Tenia ganas de escribir un angust, para variar un poco del humor que suelo escribir. Es el primero asi que me gustaria saber que les parece, personalmente me gusta bastante como quedo.

Oracion: Narracion normal

Oracion: Mente de Sakura

Disclaimer: Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen.


Acababas de salir del trabajo, y ahora te dirigías, a paso tranquilo, a tu hogar.

Pero tu forma de caminar no tenia nada que ver con tu estado de animo, nada mas alejado a la realidad.

Estabas preocupada, angustiada porque cada vez se hacia mas evidente, tu matrimonio iba en decadencia.

Era extraño, por tu parte todo iba bien ¿Y como no iba a estarlo? Si estabas casada con el hombre de tus sueños. Tu amor de secundaria, un hombre hecho y derecho, inteligente y exitoso director de una gran empresa. Y tu no te quedabas atras, eras una reconocida cirujano.

Intelectualmente estabas a su nivel, podias hablar de politica, filosofia, economia, ente muchas otras temas.

¿Entonces, que estaba mal?

Te viste refrejada en una vidriera, verdaderamente no estabas nada mal, si te permitias decirlo, tenias el largo cabello rosado, ojos verdes, piel blanca, eras alta y delgada sin llegar a ser escualida, de pechos pequeños y armoniosas caderas, estrecha cintura y rasgos finos y delicados. Nadie diria que tenias veintisiete años.

No, tu apariencia no era el problema.

Entonces ¿Porque tu marido no habia vuelto a posar sus ojos en ti?

No te diste cuenta y ya estabas enfrente de la puerta de tu edificio. Subiste al ascensor y marcaste tu piso.

Vivian en un departamento, despues de todo, no tenian hijos.

Y como estaban las cosas tampoco los tendrian.

Te arreglaste el cabello, tratando de ignorar esa vocesita en tu cabeza que parecia tener toda la intencion de reirse de ti.

La puerta se abrio, llegaste.

Viste unos zapatos que no eran tuyos ni de tu esposo en la entrada. Te gustaria decir que era una sorpresa pero no, sabias perfectamente de quien eran esos zapatos.

Uzumaki Naruto, el amigo de la infancia de tu esposo.

Desde que se habian casado habia frecuentado tu casa, venia casi todos los dias, y a tu marido no parecia importarle. De hecho parecia disfrutarlo.

Un nuevo sonido llego a tus oidos. Gemidos.

De esos que hacia mucho tiempo no llenaban tu casa. O al menos, eso era lo que tu creias.

Apretaste los labios, esto no podia ser mas que una pesadilla, querias salir corriendo.

Ay la auto-proclamada señorita madura va a huir

Y ahi estaba la voz de nuevo, con ese tono ironico que te hacia hervir la sangre. Te quitaste los zapatos y empezaste a caminar con rumbo fijo, tu habitacion.

A cada paso que dabas los gemidos se hacian mas audibles, asi como las risas que emitia la voz de tu mente.

Tenias la mano en el picaporte, con tus ojos tratando de contener las lagrimas. No podia ser cierto.

¿Ah, no? ¿Porque no lo averiguas?

Abriste la puerta, el tiempo se detuvo para ti. Las lagrimas rodaron por tus mejillas, mientras esa voz, finalmente, estallaba en carcajadas.

Los dos hombres en la cama emitieron un sonoro grito, mas tu no los escuchaste.

Solo lo que decia aquella voz burlona, humillandote, entre carcajadas.

¿Porque tu marido no habia vuelto a posar sus ojos en ti?

Ahi tienes la respuesta.