NdA. ¡Bienvenidos a todos! ¡Soy Zirt y esto es un Pones! Supongo que con el título y el pairing muchas no necesitáis más presentación, pero necesito aclarar primero unas cuantas cositas:

Primero, el fic ya está terminado y espero poder colgar todas las semanas.
Segundo, el ff es laaaaaargo aunque lo he dividido en pocas partes para que no se haga eterno.
Tercero: En UK pueden conducir los menores ¿Vale? ¿Sí? ¿No? ¡síííí, porque este es mi fic y lo digo yo! (¡Solo se me ocurre a mí hacer una novela típica de instituto americano en Londres. Punto para mí. Simplemente dejad pasar este detalle)
Cuarto: Esto es básicamente un fic con los típicos clichés de las comedias románticas americanas de instituto donde el popular es muy popular y el pringado es súper pringado. Basado en "10 razones para odiarte" porque la película mola y Heath Ledger estaba bueno.
Quinto:: El fic está plagado de referencias a series y películas. Cada personaje, cada situación, cada lugar. ¡Si encontráis todas las referencias ganareis un minipunto! (FUROR, FUROR, nananananananá… FUROOOOOOOOOOOR)

Pongámonos sentimentales. Terminé este fic hace más años de los que quiero admitir. En una época en la que escribir Pones me alegraba los días, conseguí poner en el fic una felicidad que en aquellos años sólo sentía por escribir.

Tardé más de un año en terminarlo completamente y ahora por un ataque de nostalgia lo subo. Pero lo hago tapándome un ojo porque siento cierto pánico a releer este fic con el que en su momento me sentía tan satisfecha. Probablemente si lo releyera ahora, cambiaría demasiadas cosas, gritaría varios "¿Pero para qué escribí yo esto?" o "¿Por qué hice esta escena ASÍ?" pero bueno, con los años todo evoluciona y pese a que este fic significó mucho para mí y me ayudo en mi vida de distintas maneras, sé que ahora mismo no es todo lo que querría que fuera. Pero en su momento fue todo lo que necesitaba.

Las personas que me conocen saben mi afición a las películas románticas de instituto y este fic es una especie de tributo a mi manera. Simplemente quería que chillarais conmigo con esas escenas protagonizadas por Dougie y Danny. Espero que podáis decir "¡Esto es de tal película/ serie que me encanta!" y ser tan frikis como yo con ese tipo de películas.

(A todo esto, el fic tiene quotes de películas/series y esas cosas chachis que mi beta y yo relacionábamos con las escenas. Desconozco si está permitido poner quotes en así que si alguien lo sabe que me diga algo)

Gracias a todos.

(Soy una rollera, pero prometo no volver a poner una presentación tan larga)

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Argumento: Los hermanos Poynter son muy distintos: Giovanna es la chica más guapa y popular del instituto; mientras que su hermano mayor Dougie es un friki con mucho carácter y algo arisco.

El primer día de clase de Tom Fletcher en su nuevo instituto, se enamora perdidamente de Giovanna. Su nuevo amigo Harry Judd le advierte que es un objetivo inalcanzable: Todo el mundo en la escuela sabe que en la casa de los Poynter hay un estricto reglamento que prohíbe a Giovanna salir con chicos a menos que su hermano mayor lo haga. Lo que es prácticamente imposible ya que Dougie rechaza a todos los chicos que muestran el más mínimo interés por él.

En un intento por resolver el problema, Tom decide buscar a un chico que sea capaz de salir con el hermano mayor de su amada: Danny Jones, un sombrío chico con un misterioso pasado y una reputación algo dudosa.

Pero las cosas no salen como Tom Fletcher esperaba.


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Mi mundo (Here comes the sun)

["Welcome to the O.C, bitch" The O.C]

El 17 de Julio de 1992, en el hospital general de Harrow, Debbie Fletcher lloraba de alegría. Con los ojos empañados y una sonrisa en la cara, cogió a su hijo recién nacido entre sus brazos mientras su marido entraba en la habitación y susurraba:

—Bienvenido al mundo Thomas Michael Fletcher.

Desde ese momento, la vida de Tom Fletcher estuvo rodeada de amor.

Siempre apoyado por sus padres, siempre sintiéndose feliz y dándole gracias a Dios por la familia que le había tocado. Una familia que no cambiaría por nada.
No cambiaria ni los gritos matutinos de su madre, ni las bromas absurdas de su padre, ni la manía que tiene su hermana de quitarle el mando.

La vida de Tom siempre ha estado rodeada de amor pero sinceramente, cree que para hacerle ESTO, sus padres le deben de odiar un poquito.

—Mamá, ¿es necesario? Aquí tengo mi instituto, mis amigos, mi TODO. Y sinceramente, en el pueblucho ese no tengo NADA —Lo repite otra vez, por si no le ha escuchado bien—. ¿Es totalmente necesario hacer esto?

Su madre le ignora. Tom dice "Eh, te estoy hablando" y su madre le sigue ignorando.

—Te he oído, Tommy —murmura cansada— y no te lo pienso repetir: Sí, esto es completamente necesario.

ESTO es mudarse. Esto es cambiar de ciudad, de casa y ante todo: cambiar de instituto.

