Ranma 1/2
Akane/Ranma
Advertencia: sexo descriptivo y explícito.
Mi primera historia de Ranma. Amo esta seríe. Espero que a los fieles seguidores de éste Anime les agrade lo que he escrito.
Capítulo I
La extraña situación
¿Copular?
¿Él había llamado a lo que había pasado "copular"?
Pudo haberlo llamado de muchas maneras, "tener sexo" "arrebato de hormonas sobreestimuladas" "relaciones sexuales" "echarse un polvo" lo que fuera… pero ¿copular? ¿Qué somos? ¿Animales?
Recordé sus palabras exactas y no podía entender como fue que terminé en la cama con un sujeto que se refería a intimar con una persona como "copular".
Me encontraba en el momento y lugar equivocado, siendo quien soy… no es algo para nada anormal.
Nunca había imaginado que reaccionaria así ante una estimulación visual.
Pero no pude evitar excitarme ante lo que veía.
Él nunca me fue indiferente a decir verdad, siempre lo encontré atractivo… un buen prospecto de hombre. Pero era su carácter insufrible el que me hizo obviar siempre su presencia. Era un pedante de primera clase, Ranma Saotome, el primo de mi amiga de toda la vida, Yuka.
No puedo decir que él ha sido desagradable conmigo, siempre había sido cordial, como se le trata a un desconocido, pero yo veía en su manera de mirar y de tratar a los demás su altanería y el convencimiento de su superioridad. Si miraba la pared, muchas preguntas se respondían por si solas y podía darme cuenta de por qué era así: un montón de diplomas decoraban casi por completo una pared con sus méritos académicos y deportivos; él era el típico sujeto ganador que sabe que lo es.
Aunque nunca pregunté por qué vivía con la familia de Yuka. No era mi problema… aunque no dejaba de intrigarme todo de él...
A veces pasaba mucho tiempo sin que nos viéramos mi amiga y yo, ya que ahora yo estaba en la universidad y ella también, y no quedaba cerca de donde veníamos... sólo viajabamos cada cierto tiempo.
Aunque mi relación con Yuka, aún con la distancia, nunca dejó de ser lo que era cuando estudiábamos juntas, y cada vez que volvíamos tratábamos de hacerlo en el mismo periodo para estar juntas.
Habíamos quedado de vernos este fin de semana, pero ella no pudo finalmente viajar, sin embargo eso no impediría que yo fuese a saludar a sus padres. Los quería tanto y no podía negar que aunque al principio ese aire de familiaridad me perturbaba, con el tiempo ya me parecía de lo más normal sus atenciones conmigo.
A simple vista parecía no haber nadie, pero yo sabía que podía entrar por la puerta de atrás, que siempre dejaban abierta. Los esperaría para saludarlos y me iría porque no podría volver después, mi padre estaba más demandante de mi presencia luego de que me marchara de la casa.
No sé por qué entré tan silenciosamente, me dirigía a la habitación de Yuka pero al escuchar unos ruidos sugerentes en el salón, me detuve y me desvié.
¡Que vergüenza! Quizás si tenía suerte sólo serían el hermano de Yuka y su novia… no sería la primera vez que oía ese particular sonido proveniente de ellos.
¿Pero si eran los padres de Yuka? ¡No sabría donde meterme! Para mi los padres se reproducen a través de esporas o por fisión binaria…lo que fuera que no trajera a mi mente esa imagen. Una de las cosas que nunca podría superar sería ver a mis padres o a los de mi amiga teniendo sexo.
No obstante la curiosidad me picaba, sólo vería quienes aprovechaban tan bien su tiempo y me iría tan silente como había llegado.
Y lo que vi me dejó atónita; era Ranma. Pero no estaba con nadie. Estaba solo, viendo pornografía y estimulándose. Autoestimulándose. Y yo sin poder quitar mí vista de su mano y ese rítmico movimiento, casi hipnótico...
La imagen quedó para siempre en mi retina, él estaba tan concentrado… se le veía perfecto y lejano.
