Hola...Bueno, primero pensé en hacer un super-mega-extra largo fic triste para mi regreso y luego pensé que quizá uno mas ligero y divertido estaría bien y finalmente acabe escribiendo este drabble corta venas.
¿Que de donde saque la inspiración? Lamentablemente fue experiencia propia y un corazón roto lo que me orillo a la orilla (?) para escribir de nuevo. No creo que haya sido mi mejor trabajo, es mas lo escribí en un par de horas con un soundtrack deprimente y lagrimas en mis ojos (?) pero necesitaba sacar todo lo que tenia acumulado, lamentablemente (o genialmente) este sera el posible inicio de muchos fics depresivos así que...
Advertencia: Como siempre los personajes de Hetalia no son de mi propiedad.
El drabble esta contado desde el punto de vista de Lovino (Italia del Sur).
Y me di cuenta que entraba en el tema del reto porque técnicamente es la historia de una relación que se fue al caño por no renunciar al orgullo y no querer reconocerlo hasta que fue muy tarde así que El siguiente fic participa en el reto tematico de Abril-Mayo "¡No tan muerto!" para el foro Anteiku.
-¡Púdrete!
No, eso no es lo que quería decir.
-¡Solo lárgate de una vez!
Quédate, por favor. De alguna manera podremos salir de este problema como hemos hecho tantas veces antes…
-¿Sabes qué? ¡Ya estoy cansado de tu actitud Lovino!
¡No te vayas por favor! Permanece a mi lado… No quiero estar solo. Si te vas voy a volver a colapsar.
-¡Jódete Antonio!
Antonio… Te amo.
Esas eran las palabras que nunca lograba pronunciar, siempre salían diferentes palabras de su boca y arruinaban todo. Mientras veía como el español se daba media vuelta y se iba caminando, Lovino se mordió el labio inferior con rabia mientras apretaba los puños.
¡Nunca le dijo a Antonio cuanto lo amaba! Jamás le dijo que tanto lo necesitaba, porque su orgullo era demasiado grande para ello. No le dijo que lo extrañaba todos los malditos días, que en cuanto se separaban tenía un gigante nudo en la garganta, que quería verlo más seguido, que lo adoraba como nunca había adorado a alguien… Que cuando estaban juntos se sentía completo, se sentía realizado, vivo…
Y ahora jamás lo iba a decir porque de alguna manera todo se había ido a la mierda en 3 meses de relación.
Lovino se sentía solo, celoso y enojado la mitad del tiempo. Le pesaba que Antonio ya no le prestara tanta atención como al principio, que lo dejara plantado en sus citas, que parecía ignorarlo constantemente. A Lovino le dolía todo y creía que a Antonio no le importaba, quizá eso era lo que más dolía después de todo.
Pero, ¿Cómo estar bien? ¿Cómo? Si todo le recordaba a ese estúpido español de ojo verdes, si no podía dormir por temor a soñar con él, si lloraba a diario por su culpa.
Le hartaba ser tan débil, le enfermaba la indiferencia de su novio…
¡Y si era la última vez que lo veía…!
Tomó aire y se limpió los ojos en los cuales se habían acumulado lágrimas de impotencia.
-¡Te amo idiota!—gritó.-¡Nunca podre encontrar a alguien como tu…! Eres y siempre serás el único…¡Y aunque no lo creas te tocó la mejor versión de mi, esa que nadie había tenido... que posiblemente nadie tendrá!
Lovino cayó en el suelo de rodillas.
Las lágrimas salían de sus ojos y rodaban por sus mejillas.
Por fin se permitió ser miserable.
Pero Antonio ya se había marchado, jamás escucho sus palabras, sus últimos intentos de salvar su relación muerta, la realidad…
Antonio se había ido y no iba a volver. Jamás.
Lo había perdido y lo último que habían hecho había sido discutir.
¿Cómo iba a sobrevivir ahora…?