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Mi nuevo mundo

["And let's not forget Logan Echolls. Every school has an obligatory psychotic jackass. He's ours." – Veronica Mars]

Cuando Tom pisa por primera vez el Instituto Neptune de Corringham, Essex desea morirse lentamente. Quedarse bajo tierra y despedirse. Adiós mundo cruel, no te echaré de menos.

Es su primer día de clase y anda algo perdido. Camina con un ojo en un ridículo mapa que la secretaria "¿Sí, querido? ¿Eres nuevo, querido? Toma, con este mapa te bastará, querido" le ha dado y con el otro observando los pasillos.

—Tú debes de ser Thomas Fletcher —dice una voz—. ¡Bienvenido al instituto Neptune!

La voz viene de su espalda y cuando Tom se gira se encuentra con unos ojos azules que parecen pintados con Paint y una sonrísa blanca color tipex.

—Sólo Tom —corrige—. ¿Cómo lo has sabido?

—Principalmente por el mapa. Los alumnos veteranos nos sabemos cada rincón del instituto —el chico sonríe amablemente señalando el mapa—. También porque este año solo van a entrar dos personas nuevas y no creo que te llames Brooke —Parece alegre y cuando se presenta lo hace con una gran sonrisa que Tom no duda en responder—. Me llamo Harry, por cierto y seré tu guía esta semana. El instituto es muy grande y necesitarás algunos consejos para sobrevivir.

Cuando Harry dice sobrevivir Tom siente un escalofrío y reza mentalmente a John Locke para que el tal Harry sea un exagerado y el instituto no sea tan malo como esa palabra –sobrevivir– indica.

Harry le hace una guía por todo el instituto, le enseña su taquilla y el despacho del director "El director Van Clemmons es bastante maniático, pero acabaras acostumbrándote", el laboratorio "Siempre huele a pis" y la sala de música "Se pasan el día tocándose sus instrumentos, si sabes a lo que me refiero". Todo parece en su sitio, no hay moho en los baños ni profesores extraterrestres. Tom se siente visiblemente aliviado y se atreve a relajarse, pero Harry y su…

—Y ahora llega lo peor.

…le pone alerta.

Pasean por el pasillo mientras con un dedo, Harry señala todo lo que Tom necesita saber.

—En el instituto Neptune hay una regla: o eres alguien o mueres. Es como en todo, o estás en el bando de los buenos o en el de los malos, pero ni se te ocurra quedarte en el medio porque recibirás disparos de ambos lados —A Tom le tranquilizan poco esas palabras pero asiente —. Donde te sientes en la cafetería es crucial porque allí están todos los grupos. ¿Ves a aquellos? ¿Los que van de negro? Esos son los góticos, de esos que visten oscuro y adoran a Satán o lo que sea. Aquellos de allá son los de la asociación del rifle; a no ser que seas fan de los Winchester y quieras sumarte a sus mierdas con el diablo no son muy recomendables. Los de la mesa del fondo son los frikis: Frikis de ordenadores, frikis de videojuegos, frikis de manga y frikis de comics. Si quieres pillar cacho, no muy recomendables —asiente con la cabeza para dar más veracidad a la historia—. Aquellas son las facilonas: escotes y minifaldas, bastante recomendable si quieres pillar. Aquellas son las que se comen todo… ya sabes lo que quiero decir —comenta alzando una ceja—, y aquellas de allí las que no se comen nada.

—No son tan feas.

—Son anoréxicas —responde arrugando el entrecejo—. Aquellos son los del equipo de fútbol. Desgraciadamente los jugadores de fútbol en un instituto son como dioses griegos y por supuesto, solo se juntan con diosas: las animadoras —Sigue andando por la cafetería, recorriendo con la mirada cada mesa y grupo—. ¿Ves a esos? Son los del club de periodismo y aquella rubia pequeñita es la líder, se cree Veronica Mars o algo así. Aquellos son los modernos que flipas, aquellos lo que se flipan y se creen modernos y aquellos los que fuman de todo y flipan en colores.

Tom no escucha lo último. Oye un murmullo, pero no escucha realmente el murmullo. Por un instante el mundo parece ir a cámara lenta y Tom utiliza sus cinco sentidos en admirar a un ángel.

—¿Quién es ella?

Harry se gira y la mira, dice "ah, ella" y Tom cree que un simple "ah" es poco para describir lo asombrosamente perfecta que es, pero no le salen las palabras.

—Ella es Giovanna Poynter y como me has caído bien te voy a dar un consejo gratuito: no pierdas el tiempo intentándolo porque no sale con nadie.

—¿Es bollera? ¿Es monja? —Exclama sorprendido—. ¿Por qué no sale con nadie?

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Queen G

["Sé que parece que soy una zorra, pero eso es sólo porque me comporto como una zorra." Chicas malas]

No hay una sola persona en el instituto Neptune que no sepa quién es Giovanna Poynter. Algunos le llaman Gio, otros Giovanna y otros desearían tener el valor de llamarla.

Pelo castaño y ondulado, ojos marrones, guapa y jefa de animadoras es todo lo que cualquier chica querría ser y lo que cualquier chico desearía tener entre las piernas.

Cuando entra en el instituto cogida del brazo de su amiga Frankie, varias cabezas se giran. Por el pasillo se escuchan suspiros y algunos alumnos se quedan con la boca abierta.