Me excité al instante.
Quise irme, no podría imaginar su reacción si me viera invadiendo su momento de privacidad, pero mis deseos y mi capacidad de llevarlos a cabo distaban de lo que yo realmente podía hacer.
Quise imitarlo, quise tocarme ahí mismo. Nunca había sentido tantas ganas de hacerlo, era una urgencia apremiante, aunque no tanto como ver a Ranma tocándose. Si lo hacía se mancharía ese recuerdo con imágenes y sensaciones difusas, así que lo sopesé y lo mejor era enfocarme y recordar el momento que después me servirían para infinitas sesiones de onanismo…
Él tenía los ojos cerrados, los pantalones desabrochados, y su masculinidad en la mano, frotándose. Vi como con su pulgar se acariciaba suavemente en lo que parecía ser el lugar más sensible y no pude evitar desear estar más cerca…tocar su textura… Los sonidos provenientes del televisor no me ayudaban, estaba tan excitada que era más que seguro que tendría que llegar a bañarme. Y a cambiarme la ropa interior…
No eso no estaba bien, lo que estaba haciendo no era algo que debiera continuar y ya debía irme, aunque me arrepintiera para siempre no ver su cara contorsionada por el placer, que debía estar muy cerca porque cada vez iba más rápido, aparentemente necesitando que fuera más fuerte y duro el ritmo…. Conocía esa necesidad, y él ya estaba por llegar al relajo absoluto... Y tenía que irme antes de que notara mi presencia…
Debí imaginar que no pasaría desapercibida. Yo nunca pasaba inadvertida, por lo torpe que era. Ya estaba siendo extraño que al entrar no me tropezara… y no hice más que pensarlo y ocurrió; tropecé.
Nuestras miradas se encontraron. Y yo que pensé que ya no podía estar más sonrojada y avergonzada descubrí que otro nivel podía ser desbloqueado…
Él por la sorpresa, imagino, ni siquiera se había tapado. E incluso su erección antes enorme, ya no existía. De seguro casi lo maté del susto.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó casi sin voz, yo sentía su irritación, casi podía tocarla…
—Sólo vine a ver a los padres de Yuka… —le respondí, tratando de apartar la vista de su entrepierna.
—¡Ya viste que no están! —me respondió molesto y no me gusto en lo absoluto el tono de su voz
Yo seguía viendo como se arreglaba y se abrochaba los pantalones con rapidez.
—Si, ya "lo vi". Ahora si me permites… me voy —traté de que no sonara como lo hizo pero ya lo había dicho.
—Tendo… —me llamó.
—Akane —corregí.
—Tendo. Lo que viste… —intentó explicar
—¿Qué? Yo no vi nada… —negué
Traté de mirarlo a los ojos pero no podía, y mi sonrojo no disminuía. Y la mentira, además, era evidente
En el fondo aún se escuchaban los gemidos de aquella mujer de cabello castaño que parecía estar en pleno apogeo. ¡Qué envidia!, pensé, aunque traté de concentrarme en eso.
Al levantar la vista no pude evitar mirar como llegaba al clímax por el rabillo del ojo.
La situación era como mínimo, incomoda. Quería irme luego pero no sabía como abandonar la casa sin tener que mencionar el tema, esperé a que él dijera algo. Lo que fuera, pero eso nunca pasó y los gemidos de la castaña no cesaban…
—Yuka tenía razón, eres la peor mentirosa de todas —aseguró.
—No es algo de lo que me avergüence —mentí.
Siempre lamenté no poder mentir como lo hace el resto de los mortales… es una habilidad que debería ser innata en todo ser humano…
—Sigues mintiendo —reiteró.
—Ya. Ahora si me largo… no estoy muy cómoda. ¿Podrías decirle a la señora Nodoka que vine a saludarla? —solicité.
—¿Por qué no la esperas y le dices tu misma? —habló con hastío.
