A/N: Hey! Espero que les guste este fanfic. Tratará con algunos temas fuertes, creo que el summary lo dice XD oh, y aunque de vez en cuando haya otras parejas, la principal será Ereri, así que no teman! ok, no XD dejo algunas notas más al final del capítulo, sobre todo aclaraciones. Oh, y los nombres de los capítulos serán títulos de canciones que me gustan y que pienso que se pueden relacionar con el fic. Si gustan buscarlas, adelante :D


Capítulo 1. Gods & Monsters


Eren's POV

El aire frío que entraba por las ventanillas del auto me erizaba los cabellos de la nuca, aunque estaba seguro que esa no era la razón por la que temblaba. La sensación de la sangre en mis manos aún estaba presente en mi memoria y me llegaba en forma de fugaces recuerdos que me hacían sudar frío y me causaban un dolor de cabeza, así que había decidido tratar de olvidarlo. Mikasa y Armin habían sido terriblemente buenos conmigo, consolándome, cuidándome y ayudándome a escapar.

Armin detuvo su viejo auto en la frontera de nuestra ciudad, Shinganshina, y por un momento todos nos quedamos quietos y en silencio. Me aclaré la garganta.

"Gracias, Armin," dije para romper el silencio y salí del carro. Esperé a que ambos salieran también y los brazos de Mikasa me rodearon de inmediato. Pronto se agregó Armin también. Sentí húmeda mi camiseta, estaban llorando en silencio igual que yo.

"Chicos, tengo que irme," dije con la voz rasposa, aunque yo tampoco quería separarme de ellos. Eran mis mejores amigos.

Armin levantó su rostro para mirarme a los ojos. "Te queremos, Eren."

"Cuídate," dijo Mikasa. "Y recuerda que siempre puedes volver con nosotros. Te amamos, Eren."

Los abracé más fuerte. "Yo también los amo. Gracias por todo."

Estuvimos un rato más así, hasta que parecieron darse cuenta que no valía la pena prolongar más el momento. A duras penas nos separamos, y Armin y Mikasa fueron lo bastante generosos como para darme algo de dinero de sus ahorros, aunque sabían que yo también llevaba los míos. Nos despedimos una última vez y ellos subieron al auto y tomaron el retorno, agitando las manos en señal de despedida y con las mejillas húmedas por el llanto. Les devolví el gesto y cuando hubieron desaparecido solté un sollozo y enjugué mis lágrimas.

Me habían dejado justo a la mitad del puente que comunicaba a Shinganshina con Trost, ya que ambas ciudades estaban divididas por un río. Me paré un momento en el borde del puente, observando el agua tranquila y las luces de la ciudad que dormía. El aire golpeaba mi cara y me hacía temblar.

Con un suspiro tomé las pocas pertenencias que había cargado conmigo y caminé hacia Trost. De vez en cuando pasaban algunos carros, a los cuales les hacía señales para que se detuvieran pero ninguno lo hacía. Ya casi había llegado al final del extenso puente cuando otro carro pasó, le hice una seña y se paró. Eran tres jóvenes de mi edad, dos hombres y una mujer.

"¿A dónde vas?" me preguntó el conductor cuando me acerqué. Me encogí de hombros.

"Sólo trato de escapar."

"Entonces sube," me indicó con una sonrisa. "Estás con la gente correcta."

Me subí en el asiento de atrás, con la chica. Era rubia, de ojos azules y muy bonita. Llevaba un cigarrillo en la mano, aunque me percaté que era diferente a los de tabaco. Ahora que lo notaba, el carro olía algo extraño, a pesar de que las ventanillas estuvieran abiertas.

Cuando la rubia se percató de que mis ojos estuvieran posados en ella, volteó a verme. Exhaló lenta y sensualmente y me extendió el cigarro.

"¿Quieres?"

Me negué. Ella se encogió de hombros, parecía indiferente ante todo.

