Introducción

Miró cautelosamente hacia delante encontrándose con la mirada de su peliaqua amiga pidiendo a gritos mudos ayuda, ladeando un poco la cabeza se encontró con la cara aterrada de su amiga peliverde y, con el dolor de su alma, decidió finalmente bajar su vista hacia la sospechosa hoja de papel que descansaba tranquilamente en su pupitre, la muy maldita.

"un examen sorpresa" pensó, sacando un lápiz pasta azul de su estuche rosa, para luego respirar hondo y comenzar a llenar sus datos con el susodicho. Cuando iba a leer la primera pregunta soltó lentamente todo el aire que contenía para no gritar, sintiendo como el pánico amenazaba con invadirla definitivamente y hacerla hiperventilar de manera brutal. Dejó caer sus manos en sus piernas y su cabeza en la mesa con frustración, tratando de que no se convirtiera en ira contenida.

Mierda, mierda, mierda.

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-¡al fin termino!-suspiró aliviada cuando oyó tocar el timbre que indicaba "almuerzo", pasando su hoja hacia delante, dejándola irse casi completamente en blanco, claro, "casi" porque se podía leer "nombre: Rin Nagano, Curso: 3-B". Le restó importancia, de todas maneras sus notas jamás habían sido muy buenas.

-¿Cómo te fue Rin?-escuchó cómo le preguntaba una de sus amigas, Gumi.

-¡mal!-respondió con una sonrisa gigante, como si hubiese sacado un diez- ¿y a ti?

-mmm… más o menos, creo-dijo dubitativamente la chica de Googles rojos- a este paso no quedaremos ni en las escuelas de la zona.

-toda la razón-se metió en la conversación una ojiaqua, en su cara se notaba como le había ido.

-¡Miku! No seas así… seguro quedan en alguna-animó la rubia.

-tú lo dices porque no tienes la vista puesta en alguna escuela-reclamó la aludida, sentándose en su banco que se ubicaba justamente frente a Rin.

-bueno… la verdad planeo quedarme aquí, este colegio también tiene prepa, ya sabes. Lo que pasa es que ustedes quieren seguir un ramo técnico, no humanista*

-sí, pero aún así yo de verdad quería estudiar contabilidad y Miku cosmetología…-comentó la peliverde decaídamente, contagiándole el animo a la de coletas.

-no se depriman, aún se puede en la universidad-les alentó, notando como casi todos sus compañeros se habían ido a almorzar fuera de la sala. Así que casi por inercia comenzó a sacar su comida, siendo imitada a la brevedad por sus amigas.

Comenzaron a comer en silencio, por alguna razón no tenían tema y |eso en vez de tenerlas incomodas las tenía nerviosas, casi rogaban que alguien se cayera de manera tan espectacular que pudieran cotillear por horas sobre eso. Y, como si hubieran llamado a la extraña hada de la diversión cruel y el humor negro, sintieron un estruendo casi al final del salón, junto con un quejido, se voltearon enseguida para ver a un ¿chico? Con unas sillas y bancos al rededor que habían caído con él, una caja de almuerzo intacta a unos pasos de su cuerpo y un cuaderno tirado cerca. En vez de reírse como quería hacer, la rubia salió disparada del asiento para ir a ayudarle.

-¡¿estás bien?-preguntó acercándose a la figura que no despegaba su cara del suelo, haciéndole reaccionar.

Lo primero que vio fueron unos mechones de cabello rubio platinado como el suyo saliendo de un gorro negro de lana, seguidos de unos ojos celestes y una cara de facciones finas, pero se notaba de buenas a primeras que era la de un chico. El muchacho frente a ella se levantó de a poco, como si tuviera pereza, bajo sus ojos se notaban grandes ojeras amoratadas y unos lentes cayendo por el puente de su nariz. No lo reconocía. Eso era extraño, ella conocía cada una de las caras de la escuela y esta no, eso la frustró un poco, pero se espabiló apenas el chico estuvo sentado y asintió débilmente, aún con flojera.

-ya veo… ¿te ayudo con tus cosas?-vio como el joven se negó suavemente, comenzando a recoger rápidamente los objetos tirados. Antes de que Rin se levantara éste le ofreció su mano como apoyo y ella la tomó, notando que las manos de él eran sólo un poco más grandes que las suyas y de una temperatura inusualmente fría-gracias…-Antes de que dijera algo más el chico salía por la puerta del salón, perdiéndose de su vista.

-pero que coj…-no terminó de decir Gumi, yendo donde estaba la chica rubia- ¿y quién era ese?

-no tengo idea…-respondió totalmente escéptica Rin, que seguía mirando por donde se había ido el misterioso chico.

-y…y ¿te dio las gracias al menos?-preguntó la peliaqua, mirando en la misma dirección, parecía algo perturbada.

-creo que la manera de dar las gracias de "Ghost" fue ayudarme a levantarme-dijo, ganándose dos pares de ojos verdes mirándola de manera inquisidora.

-¿Ghost?-preguntaron al unísono las dos chicas a su lado.

-es el nombre que le puse-aclaró con una sonrisa-mejor vamos a comer-dijo dando media vuelta y comenzando a caminar.

