¡Hola! Me llamo Regina y hace ya bastante tiempo que no escribía, pero me encanta, espero les guste la historia y si tienen tiempo comenten. Me encanta leer lo que opinan y adoro los comentarios. Bueno... aquí va.
Capítulo 1 - La embestida
Después de hacer zapping en la televisión, intentar estudiar cálculo para mi examen de la siguiente semana y sentirme como un estorbo en casa de Billy y Jacob por enésima vez en la semana, paseaba por la playa de la Push, sola, como últimamente era habitual. Habían encontrado un rastro de Victoria esta mañana, por lo tanto Jake y cuatro adolescentes más estaban vagando por el bosque, tras una peligrosa vampira, que podía acabar con todos con tan sólo un poco de esfuerzo de su parte, lo cual ponía mis pelos de punta. El hecho de que tanto la manada como Billy se tomaran mi preocupación tan a la ligera tampoco ayudaba. Estaba aún más ansiosa, porque era por mi culpa que Victoria estaba aquí, ella a quien quería era a mi y yo en lugar de enfrentarme a mi destino, dejaba que personas inocentes arriesgaran su vida por mi.
El bosque estaba silencioso, no había aves en el cielo, y solo se escuchaba el clásico silbido del viento en las costas, el cielo era aún más gris de lo acostumbrado en Washington, haciendo el día frío y siniestro, mientras paseaba por la playa las olas comenzaron a azotarse con violencia contra las rocas y el viento cesó de soplar. No pude evitar tener una clase de Deja' vu, ante mi estaba el escenario perfecto de una película de miedo, justo antes de que ataquen a los protagonistas incautos, en éste caso a mi.
Apresuré el paso y llegué a sentarme en el tronco flotante, en el que solía sentarme con Jake simplemente a platicar. Admiré el horizonte y distinguí el acantilado, en donde se supondría debería de estar ahora con Jacob, contaba con la adrenalina del salto y también contaba con volver a escuchar su voz… Lo cual solo empeoraba mis nervios de por si alterados. Hacia mucho tiempo que no lo escuchaba y una parte de mi se encontraba muy necesitada de mis alucinaciones mientras que la otra buscaba convencerme de dejar de hacerlo, porque al final ¿qué bien me hacía? Ninguno, simplemente alimentaba mi deseo, cavando aún más profundo en el hoyo en mi pecho y después era peor.
Pero aún así, quería hacerlo, necesitaba escucharlo, al menos una última vez antes de renunciar a su voz para siempre, o al menos conscientemente. ¿Se suponía que debía renunciar a mi diversión solo porque Jake no estaba? Conocía el camino hasta la parte más alta del acantilado, aunque se suponía que saltaríamos de más abajo y ese camino no lo conocía. De repente el viento se coló por debajo de mi chaqueta y los poros de mi piel se erizaron, me paré rápidamente y caminé hacia la camioneta, decidida a saltar yo sola, estaba por encender la marcha y ponerme en camino, cuando mi parte racional comenzó a hablar por encima de mi adicción; realmente el día estaba muy frío, no era una experta nadadora, la altura era considerable y yo era, por decirlo de una manera amable, propensa a los accidentes…
Cerré la puerta de la camioneta dándole vueltas, saltar o no saltar, cuando un golpe en la ventanilla hizo que pegara un salto en mi asiento. Miré hacia la ventana y descubrí a Emily, la prometida de Sam, quien tenía una sonrisa en su deformada boca, su expresión era dulce. Me hizo una seña y bajé la ventanilla, no por no querer bajar, sino porque estaba parada justo junto a la puerta.
-Hola Emily- le dije intentando sonreír, lo cual estoy segura que no funcionó muy bien.
-Hola Bella, se me ocurrió pasar a buscarte, como no estabas en casa de Billy, supuse que estarías por aquí, porque no vienes a casa y nos hacemos compañía, mientras les cocinamos algo a los chicos- me sonrió intentando animarme, sopesé la idea en mi mente, saltar o ir con Emily, si el día hubiera estado un poco más cálido me hubiera negado, pero hacía demasiado frío y estaba sola, no creía que a Emily se le antojara chapotear en el agua y siempre podía retener a Jake en su promesa. – Sé que estas preocupada, pero quedarte sola no ayuda, créeme, al menos te distraes un rato-
-Sería bueno gracias- realmente no me hacía bien estar aquí, sola, el estar sola no ayudaba al estúpido agujero de mi pecho, ni a la angustia que sentía cuando Jacob estaba persiguiendo a Victoria, además así me alejaría de la tentación de saltar sola.
Seguí el auto de Emily hasta llegar a su casa, que tenía un hermoso y bien cuidado jardín frontal, la casa era de un color gris descuidado, pero aun así era una casa hermosa. Me estacioné al frente justo detrás de su camioneta, entramos a la casa y comenzamos a preparar la comida para los chicos, resultó que Emily era una excelente cocinera, ya lo había notado en ocasiones anteriores, yo me defendía en la cocina, pero ella claramente podía enseñarme muchas cosas, charlamos un poco y noté que cuando Sam salía a la conversación se le iluminaban los ojos, estaban claramente enamorados y debía de ser así, después de todo lo que habían pasado juntos.
Anocheció y no sabíamos nada de los chicos aún, estaba poniéndome cada vez más ansiosa, paseaba por el pequeño comedor, rodeando la pequeña mesa, una y otra vez como una niña pequeña, mientras Emily ponía la mesa, comencé a tronarme los dedos, Emily me miro y sonrió, sacudiendo su cabeza, claramente mi comportamiento le divertía, estaba segura no le divertiría tanto si supiera lo peligrosa que era la vampira a la que estaban persiguiendo.
