La fusión del fuego y el hielo.

Capítulo I

El gran día había llegado al pueblo de Arendelle. La boda de la princesa Ana era motivo de celebración en todo el continente. Aún más reinos que los que habían venido a la coronación de la reina estaban ahí, de todas partes del mundo. Elsa tenía ya 19 años, y su hermana 18, edad suficiente para unirse a su amado.

Todo transcurría bien, los representantes de cada reino iban llegando al palacio para saludar a la reina y felicitar a la pareja. Los reinos eran muy diversos, algunos vivían en el agua, como los de la Atlántida, todos ellos tenían el cabello totalmente blanco y vestían con ropas ligeras y un extraño collarcito azul iba en su cuello, a Elsa le pareció que era importante. Se presentaron, la reina era Kira, y su esposo Emnton, o algo así entendió la rubia pues con su raro acento casi no sabía qué decían. Elsa los saludó con gusto aún así.

Pasaron muchos reinos, algunos más normales que otros, la reina dio la bienvenida a cada uno pues todos eran reinos amables con Arendelle. Entonces vino el último, el que más le preocupaba a Elsa: El Reino de Dragonia. Había oído sobre ellos, guerreros temibles, nunca perdían una guerra, tenían dragones con ellos pero lo que más le asustaba a la chica de cabello blanco eran las historias de que podían controlar el fuego.

La representante de ese reino era la princesa Elizabeth, que había ido en representación de su madre que se encontraba enferma para ir en ese momento. Ella era bonita, pensó Elsa, tenía el cabello castaño oscuro, unos ojos verdes penetrantes, la piel bronceada y la mirada amable, aunque la reina podía asegurar que si le daba motivos no dudaría en acabar con ella.

Detrás de ella iba un chico, su cabello rojo intenso le cubría las orejas y parte de los ojos, los cuales eran verdes dorados, su piel pálida contrastaba con la aperlada de sus compatriotas y con el tatuaje rojo oscuro que tenía en la cara, que iba desde su ojo izquierdo y bajaba por su cuello, perdiéndose en su camisa. Detrás de él venía lo más imponente, un dragón rojo del tamaño de un barco pesquero, todos los presentes tenían cara de asombro y se apartaban a su paso. Llegaron al fin y los dos hicieron una reverencia, el chico traía una capa roja sobre un extraño traje negro y café, la princesa una especie de vestido pantalón.

-Nos complace estar aquí, reina Elsa, mi madre se disculpa por no poder asistir a este evento tan importante-dijo la princesa-me presento, soy Elizabeth II, de Dragonia, y ella es mi hermana, Trizzia Drago, la comandante en jefe de los ejércitos de Dragonia.-esperen ¿qué? ¿El chico era chica? Trizzia sonrío de lado ante la cara de Elsa, tomo su mano y la acercó a sus labios.

-Todo un honor, mi lady-. Lo primero que la rubia sintió fue calor, una sensación ajena para ella, pues pocas veces podía sentirlo, sin embargo esa vez pudo sentir que su cuerpo entero parecía estar rodeado por una sensación cálida, reconfortante pero abrumadora a la vez, entonces soltó su mano y la sensación desapareció, dejándola vacía.

Elsa trató de olvidar lo sucedido y continuó con la ceremonia de la boda. No vio a la chica del tatuaje en la ceremonia, y más tarde en la fiesta tampoco pudo encontrarla así que decidió dejarlo y concentrarse en pasear por la fiesta, bailando y sonriéndoles a los invitados.

Después de un rato empezó a sentirse abrumada en la fiesta, así que decidió salir al balcón a tomar algo de aire fresco. Ella pensó que estaba solo, pero una luz anaranjada y danzante hacía sombras en algún lugar. Eso parecía demasiado al… fuego. Se asustó y se preparó a usar sus poderes, pero apenas dio un paso y la luz se apagó. Fue a ver qué había ocurrido pero antes de que llegara al barandal tenía enfrente a la chica e Dragonia, Trizzia.

-Su alteza… ¿no debería estar en la fiesta?-preguntó. Parece que se dio cuenta de la incomodidad de Elsa al tenerle tan cerca así que se dio un paso atrás.

-Oh…Trizzia ¿no?-dijo la reina.

-Prefiero que me llamen Drago, si no le importa-replicó ésta.

-Por supuesto, Drago entonces-sonrió y caminó hacia el barandal-podría decirte lo mismo ¿por qué no estás adentro?-preguntó. La pelirroja solo suspiró.

-Me siento atrapada en lugares cerrados, además, la gente no es lo mío si no son soldados-rió ligeramente con esto y dio un ágil salto encima del barandal, sosteniendo el equilibrio sin pestañear, mirando directamente a una caída de más de treinta metros.

-Ah…ya veo-dijo Elsa titubeante al verle ahí, temiendo que cayera pero sin atreverse a decirle algo-pues… lo mismo, necesitaba un descanso-sonrió nerviosa-¿no tienes miedo de caerte?-preguntó la reina tratando de que su voz sonara segura de sí misma. Le sorprendió lo bien que podía hacerlo. Drago solo sonrió de lado mirando hacia el cielo.

-En mi tierra tener miedo es lo mismo que la muerte-dijo simplemente. Entonces la voz de Ana llamándola hizo a Elsa voltear hacia la puerta-la necesitan ahí-dijo la militar. Elsa se caminó hacia la puerta y se volteó solo para ver cómo la chica se lanzaba al vacío sin dudarlo.

Corrió hacia el borde para ver qué había pasado, pero solo recibió una ráfaga de aire para luego ver la silueta de un dragón alzarse y volar encima de la ciudad.

-¿Elsa?-volvió a llamar su hermana.

-Ya voy, Ana-dijo la reina y, no sin echar una última mirada hacia atrás, entró al castillo.

Fin del primer Capítulo.

Bueno, gente, les diré la verdad, nunca pensé que vería esta película, principalmente porque odio los musicales, pero mis hermanas me obligaron y se me ocurrió un fanfic así que aquí va ésta locura jeje. Dependiendo de la respuesta que tenga lo haré corto o largo, espero que les guste mucho, a mis amigos sí les ha gustado. Nos leemos en el próximo Cap.