HOLA. HOLA.
He decidido empezar una nueva historia. Esta vez de Dom/Sub. Como no podía decidirme quien quería que fuera el dominante en esta historia, si Sebastian o Blaine, al final no he escogido a ninguno y ha surgido esta historia Sebklaine.
Antes de empezar, aclaro una cosa. En esta historia Kurt (18 años) es menor que Sebastian y Blaine (22 años cada uno).
Nada más ¡Disfrutadla!
-¡Oh Dios!-Blaine gimió, echando su cabeza hacia atrás chocando con las almohadas de la cama. –Estoy cerca… Seb- Blaine miró hacia abajo y vio a su novio Sebastian lamiéndole el miembro ansiosamente. Metiéndolo en la boca y jugando con la sensible cabeza.
-Tú sabes que puedes venir cuando quieras, Blaine-le dijo Sebastian con una sonrisa antes de volver a concentrase en la erección de su novio, metiendo su miembro en la boca de nuevo.
Pasaron apenas unos segundos más cuando Sebastian sintió como Blaine se tensaba debajo de él antes de correrse en su boca. Sebastian tragó todo lo que Blaine le dio con un poco de dificultad antes de besar a su novio.
Pasaron así varios minutos, besándose y perdiéndose en la boca del otro. Cuando se separaron, Sebastian pudo ver algo de decepción en los ojos de Blaine, algo que también el llevaba sentido desde hace varios meses, concretamente desde que empezaron con la parte más sexual de su relación.
Sebastian y Blaine, dos dominantes, llevaban juntos algo más de un año, cuando habían empezado su relación ambos estaban convencidos que el otro era un sumiso. Ambos estaban felices, sintiendo que por fin habían encontrado su otra mitad. Sin embargo, todo se torció un poco en el aniversario de su noveno mes juntos, cuando ambos decidieron que debían llevar su relación un paso más adelante. Besándose salvajemente ambos habían llegado hasta la cama su casa, hasta ahí todo parecía ir bien, ambos pensaban que esa noche por fin podrían hacerle el amor a su pareja. Pero se equivocaban. Al llegar el momento de la penetración todo se tensó. Sebatian había cogido algo de lubricante que había dejado en la mesilla de su lado de la cama calentándolo con sus dedos antes de dirigir su mano hasta el trasero de Blaine, en cuando intentó penetrar a su pareja con un dedo éste se tensó, separó su boca de él y gruñó.
-¿Qué te crees que estás haciendo?-le dijo Blaine incrédulo.
-¿No es obvio?-le respondió su novio. –Hoy por fin voy a poder folllarme a sexy novio. A mi sumiso.
-¿A tu sumiso? ¿De qué estás hablando?-le interrumpió Blaine. –Tú eres mi sumiso. Tú me perteneces a mí.
-Yo soy dominante. Tú dominante-gruñó Sebastian.
-No, yo soy tu dominante. Tú eres mi sumiso.
Y así fue como su relación dio un giro radical. Ambos sabían perfectamente que una relación entre dos dominantes era muy difícil que funcionara, sabían que la parte sexual de su relación se vería afectada, ya que ninguno de los dos iba a renunciar al poder a la hora del sexo. Por supuestos que ambos disfrutaban masturbándose mutuamente o con el sexo oral. Pero los dos sentían que faltaba algo en su relación. Un sumiso. Sebastian había sido el primero en traer la idea una semanas antes, pero Blaine la rechazó, pensando que ambos podía seguir como hasta ese momento. Pero ya era suficiente, necesitaban un sumiso. Aunque solo fuera la parte sexual de su relación.
-Tiene razón Seb-dijo Blaine después de meditarle unos segundos. –Necesitamos a un sumiso.
Sebastian le sonrió y le besó con dulzura. –Nada va a cambiar para mal. Todo va a ir mejor de ahora en adelante.