Sentí una corriente cálida recorrer mi cuerpo y grité:
-Volvieron- no le di tiempo a Emily de contestar y salí corriendo al jardín frontal, Jared, Paul y Sam venían primero, con el rostro severo, Embry y Jacob venían atrás, desde la distancia examiné a Jake con la mirada de arriba a abajo, se le veía bien, ileso, aunque su andar denotaba cansancio, en cuanto llegó a donde yo estaba parada en el césped mirándome, importándome poco que la manada estaba ahí, rodee su cintura con mis brazos y lo abracé con fuerza. El alivio y el calor al que estaba acostumbrada cuando estaba alrededor de Jacob me inundó y no pude evitar que un suspiro saliera de mi pecho.
-Tranquila ya volví- dijo Jake en un tono despreocupado mientras acariciaba mi cabello y su otro brazo rodeaba mi cintura, estaba tan cómoda en su abrazo, tranquila y segura. Sabía lo que pensaba el resto de la mandada, "tu chica" sabía lo que pensaban los demás, Mike y Charlie, pero habíamos dejado las cosas claras en el pasado y aunque los límites que yo misma había impuesto antes se estaban volviendo borrosos, sabíamos en donde estábamos parados y eso me daba paz y tranquilidad.
-Lo sé, pero no sabes lo preocupada que estuve todo el día, ella es muy peligrosa de verdad, no lo hagas, solo... tal vez sería más sencillo si dejáramos que tenga lo que quiere- había tomado la resolución de que no iba a permitir que Victoria lastimara a más personas, a Jake, solo para llegar a mí.
El cuerpo de Jake se tensó al escuchar mi respuesta, claramente mi comentario lo había hecho enfadar, rompió nuestro abrazo, tomó mi rostro entre las manazas que tenía y me obligó a mirarlo a los ojos.
-No digas tonterías Bella, no lo digas ni en broma, no te atrevas a pensarlo, imaginarlo y mucho menos realizarlo, no seas estúpida Bella, y escúchame por primera vez, hago esto por ti, no lo arruines exponiéndote, como una heroína de fantasía, no te arriesgues ¿Me entendiste?-
Asentí lentamente, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
-Es sólo que no quiero perderte, a ti no. Por favor Jake, no lo soportaría, esta vez no.- me había aferrado tanto a Jacob que ahora no podía dejarlo ir, menos aún por mi culpa, lo necesitaba a mi lado, como aire para respirar, las lágrimas caían por mis mejillas y él las limpió con su pulgar. Mirándome como antes, me sonrió la sonrisa honesta y cálida de nuestros primeros días en el garage arreglando las motocicletas que ahora nunca usábamos.
-Cielo, prometí que no me iría y no lo haré, pero esto lo estoy haciendo para protegerte- lo dijo con comprensión en sus ojos, pero su tono de voz era tajante y decidido y supe que no iba a poder hacerlo cambiar de opinión. Solo quedaba llegar a un acuerdo.
-Promete que no harás algo estúpido, por favor- el por favor fue completamente una súplica.
-Lo prometo- me dijo, mientras depositaba un beso en mi frente y me tomaba de la mano –vayamos a cenar, muero de hambre- y con ese último comentario se zanjó la discusión.
Después de la cena, Jacob fue el encargado de acompañarme a casa, con la pick-up, llegamos a casa y contrariamente a lo acostumbrado en el comportamiento de Charlie, las luces de la casa estaban apagadas, lo más probable es que estuviera dormido, últimamente Charlie llegaba muy cansado a casa, pues las excursiones para cazar a los lobos seguían efectuándose y cada vez con mayor regularidad y duración, lo que solo añadía más personas por las cuales preocuparme.
Bajamos de la pick up, íbamos bromeando un poco sobre que Charlie confiaba tanto en él como para irse a dormir sin haber checado mi llegada cuando caí de bruces contra el suelo, pero no por mis habilidades caminando, sino porque alguien me había empujado, giré para reclamarle la brusquedad, cuando noté su expresión preocupada, alerta, su cuerpo temblando ligeramente lo cual realmente me asustó más que cualquier cosa que hubiera podido decirme. Se acercó y me ayudó a ponerme en pie, manteniendo una postura de guardia con la vista en el bosque.
-Corre, entra a la casa ¡Ahora!- su voz salió con miedo. Lo cual me aterró todavía más, si es que eso parecía posible.
Mis nervios brincaron y comencé a andar hacia la puerta, cuando su voz me sorprendió y no pude evitar asustarme aún mas, mi mente solo traía su voz a mi cabeza cuando hacía cosas estúpidas o estaba en peligro, prueba de ello: Laurent, apresúrate me susurró su voz de terciopelo, llegué al porche y me gire a ver a Jake, quien estaba alerta a la mitad de mi patio frontal, esperando por algo y en una posición que claramente era de defensa, intentaba encontrar las llaves, cuando de repente Jacob fue envestido por algo o más bien alguien ya que pude distinguir una melena pelirroja… Victoria.
-Entra ya Bella- mis manos temblaban y no lograba meter la llave en la cerradura, Vamos Bella apresúrate, ¡Bella! Rayos, porque todo el mundo me gritaba, solo me ponía aun mas nerviosa. Logré meter la llave, abrir la puerta y corrí a mirar por la ventana, un gran lobo de pelambre rojizo peleaba con Victoria, quien salió corriendo al bosque y el gran lobo después de mirar hacia la casa, corrió tras ella.
