Nota: El fic va dedicado a Kyô Anata porque sé que le gustan los fics donde está Himeko. Y no precisamente de mala.

Yo no odio a Himeko, la verdad en un principio pensé odiarla, pero resulto que no era así. Así que, si este personaje no les cae bien, no leen.

D! Powerpuff Girls Z ni ahí que me pertenecen.


· Alone ·

Cuando encuentra a Himeko sentada en la azotea, un nudo se le forma en el estómago. Jamás había experimentado esa sensación antes, mucho menos por la chica más engreída de la ciudad, pero al verla así, escondida de los demás estudiantes con sus piernas pegadas al pecho y su cabeza oculta entre ellas; Kaoru sabe que está llorando, y sabe que también es su culpa.

Un poco de culpa y remordimiento se instala en su pecho. Lo siente tan raro y desagradable que lo odia.

—Himeko —dice cuando está lo suficiente cerca de ella. No sabe que decir y se siente algo tonta.

La de cabellos naranja presiona sus piernas más cerca como queriendo esconderse. Por un segundo los débiles sollozos se detienen y Kaoru sabe que ella le está prestando atención; o eso cree.

—Himeko —repite sin saber, nuevamente, que más decir. Consolar a las personas no es lo suyo, y por un momento desea salir corriendo de allí y dejarla a ella sola.

Cuando un pequeño sollozo rompe el silencio, la culpa se vuelve a apoderar de ella. Las ganas de correr de ahí no desaparecen, pero mantiene sus pies en el mismo sitio y trata de buscar las palabras para consolar a la pelirroja.

—Siento lo que dije, creo que no debí de haber dicho tantas cosas hirientes —comienza mirando hacia otro lado y metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón, cualquier cosa que la distrajese de aquel llanto triste—. Pero yo sólo decía la verdad; eres bastante molesta, caprichosa y vanidosa.

—Kaoru… —la morena espera algún insulto o que le grite, es preferible a que llore, pero la voz rota y carente de su habitual chillido, le indica que no será así—, ¿podrías dejarme sola, por favor?

La mira fijamente unos segundos. Himeko sigue con la mirada baja, esperando que ella se retire y la deje sola como pidió, pero sus pies siguen en el mismo sitio sin intenciones de moverse.

—Yo de verdad lo siento.

Himeko niega lentamente antes de hablar; —No hay problema, en verdad, tú tienes razón en todo —reprime un sollozo antes de continuar—; en que soy una caprichosa y molesta, que nadie me quiere y que estoy y estaré sola siempre —levanta el rostro dejando ver un rostro surcado de lágrimas—. Siempre estuve sola y así lo estaré el resto de mi vida, pero cuando soy molesta y caprichosa, cuando tengo un poco de atención, por unos efímeros segundos no me siento tan sola.

Sin que la pelirroja pudiese adivinarlo, Kaoru se sentó a su lado, pasándole el brazo por encima de los hombros, empujándola más cerca de ella. La morena espera un rechazo por parte de la otra, pero no es así.

El llanto se vuelve a oír en la azotea y Himeko se presiona contra el brazo de Kaoru. Aferrándose a ella y queriendo no sentirse sola.

Mientras Kaoru le acaricia el abultado cabello, Himeko piensa que si de pequeña hubiese recibido afectos como aquellos, si hubiese tenido compañía como la que ahora estaba recibiendo, tal vez no sería la persona que era ahora.

Estoy aquí.

Y vuelve a llorar más fuerte mientras es consolada. Jamás había tenido alguien con quien desahogarse.

Era posible que luego volviesen a las peleas, pero mientras tanto sólo lloraría un poco más. Porque desahogarse en compañía era mejor que hacerlo sola.