El chico que iba conduciendo comenzó a sacar conversación mientras nos adentrábamos en la ciudad. Trost era enorme, mucho más grande que Shinganshina. Me ofrecieron alcohol, y no me negué a eso. Necesitaba tranquilizarme.

Quizá fue eso, o la actitud completamente relajada de los chicos, o el hecho de que el conductor hablara conmigo lo que me hicieron relajarme. Reiner, Bertolt y Annie, se llamaban. No me dijeron apellidos ni preguntaron por el mío. Reiner —el que iba manejando— me confesó que los tres habían sido echados de sus casas por diferentes razones, y ahora vivían la vida como podían, vagando de una ciudad a otra y haciendo lo que podían para conseguir dinero. Planeaban quedarse en Trost por un tiempo, ya que tenían conocidos ahí.

Después de un buen rato de trayecto llegamos a un hotel barato. Los cuatro bajamos y nos dividimos el costo de dos habitaciones por una noche. Me percaté que Reiner y Bertolt eran pareja —se tomaban de las manos, se abrazaban, se besaban—; y a Annie no parecía molestarle quedarse conmigo, aunque yo me sonrojé ante la idea.

Subimos a las habitaciones y lo primero que Annie hizo fue tirarse sobre la cama y prender la televisión, echada sobre su abdomen. Me acosté a su lado en la misma posición a ver El Extraño Mundo de Jack, aunque en realidad no estaba prestando atención. Annie sonrió un poco —cosa que parecía bastante inusual en ella, a pesar de que llevaba poco tiempo conociéndola— y me volteó a ver, diciendo cómo las películas de Tim Burton siempre eran mejores después de echarse un porro. Yo sólo asentí.

Annie soltó un suspiro y se recargó sobre mi hombro. No me molestaba su presencia, era silenciosa pero agradable. Aunque debo admitir que sí me sentía algo nervioso: la encontraba muy atractiva.

Tentativamente pasé mi brazo por su espalda. Un esbozo de sonrisa cruzó sus labios, lo juro. Eso me dio más confianza y la atraje más hacia mí. Era cómodo estar con ella.

"Eren, ¿eres virgen?" preguntó Annie de repente. Me sonrojé.

"¡N-no!" exclamé. No era mentira, había adquirido cierta experiencia con Mikasa en nuestro despertar a la adolescencia, algo muy incómodo y de lo que ambos nos habíamos arrepentido después(1). Pero Annie no necesitaba saber eso. "No, no soy virgen," reiteré más serio.

Annie rodó en la cama y extendió sus brazos y piernas, haciendo inevitable que viera su cuerpo torneado y sus firmes pechos.

"Bien," dijo, acariciando los cabellos de mi nuca y rodeándome con sus piernas. "¿Qué te parece si nos divertimos un poco?"

No pude decir que no.


Media hora después de haberme tirado a Annie y tomar una ducha —nada inocente— juntos, alguien tocó a nuestra puerta. Ella estaba en ropa interior y llevaba una toalla enrollada en sus cabellos húmedos, mientras que yo traía una alrededor de la cadera. Sin embargo, a ella no pareció importarle y abrió la puerta.

Eran Bertolt y Reiner.

"Hey, ¿vamos a salir hoy?" preguntó Reiner, sosteniendo a un ruborizado Bert por la cadera. Annie asintió. Yo miré al reloj... ¡Era la una de la mañana!

"Eren, ¿vienes?" me preguntó Annie. La miré y luego a los chicos, atónito. Reiner me sonrió y Bert me devolvió la mirada, lo cual ya era bastante qué decir de él: me había percatado que era excesivamente tímido.

Podía imaginarme qué clase de lugares visitarían a esas horas de la noche, y no eran mi clase de lugares. No era un santo, mas no estaba acostumbrado a ir de fiesta en fiesta y de antro en antro. Sin embargo, la manera en que estaban aceptándome en su grupo tan fácilmente me hizo considerarlo. No quería rechazarlos, y supongo que un poco de diversión no me vendría mal después de toda la mierda por la que había pasado.