Y así fue como al día siguiente ambos se embarcaron en la búsqueda su perfecto sumiso. La zona de Lima constaba con tres escuelas donde había sumisos: Dalton, Carmel y McKinley. La pareja había visitado ya las dos primeras, saliendo de ellas algo insatisfechos, los sumisos que había ahí no eran lo suficientemente buenos para ellos. Todos se veían demasiado débiles. Demasiado frágiles.
Sin decir nada ambos se dirigieron hasta su último destino, McKinley. Mientras que Dalton y Carmel garantizaban la virginidad de sus sumisos, Mckinley no, ya que allí tanto sumisos como dominantes compartían clases y era inevitable que algo pasara entre ellos. Esa era la razón por la que Sebastian y Blaine habían estado evitando ir a McKinley, ellos querían a alguien inocente a quien corromper, pero al no encontrar nada, decidieron probar suerte e ir.
Media hora después llegaron a su destino. Blaine suspiró con algo de desánimo.
-Ey, no te vengas abajo-le dijo Sebastian tomándole la mano. –Lo vamos a encontrar aquí, estoy seguro.
Asintiendo suavemente, pero sin creer al 100% las palabras se su novio, Blaine empezó a andar hasta llegar a la puerta principal, donde se encontraba una mujer esperándolos.
-Buenos días caballeros-le dio a ambos la mano. –Soy Sue Sylvester directora de esta escuela.
-Buenas, yo soy Blaine y este es mi novio Sebastian. Habíamos pedido una cita previamente, queremos un sumiso.
La mujer asintió. –Muy bien, síganme.
Ambos la siguieron por un largo pasillo lleno de taquillas hasta llegar a una sala donde había una cristalera, claramente, era lo que servía como escaparate para poder elegir a los sumisos.
-Supongo que están buscando un sumiso varón homosexual-dijo Sue.
Ambos asintieron, algo ansiosos por empezar a ver a sus potenciales sumisos.
-Atención-su habló por megafonía. –Todos los sumisos varones homosexuales abandonen sus clases en este momento. Tienen permiso de la directora.
Pasaron un par de minutos antes de que una mejor pelirroja abriera la puerta que se encontraba al otro lado de la cristalera y dejara pasar a quince jóvenes posicionándose cada uno en fila con un número en su mano.
-Como pueden ver la población homosexual no es muy popular aquí, esto es todo lo que tenemos.
Blaine empezó a mirar a todos los estudiantes delante de él.
El 1 era demasiado masculino y corpulento para su gusto.
El 2 era demasiado joven, tendría unos 14 años.
Lo mismo pasaba con los números 3, 4 y 5.
El 6 parecía que iba se a desmayar en cualquiera momento. Si estaba así ahora, no quería imaginarse como estaría el pobre chico a la hora de que él y Sebastian lo tomaran duro en su cama.
El 7 y el 8 parecían demasiado frágiles, tal y como pasaba con los sumisos de Dalton y Carmel.
Y entonces lo vio, al sumiso número 9. Un joven de unos 18 años ocupaba ese lugar. Era delgado pero con músculos fuertes. Sus ojos eran azules e hipnóticos. Su piel de porcelana se veía suave. Tenía apariencia delicada pero algo en su mirada le decía que él no era como los otros, él no se rompería cuando él y su novio lo poseyeran.
-Sebastian-agarró el brazo de su novio, quien miraba con ceño fruncido al sumiso número 6, pesando seguramente lo mismo que él. –Lo he encontrado. El número 9. Es él. Es perfecto. Tiene que ser nuestro.
Sebastian dirigió su vista hacia donde su novio le decía y sin duda estuvo de acuerdo con él. Tanta búsqueda había valido la pena. Aquel chico era perfecto perfecto para ellos. Era lo que había estado esperando desde que se enteró que Blaine también era un dominante.
-Señora Sylvester-dijo Blaine. –Lo queremos a él. Al 9-dijo Blaine ansiosamente.
La mujer lo miró con una sonrisa de triunfo y buscó la ficha su alumno.
-Veamos-empezó a leer. –Ustedes han elegido a uno de nuestros sumisos más populares en esta escuela. Kurt Hummel de 18 años de edad. Huérfano. Líder del equipo de animadoras de la escuela y con notas superiores a la media del centro.
