Inicio con este primer capítulo una serie de Drabbles sobre Cómo entrenar a tu dragón (How to train your Dragon) a partir de la segunda película. ¡Espero que os gusten!
Aclaraciones de los nombres Español España - Español Latino:
Hipo = Hiccup, Desdentao = Chimuelo,
Tormenta = Tormentula
Mocoso = Patán, Garfios = Dientepúa
Barrilete = Gorgonzúa
Chusco y Brusca = Brutacio y Brutilda,Vómito y Eructo = Barf y Belch
y creo que los demás son iguales.
Bebe por las penas...
"Isla Mema, donde seis meses del año nieva y graniza los otros tres. Lo bueno es que desde hace ya más de cinco años, hemos cambiado nuestra manera de vivir y ver a la fauna que nos rodea, y con la fauna me refiero a los dragones... Donde antes los matábamos, ahora se enfatiza con ellos convertido en academia para aquellos que quieran entrenarlos o simplemente saber convivir el día a día. Y ahí estoy yo… eludiendo mis cargos de jefe..."
― Hipo, no deberías estar ayudando… no sé, ¿en el pueblo? ― Preguntó Astrid añadiendo su típica pose de cadera.
― Erm… sí… es solo que… no sé, quería pasar más tiempo con Desdentao…
― ¡Venga ya, si te sigue a todas partes! Estás dibujando y probando cosas con los dragones otra vez… deja a Patapez que lo haga.
El joven suspiró. No se le daba bien ser jefe, ya lo sabía, pero sobre todo no estaba habituado a serlo. Había pasado menos de una semana que su padre había muerto y se le hacía cuesta arriba. La única manera que tenía era evadiéndose. A veces ayudaba en el pueblo pero cuando el nombre de Estoico aparecía, ya no le apetecía estar por allí y prefería ir a la academia. Además tenía a su madre que lo ayudaba en sus tareas y que comprendía bien lo que estaba pasando, pero ella era más fuerte.
Se levantó poco a poco mirando al suelo sumido en sus pensamientos y se fue hacia la salida de la academia. Astrid quería ayudarlo, desde hacía menos de un año habían comenzado a salir oficialmente, pero le costaba todavía acercarse a él. En esos momentos ella quería ser su apoyo, pero sabía que no era suficiente, sabía que quien podía animarlo más era, a parte de Desdentao, Bocón.
― ¡Eh, ¿y mi beso qué?!
Hipo se dio la vuelta, sonrió levemente y le dio un beso en la mejilla antes de ir.
Al llegar a su casa se encontró a su madre y a Bocón hablando. Se quedaron en silencio los dos, pero el joven sabía que uno de los dos tenía que hablar.
― Vale, soltadlo.
― Bueno, aunque la matriarca te dio la bendición como nuevo jefe… no hemos podido celebrarlo de verdad… ― comenzó Bocón, aunque vio la la cara de enfado de Hipo, procedió: ― ya sé que todavía te sientes dolido, todos nos sentimos dolidos, pero creo que a tu padre le gustaría que nos libráramos de nuestras penas como bien sabemos hacer los vikingos. Muchos años atrás, cuando todavía matábamos dragones, morían muchos, pero no por ello dejábamos las fiestas de lado.
― Hijo, debemos seguir hacia delante, y es mejor hacerlo con una sonrisa. La fiesta la montaremos en honor a tu padre, ¿qué te parece?
― Es hora de que aceptes quién eres, Hipo, el hijo de Estoico el Vasto, el primer domador de Dragones en Mema y el jefe de la misma ― añadió Bocón.
Hipo sólo suspiró y subió a su habitación, detrás de él estaba Desdentao, que se quedó mirando a los dos.
― Ojalá tú pudieras convencerlo, Desdentao…
El dragón se quedó un segundo más mirándolos y subió junto a su jinete.
― Oh, Desdentao, todo el mundo continua como si nada hubiera pasado… de veras… eso me duele. ― El Furia Nocturna sacó un leve rugido ― , ya, ya, los demás no lo vieron morir… Pero sí mamá y Bocón y son los que están proponiendo esta fiesta.
El dragón negro bajó la cabeza, era consciente que él era el asesino del padre de Hipo. El joven se dio cuenta y se recostó a su lado.
― No tuviste la culpa, pequeño, sé que estabas siendo controlado por ese Alfa. Además, luego fuiste capaz de reconocerme, protegerme y volverte más fuerte que ese horrible y enorme dragón ― sonrió tristemente y lo abrazó, acto que correspondió el dragón.
― Toc, toc… ¿puedo pasar? ― Astrid estaba en las escaleras.
― Claro, pasa.
― Espero no interrumpir, pero te dejaste el cuaderno de notas en la academia.
― De hecho, me lo robaste cuando te di el beso… querías hablar conmigo, ¿verdad?
― Muy perspicaz ― se sorprendió la chica. ― La verdad es que sí, estoy preocupada por ti y no sabía cuándo poder decírtelo o si era la más adecuada, pero al ver la cara de Bocón, supe que no estarías bien después de hablar con él.
― No, ahora quieren montar una fiesta.
Astrid se acercó donde estaban los otros dos, se quedó de pie y tuvo que fingir una tos para que Desdentao apartase el ala y le permitiera sentarse cerca de Hipo.
― Eh, Desdentao, no estarás celoso de Astrid ― hizo Hipo la leve broma. El dragón respondió con una burda imitación de él.
― ¿Una fiesta?
― Sí, para conmemorar mi padre pero también para "presentar" al nuevo jefe.
― Creo que es buena idea…
― ¡Pero Astrid! ¡Tú también estás con esa idea! ― Interrumpió un poco alterado Hipo y apartándose de ella.
― No me mal interpretes, no es que esté contenta ni nada. No hace falta que sea una fiesta en la que nos olvidemos de todo. Tampoco podemos estar tristes y deprimidos para siempre. Tarde o temprano, Hipo, sabes que tu padre te hubiera puesto en el mando. Siendo vikingo siempre hay riesgos de morir en la batalla. La fiesta es para demostrar que todavía estamos vivos, para demostrarle a Thor que llevas el alma de tu padre y para que los demás también podamos continuar. Ahora todo el pueblo está como dormido, apagado, bloqueado. Los primeros días después de que llegaras, el pueblo parecía animado de que su jefe estuviera ahí, pero como has empezado a evitar estar con el pueblo, ellos se han sentido abandonados y echan de menos más que nunca a tu padre. Debes pasar página y dejar que ellos también.
Hipo se calmó. Astrid tenía razón. El jinete miró a su dragón y esté giró en redondo los ojos apartando su vista de ellos. Astrid se preguntó qué se habrían dicho, pero rápido lo supo cuando Hipo le dio un beso en los labios.
― Gracias, Astrid.
Ésta se sonrojó. Entonces el Furia Nocturna bufó con la nariz y se fue para abajo. Los otros dos rieron.
― Oh, Desdentao, qué te trae a la planta de abajo.
Éste sólo gruñó.
― Ya veo, eres un buen dragón dejándole intimidad a tu jinete y su novia ― rió Valka y le dio un trozo de pescado ―. Sería bonito encontrarte a una novia a ti también.