"Claro," acepté. La sonrisa de Reiner se ensanchó e incluso Bert me sonrió un poco.

"Danos media hora," pidió Annie. Ambos aceptaron y cerró la puerta. Se encerró en el baño para arreglarse, mientras yo revisaba mis pantalones —que por suerte no estaban sucios— y me los volvía a poner. Busqué una camiseta que estuviera más o menos decente y me puse el único par de Converse que había cargado conmigo. Me miré en el espejo y traté de acomodar mi enredadizo cabello como normalmente lo hacía. No había hecho gran cosa y me sobraba un buen rato, así que me puse a ver la TV por mientras. Ahora daban el Cadáver de la Novia. ¿Acaso era un maratón de películas de Tim Burton o algo así?

Mientras me preguntaba cómo se vería Emily(2) bajo la influencia de la marihuana tocaron a la puerta. Eran Bert y Reiner de nuevo. Ambos entraron y Reiner le gritó a Annie a través de la puerta del baño para que se apurara mientras Bert le daba codazos para que parara, apenado.

Annie salió poco después. Se había puesto un vestido entallado negro, botas de tacón y llevaba su cabello suelto y lacio. Soy hombre, así que no sé exactamente qué se había hecho, pero se había maquillado de manera que su mirada resaltaba bastante.

"Wow," no pude evitar soltar. Annie me echó un vistazo y sonrió, apenas perceptiblemente.

Reiner se burló de ella y ella le dio un buen golpe que me dejó impresionado. Nunca me imaginé que fuera tan fuerte o tan hábil, una chica tan delicada como ella.

"Vámonos," musitó, como si no fuera la gran cosa, y salió del cuarto. Bert ayudó a Reiner a ponerse de pie, como si fuera rutina, y salieron también. Los seguí.

Reiner condujo, de nuevo. Recorrimos pequeños callejones poco transitados hasta llegar al lugar, que estaba al fondo de una de tantas callejuelas. Podían escucharse los ecos de la música a todo volumen y las vibraciones de las cosas alrededor. Había un chico cuidando la entrada, aunque no parecía mucho mayor que nosotros. Supongo que yo me esperaba a un mastodonte o algo así.

"¡Heeeey, Berwick!" saludó Reiner por todos nosotros.

"¡Hermanos! ¡Mucho tiempo sin verlos!" contestó el aludido abrazando a cada uno de ellos. A mí me saludó de mano.

"Berwick," se presentó, como si no fuera obvio.

"Eren," dije de vuelta.

"Eren es parte de nosotros ahora," dijo Bert, sorprendentemente. Parpadeé, incrédulo, aunque un sentimiento de calidez invadió mi pecho.

"Bien, entonces claro que puede pasar. Diviértanse, chicos," nos dijo Berwick mientras abría la puerta para nosotros. La música me ensordeció y Annie me jaló hacia ese universo de sonidos y luces de colores. Era increíble, pero el club estaba lleno. Los jóvenes bailaban arrimados unos a otros como si no existiera el espacio personal. Llevaban tragos en sus manos, algunos cigarros —Dios sabrá de qué. Las luces parpadeaban de diferentes colores, siguiendo el ritmo de la música: dubstep o algo por el estilo. No me gustaba, pero todos parecían acoplarse al ritmo.

Annie pareció ver a alguien conocido. "¡Levi!" exclamó para que la escuchara. Un joven cerca de nosotros volteó a vernos y arqueó una ceja. Llevaba pantalones de mezclilla y una sudadera oscura, demasiado grande para él. Se acercó a nosotros.

"Hola." Saludó cortante, escudriñando a cada uno de nosotros con la mirada. Sus ojos se fijaron en mí: eran claros, aunque no pude distinguir de qué color exactamente por las luces. Su mirada era penetrante y desconfiada, y aunque sus ojos eran pequeños resaltaban mucho por las oscuras y gruesas pestañas que los enmarcaban. Tragué, nervioso.