—De verdad Frankie, —comenta Giovanna asombrada— aquel Prada era pritiprecioso. Me dije a mi misma: "Gio, o lo consigues o dejas de respirar".

—¿Y lo conseguiste?

—¡Por supuesto que lo conseguí!

Una voz pasa por su lado. Una maraña de pelo rubio vestida con unos pantalones militares que hace aspavientos imitándolas.

La maraña de pelos rubios se para delante de ellas y les habla. DELANTE DE TODO EL MUNDO. Giovanna no se lo puede creer.

—Pues hubiera sido un detalle que hubieras dejado de respirar, hermanita —la maraña de pelos tiene esa cara de desgracia y voz de superioridad que Giovanna no soporta. También tiene vocecilla de sabelotodo y un gran repertorio de comentarios de gafapasta insufrible—. Ya sabes, para hacerle un favor al mundo y que dejen de existir las conversaciones profundas sobre bolsos y manicura.

Es típico de la maraña rubia, hacer esos comentarios y creerse superior a todo el mundo. Es tan típico.

—¡Cállate Douglas! —Chilla Giovanna— ¿Qué vas a saber TÚ de moda? ¡Mírate! —Le mira de arriba abajo, con el labio fruncido y cara de asco—. ¡Mira tus pantalones!

—¿Qué pasa con mis pantalones? —Responde la maraña de pelos bajando la vista para ver lo que lleva puesto—. ¡Son militares!

—¡Son horribles!

Frankie asiente con la cabeza. Le da la razón a su amiga porque "Esos pantalones son una tortura al buen gusto. En cuatro palabras: Un completo Ho-rror".

Giovanna parece complacida por tener la razón y le choca los cinco mientras grita "¡Bien dicho Frankie!". Siguen andando dejando en medio del pasillo y con la boca abierta a la maraña de pelos.

—¿Cómo puede caber tanta idiotez en la cabeza de dos personas?

Nadie le escucha y nadie le contesta, pero la respuesta aparece rápidamente en la mente de la maraña de pelos: ¡Son animadoras!

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Dos velas

["Conoces mis reglas.
Era demasiado tarde para irme a casa. Nosotros no vamos a, ya sabes, a hacer nada.
¿Cómo qué?
Ya sabes, me refiero a sexo. No vamos a tener sexo, no haría eso.
¿No?
Sí, quiero decir. Buenos, hemos hecho algunas cosas. Probablemente. Quiero decir, no mucho. Está bien, puede decirse que mucho.
Quizás deberías dejar de hablar ahora.
Es solo que "toda la verdad, nada más que la verdad y que Dios me ayude" Qué horror." Skins]

Harry se lo explica. Parece enterado de la historia porque se la cuenta con pelos y señales, marcando a los implicados y haciendo pausas dramáticas en los momentos justos. A veces Tom cree que Harry está interpretando un papel en una serie de adolescentes.

—O sea, a ver si lo he entendido —dice Tom después de una larga explicación por parte de Harry—. No sale con nadie.

Harry asiente.

—Exacto.

—Y no sale con nadie porque su madre no le deja —Parpadea varias veces. Parece no creer su mala suerte—. ¿Aunque sea un pecado ENORME no poder salir con ella o besar esos labios?

—Exacto.

—Pues eso es una mierda.

La chica tiene unos labios bonitos. Rojos. Carnosos. Es un gran pecado.

—Exacto.

—¿Y ni siquiera tendría que intentarlo porque además de imposible ya hay gente interesada en ella?

—Exacto —Parece pensarlo, porque al instante añade que—. Bueno, técnicamente llamar a Ethan Gold persona es demasiado, pero sí.

—¿Y quién demonios es Ethan?

La primera vez que Tom ve a Ethan Gold, parece una portada del GQ. Pelo negro, perilla y sonrisa perfecta.
La primera vez que Tom ve a Ethan, está hablando con Giovanna y ella ríe como si le fuera la vida en ello.
La primera vez que Tom ve a Ethan, le está tocando el pelo a Giovanna y Tom le odia un poco por eso. Aunque no le gusta odiar por principios, con él hace una excepción.

—Es el chico más popular del instituto. Capitán del equipo de fútbol y modelo en su tiempo libre.

Es algo así como atractivo. Tom no está muy seguro porque no está muy puesto en el atractivo de los tíos, pero tiene algo. Tal vez sea esa sonrisa, o el pelo completamente negro. Tal vez la perilla. A las tías les ponen las perillas. Es modelo, o sea que seguramente sí debe de ser atractivo. Tom juraría que lo ha visto en algún lado. Tal vez en una serie o en un catalogo de ropa o en…

—¡Ya sabía yo que me sonaba! —Exclama Tom—. A ese tío yo le he visto en la tele o algo.

—Devor-olor —afirma Harry medio serio, medio en broma. Tom pregunta "¿El qué? ¿devor-qué?" y Harry intenta explicárselo lo mejor que puede—. Hace unos años salió en un anuncio de Devor-olor.

Harry lo recuerda bastante bien. Cuando vio el anuncio y la magnífica frase "son los zapatos" pensó que el día siguiente todo el mundo se reiría de Ethan porque Devor-olor es bastante penoso.

No fue así.

