Era un día como cualquiera, hacia un calor sofocante y no había nada interesante que hacer en casa. Eran unas semanas de ocio después de clases, estaba pensando en: si quedarse en casa o ir a algún lugar. Decidió que ir a la playa seria la mejor opción, ya que le quedaba cerca y por que tenía un lugar donde quedarse el tiempo que quisiera allí.

–Bueno, es mejor que quedarse aquí sin hacer nada… –Piensa mientras preparaba una maleta.

Luego de hacer la maleta, sale de la casa y se sube al auto; encendió el motor, la radio y empezó a manejar hacia su destino.

Ya había manejado un buen rato, cuando ve a una chica al borde de la carretera con un cartel que decía "¿Me ayudas?". El inmediatamente se detuvo cerca de donde estaba aquella chica.

–¿Qué te sucedió? –Pregunta con tono serio.

–Mis amigos me dejaron aquí, y ni siquiera me dijeron por que… –Responde aquella chica, con tono de enfado, pero a la vez de broma.

–Tsk… Vaya amigos que tienes… –Baja del auto rápidamente.

–Ya ves. ¿Me ayudaras? –Pregunta con tono dulce.

–¡Claro que lo hare! –Exclama con tono serio; mirando a la chica, sentía algo raro al estar frente a ella, pero no sabia que.

–¡Gracias! Me llamo Petra, Petra Ral. –Dijo ella con un notorio tono de alegría; sonriendo, mientras lo observaba detenidamente estirando una mano y con la otra afirmando un gran bolso.

–Yo me llamo Levi Rivaille. –Dijo en un hilo de voz, sintiéndose aun más raro después de haber escuchado aquel nombre que le era familiar; dándole un suave apretón a la mano de la chica.

–Mucho gusto, Levi. –Dijo sintiendo algo raro dentro de su corazón–. Gracias por tu gentileza.

–No hay por que dar las gracias… –Suelta la mano de la chica, observándola con un semblante serio–. Y… ¿A dónde te diriges?

–Pues, antes de que me dejaran aquí, íbamos a la playa… –Toma el bolso con las dos manos, ya que era bastante pesado.

El, notando que a la chica le costaba cargar el bolso, lo sostuvo el.

–Pues, vamos. –Murmuro el chico, abriendo la cajuela del auto y dejando el bolso ahí con delicadeza–. Sube.

Ella asintió una vez con la cabeza, y subió al asiento del copiloto, antes de que el chico subiera y empezara a manejar por la carretera.

–¿Tienes donde quedarte? –Pregunta con tono serio, mirando de reojo a la chica mientras conducía.

–Creo que no, por que si mis amigos me dejaron tirada ahí, también serian capaces de no dejarme quedar donde tenían planeado. –Responde mirando por la ventana, sintiendo la brisa del viento contra su rostro.

–Tsk… ¿¡Cómo fueron capaces de hacerte tal cosa!? –Exclama con un tono de preocupación y de enfado–. Son unos tremendos idiotas.

–No lo se pero… –En ese momento comenzó a sonar el teléfono de la chica, e inmediatamente lo contesta–. ¿Bueno?

–¿Conseguiste a alguien para que te ayudara? –Dijo la chica que estaba llamando a Petra.

–No me hace gracia, Hanji. –Dijo con furia, escuchando unas risas–. Y si, alguien me ayudo, pero eso no te tendría que importar ya que fue idea tuya de dejarme allí.

Luego de decir eso, no espero que la otra chica le contestara y colgó el teléfono antes de apagarlo.

–Siguiendo con lo de si tenias donde quedarte… Podrías quedarte conmigo en mi casa de playa… –Dijo llegando a una pequeña casa que estaba a las faldas de un cerro–. Solo si quieres…

–Hm… Gracias por el ofrecimiento, pero ¿No voy a ser una molestia para ti? Ya me haz ayudado bastante… –Responde aun con tono de furia.

–No lo serás, te lo aseguro. –Detuvo el auto y lo estaciono en el garaje de aquella pequeña casa –. ¿Te quedaras?

