Apodos.
- ¡Idiotas! - ese insulto y un portazo anunciaron la llegada de Imelda Rivera al hogar que compartía con su esposo en Santa Cecilia - ¿Y Hector? - cuestiono confundida al oír que solo el amigo de este venía a darle la bienvenida.
- Esta ocupado en el ático buscando algo que le pedí- respondió Ernesto asomándose a la cocina - ¿con quién peleaste esta vez?
- ¡Yo con nadie! ¡Pero esos tontos jóvenes seguían molestándome! ¡Me perseguían por toda la plaza! - se quejó la mujer entrando en la cocina para después sacar bruscamente de la bolsa lo que había logrado comprar en el mercado.
- ¿Y qué te hicieron? - interrogo Ernesto entretenido. Siempre le parecía divertido cuando otra persona era el blanco de la furia de Imelda.
- ¡Me molestaban! No dejaban de pasearse cogidos de la mano, dándose besos para nada públicos, no se decidían por ningún producto y se tardaban pagando por hacer todo eso al mismo tiempo. Así que tuve que esperar muchísimo para pagar y lo peor estaban justo enfrente de mi en la fila - Termino ella respirando fuerte.
- Vamos Imelda, así se comportan lo jóvenes enamorados - percibió el extendiendo las manos al aire.
- Tu no los viste, Ernesto. Eran muy ridículos. Decían todo el tiempo mi calabacita esto y mi solecito lo otro - repuso la morena sacudiendo la cabeza.
-Imelda, Imelda, Imelda - la llamo el hombre moviendo las manos apaciguadoramente con una pizca de burla - los apodos son algo típico en todas las parejas.
- Ja. Por supuesto que no. Hector y yo no tenemos sobrenombres ridículos para el otro - aclaro ella con desprecio.
- Ahh ya veo - concordó Ernesto con malicia - ¿podrías recordarme que significa "love" en español, Imelda?
-Ehh ¿eso que tiene que ver? - pregunto ella incrédula.
- nada, es para una nueva canción que Hector está escribiendo, pero lo olvide otra vez- se excusó.
- Hector no me ha mencionado una nueva canción- comento ella sospechosa.
- Es que es muy nueva, aun es solo una idea, pero me dijo que "love" era un coro importante ¿qué significaba? - justifico torpemente.
- Ayy está bien- suspiro frustrada a lo que se pasaba la mano por la cara - amor.
- ¿Si, mi corazón? - la cara de idiota enamorado de Hector no tardo ni medio minuto en asomarse por la entrada de la cocina.
Imelda estaba perpleja. No sabía qué hacer para salvar su orgullo y dignidad. Abrió la boca para defenderse, pero no salió ningún sonido. Así que solo fulmino a Ernesto con la mirada. Pero este solo la miro con un aire de superioridad.
- Nunca me mientas en mi cara de nuevo - reclamo confiado.
- ¿pasa algo, cariñito? - cuestiono Hector preocupado ante la actitud que mostraba su esposa.
- No pasa nada - afirmo ella manteniendo la compostura, pero su fuerte sonrojo delataba su vergüenza - solo que tu amigo está actuando como un idiota, amor - hizo énfasis en el apodo con mucho orgullo desafiando a Ernesto a burlarse de ella antes de salir de la cocina con la frente en alto como una reina a los ojos de Hector.
- ¿Que acaba de pasar, hermano? - demando Hector sin quitar sus ojos de la figura de Imelda alejándose.
Ernesto solo lo observo la escena tratando se suprimir las carcajadas.
Fin
Nota: Este fic está inspirado en un fanart de Tumblr hecho por jessadamsdraws. La verdad amé la película Coco y cuando vi el comic de esta autora tenia que escribir algo.
