Disclaimer: Ninguno de estos lugares y personajes me pertenecen. Son propiedad de J.K. Rowling y Darren Shan.

Advertencia: SLASH. Crossover entre Harry Potter y la Saga de Darren Shan.

Harry Potter: Spoilers hasta la Orden del Fénix, sin contenidos de HBP.

Darren Shan: spoilers hasta la Montaña de los Vampiros, pero Darren no hará los ritos.

Da lo mismo si has leído o no la saga de Darren Shan. Entenderás de la misma manera el fic.

Resumen: Una noche de verano antes de comenzar su sexto año, Harry Potter es convertido en vampiro. Creía que desde entonces su vida iba a ser normal, pero no se imaginó lo equivocado que estaba...

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El Príncipe Vampiro

Prólogo

Era una fría y tormentosa noche de verano. Las hojas de los árboles se mecían cuando el viento las azotaba cruelmente y las ramas se agitaban de un lado a otro sin descanso.

La lluvia caía sin piedad sobre los apresurados transeúntes que se encontraban hasta esa hora en las calles de Londres.

Desde el interior de un vehículo, Harry observaba absorto las casas que pasaban a gran velocidad, sin desear que el corto trayecto hasta la casa llegara a su fin. Sabía que una vez allí, todo volvería a ser como antes. "Tráeme esto, limpia aquí, acomoda aquello..."

Había pensado que aquel verano iba a ser diferente, debido a la amenaza de Moody a su tío en la estación de tren al comenzar las vacaciones, pero resultaron peor que en los años anteriores.

Se limpió con cuidado sus lentes que se le estaban empañando por la calefacción del auto, y volvió a sus contemplaciones por la ventanilla.

Si algo distinto tenía este verano de los pasados, era que ahora debía realizar más tareas de las que era capaz, sin recibir ni una sola porción de alimento.

Excepto hoy.

Aquella mañana había salido con sus tíos y su primo a visitar a Marge, la hermana de Vernon. No que él quisiese ir, pero como era lo habitual en esa casa nadie parecía escucharlo.

"Prepara nuestras maletas, que hoy nos vamos a lo de Marge." Le había gruñido su tío cuando se dirigía al jardín.

"¿Y yo dónde iré? ¿Con Arabella Figg?" Preguntó deseando que fuese así. Al menos estaría informado sobre el mundo mágico, y quizá hablaría con alguien de la Orden.

El año pasado había descubierto que la vecina que vivía unas cuadras de Privet Drive (y que se había hecho cargo de él cuando era más joven y todavía no asistía a Hogwarts) era una skiv.

"Vienes con nosotros." Respondió con crueldad su tío.

"¿Qué?" Dijo con incredulidad su primo, que estaba al otro lado de la mesa, devorando su tercer desayuno. "¡Yo no quiero que vaya!"

"Ni yo tampoco quiero ir…" Había murmurado Harry al mismo tiempo que Dudley empezaba sus típicos berrinches.

Su primo había aumentado el doble de su peso con respecto al último verano, pero sin embargo, a lo que se refería mental… seguía siendo aquel niño mimado por sus padres, aquel que siempre obtendría lo que desease sin mucho esfuerzo.

"¿Qué haces ahí de pie? ¡Ve a preparar las maletas!" Fue lo que su tía le dijo mientras abrazaba (como podía) a su hijo.

Y ahí estaba. Volviendo de aquella visita inesperada.

El coche se detuvo frente al número 4 de Privet Drive.

Mientras Petunia se dirigía a la puerta de su casa, Harry fue a ayudar a su tío a bajar las maletas del auto y Dudley, por su parte, escapaba de sus padres para ir a encontrarse con su pandilla.

"Hoy me quedo en lo de Piers" Había dicho apenas se subió al coche.

Harry caminó hasta su casa llevando consigo el equipaje. Lo colocó al pie de la escalera, y antes de que su tío o su tía le dijesen algo, salió a la fría noche.

No le importó la lluvia que no disminuía ni un segundo, ni el helado viento que lo azotó cuando salió de la casa, cortándole la respiración con brusquedad. Necesitaba relajarse, alejarse de todo y de todos por unas horas.

Necesitaba reflexionar… hacía tiempo que no recibía cartas de sus amigos ni contestaciones a los escritos que había enviado. Su lechuza volvía al cabo de algunas horas y a veces días con las postales atadas a su pata.

Eso le preocupaba, y más desde lo que había sucedido a fines del pasado curso escolar.

Dobló a la izquierda por calle Magnolia, pasando aquel callejón donde avistó ya hace casi dos años a su padrino en la forma de animago.

Recordar a su padrino le dolía, pero al fin logró entender lo que Hagrid le había dicho aquel día. Sirius murió luchando, defendiéndolo a él… Sirius murió como deseaba hacerlo.

Pateó una lata de cerveza.

Seguía culpándose de su muerte, pero sabía que no ganaba nada con aquello. Sólo hacerse mentalmente más débil frente a su enemigo. Harry practicaba todas las noches antes de dormir la oclumencia, aunque no sabría hasta tanto alguien quisiera entrar en su mente, si lo estaba haciendo bien… si su práctica estaba funcionando. No deseaba que algo como lo de Sirius ocurriera de nuevo.

