecha sobre su pecho.
-Jackson es imposible que alcancemos el autobús- respondió Corín
-Iremos en metro, tengo suficiente dinero para que todos subamos. Además con el dinero extra que te dio mamá puedes tomar un taxi y llegar más rápido, nosotros te alcanzaríamos cuando hayas dejado a todos boquiabiertos y tengas ese trofeo entre tus manos-
La mirada de Corín empezaba a alegrarse, después de todo aún tenía esperanza de llegar
-¿Y cómo piensas salir de aquí genio?- intervino Emily y señaló al maestro- Adelino es como un T-Rex-
-¿Arrugado y nacido en épocas jurásicas?- preguntó la pequeña Mei con un tono serio sin intenciones de burlarse del anciano maestro.
-Bastante torpe pero igual de temible- afirmó Emily- ¿Acaso lo olvidaron?- sus hermanos la miraron incrédulos y Emily se golpeó la frente- Una sola palabra de ése "T-Rex" y a todos nos expulsan de la escuela, nadie jamás ha logrado salir de ésta sala sin que se dé cuenta-
Sus hermanos parecieron deprimirse ante la idea de no poder ayudar a Corín con su objetivo, todos excepto Phill
-Yo conozco a alguien- dijo con un tono bastante calmado todos lo miraron esperanzados. Phill sacó su celular y comenzó a marcar un número.
-¿A quién le estás llamando?- preguntó Corín
- A la única persona que ha escapado más de 10 veces de ésta aula sin ser descubierta-
Emily enmarcó una ceja -¿No se trata de su amiga delincuente o sí?-
-Emily que no le digas…- Phill no pudo terminar la oración pues la llamada había entrado y Clara, su "amiga delincuente" se encontraba del otro lado de la línea –Hola Clara-
-Hola cabezón, oye ¿tu hermana me estaba insultando?-
-¿Cómo lo sabes?-
-Siento un no sé qué cuando lo hace, bueno ¿qué ocurre?-
-Clara, no hay mucho tiempo de explicar, dime ¿los autobuses ya salieron?-
-Están a punto de salir-
-Bien, escucha necesito que me ayudes a mí y a mis hermanos a salir de aquí- Phill miró a sus hermanos, los mayores no se veían nada contentos con el hecho de que "esa niña" fuera su única esperanza. Por otro lado Corín y Mei esperaban ansiosas y ponían atención a todo lo que su hermano decía.
-Genial, tengo una idea, mira haré que me castiguen…-
-¡No Clara!- eso último había sonado más como un regaño- escucha necesito que estés fuera y que atrases la llegada de nuestra escuela a las carreras para poder alcanzarlos. Además no quiero que te metas en más problemas-
Clara refunfuñó al ser obligada a perderse de la acción
-Cabezón yo no me meto en problemas, los problemas temen meterse conmigo, ¿sabes lo aburrido que es estoy? Yo esperaba ver a tu hermana "princesa" caerse de boca en las carreras (haciendo referencia a Emily quien enmarcó una ceja sin escuchar realmente la conversación), y quería que Corín invitara unos licuados después de su victoria y que en el camino fuéramos lanzándole papeles con saliva a los transeúntes-
Si, definitivamente la idea de divertirse con amigos de Clara y Corín era muy diferente a la que se acostumbraba en niñas de 10 y 9 años. Phill miró a su hermana intentando imaginar cómo se verían ella y Clara lanzando volitas ensalivadas a los transeúntes. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios y Corín lo miró confundida.
-¿Y si te lo pido como deseo egoísta?- Phill enmarcó la ceja y sonreía de manera traviesa. Su tono había sonado bastante coqueto. Sonaba así cada que solicitaba su "deseo egoísta".
