NOTA:
Esta historia tambien es una Adaptacion me gusta mucho...
Los personajes no me pertenecen XD le perteneces a Hiro Mashima, y la trama de la historia le pertenece a Christina Courtenay...
Espero que les guste mucho...
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PROLOGO
Norte de Japón, mayo de 1611
El anciano estaba sentado, con las piernas cruzadas, en la pequeña galería que había en el exterior de la casa, contemplando la tranquilidad de su jardín de rocas. Los últimos y persistentes rayos del sol poniente bruñían su rostro curtido, resaltaban sus innumerables arrugas y hacían que sus altos pómulos parecieran más prominentes de lo habitual. La brisa agitaba su larga barba de chivo y hacía ondear las mangas de su túnica de seda. Cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás para retener la calidez del sol y dejó que la paz fluyera por dentro y por fuera de su cuerpo. Su respiración se hizo profunda y rítmica.
De lejos le llegaban las voces de los demás habitantes del recinto del castillo, pero se hallaban muy distantes, irreales en la quietud de su refugio. El único sonido, aparte de aquel, era el borboteo de una pequeña cascada que se abría paso entre las piedras vestidas de musgo y liquen, y que iba a parar a un estanque repleto de diminutos peces de colores. De vez en cuando, alguno de los peces chapoteaba levemente, batiendo su cola con demasiado ímpetu cerca de la superficie del agua, pero el ruido no importunaba al anciano. Su mente vagaba hacia otros reinos y dejaba que sus pensamientos erraran a su antojo.
Nunca buscaba activamente las visiones, sino que, simplemente, les daba la oportunidad de llegar hasta él. A veces lo hacían, a veces no. En esta ocasión, no obstante, cuando apareció una imagen, el impacto que le produjo lo insólito de la escena que contemplaba a punto estuvo de sacarlo del trance. No se asemejaba a nada que hubiera visto antes. Había una mujer, de pie, junto al pasamano de un barco; un barco extraño, grande y pesado, con muchos mástiles. El viento acariciaba su melena y la hacía volar tras ella como una vela batiente. Y aquel cabello… del color de un dia abrasador e insólitamente curvado levemente en las puntas, como si estuviera compuesto por un nido de serpientes enroscadas. Se estremeció, imaginándose a sí mismo enredado en esa masa dorada, quemado por el calor que desprendía, estrangulado por sus tentáculos.
Ella se aproximaba, sin embargo él ignoraba su procedencia o qué distancia habría recorrido en su viaje. Había mirado en dirección a él y el corazón le había dado un vuelco, provocándole un latigazo que le había sacudido el cuerpo entero. Sus ojos eran del color del marron, y tan oscuros como en fondo de una cueva. Para alguien que nunca se había topado con algo distinto a unos ojos claros, se antojaban vacíos y fríos, y tuvo la sensación de poder mirar a través de ella. El anciano tembló y perdió abruptamente la visión de puro miedo. El latido de su corazón se transformó en un frenético martilleo y le llevó un rato caer en la cuenta de que ya no estaba solo.
—Makarov-san, ¿qué sucede? —Natsu Dragneel, el joven amo del castillo, estaba inclinado sobre él, con una solícita mirada en su ojos Esmeraldas—. ¿Has tenido una mala profecía?
—Yo, yo… quizá, Dragneel-sama. —El viejo parpadeó, pero la imagen de la mujer de pelo rojo perduraba en su recuerdo—. He visto a una mujer que venía hacia mí.
En el bello semblante del hombre más joven se dibujó una sonrisa. Aquello transformó sus rasgos, de por sí duros, dándole un aspecto de felicidad y despreocupación. Asintió.
—Ah, mi futura prometida. Emprenderá su camino hacia aquí muy pronto. —Se sentó junto a su viejo criado, recuperando el gesto serio de repente—. Pero ¿por qué parece que hayas visto un fantasma? ¿Tan mal estaba? Su padre me aseguró que posee un agradable rostro y gran elegancia.
—No, no, no era vuestra prometida a quien vi, mi señor, sino a una gai-jin, una extranjera.
En anciano se aferró muy alterado a la manga de su amo. El temor que lo agitaba por dentro le hizo olvidar con quién hablaba, pero el señor Dragneel siempre era más indulgente con su viejo mentor que con los demás. Tiró delicadamente de la seda negra sin hacer ningún comentario.
