La Maldición

Soy Xiao Lang Li, mago y príncipe de un reino llamado Hong Kong.

Y mientras estoy a la espera de mi prometida, me doy cuenta que me siento cansado y sin ilusiones o sería ¿ridículo y humillado? Bueno da lo mismo, las dos opciones son malas.

«Esto» no comenzó de la noche a la mañana, más bien dio inicio una semana atrás...


El sol comenzaba a ocultarse en la lejanía, provocando que tonalidades amarillas y anaranjadas cubrieran el cielo, dando la atmosfera perfecta para practicar mis habilidades mágicas, en uno de los jardines del palacio.

Tan sumido en mi entrenamiento estaba, que no me percate que unos ojos ámbares muy parecidos a los míos me observaban.

—¿Qué se le ofrece, majestad?—pregunte al rey Hien Li, mientras veía como su ceño se fruncía por llamarlo «majestad».

—Xiao Lang Li, no empieces.—Mi típica sonrisa burlona, se formo al comprobar que el amable rey Hien se había enojado.

Hien Li es mi padre. Él es un mago muy poderoso y rey de Hong Kong, tiene cabellos castaños, mirada ámbar, y un imponente porte, nada comparado con su característica sonrisa pacifica y su amabilidad de siempre.

—¿Qué desea, padre?—volví a preguntar cambiando el "majestad".

—Los Kinomoto—comenzó—, vendrán la próxima semana para tratar lo de TÚ compromiso con la princesa.—terminó de decir, recalcando el tú.

Recibir esa noticia, me tomó por sorpresa. No, porque me molestará el hecho de un compromiso arreglado, pues sabía a la perfección que un compromiso beneficiaría al reino. Simplemente, fue que la noticia del compromiso, no me la esperaba tan pronto, por lo que sólo asentí en respuesta.

Mi padre, al notar mi silencio, regreso al palacio, dejandome con varios pensamientos acerca del compromiso.


Tres días habían pasado, desde que fui informado de la visita de los Kinomoto, en el palacio casi todo transcurría en orden.

Ese «casi» que se porta diferente, es un chico de cabellos negros, ojos azules que esconde tras unas gafas y siempre sonríe. Su nombre, Eriol Li... Mi hermano menor.

Al comportarse extraño, quería decir que al ser el mayor debía averiguar en que andaba metido.

—¿Que demonios haces, Eriol Li?—Carezco de paciencia, por eso le pregunté al culpable de manera directa.

—Xiao Lang, sólo camino, no ves.—Un bufido salió de mis labios, al comprobar que el cuatro ojos de mi hermanito, se estaba burlando de mi.

—¡Joder! Eriol, no juegues conmigo—gruñí—, y contesta.

—Xiao—llamó Eriol—, ¿no será que éstas nervioso por lo del compromiso?—¿eh? Me pregunté, ante el cambió de tema

—Según tú, ¿por qué estoy nervioso?—Era obvio que no estaba nervioso, pero me causaba curiosidad de porque creía eso.

—¿Conoces a la princesa...—guardó silencio para que le diera el nombre de mi prometida— Sakura Kinomoto?—concluyó luego de que le mencionará el nombre de ella.

—En persona, no, pero según los «rumores» dicen que es muy bonita.

¡Y era verdad!, a la princesa Sakura no la conocía en persona; pero eso no me preocupaba porque mis padres decían que era hermosa y poseedora de un gran poder mágico. Lo que a mí parecer, la convierte en un gran partido.

Eriol se puso en posee reflexiva, luego de mi comentario.

—¿Que tal, si los rumores son falsos?—preguntó, tras analizar la situación a su manera— ¿Que tal, si la princesa sea hermosa en su interior.

—A mí, no me importa que no sea bonita.—traté de sonar seguro.

—Bueno. Entonces, que tal si es ¿una princesa guerrera?

—¿Que quieres decir?—Me apresure a preguntar, ante el comentario de Eriol. Ya que creía que estaba loco y de ahí que dijera que Sakura podría ser una princesa guerrera.

Era ilógico.