Clara se maldijo a sí misma por haber inventado ese tonto jueguito. Se sonrojó ligeramente a pesar de que ya se había acostumbrado a escuchar ese tono muchas otras veces. Ella sabía que sólo con ella lo usaba, y eso era bastante injusto, porque ella quería sentirse especial para él, pero no como una amiga con quien se sintiera confiado. Ella quería que él se pusiera nervioso y le temblara la voz, como lo hacía cuando chateaba con esa chica extranjera, la "niña maravilla". En cambio ella tenía al galán conquistador, y por supuesto "eterno mejor amigo".
Rodó los ojos fastidiada y contuvo un suspiro
-Está bien, lo acepto- respondió resignada –Pero mi siguiente deseo egoísta te va a doler-
Phill rio divertido- Está bien lo aceptaré con gusto. Ahora dime cómo salimos de aquí-
-Yo los voy a sacar y regresaré a tiempo al autobús-
-Hecho, espero tu señal-
Clara colgó su teléfono y lo miró con una notoria molestia en su mirada
-Estúpido cabezón- fue lo último que dijo antes de guardar el aparato y dirigirse al interior del edificio.
Del otro lado de la línea Phill también colgó. Por supuesto todos esperaban la respuesta que Phill les iba a dar. Especialmente Corín
-¿Y bien qué te dijo?-
-Ella nos sacará de aquí-
A pesar del descontento de Emily y Jack los demás celebraron en silencio para no despertar al maestro. Corín volteó a ver a Phill algo curiosa
-Oye siempre me he preguntado ¿Qué es eso entre Clara y tú del "deseo egoísta"?-
-Su nombre lo dice. Es un DESEO…EGOÍSTA-
-Sí pero ¿Cómo funciona eso o de qué se trata?-
-Tú lo dijiste Corín, eso es entre Clara y yo-
Phill echó su cabeza hacia atrás para recostarse en su silla mientras Corín refunfuñaba
Al otro lado de la escuela, durante su pequeña charla, Clara se movió sigilosamente por los pasillos hasta llegar a la oficina del director. Se asomó para asegurarse de que no había nadie. Entró despacio y cerró la puerta asegurándose de que nadie la siguiera. Tomó el micrófono y se sentó sobre el escritorio. Buscó entre los botones conectados a una pequeña máquina alguno que dijera "Aula 22", lo presionó para poder hablar. Se movía de manera muy natural, no era la primera vez que hacía algo así.
Tosió un poco antes de acercar el micrófono a su boca y una voz bastante ronca salió desde el fondo de su garganta.
En el aula de castigo seguían los hermanos Shortman esperando la señal de Clara. Emily empezó a dudar como era su costumbre.
-Creo que tu amiguita no nos va a ayudar Phill-
Corín miró a Emily disgustada –Cuando Clara dice que va a hacer algo ella lo cumple Emily-
Emily sopló su flequillo y se cruzó de brazos fastidiada por la situación.
De pronto comenzó a escucharse un ruido proveniente del techo y todos dirigieron su vista hacia arriba. La voz modificada de Clara empezó a escucharse a través de la polvorienta bocina.
-Atención a todas las Unidades. Se solicita a Adelino McMager al frente del pelotón. ¡McMager al frente del pelotón! -
El viejo maestro se levantó inmediatamente de su silla. Y de pie, completamente erguido empezó a exclamar- ¡Señor sí Señor! ¡Me reporto en seguida Señor!-
El maestro Adelino era un veterano, y mientras estuviera completamente dormido bien podían llegarle secuelas de sus tiempos en el campo de batalla.
Después de corresponder a la orden tomó su bastón y salió marchando del aula murmurando cosas sobre preparar las armas para el combate.
Jack y Emily no salían de su asombro mientras los tres hermanos menores, sobre todo Corín, no podían dejar de sonreír por lo que acababan de ver.
-¿No es ilegal tomar propiedad de la escuela?- Emily podía estar asombrada, pero nadie lograba quitarle la idea de que Clara era una delincuente. Corín saltó de su banca y corrió a la puerta.