–Lo hare, muchas gracias capitán… –Se sorprendió al decirle así sin razón aparente.

–¿Qué has dicho? –Dijo sorprendido al escucharla pronunciar la palabra "Capitán" Refiriéndose a el.

–Ignora lo que dije. –Bajo la mirada–. ¿Ya llegamos verdad?

–Si, ya llegamos. –Prefirió no hablar del tema y bajo del auto.

La chica bajo del auto al mismo tiempo que el, intentando no mirarle. El chico tomo el bolso de la chica y lo dejo en el suelo, luego saco su maleta y cerro la cajuela del auto, para cargar los dos bultos y acercarse a la puerta de la casa.

–¿Puedes sacar las llaves de mi bolsillo y abrir la puerta? –Pregunto cargando las cosas.

–S-Si. –Saco las llaves del bolsillo de la chaqueta que usaba el chico y abrió la puerta rápidamente, sin mirarlo.

–Pasa tu primero. –Dijo viendo a la chica entrar a la casa y luego entrando el, dejando su maleta al lado de la puerta, sosteniendo el bolso de la chica–. Te mostrare donde puedes dormir.

El chico se dirigió a un estrecho pasillo en el que había dos puertas, una frente a la otra.

–Puedes instalarte en esta. –Apunto a la puerta que estaba frente a el–. Yo dormiré en esta.

El chico entro en la habitación que había dicho, dejando el bolso en el pasillo para que la chica se instalara.

–G-Gracias…

Arrastro el bolso como pudo y lo dejo al lado de la cama en la cual se quedo tumbada; encendió nuevamente el celular, viendo que tenia varias llamadas perdidas de un tal Erd, de Hanji y de una tal Nanaba. Ni siquiera les devolvió la llamada y dejo el celular sobre la mesita de noche, quedándose dormida unos minutos después de dejarlo allí.

–Es ella, definitivamente es ella… –Murmuro sentado en el borde de la cama–. Pero creo que no recuerda nada…

Salió de la casa y se dirigió caminando hacia la playa. Al llegar allí, se quedo sentado en la arena viendo el atardecer.

De repente empezó a sonar el celular de Petra, despertándola. Contesto el teléfono.

–¿B-Bueno? –Dijo bostezando a la vez que se estiraba.

–¡Hermana! ¿Estas bien? ¿No te paso nada verdad? –Exclamo con tono de preocupación, quien estaba llamando a Petra era Erd.

–A-Ah… Erd… Me despertaste… No me paso nada, tranquilo. –Dijo ella con tono un poco frio–. ¿Tu participaste en lo de dejarme tirada en el borde de la carretera verdad?

–En parte si, pero la de la idea fue Hanji, no mía ni de Nanaba, créeme. –Dijo el chico un poco mas calmado.

–Ya lo sabía, lo supe desde el principio, pero ni siquiera le dijiste que no lo hiciera… –Murmura con un poco de furia.

–Lo siento por eso, me deje llevar y ya sabes como me porto cuando sucede eso. –Dijo con tono de broma.

–No tienes que disculparte… –En ese momento llega Levi y se queda cerca de la puerta de donde estaba la chica–. No necesitas disculparte, por que sabes que aunque hicieras lo que hicieras igual te seguiría queriendo.

En ese momento, Levi se sintió muy mal, y se quedo sentado en una de las esquinas del pasillo, tratando de ocultar su cara.

–Te quiero hermanita, bueno, tengo que colgar, mañana hablamos ¿Vale?

–Vale. ¡Te quiero! –Hizo el sonido de un beso antes de que Erd colgara la llamada.

En ese instante sintió un sonido extraño, como un sollozo a medias por el pasillo. Salió de la habitación y vio a Levi sentado en aquella esquina.

–¿Q-Que sucede Levi? –Pregunta antes de agacharse frente a el.

–Tsk… No me pasa nada… –Levanto la mirada, quedando a escasos centímetros de la cara de Petra, en ese instante hubo un rotundo silencio.