No solo la gente no se rio, sino que el día siguiente al anuncio había cola que empezaba en su taquilla y terminaba en la puerta del instituto para tener un autógrafo suyo, la gente proclamaba que utilizaban Devor-olor y se creó un grupo en Facebook llamado "Yo también creo que Ethan sale súper sexy en el anuncio de Devor-olor"

Ethan pasó de ser la persona más venerada del instituto, a ser un Dios del Olimpo y Harry está seguro de que si hubiera sido él el que hubiera hecho el anuncio, habría sufrido durante años los insultos del instituto entero y nadie se le hubiera acercado en siglos "cerca de este no, que le huelen los pies".

Es tan triste el instituto.

—Solo te voy a decir una cosa: lo tienes crudo, colega. Este es su último año y según he oído, no va a irse sin salir con Giovanna. El pobre desgraciado es muy tonto, pero en cuestión de ligar nos pega a todos mil vueltas.

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Tejiendo desgracias

["I know that guy that sent those emails is somewhere inside of you, but I can't wait for him... because waiting for you is like waiting for rain in this drought. Useless and disappointing." A Cinderella Story]

Cuando Dougie Poynter tenía diez años quería ir a EuroDisney. Su mejor amigo acababa de ir y le había explicado la cantidad de cosas fantásticas que había y Dougie necesitaba ir. Su madre le intento explicar lo mejor que pudo que no podían permitírselo.

—No es justo.

—Dougie, cariño, la vida no es justa. No se puede tener todo lo que se desea.

Siete años después, Dougie entra en clase y no es que crea que la vida en injusta, no. SABE que la vida es injusta y una gran hija de puta.

Literatura. Su asignatura opcional favorita llena de burros. Treinta adolescentes sobrehormonados sentados en las mesas. Tirando tizas. Chillando. Apareándose con la mirada.

¡En literatura!

Treinta personas en clase y él.

Se sienta en su pupitre mientras observa como el macho alfa de la manada camina hacia él como si el mundo tuviera que dar gracias por su existencia. Se para delante de Dougie y le mira de arriba abajo con cara de asco.

—¿Qué quieres, Ethan?

—Venía para saber si alguien te esta chantajeando.

A veces pasa. Dougie no entiende a Ethan. Es normal porque Ethan es bastante tonto, pero un poco frustrante no saber lo que pasa por ese minúsculo cerebro.

—¿Qué?

—Que venía para ver si alguien te esta chantajeando —Repite—. Porque si no, no entiendo por qué llevas esos pantalones.

Detrás de Ethan sus amigos estallan en carcajadas. Son como borregos, los desgraciados.

—¿Qué hacéis en esta clase, Ethan? —Dougie murmura su nombre con el máximo odio que su voz le permite, como si dijera George Bush o herpes genital. Como si fuera lo mismo. Igual de malo. Algo con lo que hay que acabar de raíz por el bien de la humanidad—. ¿Por qué os habéis cogido Literatura como optativa?

El muy idiota parece pensarlo unos segundos.

—Era la única asignatura que no tenía exámenes.

Es como un jarro de agua fría descubrir que los alumnos se han apuntado a SU ASIGNATURA FAVORITA porque no hay exámenes.

Hasta donde él sabe, Ethan no estudia. Podía haberse apuntado a cualquier otra asignatura y con él, todo su sequito.

Cuando el profesor Sandy Cohen entra en clase, los alumnos se sientan en los pupitres callados, pero el silencio dura poco. El profesor Cohen señala los objetivos de la asignatura y un murmullo recorre la clase entera.

—Debe de ser una broma —la voz de Ethan se alza por encima de la clase y los alumnos se callan para escuchar sus protestas. En opinión de Dougie nadie tendría que querer escuchar la opinión de Ethan. Ni siquiera tendrían que mirarle—. ¿Vamos a tener que leer de verdad? ¿Libros? ¿Está usted loco?

—No lo estoy, señor Ethan Gold. Si se han apuntado a esta clase porque pensaban que al no haber exámenes no tendrían que trabajar están bastante equivocados. Vamos a trabajar, leer libros y escribir.

—No pida milagros, profesor Cohen —Dougie no lo puede evitar. Es imposible no meterse con Ethan cada vez que puede—. Creo que está sobrevalorando sus capacidades.

Ethan se gira y Dougie no quiere verlo, pero Ethan vocaliza "maricona" y varios alumnos se ríen.

Hay un "Menuda mierda de asignatura" general y varios "Yo pensaba que no haríamos nada" y Dougie se gira para reírse de las expresiones de sus compañeros. Treinta asientos ocupados y uno vacio y por primera vez en la vida, Dougie Poynter desearía que los adolescentes fueran más ignorantes y decidieran saltarse las clases de literatura para así poder disfrutar de ella sin estar rodeado de idiotas.

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Después de nada

["—I mean, what did I ever do to you?
— Nothing, Marissa. I've lived next door to you forever and you've never done or said anything to me.
— Oh, my God, you're the one who never talks to me. You think you're so much better than everyone.
— I do?
Well, if you're talking about Luke, then yes, because that guy shaves his chest." — The O.C]

La última clase de la mañana termina a la hora de comer, y Dougie sale del instituto con bastante hambre y muy mala leche.

Camina rápido hacia el autobús con la mirada fija en el suelo cuando se topa con sus ojos.

Apoyado en su descapotable rojo, con una mano en el bolsillo y otra en su perilla Ethan sonríe con un gesto de autosuficiencia como si creyera que el mundo fue creado para él.