—¿Una mujer gai-jin, dices? Vi extranjeros la última vez que fui a Nagasaki, pero solo había hombres. ¿Estás seguro de que era una mujer? Creí que no tenían permitida la entrada.
—Oh, sí. Vestía de forma extraña, pero no podría equivocarme. Y tenía una larga cabellera Dorada y brillante.
—¿Dorada? —El joven se echó a reír—. No me extraña que estés tan asustado, probablemente la tomaste por un espíritu maligno. Los kami acostumbran a tener el pelo rubio, ¿no es así?
Makarov se estremeció una vez más.
—Quizá lo pensé en un principio, pero no era ningún espíritu. Era real, y creo que representa una amenaza para nosotros. No hubo ninguna de las señales habituales, pero ¿por qué si no iba a verla? Los extranjeros no han llegado en grandes grupos hasta hace poco. Esto tiene que ser un mal presagio. El shogun nunca debió permitir que se quedaran.
—Vamos, ¿cómo iba a suponer una amenaza para mí una mujer extranjera? Soy un daimio, tengo a miles de hombres bajo mi mando.
El señor Dragneel volvió a enderezarse y cruzó sus musculosos brazos por delante del pecho. Incluso sin tener en cuenta el reluciente moño rosado, era más alto que la mayoría de los hombres del castillo. También era un formidable guerrero. Makarov sabía que nadie podía desafiar a su ilustrísima en lo más mínimo, y menos aún una mujer, pero eso ahora no venía al caso.
—No quería decir que lo sea para vos personalmente, mi señor, sino tal vez para toda la nación. ¿Y si ella es su emperatriz? —El anciano añadió, pasado un instante—: Tenía unos ojos muy extraños. Horribles, en verdad.
Su joven señor arqueó las cejas, con un gesto de escepticismo.
—¡Ah! ¿En qué sentido?
—Eran marrones, como estuviera en los mas profundo de una cueva, muy oscuros. Eso fue lo que me asustó. Podía ver su misma alma a través de ellos, y no estoy seguro de que me gustara lo que vi.
—Es de lo más intrigante. —El señor Dragneel volvió a sonreír—. Tendré que verla con mis propios ojos. ¿Estás seguro de que viene hacia aquí? ¿A nuestras costas?
—Bueno, eso creo, pero tened cuidado. No hagáis nada imprudente.
—No te preocupes, Makarov-san, solo quiero verla. Además, si es una amenaza habrá que ocuparse de ella. Si soy yo el que consiga truncar sus planes malignos, sin duda eso reforzará mi posición. Tal vez incluso me granjee la gratitud del shogun.
—No, lo cierto es que no me parece una sabia decisión el…
—Enviaré algunos hombres para que la vigilen. Si existe, tendrá que venir al enclave comercial de Hirado, ¿no es cierto? A los extranjeros no se les permite la entrada por ningún otro puerto, de modo que debería resultar fácil detectarla. Gracias por contármelo.
—Quizá tarde en llegar, podrían pasar años.
—No importa, mis hombres son pacientes.
—Sí, pero…
Makarov había visto muchas cosas en su vida, había recibido advertencias y consejos tanto de los dioses como de los espíritus, y, naturalmente, era gratificante cuando alguien creía sus profecías. La mayoría de las veces, las personas a las que relataba estas visiones no lo uhacer otra cosa que transmitir el mensaje que le había sido dado. Hoy, no obstante, cuando su ilustrísima había confiado en cada palabra, Makarov casi habría preferido haber sido ignorado. Tenía un muy mal presentimiento respecto a todo este asunto.
El señor Dragneel se hallaba ya a mitad de camino por el jardín, pero el anciano le gritó:
—Por favor, mi señor, andaos con cuidado. Quién sabe qué calamidades pueda acarrear esa mujer. Podría ser muy poderosa.
—Te preocupas demasiado —rio el señor Dragneel—. Después de todo, he aprendido buenas lecciones de ti y de mi padre. Estaré atento.
Antes de que el viejo pudiera seguir protestando, su ilustrísima se alejó dando grandes zancadas, y Makarov se quedó reflexionando sobre qué sería aquello que se había puesto en marcha. Con todo, ya era demasiado tarde para remordimientos. Solo el destino sabía lo que estaba por venir.
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Me encanta este Natsu.
¿PROMETIDA? Natsu esta emocionado con su matrimonio...
UHmm..?
espero que les haya gustado mucho cualquier consulta ya saben ademas siempre estoy conectada jejeje
que viciosa soy.
Les mando besos y abrazos.
xoxoxoxo