—Porque parece que alguien necesita terminar con lo que empezó. O tendrá peor humor del que ya tiene usualmente —le dije de pronto sientiéndome un poco más valiente de lo normal.
—¿Qué dijiste? —quiso corroborar.
—Nada. Me voy —respondí.
—No. Tú no vas a ningún lado. Repite lo que dijiste —dijo muy autoritario.
—No hay que ser un experto para saber que cuando no se tiene un orgasmo habiendo estado a punto de tenerlo, la energía acumulada debe ser liberada. A mi particularmente me deja de muy mal humor no poder acabar es… frustrante —solté
¿Pero qué...? ¡Qué estaba diciendo! ¿¡Y a quién!?
—Pareces saber de eso ¿no? ¿Tienes mucha experiencia? —indagó.
—No es algo que a ti te importe —evadí la respuesta.
—No, ciertamente pero… tal vez… —dijo dubitativo.
—¿Qué? No tengo tiempo. Me tengo que ir... —reiteré.
—Ya te dije que no te irás. Necesito algo de ti —aseguró.
—¿Y qué? ¿Crees que le diré a alguien de esto? No te preocupes, ya es lo suficientemente vergonzoso como para querer revivirlo voluntariamente y encima contárselo a alguien. Olvídalo —pedí.
Hubo un momento de incómodo silencio, donde todo lo que se oían eran los gemidos evidentemente exagerados.
—¿Te excita? —averiguó él de pronto.
—¿Qué? —quise comprobar no haber oido mal.
—¿Te excita la pornografía? —reformuló la pregunta.
—No —negué.
—Vaya... Entonces ¿Por qué no puedes despegar los ojos de la pantalla? La mujer esa está buena. Eres lesbiana ¿no? Tenemos gustos en común —aseveró.
—¡Yo no soy lesbiana! —refuté.
—¿Entonces es sólo curiosidad? ¿O quieres que te hagan sentir como a ella? —espetó.
—¡Ah! ¡Ya déjame en paz! Esto se está saliendo de los límites —dije algo sobrepasada por la situación.
—No. Ya te dije que me tienes que ayudar —interpeló él.
—¿Ayudar? ¿A qué? —no entendía su problema.
—Ayudarme a terminar lo que tú misma interrumpiste —expresó sin dudar.
No alcancé a responderle cuando él se me abalanzó; no tuve el tiempo para tratar de impedirlo y aunque lo hubiese tenido, con mis reflejos de persona muerta no hubiese podido evitarlo.
El pedante Ranma Saotome me estaba avasallando, y yo estaba tratando de hacer de todo para impedirlo.
No quería que fuese de esa forma, esa manera brusca me molestaba y se lo hice notar, pero él era demasiado fuerte, y no era mucho lo que podía hacer contra esa masa de músculos.
Mientras trataba de impedirlo pude sentir su dureza en mi pierna y me excité nuevamente, aún en contra de mi voluntad, pero no iba a dar mi brazo a torcer. Esa fue mi decisión hasta que sentí como él me desabrochaba los jeans e inmiscuía su mano en mi entrepierna y como si hubiese apretado un interruptor, dejé de moverme y él aprovechó para llevarme al sofá donde él había estado recostado antes; totalmente desprovista de mi voluntad.
No quería que sucediera así, esa era la verdad, no obstante cuando él me tocó yo dejé de luchar, porque ya había notado que no había nada que yo pudiera hacer en su contra. Era un sentimiento demasiado ambigu: quería, y a la vez no.
Sentía que si cedía a mis impulsos estaba traicionando a esa familia que me había acogido como parte de la suya, y a mi misma por sobretodo, pero fue mi cuerpo el que decidió por mi, ya que no pude evitar gemir cuando el por fin dio con el lugar correcto.
Sus dedos estaban hurgando mi clitoris, sin dejar de moverse, y en ese momento sólo me dediqué a sentir. Él me besaba y trataba de ir más fuerte y más rápido.