"¿Quién es el nuevito?" preguntó despectivamente. Ya estábamos lo suficientemente cerca para escucharnos a pesar del ruido sin gritar demasiado.

"Él es Eren," respondió Reiner por mí, dándome una palmada en la espalda. "¿Qué opinas, Levi, tienes algo suave para él?"

Miré a Reiner con el ceño fruncido, pero me ignoraron. El tal Levi se encogió de hombros.

"No sé, ¿MDMA?"

"¿MDMA?" inquirí, levantando una ceja.

"Éxtasis," aclaró Bert. ¿Qué eso no era un orgasmo, el nirvana o algo así?

La ruidosa risa de Reiner resonó en mi oído. "Te va a gustar, Eren."

Levi sostuvo una pequeña pastilla en frente mío. "Pruébalo."

Volteé a ver a mis —al parecer— nuevos amigos. Me miraban con expectación. Sé que no me obligarían si me negaba, pero aun así sentí algo de presión.

"Sólo pruébalo," insistió Reiner. "Si te gusta o no te gusta, es cortesía de la casa. Nosotros pagamos la dosis de hoy."

"E-está bien," terminé cediendo. Tomé la pastilla de la mano de Levi y me la pasé con rapidez, mirándolo a los ojos. A mi alrededor los demás festejaron. Levi sonrió con suficiencia.

"Diviértanse," dijo mientras aceptaba el dinero que juntaron entre los tres y les ofrecía pastillas a ellos también. Después se perdió entre la multitud danzante. No pude evitar fijarme en la gracia con la que caminaba.

Qué tipo.

Annie me jaló en otra dirección y se puso a bailar conmigo. Me sentía incómodo, no sabía cómo moverme.

"Sólo déjalo ir," susurró, frotando su cuerpo contra el mío. Estuve tratando de copiarle por un rato hasta que las drogas comenzaron a hacer efecto.

"Whoa," suspiré, echando la cabeza para atrás. De pronto todo se veía más brillante e intenso.

Annie soltó una risita. "También lo sientes, ¿verdad?" dijo. Volteé a verla. Sus pupilas estaban dilatadas.

Me reí de vuelta. "¡Esto es maravilloso!" exclamé a carcajadas. Me sentía con mucha energía, como si pudiera bailar toda la noche. Mantener el ritmo se había vuelto más fácil. Me sentía extrañamente bien, sin preocupaciones, en sincronía con Annie.

Los recuerdos de esa noche son difusos. Sólo sé que no podía enfocarme en mirar a un sólo punto, que las luces y la música hacían una combinación perfecta, igual que Annie y yo, y que un sentimiento de calidez me invadía y me decía que todo estaría bien.

Bailamos hasta el amanecer. Entonces regresamos al hotel caminando, porque Reiner y Bert quién sabe a dónde se habían ido. Y al llegar a nuestro cuarto me cogí a Annie de nuevo, y después caí en el sueño más profundo que he tenido jamás.


Los días siguientes pasaron más o menos en la misma rutina. Dormíamos durante el día, comíamos lo que podíamos y cuando de repente desaparecía alguien entre nosotros era porque de seguro habían buscado a alguien que asaltar para que no se nos acabara el dinero. Nos repartíamos las cuentas siempre.

En la noche íbamos a diferentes clubes, pero por dentro eran prácticamente iguales. Comprábamos drogas, bailábamos, cogíamos entre nosotros y bebíamos hasta que saliera el sol. Era muy fácil estar con Annie, Bert y Reiner, y me encontraba muy a gusto en su presencia. Pero todo tenía sus efectos secundarios, y al cabo de una semana el éxtasis ya no me afectaba igual y se había convertido en algo molesto(3). Me habían explicado que era normal, que sólo debía dejar de tomarlo unos días y ya. De cualquier forma, comencé a sentirme demasiado deprimido como para salir, y una noche, me negué.

Bert y Reiner dijeron que saldrían de todas formas. Annie pareció dudarlo un poco, más por educación que nada, pero no tomó mucha insistencia de parte mía para que accediera a ir con ellos sin mí.