-Delincuente o no, logró sacarnos de aquí. ¡Dense prisa, los camiones están al otro lado de la escuela!-
Corín junto con sus hermanos salieron corriendo del aula. Clara ya había vuelto al estacionamiento, ya todos estaban arriba de los autobuses. Aprovechó para abrir unas compuertas a los costados del camión en donde ella subiría, por lo general ese espacio se ocupaba para meter maletas, pero en éste caso el viaje no era muy largo por lo que todos dejaron sus cosas en las aulas, dejando ese espacio completamente vacío, si su amiga alcanzaba el camión podría esconderse en esa compuerta sin ser descubierta. La Señorita Simmons pasaba lista cuando Clara subió al autobús. Miró a su alrededor, pero sus amigos aún no llegaban.
Antes de poder hacer algo más, la Señorita Simmons la tomó del brazo y la empujó dentro del autobús con suavidad, mientras Clara se aferraba a las puertas del transporte para que éstas no se cerraran
-¡Clara no te había visto!, eso estuvo cerca, por poco te quedas-
-¡Espere Señorita Simmons!, es que no he ido al baño-
-Clara éste autobús tiene un baño portátil ahora entra para que nos podamos ir-
Sin poder sujetarse más tiempo, Clara se resignó a subir. El camión arrancó justo cuando los hermanos Shortman iban saliendo del edificio.
-Llegamos tarde- dijo Jack tratando de recuperar el aliento
Corín no era de las que se rendían fácilmente. Más bien era de las que, aunque estuvieran en una situación peligrosa como tratar de subirse a un autobús en movimiento, ella correría el riesgo. Sin pensarlo dos veces, corrió detrás del autobús tan rápido como pudo.
Mientras Clara caminaba a la parte de atrás para tomar su lugar, pudo ver a su amiga corriendo por la banqueta. Se percató de que el chofer o la Señorita Simmons podrían verla por el retrovisor, así que se paró delante de todos sus compañeros para poder distraerlos
-Oigan ¿Quién quiere cantar una canción de viaje?-
Aquello sí que era raro. ¿Clara Smith? ¿Queriendo cantar una canción de viaje con todos sus compañeros? Era de esperarse que todos quedaran sorprendidos con ésta actitud. Uno de los trillizos frunció el seño
-¿Qué estás tramando Clara?-
Una de las razones por las que los trillizos "son" gustaban de Clara y Corín era por su rudeza, por lo que un acto tan dulce y simpático los dejaba realmente desconcertados. Clara sintió de pronto las miradas de todos los de su grupo. Corín se distinguía una calle atrás. El camión se detuvo en una parada. Si no se concentraba lo suficiente en distraerlos a todos, seguro descubrirían a su amiga. Pero los nervios habían empezado a traicionarla. De pronto Steve se levantó y se paró junto a Clara.
-Ella tiene razón, si yo fuera un rudo delincuente seguro también me aburriría de no escucharlos cantar- dirigió su mirada al conductor –oiga chofer, ¿no tiene algo más animado?-
El chofer cambió de estación, la música era rítmica y pegajosa. Steve comenzó a bailar al ritmo y animó a sus compañeros para seguirlo.
Steve no era el chico más popular de la escuela, ni siquiera de su salón, pero era social y muy carismático, lo que le daba facilidad para convencer a las personas y un aire de liderazgo
-Eso es ahora todos con las manos arriba-
Todos los niños, incluyendo la maestra y el conductor disfrutaban de la pegajosa melodía. El autobús arrancó y dio vuelta a la derecha. Clara se había distraído viendo cómo Steve armaba una pequeña fiesta en el transporte, no pudo observar si su amiga había o no subido. Cuando se asomó por la ventana el compartimiento seguía abierto.
-¡Rayos Corín!- dijo para sí misma.
Frustrada se sentó finalmente en su lugar. Steve se acercó y se sentó junto a ella. Todos seguían riendo y tronando los dedos al ritmo de la música. Había contagiado humor suficiente para que siguieran por su cuenta.
