Los personajes aquí mencionados no me pertenecen.
Reconozco el primer capítulo esta un poco lento y aburrido pero considero es un buen parte aguas para la historia.
Capitulo 1.
Pasaron dos años después del épico torneo del Justice Five. Los ejecutivos de la BBA habían retrasado el plan de un nuevo torneo internacional de beyblade. Aún estaban temerosos de que ocurriera de nuevo el caos del último combate entre Takao y Brooklyn.
El estadio que había sido destruido en su totalidad, poco a poco lo fueron levantando, entre dinero recaudado de torneos cortos locales y algunos patrocinadores con los que aún contaba la BBA.
El Señor Dickenson se encontraba preocupado en su oficina, pulcra como siempre, sin un solo rastro de desorden. Dejó caer unos documentos en su escritorio, eran demasiadas cosas por revisar, los estados de cuenta, las diversas facturas de las constructoras, las nóminas, todo había llegado a sus manos aquella mañana. Se levantó de su silla y se acercó al enorme ventanal con la intención de despejarse un poco.
Los torneos cortos dejaban buena ganancia, pero no era lo mismo desde aquél entonces. Necesitaba hacer algo más grande, no solo por el dinero, sino para aquellos quienes el beyblade era su estilo de vida. Pero él no podía hacerlo todo. Con sus socios temerosos y el plan del siguiente torneo internacional postergado, dudaba.
Un fuerte dolor de repente oprimió su pecho y con una sensación de vértigos y falta de aire, se llevó la mano derecha hacia los botones superiores de su camisa, su pequeño gorro y lentes cayeron al suelo. Todo se estaba volviendo oscuro y confuso.
Entre jadeos, tos y sudor se dejó caer al piso.
-¿Será éste mi fin?
Muchos pensamientos se amontonaban en su mente, la mayoría no podía entenderlos, era lo único que sentía ahora, no había dolor, solo esas voces que a pesar que no entendía, podía reconocer el sonido, era el sonido de su propia voz. Quizás eran frases que había dicho, o pendientes que estaba recordando, o aquellas cosas que tenía en mente hacer con su familia. Suspendido en un vacío oscuro, sin frío, sin calor... sin dolor. Cerró los ojos dejándose sumergir en el mar de susurros de sus pensamientos esperando dormir hasta que una voz diferente lo sacó de su trance.
El Señor Dickenson abrió los ojos lentamente. Sintió una mascarilla cubriendo su nariz y su boca. Pudo notar las paredes blancas y los aparatos médicos al fondo. Se estremeció al no entender.
-¡Gracias al cielo, despertó! Exclamó su secretaria. –Temía lo peor, Señor, se nos estaba yendo. Esté tranquilo, ya estamos en el hospital.
El pobre hombre debilitado cerró los ojos y cayó en un pensamiento profundo.
-Necesito descansar, ya estoy grande. No puedo dejar la BBA así nada mas, debo buscar alguien inteligente que se apasione por el beyblade, necesito dejar todo en buenas manos antes de partir.
Y entonces se durmió.
