Niko se dirigió a una taberna cerca de la zona de Broker, un terreno donde el smog, las vías del subterráneo y un ambiente pobre abundaba, había recién llegado a la gran Liberty City: "La ciudad donde los sueños se hacen realidad", "El sitio en el que podías ser alguien en tu vida", "The land of opportunity". Bellic simplemente sonreía al recordar el motivo por el que se introdujo otra vez a un mundo criminal, uno donde no podía escapar de un marchito pasado.
Tomó un vaso de cristal con su mano derecha, mientras que con la izquierda recargaba su cabeza contra una mesa, después de mirar por unos segundos la pequeña cantidad de cerveza que había en el vaso, moviendo unos hielos que tenía dentro llevando el pequeño objeto de derecha a izquierda, soltó de su boca el nombre de su primo: Roman.
Reía, él no sabía muy bien por qué le fue cómico mencionar a su única familia después de su madre y relacionarlo con dichosa bebida en un lugar de mala muerte. Niko continuó bebiendo una y otra vez, encontraba una forma de despejar su mente después de recordar la ola de crímenes y asesinatos que había provocado, para su desgracia esas imágenes se intensificaban, los sonidos se volvían más agudos y con nitidez podía apreciar el escenario que había provocado.
Sacudía su cabeza, tratando de olvidarlo, creía que los borrachos tenían delirantes alucinaciones en grandes aventuras en un mundo imaginario, donde sus preocupaciones se esfumaban así como se iban esas gotas amarillentas a sus gargantas, para el serbio no fue así.
El sonido de algo perturbó sus pensamientos celular sonaba, se trataba de Roman, su primo lo invitaba a pasar una noche familiar, salir a cenar a un restaurante de Algonquin junto con Mallorie y ellos dos, además, decía que tenía muchas ganas de mostrarle parte de la ciudad y salir por un momento en la zona en la que residían: Niko declinó la invitación ya que necesitaba desahogarse.
Salió del sitio, subió a una camioneta negra y se dirigió al parque de atracciones, ahí caminó por los viejos suelos de madera hasta llegar a una banca, sentarse y contemplar en medio de la noche el bello escenario, el mar siendo devorado por la oscuridad, un cielo negro con algunas nubes blancas y, la luna llena arrebatando el escenario.
No había visto algo tan tranquilo en su vida, se sentía muy diferente aquella noche especial. como que algo realmente iba a cambiar después de todo. ¿Realmente había espacio y oportunidades para un ser sin alma? ¿Un frío asesino que mataba para tener algo de comer? ¿Alguien que lo único que quería era morir sabiendo que no dejaría algo que valiera la pena al mundo?
Sacó una leve sonrisa.
—Oye Roman, olvida lo que dije, ¿Dónde te veré con Mallorie?... ¿Ahí?, bien... nos vemos en un rato, primo —