-Gracias por eso cremoso- dijo Clara con una sonrisa, aún algo decaída porque Corín no había alcanzado a subir- realmente me vi patética frente a todos-
-No hay de qué- Steve miró algo avergonzado hacia el suelo- ¿Co... Corín pudo subir?-
Clara se sorprendió ligeramente, enmarcó una ceja tratando de entender cómo fue que se dio cuenta. Entre Clara y Steve no había algo más allá del compañerismo, pero a pesar de sus personalidades tan opuestas eran capaces de llevarse bien gracias a sus amigos.
-Lo siento cremoso pero ni con tu ayuda lo logró-
Steve se entristeció al saberlo.
-Es una pena, ella en serio quería participar-
Clara se levantó y se preparó para entrar al baño que estaba detrás de ellos
-Oye ella va a estar bien sí, mejor deja de ser tan dramático cremoso, si me disculpas, voy a desechar por el inodoro toda la cursilería que acabas de meter a mi cerebro-
Clara abrió la puerta del baño, pero antes de poder entrar su teléfono se encendió marcando una llamada entrante de Phill. Sin dudarlo un segundo contestó. Steve que estaba sentado delante de ella se quedó mirando.
-¿Clara? ¿Hola Clara eres tú?-
-Oye cabezón no creo que tengas tantas "Claras" en tu lista de contactos como para que me preguntes si soy yo-
-Lo siento, no quería…agh! Por qué te lo estoy explicando, oye ¿Corín logró subir al autobús?-
Una expresión de sorpresa se formó en el rostro de Clara
-No Phill, pensé que se había quedado atrás y estaba con ustedes-
-No, la perdimos una calles atrás, estábamos seguros de que había… oh no-
-¿Phill? ¿Qué ocurre? ¡Phill!-
-Te llamo luego-Phill colgó su teléfono y se dirigió a sus hermanos que estaban tras él intentando recuperar el aliento. -Corín no subió al autobús-
Emily se sacudió su cabeza intentando aliviar un poco el mareo por el "mini maratón" que acababa de correr.
-¿¡Qué cómo de que no subió!?-
-No lo sé, Clara dice que no la vio subir-
Jack, que llevaba a Mei sobre sus hombros, tardó un poco en alcanzarlos. Llegó sudoroso y al borde de un desmayo. Realmente no estaba acostumbrado a correr tanto con ese peso extra.
-¿Entonces dónde está?- dijo entre jadeos mientras bajaba a Mei y Phill respondió algo agitado.
-Debió seguir tu idea Jack, seguro tomó el metro por su cuenta-
-Pues si fue así será mejor alcanzarla-
Emily se recargó en un poste cercano. –Ustedes síganla ¿Si?- tomó a Mei de la mano y se dio la vuelta- Me es imposible dar un paso más, yo cuidaré de Mei ustedes alcáncenla y acompáñenla hasta la victoria.-
Y ahí estaba Emily, la misma y dramática Emily de siempre sólo que más sudorosa y despeinada.
Cuando Jack por fin se recuperó miró a Phill para señalarle que continuaran.
-Chicas cuídense mucho- Jack y Phill se fueron en dirección al metro. Emily los observó hasta que desaparecieron entre la gente.
-Bueno Mei sólo quedamos tú y…- Emily giró su cabeza sólo para darse cuenta que estaba sola. Miró en todas direcciones hasta que encontró a Mei corriendo por la calle detrás de sus hermanos. Dejó caer su cabeza observando el suelo resignada y antes de salir corriendo detrás de su hermana dijo para sí – ¿Por qué no podía tener a la hermana que gustara de jugar con muñecas y tacitas de té o usara vestidos con holanes? ¡Pero no!, yo tengo a doña "Rudeza" y señorita "Aventura" -
En el subterráneo Phill y Jack se preparaban para subir al metro. Pero un vigilante los detuvo por los hombros antes de que pudieran colarse entre la gente.
-Disculpen jóvenes pero no vi que compraran su boleto para abordar-
Jackson miró angustiado al oficial tratando de explicar su situación.