Ya había cedido a sus caricias íntimas, pero no a sus besos, eso absurdamente era ya más personal para mi. No quería mirarlo a los ojos y dejé que él hiciera lo que quisiera mientras yo disfrutaba de esas sensaciones...
—¡Mírame! ¡De esa forma siento que te estuviera violando! ¡Tendo! —exclamó.
Pero yo no respondí.
Entonces ya no lo sentí más. Él se detuvo y yo anhelé de nuevo el contacto de sus dedos en mi. Se levantó del sofá, detuvo la película, sacó el DVD y antes de marcharse me dijo:
—Le diré a Nodoka que estuviste aquí —afirmó.
¿Qué había pasado...? No entendí nada ¿Por qué se había tenido que detener justo en ese segundo? ¡Había estado a punto de acabar y me sentía frustradísima!
Me levanté y quise preguntarle que quién se creía para hacer lo que había hecho conmigo y encima abandonarme de esa manera cuando había estado a punto de acabar, pero claro, esa parte no se la diría, pero no podía evitar pensarlo.
Me arreglé lo mejor posible, sin embargo los niveles de furia que tenia en esos momentos eran insospechados. Necesitaba una explicación, aunque la verdad no me sentía tan valiente como para ir a pedirla, pero si no lo hacia ahora no lo iba a hacer nunca y no estaba segura de poder vivir con esa disyuntiva.
La frustración que sentía seria el catalizador para mi aquel súbito ataque de valentía.
Fui a su habitación y sin tocar abrí la puerta. No sabía de dónde venía todo ese corage, y al hacerlo lo encontré ahí, sólo en ropa interior mirando hacia el techo con un semblante casi nostálgico.
Él, al percatarse de mi presencia, me miró y luego volvió a dirigir su mirada al techo.
—¿No tienes nada que decirme? —inquirí.
—Ya te dije que le diré a Nodoka que estuviste aquí —respondió.
—No me refería a eso —expliqué.
—Ah… Tendo, te rogaría que te fueras… —sonó casi a suplica.
—¿Por qué te molesta mi presencia ahora? Hace un rato en el sofá no parecía molestarte tanto… —contesté.
—Por favor, no repitas eso de nuevo —pidió con suavidad.
—¿Ahora no quieres oír? —espeté incrédula.
—Necesito que me perdones. Por favor, Tendo —rogó.
—No —negué.
—Está bien. Me lo merezco… casi termino abusando de ti… no podré volver a mirarte a la cara… hazlo fácil y vete, por favor —intentó convencerme.
—No —volví a negar.
—¿Por qué?
—No me digas Tendo. Es Akane —corregí.
Y sin poder contenerme más fui a su cama y lo besé.
Al sentir su lengua en mi labio inferior abrí mi boca al instante, no tenia tiempo que perder, quería saber como besaba ese enigmático personaje que aunque casi toda de mi vida ha sido parte de mi entorno, por primera vez dejaba de ser un misterio. Él era un ser humano como todos los demás, con necesidades físicas. Justo como las mías... Apremiantes.
Sin esperar a que el me desvistiera me levanté de la cama y me quedé sólo con ropa interior, para estar igual que él y sin querer esperar más metí mi mano bajo su ropa interior y lo sentí suave y duro, pero el tacto no le hacia justicia a la visión; él me ayudó a quitárselos y se lo agradecí. Yo no sabía que me excitaría tanto la visión del aparato reproductor masculino. Lo único que quería era saber cómo se sentiría... llevaba años imaginándolo.
No contaba con la cantidad de paciencia necesaria para juegos preliminares, lo cierto es que ya estaba harta de ellos; hay momentos y momentos y ese era uno de esos en que uno sabe lo que quiere y se quiere al instante.
Noté como ahora yo ya no tenia nada de ropa, al igual que él, y me encantó. Nunca antes había estado desnuda frente a un hombre a plena luz del día.
Tienen que haber sido las endorfinas las que me hicieron sentir tan segura y poderosa.