-sí, antes de que se te aparezca su amigo "gasparín"-bromeó Gumi en tanto comenzaba a seguirla.

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-¡ODIO MI VIDA!-escucharon el lamentable alarido proveniente de la puerta los, exactamente, 44 alumnos sabiendo lo que venía: su loca maestra de música, Yowane Haku-sensei, había llegado borracha.

No pasaron ni tres segundos para que la pobre puerta del salón fuese atacada brutalmente por una mujer de aparentes 32 años, cabello blanco y largo amarrado en una coleta baja, cuerpo exuberante y ojos rojos abnegados en lágrimas. Cualquiera pensaría "pobre Haku-sensei" pero, para los estudiantes allí presentes, la escena que armaba su profesora jefe era cotidiana. Cuando no bebía, era una persona muy tímida y amable, pero lo era tanto que era demasiado fácil aprovecharse de ella, cosa que le traía muchos problemas, y esos problemas a su vez la atraían al alcohol.

-¡oigan todos! ¿No creen que el vodka es un nirvana personal?-dijo gangosamente la profesora y terminó con una risa ahogada, logrando sentarse dificultosamente en la silla que le correspondía frente a la clase-pero… pero el ron se sentirá todo solo y…

-disculpe, Haku-sensei-interrumpe su fantasía un chico de cabello blanco y ojos dispares, parándose de su asiento con la mano levantada-¿hay alguna actividad para hoy?

Con sólo esa pregunta el salón estalló en cuchicheos en contra del pobre chico. Se oían comentarios como "que insensible" y "es estúpido" aparte de "¿por qué mierda habló? Ahora habrá tarea". En vez de intimidarse, él siguió mirando en la dirección en que se encontraba la profesora y esta a su vez le observaba confundida. Cuando al fin reaccionó, comenzó a mirar dentro de su bolsa, dejando de lado al pobre y solitario ron; al terminar de buscar, sacó de ella una carpeta que al parecer contenía la tarea.

-a ver… esto dice… em… ¿Qué dice? A…ja…jajaja… las letras me bailan-se maravillaba sola, cuando pasaron al menos dos minutos se aburrió de sus bailarinas de salsa imaginarias y se volvió hacia donde estaba el chico, aun parado-Utatane, mejor lee tú-dijo con una sonrisa un tanto torcida, ofreciéndole los papeles. El aludido suspiró, comenzando a caminar hacia ella.

-bueno, chicos-comenzó, tosiendo un poco para que le prestaran atención (cosa que no fue necesaria, ya que la mayoría le clavaba puñales con la mirada)-la cosa que preparó Haku-sensei para hoy es un proyecto en grupos de tres personas cada uno, con el objetivo de crear dos canciones a gusto. El plazo será hasta dentro de tres semanas y la nota equivaldrá al 30% de su calificación final en el ramo-hizo una pausa, notando como muchos estaban emocionados, otro grupo no tanto y un grupo más pequeño estaba horrorizado.

-¡Rin, Miku! hagámoslo juntas-ofreció Gumi, acercando su silla más a ellas, viendo como asentían enérgicamente.

-no tan rápido-les interrumpió Piko, haciendo que todo el salón quedara en silencio-según las indicaciones de sensei, los grupos serán al azar.

-¡¿QUÉ?-gritó a todo pulmón el 99,9% de la clase, ¿Por qué no el cien? Porque solo uno no gritó. Acto seguido comenzaron nuevamente los murmullos de "¿por qué?" y "es injusto" etc.

-ya, ya, ¡CALLENSE E DICHO!-impuso nuevamente el silencio la albina, parándose dificultosamente de la silla en donde estaba bebiendo el ron que al final había decidido no dejar sin compañía-los grupos ya fueron elegidos ayer… creo… ¿lo fueron?

-si, sensei, aquí está la lista-le respondió, sacando una hoja algo sucia de la carpeta. Tomó aire, disponiéndose a leer-bien los grupos son…

Así comenzó el martirio, uno a uno (más bien de a tres) iban cayendo los solados, heridos por no haberse podido despedir de sus amigos, ah, sus amigos, que habían caído con otros. Y allí estaban tres oficiales, esperando que la suerte les sonriera para salir victoriosas, juntas. Pero no fue así, cayeron dos al mismo tiempo con una soldada pelirroja, por lo que la pobre oficial amarilla quedó al borde de la muerte, sola, sin ninguna mano amiga que le ayudase así que de esta manera espero su sentencia que, estaba segura, le daría la muerte.

-y el grupo de dos personas es compuesto por… Nagano Rin-dijo el albino, haciendo que la rubia se levantara de su asiento de mala gana, esperando que no le tocara con Neru-y Kagamine Len.

-… ¿Quién?-preguntó confundida, jamás había oído ese nombre y al parecer casi todos los demás estaban igual. Entonces se oyó un ruido al final del salón y todos se giraron a ver, incluida ella.

-soy yo-dijo una voz que jamás había oído, oh, sí. JAMAS EN SU PUTA VIDA LA HABÍA OIDO. No, era imposible…

-¡¿m-me tocó con Ghost?