Dougie intenta ignorarle. Intenta olvidar que Ethan se ha apuntado a su clase preferida porque no hay exámenes, intenta ignorar su idiotez, su pose de niño malo y que lleva un cigarrillo en la boca aunque en el parking del instituto está COMPLETAMENTE prohibido fumar.
Intenta no decir "Ethan, eres lo más idiota que han parido nunca" y consigue, con bastante esfuerzo, ignorarle mirando a otro lado.

La cola para entrar al autobús escolar es bastante larga, pero Dougie no llega a subir.

Es lo que tiene tener una descerebrada como hermana.

Cuando se acerca al coche de Ethan, Gio ya está dentro y Dougie tiene que apretar la mandíbula para no ponerse a gritar.

—¿Qué haces dentro del coche de este, Giovanna?

No contesta Giovanna. Contesta Ethan con esa ridícula perilla y esa cara de superioridad.

—¿No es obvio? —Contesta—. Le llevo a casa.

Dougie hace verdaderos esfuerzos para no pegarle una patada o rallarle el coche. Hace un gran esfuerzo porque la casa Poynter tiene NORMAS. Normas que no pueden ser quebrantadas por ningún miembro de la familia. Normas respecto a meterse en coches de desconocidos. Normas respecto a meterse en coches de desconocidos con un burro al volante.

—Bajo ningún concepto —Gruñe cabreado—. Vamos Giovanna, sal del coche y metete en el autobús. A mamá no le va a…

No llega a acabar la frase.

La rabia le sube desde el estomago cuando se da cuenta de que está hablando con el humo de tubo de escape. ¿Es que no sabe que hay coches ecológicos?

Quiere correr detrás del coche y pararles aunque probablemente no consiga seguirles ni media manzana porque al parecer, el cretino ese no conoce los límites de velocidad.

O los conoce pero los ignora, que es peor.

Cuando se siente un poco más tranquilo, se da la vuelta y camina hacia la parada del autobús escolar. Tarda un poco en asimilar que el autobús se ha ido y el parking está prácticamente vacío.

Dougie se queda solo en medio del parking y con media hora de camino de vuelta a casa.

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El dulce sabor a venganza

["—Mis padres quieren conocerte, ¿por qué no te pasas por casa a tomar el té?
─ No me gusta el té.
─ Bueno, pues tómate otra cosa.
─ No me gustan los padres." — Grease]

Llega a casa tres cuartos de hora más tarde de lo usual. Dougie dice adiós mentalmente a merendar mientras juega al ordenador y sube a su cuarto. A los cinco segundos la puerta de su habitación se abre y aparece la cabeza de Sam Poynter.

—¿Sabes que has llegado tres cuartos de hora tarde?

—Sí, mamá.

Sam no pregunta más. Cierra la puerta lentamente y Dougie escucha el silencio. Ningún interrogatorio de tercer grado, nada de preguntas, nada de ¿te ha pasado algo, hijo?, nada de ¿Estás bien, hijo? Ni un poco de ¿Por qué esa cara, hijo?

Nada.

Dougie abre la puerta de su cuarto, Sam está bajando las escaleras y de verdad, DE VERDAD que no puede evitar decirlo.

—Es culpa de tu hija. Mira cómo la has criado.

Sam se para de golpe y se gira.

—¿Qué pasa esta vez con tu hermana?

Dougie normalmente no disfruta con las desgracias ajenas, pero esta vez se relame cuando su madre llama con un grito a Giovanna y ella aparece con el rabo entre las piernas y cara de buena persona.

—¿Con quién vas venido a casa, Gio?

—Con una amiga.

—Miente —Venganza. Dulce sabor a venganza—. Ha venido con un chico.

Gio se acerca con cara de furia, masculla "chivato" y le jura con la mirada que se las pagará.

—No es lo que parece mamá. El autobús se había ido y me ha ofrecido muy gentilmente llevarme a casa.

Dougie ríe por dentro. Es la primera vez que escucha a alguien referirse a Ethan como gentil.

—Miente.

Esta vez Giovanna se acerca a Sam lentamente con una sonrisa angelical.

—Se llama Ethan, mamá y es gua-pi-si-mo. Sé que no puedo salir con chicos hasta que me gradúe pero es guapísimo y me ha invitado a la fiesta de Georgia. Es el chico más popular, soy la primera a la que se lo ha pedido y ¿te he dicho lo guapo que es?

Es como una sirena. Como cuando los perros oyen un ruido y levantan las orejas. Sam cambia en medio segundo su cara de madre comprensiva por su cara de "La respuesta en un rotundo NO".

—No —Es tan rotundo que las paredes tiemblan con su potencia—. No vas a una fiesta y mucho menos con un chico.

—¡Eso es injusto! ¿Por qué no puedo ir? A parte de por la mierda esa de que es una norma de la familia. ¿Por qué me lo prohíbes? ¡Soy la única del instituto que no sale con chicos!

—Eso no es verdad. Tu hermano tampoco sale con nadie.

—¡Es injusto mamá! No puedo ser toda la vida una marginada social como este —Señala a Dougie con un dedo y éste se sentiría ofendido si no fuera porque está disfrutando demasiado la negativa de su madre—. Es el aconteciendo más importante de la vida de un adolescente.