—Enojona, gruñona—aclaró mi hermano—, es decir, como tú.

—Ya te dije, que no me importa—encare a Eriol, aunque sabía que era mentira y que si me importaba como fuera la princesa.

—¡Wow, hermano! Me alegra escuchar esa respuesta de tú parte. Porque si yo fuera tú, estaría nervioso por tener que casarme con una desconocida.

Término de decir su discurso, para dejarme en el pasillo completamente nervioso y con una nueva misión en mente:

Librarme del compromiso arreglado.


¿Fingir tener novia?

No.

¿Que hacer?

Piensa, Xiao Lang Li, ¡piensa!

¡Demonios! Los Kinomoto vienen mañana, y mis únicos planes no ayudan en nada.

Lo peor, es que las palabras. Las ¡malditas palabras! que dijo mi hermano, me martillan a cada instante en mi cabeza, a tal grado de no poder dormir por las noches.

«Sí yo fuera tú, estaría nervioso por casarme con una desconocida».

—Mierda.

—¡Xiao lang, Li!—ups hablé en voz alta, pensé ante el llamado de atención— Esas no son palabras dignas de un príncipe

En frente mio, Ieran Li, una imponente mujer de cabello negro, ojos azules y porte elegante, sin duda una belleza sin igual. Que en ocasiones como esta, me aterra su presencia.

—Lo siento, madre—Me disculpé con una reverencia. Ieran Li me vio desaprobatoriamente.

—¿Te encuentras bien, Xiao?, ¿Hay algo que te preocupe?—preguntó mi madre. Sabía que sí ella descubría mis macabros planes, estaría frito, por ello debía pensar una rápida respuesta.

—Estoy bien, madre—contesté con una encantadora sonrisa—. Sólo me preocupa un hechizo que no logró entender.

¡Bingo! La solución a mis dos problemas.

—Pregunta a tú padre, seguro él te ayuda.—sugirió ella.

—Despreocupese madre—dije para que olvidara el tema—. Ahora sí me disculpa iré a la biblioteca a estudiar un poco.

Realizó una reverencia de despedida, para partir rumbo a la biblioteca.


—¡Espinel!—llamó a una especie de pantera mágica que cuida la biblioteca.

El guardián de la biblioteca es una pantera alada, de pelaje negro, ojos azules y en su cuello tiene un collar en forma de una mariposa con un zafiro.

—¿Qué libro busca, majestad?—geuñí al escuchar el llamado.

—Llámame Xiao Lang.—digo de manera fría.

—Pero, príncipe es falta de res…

—¿Dónde está el libro que contiene el hechizo de espíritu libre?—preguntó interrumpiendo el sermón de respeto, que me dice cada vez que le digo que me llame por mi nombre.

Espinel suspira rendido, al escuchar que cambie de tema y va a buscar el famoso libro.

En lo que vuelve Espinel con mi libro «héroe»observó los estantes llenos de libros viejos; hay libros de la historia del reino, de arboles familiares de los reyes y un montón de libros de magia en diferentes idiomas.

Veo al guardián, regresar con un libro flotando enfrente de él y me acerco a tomarlo.

—Éste es el libro—dice él—. El hechizo que busca está en la página 88

—Muchas gracias—digo a modo de despedida.

—¡Espere majestad!, debo de advertirle que…

—No hay tiempo, Espinel.

Me voy sin ser descubierto a las Ruinas antiguas del templo de la estrella, que se encuentran muy cerca del castillo Li.

Ahí usare mi magia.


Al llegar a las ruinas, me siento bajo la sombra y analizó el libro mágico.

El libro es color rojo, con una cerradura de oro que se abre cuando alguien que posea magia, pase la mano por encima de ella; así lo hago y este se abre, busco la pagina y…

–¡Mierda! El libro está escrito en latín.

¿Por qué de tantos idiomas que hay tenía que ser latín? El idioma que no se pronunciar bien.

Una señal divina ¡Bah! Tonterías.

Espíritu libre, te permite no enamorarte, si no sientes atracción por la persona; consecuencias si nunca siente amor o atracción, no te podrás enamorar.