-Señor, policía, uniformado, o bueno lo que sea- El vigilante enmarcó una ceja notando el nerviosismo del joven-Escuche, necesitamos alcanzar a nuestra hermana que salió en un metro antes que nosotros-
-¡Ah! ¿Con que hay más vándalos como ustedes?- El oficial sacó su radio y comenzó a reportar-
¿Sí? ¿Rony?, escucha tenemos una situación, se trata de unos niños que al parecer se fugaron de la escuela y otra pequeña que está prófuga-Lo chicos miraron confundidos al hombre que usaba un diálogo aparentemente sacado de una película de acción con policías y agentes secretos mientras recibía las órdenes del otro lado de la línea-…. Sí espera un momento- Antes de dirigirse a su cabina el hombre señaló con autoridad a los chicos-¡Que ninguno se mueva o habrá consecuencias pequeños rufianes!-
Jack y Phill se quedaron quietos. Los nervios corrían por todo su cuerpo. El oficial podría llamar a la escuela o peor aún a su padre. O mucho, mucho peor, ¡A su madre!
Intentaban encontrar la manera más inteligente de escapar pero a ninguno se le ocurría una buena idea.
-Podríamos noquearlo mientras está distraído- susurró Jack
-¿Te has vuelto loco? ¿Quieres que acabemos en la correccional?- Respondió Phill con el mismo tono de voz que su hermano. Una voz más aguda y angelical susurró detrás de ellos
-¿Entonces qué vamos a hacer?-
Ambos voltearon y dirigieron su mirada a una pequeña niña que se encontraba a sus espaldas
-¡Mei!- exclamaron al unísono. Su pequeña hermana les dirigió una inocente sonrisa. Jackson se hincó para poder estar a su altura.
-¿Mei qué haces aquí?-
-Quise venir a ayudarlos-
-¿Dónde está Emily?- Mei señaló hacia una máquina expendedora de bebidas orgánicas, ahí estaba su hermana terminando de beber su quinta botella de jugo de naranja intentando recuperarse por todo lo que tuvo que correr para alcanzar a su veloz hermanita. Cuando Emily acabó se dirigió a sus hermanos con una notable expresión de cansancio.
-Y yo que pensé haberme librado de hacer ejercicio- Levantó sus brazos al aire y se estiró provocando que los huesos de su espalda tronaran fuertemente- ¿Qué está pasando? ¿Por qué siguen aquí?
Jackson miró hacia la cabina del vigilante para asegurarse que no los estuviera viendo, después miró a sus hermanas para poder advertirles
-Ese zoquete no nos deja pasar, ya llamó a no sé dónde para reportarnos y será mejor que se vayan antes de que las vea o se van a meter en problemas-
Mei levantó la frente con seguridad y miró a sus hermanos.
-¡ya verán que sí nos dejan pasar! ¡No pienso perderme la victoria de Corín!- dichas esas valientes palabras corrió hacia donde estaba el vigilante. Sus hermanos intentaron detenerla pero ella fue más veloz. La cabina era un lugar pequeño donde apenas cabían tres personas estando de pie. Sin embargo el propietario tenía una masa corporal bastante grande, y únicamente él sentado sobre su silla giratoria cabía en ese lugar, por lo que Mei se quedó detrás del espacio donde debería haber una puerta y comenzó a hablarle.
-¡Hola buen día señor!- el vigilante miró con desprecio a la pequeña niña
-¡Qué quieres pulguita! ¿No ves que estoy ocupado?-
El olor a cigarro y licor que emanaba del hombre hizo que Mei retrocediera intentando mantener su sonrisa entre las náuseas que le provocaba el aroma.
-Oiga señor, mis hermanos y yo necesitamos llegar con nuestra hermana, me preguntaba si…-
-¿Hermanos?- el vigilante enmaró una ceja- ¿Tú vienes con esos delincuentes?-
Con la mirada Mei buscó rápidamente algo con qué distraerlo, hasta que su visión captó un cuadro con medallas detrás de la rosada cabeza del hombre.