Traté de convencerme de que no era personal, que ellos habían sido amigos desde antes que yo llegara y que me habían "adoptado" por alguna razón. Pero realmente me sentía triste esa noche, así que lloré hasta que el sueño me venció.

No obstante, no dormí mucho. Cuando desperté me percaté de que sólo habían pasado veinte minutos desde mi siesta, y me decidí a alcanzarlos. No ganaba nada con estar sintiendo lástima por mí mismo, y quizá si salía podía conseguir algo más fuerte que el éxtasis, que me sacara de esa repentina depresión. Me fui caminando al primer club al que habíamos ido, no estaba muy lejos del hotel y era el que más nos gustaba visitar, así que de seguro debían estar ahí.

Platiqué un poco con Berwick y me dejó pasar. Siempre era toda una experiencia entrar a los clubes: el cambio de escena, de ambiente. Me sumergí entre la multitud buscando a mis amigos, pero al poco rato me percaté que no estaban.

Comencé a debatirme entre irme o quedarme y quizá conocer nuevas personas. Mientras pensaba esto choqué con alguien que se volteó para verme, irritado. Lo reconocí: era Levi, el tipo que nos vendía las drogas de vez en cuando.

"Hey," saludó, los rastros de molestia de su rostro borrándose cuando me reconoció.

"Hey," respondí de vuelta, ligeramente sofocado.

"¿Y tus amigos?"

Me encogí de hombros. Levi suspiró y se rascó la nuca incómodamente. Abrió la boca para decir algo, cuando una muchacha lo interrumpió.

"¿Quién es tu amigo, Levi?"

"No es mi amigo," contestó él, cortante. La chica puso los ojos en blanco, como si estuviera acostumbrada a su actitud.

"Petra, mucho gusto," se presentó conmigo, extendiéndome una mano. Le di la mía en un apretón amistoso.

"Eren."

El bufido sarcástico de Levi llamó mi atención aún a través de la música. "¿Qué es esto, una reunión de negocios o algo parecido?"

Petra le dio un codazo y me sonrió, ignorando el hecho de que Levi la fulminó con la mirada.

"Eren, ¿estás solo? Porque puedes quedarte con nosotros, si quieres."

Iba a responder que sí, pero Levi no parecía muy alegre al respecto. Meh, ¿a quién engañaba? Levi nunca parecía alegre al respecto de nada, así que lo más probable es que le diera igual.

"¡Vamos!" Petra pareció notar mi indecisión y me jaló hacia su círculo de amigos. Los presentó rápidamente y a gritos: Auruo, Isabel y Farlan. Yo dije mi nombre y seguimos bailando como si nada. Me sorprendía la facilidad con la que te aceptaban en un grupo en este ambiente. Había ocurrido igual con Reiner y ellos.

Petra dejó de bailar con Auruo y se arrimó a mí, quizá para hacerme sentir bienvenido. Comenzó a bailar de espaldas, moviendo sus caderas sensualmente y rozándolas con las mías de la forma en que Annie usualmente hacía. Petra también era muy bonita. Me pasó un porro, y esta vez no lo rechacé. Inhalé el humo muy rápido y me atraganté, haciendo que volteara para quitarme el cigarro. A mi lado, escuché la risa de Levi, cosa que me sorprendió bastante, pero cuando me miró y vi sus pupilas dilatadas y un cigarro en una de sus manos entendí la razón. De cualquier forma, fuera cual fuera el motivo de su risa no evitó que mi corazón se acelerara cuando me sonrió y expulsó el humo en mi cara. Debía ser efecto de las drogas, me dije a mí mismo.

"Hazlo lento," me dijo al oído, tomando el cigarro de la mano de Petra y colocándolo en mis labios. Inhalé como me dijo; atónito, mirándolo a los ojos todo el tiempo. Quitó el porro de mi boca para que expulsara el humo, y lo colocó en mi mano.

