Descargo de responsabilidad: Forever no es mío. Ni Henry tampoco…

Nota: un poco OoC.


ORDEN SECUENCIAL

Jo lo iba a matar. Una y otra vez. Oh, sí… Una y mil veces. Y él no podría impedírselo. Ni siquiera estaba seguro de querer hacerlo…

La morgue estaba a oscuras… Lucas hacía horas que se había ido. Necesitaba los duplicados de su documentación guardados en su escritorio y algo de dinero para la iglesia de San Gregorio, por proveerle de vestimenta. Una vez más…

No podría evitar a Jo para siempre. Pero lo intentaría por todos los medios. Oh, desde luego que ella querría respuestas, pero… doscientos años y aún no tiene una excusa decente para estas situaciones…

¿A quién quería engañar? Como Cenicienta, solo tenía hasta las doce. A esa hora acabarían sus sueños de felicidad. Se quedaría solo. Ellas lo dejarían atrás. A las doce sería hombre muerto. Otra vez…

Su voz airada le asaltó por sorpresa.

- ¿Qué coño pasa, Henry?

- Jo…

- Dime, Henry… Tú eres médico… Y me conoces bien… ¿Parezco drogada? ¿Febril? ¿Sufro de alucinaciones? ¿Delirios? ¿Desvaríos?

- Jo, por favor…

- No, ¿verdad?

- Jo, no es tan fácil…

- Recapitulemos, si no te importa, Henry… Solo para aclarar ciertos hechos.

21.52: Estoy intentando en vano taponar como puedo el hueco abierto en tu pecho. Escopeta recortada, Henry. Con tu sangre en mis manos. La vida se te escapa. Lo veo. Lo sé.

21.53: Te mueres. Te mueres, cabrón, y ¡zas!, desapareces. Hasta la sangre de mis manos se va contigo. Me quedo sola abrazando al aire.

21.55: El bastardo que te ha matado dobla la esquina y viene a por mí. Bien, ese tipo ya no es un problema…

21.58: Llego al coche y doy aviso del tiroteo. No sé qué decir sobre ti. Al final, no digo nada.

22.43: Cuando ya se han llevado al muerto, y estoy en el coche mirándome las manos y pensando que me he vuelto loca, escucho por radio que te han sacado otra vez desnudo del río. Pienso que se habrán equivocado de tipo. Pero no… Comentan algo sobre el forense 'rarito' bañándose en cueros por tercera vez este mes.

22.58: Es el momento en que decido que no puedo estar loca… He repasado tu muerte en mi cabeza una y otra vez… A cámara lenta. Detalle tras detalle… Pero vi lo que vi… Estás muerto, Henry. Te vi morir.

23.21: Llego aquí y te espero. Rezo y rezo para estar verdaderamente loca, o drogada, y que entres sonriendo por esa puerta, porque la idea de saberte muerto es insoportable, Henry…

23.35: Te veo. Vivo. Intacto… ¿Estoy loca? Henry, ¿qué demonios pasa?

Pero Henry calla. Y Jo cada vez está más y más furiosa. Comienza a golpearle el pecho con los puños. Henry aguanta los golpes, dos, tres, no más, porque sabe que después vendrá el llanto. Cuando a Jo le entra el pánico siempre lo disfraza de ira. Con Jo siempre es así…

Ella se deja caer sobre su pecho y él la envuelve con sus brazos. Su llanto queda ahogado por el abrazo apretado de Henry.

Cuando el llanto ya no es más que un sollozo, ella se seca las lágrimas con fiereza, y él le levanta la barbilla para mirarla a los ojos cuando le dice:

- Te prometo solemnemente contarte todo, Jo. No pretendo que me perdones por ocultártelo tanto tiempo, pero…

- Tienes miedo…

- Sí.

- ¿De mí?

- De lo que puedas hacer después…

- Henry, no entiendo…

Él recogió la documentación que había venido a buscar, tomó a Jo del brazo, guiándola hacia la puerta.

Cómo decirle que estaba aterrado. No quería perderlas. Cómo decirle que si ellas lo abandonaban, él se moriría de tristeza… Y eso, en una persona que no permanece muerta, es una tortura horrible. Eterna.

- Te lo diré todo… Pero ahora vámonos a casa. A las doce se va la niñera…