El cielo

Resumen: El cielo-fue lo primero que pensó Zack al ver a Aerith mas al mirarla mejor, al oír su voz y dejar que su aroma le embriagase lo comprendió.-Un ángel-Era eso. Entonces Zack entendió algo muy importante, ahora si estaba en el cielo y con el ángel más hermoso.


Había pasado la tarde con Aerith, pero le sabía a poco y al mismo tiempo imposible de creer. Le dio un suave abrazo y se dispuso a irse ya que sabía que si pasaba más tiempo con ella acabaría mandando todo lo demás a dar un largo paseo, y no podía permitirse aquello tenía que conseguir ser un héroe y hacer que Angeal se sintiese orgulloso de él, donde quiere que estuviese.

-Hasta luego Aerith.- Se despidió sonriendo.

-Zack.- Paró es seco al oír esa voz pronunciar su nombre, como adoraba su voz.- Espera… yo…- Se giró y la sangre se apoderó levemente de sus mejillas, Aerith se veía tan linda con las mejillas sonrojadas.

Y no se lo pensó, simplemente deshizo el camino que había echo y llegó junto a Aerith. Ella lo miró y sonrió, aún con el sonrojo pero bajado de tono. Zack retiró el guante de su mano derecha y acarició la mejilla de la chica que tanto amaba, suave, como si temiese dañarla.

-Aerith yo… Te amo…- Susurró pegando su frente con la de la chica, está le agarró el rostro y sonrió.

-Te amo Zack…- El corazón del SOLDADO estallo de felicidad, no le importaba nada. Aerith aún colorada miró el suelo.

Zack le alzó el rostro y se acercó hasta sus labios, los rozó un poco esperando una señal que le dejase continuar. El dulce aroma de flores que desprendía Aerith drogaba sus sentidos, era fantástico estar tan cerca de ella pero quería tocar sus labios.

Aerith cohibida ante la situación sentía a su corazón desbordante de felicidad, a sus labios deseosos de los del azabache. Asintió solemnemente dándole a Zack la señal, la señal que los lanzaría al más hermoso sueño.

Los ojos azules relucieron de felicidad, los verdes también brillaban. El tiempo quedó olvidado en algún lugar de esa iglesia, cómplice de su amor.

Y sus labios se unieron, en un tacto suave pero adictivo, mas poco a poco esa unión sabía a poco. Zack la abrazó de la cintura, Aerith le abrazó por el cuello y el beso estallo en pasión. El beso los absorbió y la pasión los drogó de amor. Pues ese beso era la muestra de su amor.

Se separaron un poco, recogiendo el aire olvidado y volvieron a besarse, deseosos de los labios contrarios, como si no hubiese mañana, como si el mundo se fuera a romper en cualquier momento.

Y aquella tarde Zack entendió algo muy importante, ahora si estaba en el cielo, con el más hermoso ángel. Ya no le importaba ir al cielo pues dudaba que hubiese algo mejor que ese momento, que el amor de Aerith. Supuso que si lo llegaban a aclamar héroe le sabría un poco amargo, ya que ¿Qué había más dulce que los labios de Aerith? Puede que su voz diciéndole:

-Te amo.- Zack sonrió con suavidad y besó la frente de la chica.

-Te amo, te adoro… mi ángel.

Fin