Abrí mis piernas y me senté sobre él, y lo sentí. El contacto hizo que quisiera tenerlo de una buena vez completo dentro de mi, y él lo percibió. Al hacerlo supe que había sido una mala decisión. Me dolió, fue punzante y no pude moverme por lo que creo, fue un minuto completo. O tal vez fue menos… eso me pareció.
Vi la cara de interrogación de Ranma. No entendía que había pasado, yo sólo pude sonreírle y volver a besarlo. Él no me cuestionó y me respondió a la vez que me dejaba a mi recostada y él se posicionaba arriba.
El vaivén comenzó a ser constante y si antes me había gustado sentir sus dedos en mi, el tener su intimidad dentro, me hizo sentir de una manera maravillosa después de que había sido algo casi como una tortura, aunque si su lengua lamía mis pechos no me iba a molestar…
Después él cambió de posición y me puso de lado, él detrás de mí, y me gustó esa posición. Era cómoda y podía sentirlo entrar y salir de mi, y cuando pensé que no podía ser mejor, porque ya me estaba acostumbrando a esa sensación, de nuevo sentí sus dedos tocándome, en conjunto con su constante penetración.
Era algo difícil de hacer, supuse, porque yo apenas podía coordinar mis pensamientos, así que lo persuadí de que no lo hiciera, con tenerlo dentro de mi me sentía lo suficientemente agradada.
Quise tenerlo de nuevo de frente, para mirarlo y sentir el roce directamente en mi zona más sensible y se lo pedí. Él aceptó y nuevamente estuvimos de frente. Llo sentí llegar poco después, sentí su descarga en mi interior inundándome, y si bien no tuve un orgasmo junto a él, mentalmente me regocije. Si hubiese tenido un orgasmo en ese instante hubiese sido demasiado perfecto, supuse.
Él se percató de que yo no había llegado con él y creo que se avergonzó por haberse dejado ir, pero yo no estaba molesta. Aún sentía deseos de desatar toda esa energía, pero era algo que quedaría pendiente.
Ranma se salió de mi dejandome con una extraña sensación en la vagina, y sin que pudiera preveerlo para impedirlo —aunque realmente no sé si hubiese podido una vez que conocí cómo se sentía— sentí su húmeda lengua en mi interior. La sensación fue sublime: su lengua porosa, húmeda y poderosa recorriendo de arriba abajo mi intimidad… me sentí tímida de pronto, pero eso no duró mucho tiempo, porque no había cabida para sentirse de esa forma cuando estás descubriendo las generosidad de una caricia oral, y si antes había estado muy húmeda por la actividad previa, después de eso yo sentía como alcanzaba un nuevo límite de lubricación, y luego ya no me importo nada. Gemí como una posesa, como la mujer de la pornografía de Ranma que antes etiqueté de exagerada, y me escuché a mi misma rogándole que no se detuviera. Petición que por cierto fue oída, porque después de que mis piernas empezaran a inquietarse y a temblar sin poder detenerlas… ya no sentí nada más que una completa plenitud y un descanso maravilloso...
.
Comencé a despertar, estaba en una habitación que no era la mía y había alguien a mi lado, que poco después reconocí como Ranma, el primo de mi mejor amiga, con quién nunca había tenido ninguna clase de acercamiento medianamente especial.
Él me sonrió y me besó, cuando repentinamente escuchamos algo que nos dejó de una pieza, porque ambos nos paralizamos.
—¿Akane? ¿Dónde estás? ¿Akane? —escuché.
Era la señora Nodoka en el piso de abajo... de seguro había visto mi auto, que estaba estacionado justo afuera.
Y yo estaba desnuda en la habitación de su sobrino, después de una confusa pero fogosa sesión de sexo…
Continuará
Esta es la versión editada de este fanfic bastante antiguo... a quienes lo leyeron y lo recuerdan se darán cuenta de que lo modifiqué porque estaba bastante mal escrito (pido perdón por eso) y aunque ahora sigue sin estar perfecto, está mejorado.
Saludos :)
