Gracias a mi maldita inspiración por permitirme escribir esta bazofia.
Realmente sólo quería desahogarme e intentar divulgar mis estúpidas ideas.
Esta historia, va dedicada al bastardo, mi bro, que realmente es el único que ha leído esto.
"El tímido ardor en mi mente, la constante decepción nocturna, son parte de mí. De este amargo sentimiento, aunque inteligente, es torpe y sin dignidad.
Amándome desde las cenizas, vomitando mi odio, guardando mi rencor, desvelándome en la búsqueda de mis sueños.
Me encuentro perdido, esta mi autoestima, muda y lúgubre vocalización, estando en este vacío terrible, necesito una luz.
Arrastrándome por la esperanza, voluntad carezco, aniquilo mi pensamiento, esta es mi conciencia.
Este sentimiento es el que describo, atroz y tétrico, suspiros callados, melancolías resucitadas.
Este soy yo y es lo que siento
Esta es mi mente, mis sueños y la razón por la que existo.
¿Quién sería sin esta ideología?
La Guerra Fría (1947-1991).
Diciembre 2 de 1965.
"El mundo se ha dividido en dos, las influencias imperantes nos controlan, nos han hecho creer en doctrinas xenófobas y militantes. Al igual que el mundo, somos proletariado inconsciente, somos culpables tu y yo estaremos conspirando con nuestros salvadores".
¿Por qué hice todo esto?, realmente nunca he podido contestar a esta lúgubre pregunta.
Tal vez, yo creí en ti, yo no era nada, ni una pequeña pizca de basura inmigrante, pero, tú, mi alabado joven soñador, tuviste piedad de mí indecente vida, me mostraste el cosmos y ahora yo lo compartiré con todos.
En aquella mañana mientras trazaba tu deslumbrante cuerpo, comencé esta osadía, en el seno de tu relajante espíritu, comenzaste a creer en mí.
"Me matarán", comencé a temblar, cuando tus rubios cabellos comenzaron a acariciar mis pálidos hombros en este amanecer saturado de guerra, el escalofrío del miedo hizo cuestionarme acerca de mi vida roja. Soy hijo de la gran madre, forjadora de hombres decentes, crecí bajo el yugo del confortante invierno, no debería huir de mi filosofía, no debería permanecer contigo.
Pero, quién podría escapar de tus encantos, aquel traje de piel, del cual resaltaban pecas y pequeños bultos de grasa, me hacía sentir vivo, no debí huir contigo, después de todo, eres un traidor, y no un compatriota.
Planeaba controlarme, suspirar y correr hacia el sistema, exigir tú muerte y acabar con esta sensación.
Pero, ningún hombre se podía negar a la ternura que profesabas al despertar, la habitación cambiaba, los iris cándidos filtraban mi odio, tu fragilidad me recordaba a los campos de girasoles, en los cuales, realmente fui feliz.
No podía negarme, la vida contigo me sofocaría, las náuseas se quedarían estancadas.
Ese pequeño abrazo, que interrumpió mi maraña de sandeces, definitivamente me quebró.
Libertad.
Libertad en mi cuerpo, en mi alma y calor gozante en nuestras pieles agonizantes.
El argumento venció a los prejuicios, me quedaría contigo.
Te besaría en las profundidades del abismo, con tu hermosa alma, mi querido amigo falso, mi palpitante alma gemela, formemos un ser, cree en esta habitación húmeda, en estas melancolías resucitadas, porque en esta desolación, aprendí a amar.
Muéstrame a la utopía de la liberación, Zorra capitalista.
Nota:
Holi.
Esta historia ha comenzado como un proyecto a largo plazo sobre las ideologías en mi retorcida mente.
Advierto que la trama cambiará constantemente, habrá ediciones y mejorará con el tiempo.
Sugerencias:
Lea atentamente, a veces, ni mi mente se comprende.
Apoye su lectura en canciones de los años 50-60 o en las cuatro estaciones de Vivaldi.
Posdata: Los personajes se irán describiendo conforme avance el drama.
Gracias por leer.
Todo es propiedad de hima.