De repente, Harry se detuvo confundido. Había escuchado unos pasos rápidos detrás de él.

Se dio la vuelta.

Nadie. Allí no había nadie. Se estaba empezando a asustar, a ser un paranoico como Moody.

"¡Alerta permanente!" Susurró, y luego una risita tonta escapó de sus labios.

Siguió andando, sin hacer caso al sonido, convenciéndose que eran personas que querían llegar rápido a sus hogares para no estar bajo aquel aguacero.

Pero una vez más se confundió. Ahora los pasos venían desde adelante, ¡directamente hacia él!

Harry no tuvo tiempo de reaccionar. Una mancha oscura chocó dolorosamente con él haciéndole caer al suelo unos metros más allá.

Su cabeza se dio fuertemente contra la acera, provocando que viese puntos de colores dando vuelta a su alrededor, al mismo tiempo que la figura caía sobre él, ahogándolo con su peso.

Harry trató de deshacerse del cuerpo que lo aprisionaba contra el suelo, pero sus fuerzas eran escasas.

"n…n…no p…pue…puedo res…respirar" Logró balbucear.

"Oh, lo siento…" Dijo el hombre y, lanzando una carcajada, apretó con más fuerza al joven bajo su cuerpo.

Harry jadeó. Estaba seguro que sus costillas se romperían en unos instantes, que aquel hombre no podía poseer tanta fuerza. Pero el desconocido liberó su agarre, y al fin Harry pudo respirar. Tomó una bocanada de aire como nunca lo había hecho hasta entonces. Al hacerlo, dirigió su vista hacia la persona que aún seguía sobre él, sin intenciones de querer moverse. Y al fijarla en su atacante, no supo cómo reaccionar.

Pero de algo ya estaba completamente seguro. Aquel no era ningún humano.

La criatura o lo que fuese, sonrió.

"Y dime entonces, niño. ¿Qué soy?" Una carcajada violenta terminó su frase.

Harry se paralizó por completo. Trató de liberarse del cuerpo de aquel extraño espécimen, pero otra vez su intento fue fallido.

"No, no, no. A ti no te dejaré escapar." Le dijo aumentando nuevamente el agarre sobre el chico. "Llevo noches y noches sin alimentarme, y tú eres perfecto para mí."

Esas palabras pusieron en alerta aún más a Harry.

"¡Eres un vampiro!" Susurró poniéndose más pálido mientras su atacante sonreía victorioso.

Pero al escuchar esa última palabra de labios del menor, la sonrisa de autosuficiencia de la criatura se desvaneció, siendo reemplazada por una furia descomunal.

"¿Qué dijiste? ¿Un vampiro?" Siseó apretando más a Harry contra el duro y mojado suelo. "¡No vuelvas a mencionar a uno de esos en mi presencia!

Harry se estremeció. No lo haría, claro que no. Si lograba salir vivo de esta.

"Y ahora" murmuró acercando su rostro púrpura al del joven- "debo alimentarme…"

Harry forcejeó todavía con más fuerzas si eso era posible. Pero con un rápido movimiento, la mano de la sedienta criatura se acercó a su cuello y, antes de darse cuenta, un lacerante dolor cruzó por todo su cuerpo, yendo a ser más fuerte en su corazón.

Sintió la boca de aquel extraño sujeto sobre su cuello, tratando de que no se desperdicie ni una sola gota de aquel preciado líquido, y entonces lo comprendió. Ya no había nada que hacer. Esa criatura se estaba alimentando rápida y con avidez de su sangre. Iba a morir, lo sabía. Por lo menos estaba seguro de que esta muerte era mucho menos dolorosa que a manos de Voldemort.

Un profundo sopor, una sensación de ligereza se empezaba a adueñar de Harry.

Que extraño, y él que pensaba que aquella criatura, la que se estaba llevando su vida, era un vampiro. Pero era cierto, el aspecto no se parecía a los vampiros del libro que había estudiado con Remus Lupin en su tercer año en Hogwarts. La diferencia con los vampiros radicaba en su piel, pelo, ojos, labios y uñas. La piel estaba llena de manchas púrpura. El resto era de un rojo oscuro y vibrante, como si estuviera empapado de sangre.

A Harry no le quedaban dudas de la malevolencia de ese ser, y menos ahora que tenía su vida en sus manos, o mejor dicho, en su boca.

Sus ojos comenzaron lentamente a cerrarse, para no abrirse nunca más cuando, algo o alguien apartó de un fuerte empujón a quien estaba por arrebatarle su último suspiro de vida.

Un aullido de dolor fue lo último que Harry alcanzó a oír antes de sumergirse en la preciada oscuridad.

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La conciencia volvía poco a poco, dolorosamente, recordándole que todavía no había llegado el momento de reencontrarse con sus seres queridos. Recordándole que aún seguía vivo.

Lo primero que sintió, fueron unas manos suaves pero fuertes revisándole el rostro y cuerpo, quizá en busca de más heridas. Esas mismas manos palparon su cuello, ahí donde aquel ser había bebido de su sangre.

