Advocatus
Ennis le explicó a Firo que era inútil mandar a confeccionar un vestido para su boda. Que no sabría apreciarlo con sus escasos conocimientos en moda (a penas y lo que Miria le había cantado con dulzura y escándalo, haciendo que la modista hiciera muecas en más de una ocasión), pero siempre que él la besaba, las palabras que tenían tanta solidez (cuando provenían de la boca de Szilard por ejemplo) perdían consistencia y se mixturaban con el calor de su lengua, que corría por Ennis como lava, aniquilando cualquier réplica negativa, dejando a penas cenizas de lo que fueron y no utilizables.
