Prólogo

Todo pasaba muy rápido, las cosas eran manchas fugaces que aparecían por las ventanas del auto gris. Las manos le temblaban en el volante y el rimel negro corría junto con las lágrimas por su cara. Súbitamente el auto se izo a un lado de la ruta por un camino de tierra y se detuvo abruptamente. Aun petrificada Misao Makimachi miraba a la nada mientras las gotas de lluvia caían suavemente en el parabrisas.

No sabía donde estaba, llevaba horas conduciendo asía la nada, sin ningún objetivo, solo sentía ganas de correr lo más lejos de allí, de esa vida que le parecía ya tan falsa...
A sus veinticuatro años sentía que todo cuanto la rodeaba la oprimía, cada persona, cada obligación, cada tarea, todos parecían barrotes que la mantenían cautiva y a cada momento el espacio se hacia menor.

Toda su vida había hecho lo que se suponía correcto, había ido a uno de los mejores colegios graduándose con buenas calificaciones, solo había tenido un novio serio al que conoció a los quince años y con el cual había continuado todo este tiempo, inmediatamente de graduarse ingreso en la universidad de economía, dos años luego comenzó a trabajar en el escritorio de su tío mientras continuaba con sus estudios, hace tan solo un mes que termino su carrera con un master y consiguió empleo en una empresa internacional que le ofrecía no solo un sueldo espectacular sino que total independencia para su trabajo... todo era como debía ser, sus amigas incluso la empleaban como un ejemplo a seguir, sus padres estaban orgullosos, quien quiera que la viera la definía de "perfecta", entonces... ¿por qué era tan infeliz?

Ese día no había pasado nada en particular, simplemente se dirigía a su trabajo como cada mañana, la luz roja del semáforo le obligó a detenerse por un minuto y mientras miraba la calle...comenzó a llorar, las parejas de enamorados, la inocencia de un niño que cree que todo es posible, una pareja de ancianos caminando del brazo atravesaban la calle lentamente con sonrisas en sus rostros...y comenzó a llorar.

La luz verde le obligo a avanzar, paso frente a su trabajo, paso el limite de la ciudad, se adentro en la ruta y condujo por horas sin saber realmente que hacia, solo quería alejarse de todo, quería pensar, dejar toda atadura atrás y por primera vez en mucho tiempo pensar en que es lo que ella quería.

¿Donde habían quedado sus sueños de ser una gran escritora? ¿Donde había quedado lo ilusión del amor de cuentos, ese que con solo mirar al otro sabes que lo darías todo por el? ¿Donde quedaron sus ganas de viajar y conocer el mundo? Simplemente no lo entendía... si había hecho exactamente lo que se suponía que debía hacer, todo aquello que se le dijo que era correcto ¿entonces porque? ¿Por qué se sentía tan infeliz?

La lluvia seguía cayendo y sus manos permanecían en el volante del auto que ahora permanecía quieto. Era muy difícil distinguir algo con la lluvia, solo se veía verde... hacia tanto que no veía los campos...y ahora parecía que era lo único que había, nada más en varios kilómetros a la redonda.
El silencio fue cortado por un sonido agudo, una, dos veces, tres, era su celular. Aún con las manos temblorosas tanteo el asiento del copiloto para agarrar su bolso y buscar el celular.

La pantalla azul fosforescente mostraba el numero de Kaoru, su mejor amiga, cuanto la necesitaba ahora...pero en esos montos no quería sermonees, no quería más jaulas, solo quería estar sola.
La llamada se corto pero pronto volvió a intentar, todos se preocuparían por ella si no se comunicaba. Aun sin ganas apretó el botón de "SEND".

¿Hola? – la vos era débil, un susurro, carraspeo un poco, no quería que Kaoru se preocupara.

Misao? ¿Donde diablos estas? ¿no que nos íbamos a ver luego del trabajo? Llevo media hora esperando en la cafetería ¿paso algo? ¿Quieres que te pase a buscar?

No...no, este... ¿qué hora es?

¿Como que "que hora es"? ¿es broma? ¿Misao donde estas? ¿que te pasa?

Nada...yo...no fui a trabajar hoy, no me sentía bien.

¿Estas enferma? Te paso a ver por tu casa? ¿Bien podías haber avisado no?

Yo...lo siento Kao, ¿hablamos luego si? No...no estoy de humor, si te preguntan donde estoy di que hablaste conmigo y que estoy bien, voy a apagar el celular. Besos

No! Espera, donde estas? que te pasa?

Misao colgó el celular para después apagarlo... bien ahora que haría? Ya había dado el primer paso.
Sin saber donde se encontraba decidió seguir por el camino de tierra y ver a donde la llevaba, no tenía ni idea de donde estaba y por primera vez en mucho tiempo se sintió emocionada, toda una aventura, quien sabe que le esperaba?