"El corte ya ha cicatrizado." Dijo una voz grave y profunda.

"¿Tiene alguna otra?" Preguntó otra voz que provenía desde el lado de su cabeza.

"No por lo que yo puedo ver." Respondió el primer hombre que había hablado.

Luego, la misma persona suspiró y dijo:

"Pero no creo que sobreviva, Larten. Ese vampanez estuvo a punto de matarlo si no hubiésemos llegado nosotros."

Así, que esos dos hombres eran sus salvadores. Debería estarles agradecido, pero ni siquiera podía hablar, ni mucho menos hacer algún movimiento.

El llamado Larten se arrodilló a un lado de su cabeza. Con suavidad, tomó uno de sus párpados, y lo levantó, dejando que su ojo derecho viese por unos segundos la oscuridad de la noche.

"Pero está conciente." Dijo luego de revisar su otro ojo. "Eso debe significar algo." Su voz sonó un poco desesperada.

"No lo sé." Habló el otro hombre luego de unos minutos de silencio. "Pero este niño no debe morir. No puede…"

"¿¡Y qué quieres decir con eso!" Exclamó Larten de inmediato. "¡Sabes tan bien como yo quién es!"

Su compañero suspiró.

"Lo sé. Por eso…"

"¿Por eso qué?" Preguntó con impaciencia Larten.

"¿Quieres dejarme terminar de hablar?" Le cortó con brusquedad "¡Cada segundo que pasamos discutiendo, es vital para el chico!"

El hombre asintió y suspiró.

"Por eso," continuó el, hasta entonces sin nombre, "debemos convertirlo en uno de los nuestros. Es la única forma de salvarle."

"¡No puedes, Gavner! ¡Los Príncipes no lo tolerarán! ¡No van a aceptarlo!" Rugió el hombre poniéndose de pie.

"Sí puedo, Larten. Has hecho lo mismo con Darren. Ahora, él necesita nuestra ayuda." Respondió serenamente Gavner, sin inmutarse frente a los gritos del otro vampiro.

"No sé cuáles fueron tus motivos para convertir a Darren en un semi vampiro," continuó, "pero estoy seguro que en este caso los príncipes serán flexivos."

"Tienes razón." Contestó al fin Larten. "Pero convertirlo en un semi vampiro no es suficiente. Ese vampanez tomó demasiada sangre de él. Tendrá que ser un vampiro completo…"

Gavner asintió lúgubremente.

"Sólo espero que los Príncipes lo entiendan…"

"Te preocuparás luego de eso. Ahora vamos, Gavner, no perdamos más tiempo y terminemos con esto de una buena vez."

Harry sintió cómo era levantado del suelo en brazos de Larten, y como era recostado sobre sus piernas.

"¿Lo harás tú?" Preguntó Gavner acercándose a donde se encontraban.

"No, sólo voy a ayudarte." Respondió Larten mientras clavaba sus 10 uñas en las tiernas yemas de los dedos de Harry. "No creo que en sus condiciones puedas hacerlo todo tú solo."

"Bien." Respondió el vampiro mientras hacía lo mismo con sus propios dedos.

Sin esperar demasiado, el joven sintió cómo presionaban sus sangrantes yemas sobre los iguales dedos de Gavner. Un instante después, percibió como su sangre de la mano izquierda ingresaba en el cuerpo del vampiro, y como la sangre de este hacía lo mismo por su mano derecha. Un fuerte dolor acompañaba la acción.

Harry dejó escapar un suave gemido cuando aquel sufrimiento se hizo insoportable. Trató de separar sus dedos de los de Gavner, pero Larten se los tenía muy bien apretados.

"Tranquilízate, niño, ya casi está hecho." Le susurró Larten a su oído.

Tres segundos después, Gavner separó sus yemas de las de Harry, y éste suspiró con alivio.

"Dame tus manos" Le pidió Larten. "Mi saliva curará los cortes."

El joven lo hizo, y el vampiro lamió la sangre de los dedos de Harry, cicatrizando las heridas, mientras Gavner hacía lo mismo con sus propios dedos.

"¿Te encuentras bien?" Le preguntó con preocupación Gavner, al ver como Harry cerraba los ojos y se quedaba dormido en brazos de su compañero.

"Sí, sólo un poco cansado." Murmuró Harry.

"Descansa entonces. Cuando despiertes te explicaré todo sobre nosotros. Ya que ahora soy tu mentor…" Dijo Gavner, pero Harry ya no escuchaba. Se había sumergido en el mundo de los sueños.

"¿Asumiendo ya tu rol de mentor, Gavner Purl?" Preguntó sonriendo Mr. Crepsley a su amigo.

"¡Larten!" Exclamó el vampiro ruborizándose.

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Nota: Quizá el prólogo esté un poco confuso ahora, pero en el transcurso de la historia van a ir solucionándose las dudas, y más las de aquellos que no han leído la saga de Darren Shan. Los que ya la leyeron, creo que no tendrán dudas...xD

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Agos Malfoy