No tengo nada que perder.

¿O sí?

—Donec te diligere disceret… Maledictus eris Spiritus

¿Funcionaria?

Tendré que esperar a mañana.


A punto de acostarme para tratar de dormir, me observo en un espejo que hay en mi habitación y lo que veo…

Mi color de piel ¿Es pálido?

Mis cabellos castaños oscuros, se volvieron más claros.

Y…

Mis ojos ámbar, son azules

¿Qué me pasó?

¡Maldito hechizo!

Al tratar de abrir la puerta, ¡No la puedo abrir! ¿Que demonios me ocurrió? ¿Me convertí en fantasma? No lo creo o ¿Si?

Atravieso la puerta y voy busca de alguien que me ayude sin que me maten en el intento, mi hermano.

—¡Erio—Llamó cuando atravesé su puerta

—Otro besito, Tomoyo.

—¡DESPIERTA, ERIOL LI!—grite y el torpe se cayó de la cama.

—¿Qué ocurrió?—pregunta todavía aturdido—¡XIAO LANG LI! ¿QUÉ TE PASO?—exclamó espantado, en cuando vio la realidad.

– En primera, no me grites que soy mayor que tú—aclaré, en lo que se levantaba del piso —. Hice un hechizo

– Y lo recitaste mal, porque estaba en latín

—¿Cómo?—pregunté confuso.

—Espinel.—confeso.

—Mejor deja de pensar en cómo aniquilar a Espi, y dime como pronunciaste el hechizo.

–Donec te diligere disceret… Maledictus eris Spiritus

—El hechizo en español es, «hasta que aprendas a amar… Espíritu Maldito, serás»

—¡QUE!—exclame desesperado.

—Te lanzaste una maldición, que se romperá cuando te enamores de tu prometida.

—¿Por qué a ella?—pregunté con temor.

—Así debe ser cuando tiene prometida— él chasqueo los dedos y un libro aparecio—. Te convertirás en un ente por las noches, hasta que se rompa la maldición.

—¿Cómo un fantasma?—Eriol negó.

—Xiao Lang, los fantasmas están muertos, tu estas vivo y tienes poderes, ¿Entiendes? —asentí furioso, por tratarme como retrasado mental.

Deseándome un «suerte, para que te amores a primera vista» me hecho desde su habitación.


Lo que nos remonta a mi estado de humillación, por auto-maldecirse.

Atrás quedo el atractivo joven de 18 años que solía ser, de cabello castaños revueltos, mirada ámbar y buen cuerpo; ahora solo queda un joven, con ojeras causadas por la falta de sueño, en otras palabras, tengo apariencia muy parecida a la de un zombi.

—Sus majestades, los reyes Kinomoto están aquí.—anuncian a mi padre.

¡Genial! Sakura Kinomoto la causante de mi desgracia llegó, y al ver mi estado seguramente saldrá huyendo a cancelar el compromiso.

¡Quedare maldito!

¡Maldito!

—Mi hijo, mayor Xiao Lang.

—Auch.—Me quejo del golpe que me dio Eriol

Por andar de despistado, no escuche las presentaciones.

—Mucho gusto príncipe Shaoran.—saludo una melodiosa voz.

Parece un ángel, con esos hermosa esmeraldas que tiene por ojos, su castaño cabello y con esa sonrisa.

– Lamento si lo ofendí—parpedee confuso—, por pronunciar su nombre diferente.

—No hay problema, princesa Sakura—digo, mientras me acerco a tomar su mano para depositar un beso, que la hace sonrojar, luciendo más bella de lo que es.

Tierna, hermosa y despistada; esa es la princesa Sakura.

Mi princesa, que tengo que enamorar sin que descubran la metida de pata que tuve con eso de la auto-maldición. Solo espero que siga haci, y no se convierta en una fierecilla como dijo alguna vez mi hermano.

Pero que creen… El como la enamore, el fin de mi maldición y la incógnita de quien es Tomoyo, eso ya es otra historia.