—De la vida de un adolescente sin cabeza, tal vez —se mete Dougie—. Hay gente que piensa en otras cosas. Ese tipo de fiestas son la escusa perfecta para que los adolescentes hiper hormonados beban y se apareen unos con otros como si fueran animales. Es una fiesta para las hormonas.

—¿Ves lo que digo, mamá? Él es feliz sin ir, pero yo necesito ir a la fiesta.

Giovanna sabe lo que toca. El discurso de "Yo cometí muchos errores y no quiero que… bla". No le importa realmente.

—No quiero que vayas porque no quiero que cometas los mismos errores que yo cometí.

—Si no me dejas vivir nunca podré cometer mis propios errores. No puedes dejarme marginada en casa porque en un momento tú cometiste un error. Eras joven y papá luego nos abandonó pero no puedes vivir siempre en el pasado. Podrías confiar un poco en mí —baja la voz y mira el suelo. Enfadada y dolida—, solo para variar.

—Confío en ti, lo que pasa es…

—Que no confías en los demás —Responde con voz monótona que indica "siempre con el discursito de siempre"—. Me lo has dicho mil veces. Me lo repites casi a diario.

—No quiero que te pase nada.

—No dejas que me pase nada. No me dejas hacer nada. ¡No me dejas vivir! No voy a quedarme embarazada. He aprendido la lección y no cometeré el mismo error que tú cometiste.

Dougie está acostumbrado. Acostumbrado a que le llamen "error" o "regalo no esperado". Su madre se quedó embarazada cuando era adolescente ¡y él es el error!

—Aunque no fuera un embarazo esperado, quiero a Dougie. Os quiero a los dos más que a nada en el mundo y no quiero que os pase nada.

—Deja que me pase algo, mami —Ruega Giovanna—. Déjame vivir. Es solo un baile, no voy a la guerra.

A lo que no está acostumbrado es a que Sam ceda en ese tema. En el tema de fiestas y ante todo en el tema chicos.

—Está bien.

Es alucinante lo que Giovanna puede llegar a conseguir. Casi puede oír las cadenas romperse y la música de victoria.

—¿Qué? —Exclama Dougie.

—¿Lo dices en serio? —Pregunta Giovanna.

Ni Giovanna ni Dougie se lo creen. Ambos le miran con la boca abierta. Giovanna de alegría. Dougie sencillamente no lo puede entender. Va a decir "¿Has tomado vino en la comida?" cuando su madre le da una sentencia de muerte.

De vivo a muerto en cinco segundos.

—Con una condición: Podrás salir siempre que tu hermano salga.

—¡Pero él no sale nunca! Es un extraterrestre antisocial. No puedes obligarme a quedarme en casa porque al idiota este nadie le invite a salir.

Podría llamarle mentirosa aunque no sea del todo verdad. Quiere aclarar que "nadie me ha invitado a salir porque no estoy interesado en ese tipo de bailes y porque tengo PRINCIPIOS y no pienso solo en aparearme o meterme en el asiento trasero de un coche para restregarme con alguien" pero al instante se calla.

Se calla al comprender el plan de su madre.

—Entonces si él no sale, tú tampoco.

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Fuente de energía

["You were in the Comic Book Club?
I was the president and only member." The O.C]

Tom no sabe de dónde saca el valor. Estaba hablando en el pasillo con Harry y de repente se encuentra delante de ella repitiendo mentalmente su última conversación con Harry.

¿A que no te atreves a ir y hablarle, Tom?

¿Cuánto te apuestas?

Cinco segundos después está delante de ella hablándole.

Bueno, tartamudeando.

Literalmente.

—Ho-ho-hola.

Giovanna le mira a los ojos y a Tom no le gusta nada esa sonrisa. No es una sonrisa de "quiero hacer cosas malas en los lavabos" o "creo que me acabo de enamorar". Es una sonrisa de "mira que adorable, está tartamudeando".

—¿Eres tartamudo?

—Sí. O sea, no —Tom lo apunta en su mente y se felicita por la que posiblemente sea la presentación más lamentable de su vida—. No soy tartamudo, soy Tom.

—¡Encantada! Yo soy Giovanna.

Tom podría contestar "Eso ya lo sé. Te he estado observando. No te conozco pero pienso que eres preciosa. ¿Te han dicho alguna vez que tu sonrisa es perfecta" pero opta por callarse para no tartamudear y ser más lamentable aún.

También para no parecer un acosador.

—¡Ah! ¿Vienes por lo de la clases particulares de francés? —Exclama encantada—. Porque si es por eso, quiero decirte desde YA que hay que tener mucha paciencia conmigo.

—Sí.

Se arrepiente al instante. Se arrepiente tanto que no sabe por dónde empezar a suicidarse.

—¡Perfecto! ¿Cuándo te viene bien que demos la primera clase? ¿Esta tarde? Perfecto. A las cinco en la biblioteca.

—Sí.

Giovanna se aleja dejando un rastro de colonia. Huele a agua de mar, a verano y Tom piensa que es el mejor olor del mundo.

Harry se acerca y se apoya en la taquilla levantando una ceja a modo de pregunta.

—Tío —pregunta—, has estado hablando un buen rato con ella. ¿Qué le has dicho?

—Soy su nuevo profesor particular de francés.