"Está en las animadoras" pensó Blaine. "Sin duda tiene que ser flexible, ohhh, la cantidad de cosas que podríamos hacer con él en la cama…"
La voz de su novio le sacó de su fantasía.
-¿Virgen?
-Bueno, como ya sabrán nadie es perfecto en este mundo-dijo Sue. –Kurt Hummel no es virgen. Fue reclamado por una dominante hace un año, pero el hombre no pudo seguir manteniéndolo.
-¿Alguien más?-gruñó Blaine, a quien no le había gustado nada escuchar que Kurt había sido dominado anteriormente. Pero eso no cambiaba su opinión, y esperaba que la de su novio tampoco.
-De hecho sí-dijo Sue. –Me consta que actualmente Kurt está manteniendo una relación con el líder del equipo del de rugby y dominante, Noah Puckerman.
-Bien, pues esa relación se ha acabado-dijo Blaine. –Nos los quedamos.
-¿Estás seguro?-le susurró Sebastian al oído.
-Nunca he estado más seguro de nada en mi vida.
-Sumiso número 9. Kurt Hummel. Has sido reclamado. Por favor pasa a la sala para conocer a tus nuevos dominantes-dijo Sue por un micrófono que comunicaba con la sala contigua.
Tanto Blaine como Sebastian sonrieron al ver como Kurt frunció el ceño al escuchar la palabra dominantes, en plural. Sin embargo no había ningún rastro de sorpresa en su cara, sino todo lo contrario. Parecía que esperaba esa victoria, parecía que él sabía que era mejor que todos los otros sumisos de la sala. Kurt estaba acostumbrado a ganar. Tenía confianza en sí mismo, demasiada confianza. Eso asustaba y excitaba a Blaine y a Sebastian en partes iguales.
Los dos vieron como Kurt esperó a que todos los demás sumisos salieran de la sala, dándole una mirada fría y de victoria a cada uno. Era obvio que Sue no se equivocaba el decirle que Kurt era popular en McKinley, podía ver como tenía poder sobre los demás chicos de la sala. Aún siendo un sumiso como ellos. Blaine y Sebastian no podía esperar a verlo sin ningún poder, en su cama, a cuatro patas rogando para que uno de los dos, o los dos, se lo follaran duro.
Kurt se quedó solo en la sala unos segundos mirando a la cristalera, como si supiera donde se encontraban ellos. El castaño se giró y salió de la sala moviendo sus caderas sensualmente. Ambos dominantes gimieron suavemente al contemplar el perfecto trasero de Kurt.
Segundos después la puerta de la parte de la sala donde estaban se abrió dando pasó a Kurt. Era más hermoso e impresionante visto de cerca.
-Kurt, estos son tus nuevos dueños-dijo Sue señalando a la pareja. –Blaine Anderon y Sebastian Smythe.
Los ojos de Kurt se dirigieron hacia ellos por primera vez. Estudiándolos de arriba abajo.
-Un placer conocerlos, maestros-dijo Kurt sumisamente para después acercarse a ellos. –Soy Kurt Hummel-el castaño extendió su mano. Blaine la agarró y la besó suavemente, haciendo que Kurt se sonrojara, Sebastian imitó la acción de su novio causando el mismo efecto en su sumiso.
-Como sabrán-dijo Sue interrumpiéndolos. –Kurt debe seguir con sus estudios en este escuela hasta que se gradúe, pero ustedes pueden decidir donde se va a alojar a partir de ahora, en las habitaciones de la escuela o en su casa.
Sin dudarlo Blaine y Sebastian respondieron al mismo tiempo.
-En nuestra casa.
Y es que ninguno de los dos podía esperar a llegar a su casa y poseer Kurt. A aquel hermoso sumiso que podía hacer que su relación volviera a ser como antes.
Cuanto más reviews/favs/follows me dejéis, más smut tendrá el siguiente capítudlo. ;)