-Wow, señor ¿Usted ganó todo eso?-
El vigilante miró sobre su hombro, tomó el cuadro con medallas y una orgullosa sonrisa se formó en sus labios.
-Sí, fue en mis días como corredor olímpico, claro que jamás llegué a las olimpiadas, me hubiera gustado visitar aunque fuera sólo una vez otro continente, pero en fin- sacudió su cabeza mientras dejaba el cuadro a un lado- eso ya es cosa del pasado, ahora ¿En qué estábamos?
Mei vio la oportunidad para poder escapar del hombre
-Sabe es una pena que no haya ido a otro país, me recuerda mucho a mi pobre hermana- el vigilante miró a la pequeña confundido mientras ésta hacía cada vez su tono más dramático y melancólico- Verá ella es mi hermana mayor, dijo que quería estar el día de hoy en esas carreras-
-¿Carreras?-
-Así es, CARRERAS. Dijo que si no la acompañábamos ella sentiría que no podría ganar. Es una pena, porque resulta que ella también quiere ir a las olimpiadas y…-los ojos de Mei comenzaron a soltar lágrimas, lo cual hizo que el oficial cambiara poco a poco su expresión compadeciéndose de la niña- …y ahora jamás podrá porque no estaremos ahí, va a perder ¡Y seguro crecerá teniendo un trabajo miserable que ella odiará! ¡Después se lamentará de no haber cumplido sus sueños!, ¡y todo eso sólo porque sus queridos hermanos no pudieron tomar el metro!-
Jack, Emily y Phill seguían tratando de averiguar cómo fue que Mei convenció al amargado y obeso hombre para ponerlos en el siguiente metro sin decir una palabra. Jack miró a su astuta hermanita intentando recibir una respuesta
-¿Cómo lo hiciste?-
-Sólo le dije lo que teníamos que hacer- contestó Mei con su mirada inocente
-Se los dije- intervino Emily con un semblante algo temeroso-tiene poderes sobre humanos-
Phill señaló la ventana –Pues sus poderes nos harán llegar justo a tiempo.-
Jack se remangó la chaqueta para ver su reloj –Si nos damos prisa todavía podemos llegar a la premiación.-
Los cuatro chicos bajaron del metro. Ya que Corín era la única con dinero extra la única manera de llegar al estadio donde se reunirían las escuelas era a pie.
Para cuando llegaron al sitio el sol ya se estaba ocultando. Alrededor no había más que basura y escombros de las que aparentemente habían sido unas extraordinarias carreras.
-Llegamos tarde-dijo Jack cabizbajo-y no veo a Corín por ningún lado-
Emily se acercó y tomó el hombro de su hermano-tal vez no llegó a tiempo y volvió a casa, ya sabes que no le gusta que la vean cuando pierde-
-¡En eso tienes razón Emily!-exclamó detrás de ellos su desaparecida hermana. Todos se sorprendieron al encontrarla sentada en las gradas.
-¡Corín!- la niña bajó y se acercó a sus hermanos, Phill dio un paso adelante para hablar con ella
-¿En dónde te metiste?-
-Estaba ocupada ganando el primer lugar de 4° grado- dijo señalando un enorme trofeo sobre una mesa de madera detrás de ella.
-Pero ¿cómo? Clara dijo que no habías subido al compartimiento del camión-
-Y no lo hizo- dijo la voz de la chica que Phill mencionó, luego se acercó a Corín y puso uno de sus brazos sobre los hombros de la rubia- ésta pequeña subió literalmente al camión, aunque yo le dejé la compuerta abierta ella prefirió volverse la mujer araña y treparse al techo-
-Eso es porque cuando las compuertas del camión se abren o cierran se envía una señal que aparece en el tablero del conductor. Si no se dio cuenta cuando la abriste, seguro se daría cuenta si la cerraba y se detendría a revisar- se defendió Corín- mi método fue más riesgoso pero al final eficiente.- dijo finalmente con una sonrisa triunfal.