—¡Cojonudo! —Exclama—. No sabía que supieras francés.

—Yo tampoco.

De repente escribe una lista imaginaria. La lista se llama Estupideces Que Hago Por Amor y la estupidez "Decir que sabes francés para estar cerca de la chica que te gusta aunque en realidad no sabes ni pronunciar au revoir" va directa al puesto número tres, justo después de "vestirse de mujer para conseguir ser su mejor amiga y que te quiera por cómo eres" y "Hacerse el tonto en matemáticas para que ella te ayude"

Tom se salta el resto de clases. Se pasa la tarde rodeado de diccionarios y cuando llega la hora, decide que odia a todos los franceses y al desgraciado que inventó las tildes.

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Un camino bajo la vida

["—Is he gay?
I'm not gay.
Can you prove it?" Friday Night Lights]

Prácticamente el instituto entero lo sabe. Nadie se lo dice a la cara, pero a veces las espaldas tienen oídos.

A veces escucha los murmullos y no es que a Dougie le moleste lo que digan a sus espaldas esa pandilla de burros, es simplemente que está cansado de que "meterse con Dougie Poynter" sea el tema de diversión del instituto Neptune.

Le llaman friki, le llaman gruñón, le llaman pringado.

Le llaman tantas cosas que un día dejaron de tener significado y pasaron a ser palabras vacías.

A veces le llaman sarasa. Le llaman nenaza, bujarra, maricona, locaza. Cuando anda por el pasillo la gente dice "cuidado con el maricón" y Dougie se ofende.

No se ofende porque le moleste lo que diga o piense la gente. Lo que le ofende, lo que realmente le molesta es que le llamen homosexual como si fuera algo malo. Que le llamen gay para insultarle.

Su familia sabe que es homosexual, todos respetan sus gustos y condición. Saben que es el creador del "Comité de apoyo a los gays y lesbianas adolescentes del instituto Neptune: por un instituto libre y tolerante… ¡No te escondas!".

No le molesta que le llamen lo que es: homosexual, lo que le ofende es la idiotez de los adolecentes.

Le ofende que consideren la homosexualidad una enfermedad y que en lo único que piensen es en las fiestas y el alcohol. Es indignante que los jóvenes vayan de fiesta en fiesta e ignoren los debates y reuniones del comité de apoyo a los homosexuales para la igualdad escolar.

El futuro del país.

Entra en clase cinco minutos antes de que suene el timbre y el equipo completo de fútbol, liderado por Ethan, hace acto de presencia.

—¡Eh Poynter! ¿Vas a ir a la fiesta de Georgia con algún rarito de esos de tu club de mariconas y lesbianos?—llegan al instante unas risotadas. El sequito Ethan se ríen ante su ocurrencia. Y si Ethan Gold es idiota, sus siervos lo son aún más—. ¿Has convencido a alguno de los tres miembros o vas a obligarles a ir porque ni los maricones te soportan?

Es exasperante, Dougie ni siquiera quiere hablarle. Solo intenta ignorarle pero Ethan insiste con eso de "mariconas" y Dougie no puede más.

—No, Gold, no voy a ir. No tengo el mínimo de interés en ir a esa fiesta. No tengo el mínimo interés en relacionarme con gente como tú y respecto al club —dice bajando el tono de voz—, cuidado con lo que dices. Por lo menos algunos tenemos el valor de estar en un grupo que reivindique la igualdad, ¿sabes?. Por lo menos algunos tenemos el valor de salir del armario y no quedarnos dentro amargados y burlándonos de…

Ethan se infla como un globo. Lleno de mal humor se acerca lentamente amenazando con un dedo.

—Ni se te ocurra, Poynter —ruge—. Ni se te acurra insinuar que yo soy eso. Así, tan…

—No he insinuado nada, Ethan.

Eso es lo que le molesta. El instituto en general y la gente que se cree mejor que los demás en particular.

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Derrotas llenas de victoria

["I'm also just a girl, standing in front of a boy, asking him to love her" Notting Hill]

La verdad es que la cosa empieza mal. Empieza muy mal. Tom se siente tonto hablando un idioma que hasta esa mañana desconocía y del que solo sabía cinco palabras. La cosa empieza mal porque intenta hablar con acento y parece que tenga un pie en la boca. La cosa empieza mal porque las piernas le tiemblan, las manos le sudan, el lápiz se le resbala constantemente de la mano y no puede dejar de pensar "eres un idiota".

Thomas Michael Fletcher eres un completo idiota.

Pero asombrosamente la cosa mejora. Tras el primer cuarto de hora, acaban hablando y Tom se sorprende bastante.

Se sorprende mucho porque resulta que Giovanna no es tan superficial como había oído y detrás de esa fachada de "¡Me encanta tu bolso de Channel! ¡Mira mis nuevos Louboutin!" hay algo más. Algo bastante interesante y divertido. Y eso supone un problema.

Un problema porque Tom pensaba que cuando la conociera se daría cuanta de lo vacía y fría que es, pero ¿ahora?

Ahora va a ser bastante difícil poder dejar de pensar en ella.

—Con todos mis respetos —Giovanna se recuesta sobre la silla una hora más tarde y resopla—, el francés es una mierda de idioma.

Tom no podría estar más de acuerdo. Si estuviera en una iglesia americana gritaría "¡Amen hermana!" dando palmas.