"Eso es, muy bien," murmuró. No escuché su voz, pero pude leer sus labios. Entonces se dio la media vuelta, repentinamente, haciendo que sus cabellos negros golpearan mi rostro. Pero no me molestó.

Volteé, Petra ya estaba bailando con Auruo otra vez, e Isabel y Farlan estaban juntos. Extendí mi mano para evitar que Levi se alejara, pero justo en ese momento alguien tocó mi hombro y volteé, sorprendido.

"¡Eren!" Era Reiner. "¡Así que al final sí decidiste salir!" sonrió.

"Ehh, sí," tartamudeé. La marihuana comenzaba a hacer efecto y la música se oía más fuerte, las luces eran más vívidas, me sentía bien. Reí. Reiner rio conmigo.

"Bien, bien. Qué bueno que te sientas mejor," dijo mientras yo fumaba un poco más. Algo atontado y como si fuera otra persona miré a los demás. Estaban Bert y Annie, obviamente, pero también había dos chicas atrás de ellos: una muy bonita, bastante pequeña y que parecía una muñequita rubia, y otra morena, alta y pecosa. Reiner pareció percatarse de que mi mirada se había fijado en ellas y gritó para que lo oyera:

"Oh, ellas son Ymir y Christa. Viejas amigas. Nos ofrecieron su casa para quedarnos."

"¿En serio?" balbuceé sorprendido, dirigiéndome a ellas. La pequeña asintió.

"¡Claro que sí!"

Salimos del club, y entre Reiner e Ymir —la morena— contaron entre burlas del uno al otro que se habían reencontrado en otro club, conversado un poco y Christa les había sugerido que podían quedarse en su apartamento nuevo. No era muy grande, pero era mejor que gastar en un hotel. Así que obviamente habían aceptado, mas primero habían decidido seguir con la fiesta en otro lugar. Y así se habían encontrado conmigo.

"Ya veo," comenté. Ymir y Christa se subieron en su auto, Ymir manejaría. Bert y Annie se subieron en el asiento de atrás para acomodarse, y Reiner se disponía a subir después mientras me veía, atontado, preguntándome cómo cabríamos.

"Umm, quizá si nos amontonamos..." comenzó a responder el rubio a mi pregunta silenciosa, cuando una voz llamó la atención de ambos.

"¿Eren?"

Giré para ver quién era. Tenía la idea, pero era diferente escuchar su voz sin la música interfiriendo.

"Pensé que ya te habías ido," susurró Levi, acercándose a nosotros. Hasta ese entonces me percaté que iba todo vestido de cuero. "Veo que encontraste a tus amigos."

"Hey, Levi," saludó Reiner.

Levi hizo un gesto con la cabeza. "Hey. ¿Qué tal?"

"No mucho, sólo viendo cómo nos acomodamos para irnos." Esta vez fue Ymir la que respondió, y me sorprendió un poco que también conociera a Levi por la manera en que le habló. "Se quedarán en nuestra casa."

"¿En serio?" el tono de Levi era incrédulo y divertido. "¿No es mucho homo en un mismo lugar?"

Ymir puso los ojos en blanco y tocó el claxon. "Mira quién habla."

"Eren no es gay," clarificó Annie. Yo me sonrojé.

"¿Ah no?" preguntó Levi, mirándome con esa misma expresión. No sé por qué me ponía tan nervioso. "Sí, se nota."

Decidí ignorar el evidente sarcasmo en esa oración y aclaré mi garganta. "Bien, ¿entonces cómo nos vamos a ir?"

"Hey, Ymir, van a su casa, ¿no? Me queda de paso. Yo te puedo llevar, mocoso," se ofreció Levi, tomándome por sorpresa y haciéndome dar un respingo.

"P-pero... ¿Seguro que no te molesta?" inquirí, nervioso. Él se encogió de hombros.

"Nah. De todas maneras ya planeaba irme."

"Bueno, entonces nos vemos allá," dijo Ymir. Reiner se subió al carro y arrancaron sin mucho más, dejándonos a Levi y a mí en un silencio incómodo mientras caminábamos a su carro.