-¿Y la señorita Simmons no se dio cuenta de que entraste sin permiso?- retomó Phill
Clara soltó a Corín, se cruzó de brazos y con una sonrisa le respondió al chico
-Se quedó dormida a la mitad de todo, jamás despertó, de hecho sigue ahí- dijo señalando a la mujer con un antifaz roncando desde su lugar. Steve intentaba levantarla con todas sus fuerzas sin conseguir un solo movimiento por parte de ella, cuando se percató de que sus amigos estaban ahí observándolo bajó para reunirse con ellos.
-Hola chicos, ¿vieron la premiación?-
-Llegamos hace como dos minutos –respondió Jack
-Qué pena, se perdieron de una gran carrera-
Corín retrocedió un poco para poder mirar a todos los chicos presentes
-Bien antes que nada quiero agradecerles a todos, su esfuerzo me ayudó a estar aquí y ganar ese enorme trofeo- levantó la vista para ver a sus amigos y hermanos que se hallaban complacidos y con una gran sonrisa- ¿Y bien? ¿Esperan un abrazo, una fiesta o qué?-
Jack se acercó y abrazó a Corín mientras le sacudía el cabello
-¿Tu hermano cumple o qué?-
- Jaja, sí, lo hace- respondió giñándole el ojo.
-Bien papá no tarda en llegar- dijo Emily señalando la salida- será mejor darnos prisa. Se los juro, no vuelvo a hacer ejercicio hasta el año 3000-
Los chicos caminaron agotados siguiendo a Emily. Steve y Phill se quedaron hasta atrás y Corín se regresó para poder hablar con el niño moreno
-¡Fenómeno!- Steve levantó la vista a su compañera- Clara me dijo lo que hiciste- miró al suelo, las palabras de su boca salieron algo nerviosas y entre cortadas- Pues, creo que,… gra-gracias-
-¡No hay de qué Corín!- respondió el niño avanzando para abrazar a la pequeña rubia, quien inmediatamente retrocedió cubriéndose con sus brazos
-¡Oye cálmate sí! ¡Te acabo de dar las gracias no te regalé un millón de dólares!-
-Lo siento-
-Más te vale fenómeno-
La niña se dio la vuelta y se dirigió a su amiga que estaba a unos pasos observándola con ganas de reír. Phill se acercó también a su amigo quien parecía estar en shock
-¿Oíste lo que me dijo?- dijo Steve atónito
-Sí viejo, lamento que mi hermana te llame fenómeno, mira, así es con todos, no sólo contigo, créeme…- dijo Phill algo apenado por el comportamiento de su hermana
-¡Me dio las gracias!- exclamó con una enorme y resplandeciente sonrisa, luego la vió alejarse mientras suspiraba- es tan linda-
Phill se golpeó la frente y después puso su mano sobre el hombro de su atolondrado amigo.
-Viejo a éste paso morirás solo-
-Al menos moriré feliz-
Phill se rió ante el enamoramiento de su amigo, luego lo ayudó a caminar para que no se tropezara mientras estaba en "el mundo del enamorado".
Jack y Corín cargaban más adelante el trofeo que ella ganó.
-Espera a que mamá lo vea, se va a hinchar de orgullo-
-No lo dudo-
Clara los alcanzó
-¿Oigan me puedo ir con ustedes? Mi autobús ya se fue-
Phill respondió- Sí no hay problema-
-Mientras no se robe nada- señaló Emily
-¿Qué insinúas princesita?- amenazó Clara
-Ya no se peleen- intervino Phill
-¿Oigan no olvidamos algo?- preguntó Mei.
El atardecer iluminaba el cielo y la noche caía lentamente sobre Hilwood. Una adormilada maestra de 4° grado descansaba en las gradas de un estadio abandonado. Mientras un grupo de chicos salían victoriosos del mismo. Lo que pasó aquel día no era la primera ni la última de las aventuras que aún estaban por vivir.