—¿Sa-sa-sabes una forma fácil de aprender francés? —De nuevo los balbuceos y Tom no puede verlo, pero siente calor en las mejillas y sabe que está rojo como un tomate—. Ir a un restaurante francés. Podríamos ir una noche. A cenar. Tú y yo. Cenar. A un restaurante francés. Para aprender. Ya sabes.

Lo dice todo seguido y mirando a un diccionario porque sabe que si le mira a los ojos el valor se le escapará por la boca.

—AWWWWWWWWWWWWWWWW —susurra Giovanna sonriendo—. ¿Me estas pidiendo salir? ¡Qué mono!

No es mono lo que Tom quiere ser.

Aunque es un poco complicado todo. Tom está un poco confuso porque está bastante seguro de que esa no sería la respuesta de alguien que quiere que le inviten a salir. Probablemente sea la de alguien que no lo esperaba para nada y se siente alagada o divertida.

—No sería una cita de verdad —intenta aclararlo pero es difícil porque para él sí sería una cita de verdad—. Mira, ya sé que tu madre no te deja salir, pero si le dijeras que es una cena con finalidad divulgativa a lo mejor…

—Mi madre ha cambiado la norma.

—¿¡Te dejan salir!?

Tom no puede creer su suerte. Tiene ganas de levantarse y bailar la macarena, aunque Giovanna y su "pero" le hacen contenerse.

—Pero —dice Giovanna—, sólo si mi hermano sale.

—¡Eso es fantástico!

—Eso no es nada fantástico —Giovanna bufa desilusionada—. ¿Sabes quién es mi hermano Dougie? Hace unos años era popular y pertenecía al equipo de fútbol, pero ahora es el ser más antisocial del instituto. Va por la vida creyéndose superior por no hacer lo que cualquier adolescente normal hace.

—Entonces, si tu hermano saliera tú también podrías ¿no?

—Sí, pero eso es imposible —sentencia—. ¿Te vuelvo a decir quién es mi hermano?

Pero aunque parezca imposible, Tom ve por primera vez un rayo de esperanza entre tanto nubarrón.

—¿Y si alguien quisiera salir con él?

Giovanna murmura "ya", susurra "claro" y cuando Tom le pregunta "¿qué?, le mira a los ojos y ríe.

—Nadie quiere salir con mi hermano —contesta—. Aunque el mayor problema es que mi hermano no quiere salir con nadie.

Tom tiene una idea. Es un poco descabellada, pero no pierde la esperanza. Piensa "tal vez", piensa "Puede ser".

—Yo podría encontrar a alguien —murmura—. Solo necesitaría que me dijeras todo lo que tengo que saber de tu hermano. Sus gustos, aficiones y demás.

Giovanna duda.

—Pero… —parece confusa. Un poco perdida— ¿Eso no sería como contratarle una puta o algo así? No me parece buena idea porque…

—No. Sería solo buscar a alguien que quiera salir con él —interrumpe Tom—. Sin malos rollos, solo una amistad.

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Malas ideas para malos problemas

["I love how you think every man is as perverse as you are.
Oh, I don't think. I know." La cruda realidad]

Harry lo sabe. Cuando Tom se lo cuenta ya sabe que eso es imposible.

Lo sabe.

—Eso es imposible —sentencia—. Nadie en su sano juicio querría salir con Dougie Poynter.

Recorren el instituto entero. De arriba abajo. Caminan por todos los pasillos, entran a todos los lavabos y hasta miran en los vestuarios, pero no encuentran a nadie. Preguntan a mil chicos, obtienen muchos "¡NOOOOO!", varios "Ni de coña" y algún que otro "¿Estáis borrachos?"

—¿Tan malo es el hermano de Giovanna?

Después de dar vueltas por todo el instituto durante la mañana entera, se sientan derrotados en clase de tecnología. Sin ganas de trabajar y hartos de haber recibido negativas de todos los chicos del instituto.

—Necesitamos a alguien duro, alguien con carácter, alguien con…

La cara de Tom se ilumina y cuando Harry se gira para ver qué está mirando con tanta felicidad no se lo puede creer.

No. lo. puede. creer.

—Ni de coña —Dice Harry antes de que Tom pronuncie palabra—. Dicen que en su antiguo instituto le pillaron en el vestuario con el entrenador de atletismo en una posición nada decente.

—Es nuestro hombre —afirma Tom.

—¡Dicen que una vez comió carne humana y le gusto!

—Es perfecto.

—Dicen que solo tiene un riñón porque el otro lo vendió en el mercado negro.

Tom le mira con alegría. Murmura "Es él" y Harry no sabe cómo explicarle cómo de mala es esa idea.

—¿Me estás escuchando? —pregunta alzando un poco la voz—. Dicen que su madre le echó de casa a los quince años y desde entonces vive debajo de un puente, Tom —pero éste no le escucha. Está demasiado ocupado observando a ese chico—. Dicen que su madre intentó internarlo en un psiquiátrico.

—¿Su madre hace todas esas cosas a la vez?

Pero a Tom no le importa realmente la respuesta. Lo único que realmente le interesa es el chico que está sentado dos mesas delante.

Al fin lo ha encontrado.

—¿Cómo se llama?

Pelo castaño, ojos azules y chaqueta de cuero.

—Danny Jones.