"¿Cómo estuvo tu primer porro?"

"Bien," respondí algo ansioso. "Espera... Tú también fumaste uno. ¿Estás seguro de que puedes conducir así?"

"Pfff..." Levi soltó casi ofendido. "Años de experiencia, mocoso. Además, iré jodidamente lento, por si acaso."

"Pues... Gracias," contesté mientras subía a su carro. Subió después de mí y arrancó.

Nos mantuvimos en silencio. Dios, ¿por qué había tanta tensión en el ambiente? ¿O acaso era sólo yo?

Puso música y cerré los ojos, rememorando la manera en que se había reído y en que había sido tan terriblemente amable adentro del club. Y lo seguía siendo, a su manera.

"¿Te gusta esa canción?"

Me tomó varios segundos percatarme de que se estaba dirigiendo a mí. Abrí los ojos de golpe. "¿Eh?"

"Esa canción. Parece gustarte."

Me gustas tú, pensé. Sacudí la cabeza. No, ¡no! ¿A qué venía eso?

"Eh... A decir verdad no la conozco," respondí por fin.

Levi frunció el ceño. "Eres un maldito raro."

Y sin embargo, subió el volumen. No pude evitar en fijarme en su blanca mano, de dedos largos y uñas pintadas de negro. Dios, ¡¿qué me estaba pasando?!

"Supongo," coincidí. Supe que no lo decía con mala intención, además, la verdad era que estaba bastante confundido. Quería culpar a las drogas, pero algo dentro de mí me decía que no era por ello. Levi sonrió, ¡sonrió! Si bien apenas notable, pero hizo que mi corazón se saltara un latido. ¿La marihuana causaba taquicardia?

El carro se detuvo. Levi volteó a verme. "Bien, aquí es."

No se había estacionado exactamente en frente del apartamento de Ymir y Christa porque no había lugar, pero supe cuál era porque mis amigos estaban tonteando afuera de la puerta principal, quizá esperando por mí. Me aclaré la garganta y me dispuse a salir.

"Gracias, Levi," dije al abrir la puerta. Estaba por bajar cuando de la nada, la mano de Levi se posó en mi muslo y me detuve para voltear a verlo con los ojos desorbitados. Levi se acercó a mí y lamió mi oreja sin ningún aviso, cosa que me hizo soltar un patético jadeo mientras un impulso eléctrico se dirigía a mi entrepierna.

"De nada, señor heterosexual," respondió él, burlándose, y me empujó fuera del auto antes de que pudiera responder. Caí sobre el pavimento, pasmado, y las carcajadas de Levi resonaron en mi cabeza mientras me incorporaba y lo veía escapar en el auto.

"¡L-Levi!" exclamé, pero ya se había ido. Suspiré y me puse de pie con algo de dificultad, todavía sentía los efectos de la droga en mi organismo, pero decidí ignorarlos. Y entonces traté de caminar hacia mi nuevo grupo de amigos para evitar pensar en Levi y lo que me hacía sentir.


A/N: (1): Sólo para clarificar, en este fic Mikasa no es hermana adoptiva de Eren. Sólo eran amigos.

(2): Emily es el personaje principal del Cadáver de la Novia. Es el cadáver, pues XD si no la han visto se las recomiendo totalmente! :D

(3): Leí por ahí que después de varios días de tomar MDMA seguidos, se pierden los efectos que causan bienestar e inclusive puede causar depresión, deshidratación y otras cosas más. Sin embargo, si lo dejas de tomar por unos días, después vuelve a surtir efecto. He ahí porqué Eren se sintió mal de la nada C:

Oh, y la canción del título es de mi ídola, Lana del Rey. Les recomiendo escucharla, es genial alsdjlakdj

Bueno, creo que eso es todo. Pueden preguntarme si no entienden otra cosa C: no muerdo. Dejen sus comentarios! Quiero saber qué pensaron del fic :3