Aquí llegué yo y mi inseparable Dora, para escribir un snamione a pedido. JustKiddingRowling, aquí tienes tu fic y con tu loca idea que he fusionado en una y espero que les guste a ustedes. Les advierto que JKiddingRowling tiene un sentido del humor tan malo como el mío, así que seguro verán mucha tontería acá.
Título: Luz de luna.
Fandom: Harry Potter
Genero: Romance, drama, comedia.
Pairing: Snamione
Resumen: En un viejo libro está escrito que la luz de la luna llena, potencia todo lo referente a la magia. ¿Qué creen que pase cuando la luz de la luna toque el retrato del antiguo director Severus Snape?
Disclaimer: Nada es de mi autoría y la idea le pertenece a JustKiddingRowling, yo sólo escribo éste fic a su pedido. Personajes, excepto los OC, pertenecen al universo Potterico y a JK Rowling *a la verdadera autora, no a Just Kidding jeje*. Sin fines de lucro y para entretenimiento visual.
I
Hermione y el nuevo príncipe
Otra de esas quietas noches de luna llena, que tanto gusto le daba el poder tener la oportunidad de apreciar desde la ventana de la sala de profesores y tomando un delicioso té de hierbas, mientras jugaba ajedrez mágico con quien había sido su jefa de casa y ahora su colega, mejor amiga y directora de Hogwarts, Minerva McGonagall.
- Nunca vi estudiantes de primer año como los de ésta temporada. - Minerva comentó mientras acariciaba la parte posterior de su cabeza y suspiraba exhausta. - tienen más energía que mis compañeros cuando estudiaba o incluso que en la época de Potter. Ya es la segunda vez que hacen explotar el aula de pociones. Si Severus estuviera vivo, de seguro pondría el grito en el cielo.
Hermione colocó su taza a un lado y por un momento pensó en los acontecimientos que la llevaban a sostener aquella conversación. Voldemort finalmente había muerto y el ministerio de magia prácticamente había proclamado un año de descanso y festejo, para honrar a la larga lucha que por fin había terminado. Grandes pérdidas que lamentar pero sin duda que estaba por venir un futuro muy prometedor y en verdad valía la pena tanto esfuerzo. Cada quien hacía lo que más anhelaba y su sueño era ser profesora y educar a los niños, como le había ocurrido a ella. Siempre estar leyendo y volcando sus conocimientos de vida, en pequeñas mentes ávidas por obtener información.
- Qué niños, sin duda que estoy de acuerdo. - contestó Hermione con una sonrisa, muy contenta. - mis estudiantes de séptimo año ya me están haciendo preguntas realmente comprometedoras y no tengo, a veces, la más mínima idea de cómo responderles. De vez en cuando debo cambiar de tema y si no me queda de otra, responderles de la mejor forma posible.
Para el retrato de Snape que colgaba frente a la ventana y que tenía una perfecta vista del escritorio de Minerva y del retrato de Albus Dumbledore, mirar la luna le traía otro tipo de recuerdos. O al menos en eso estaría pensando, de no ser por una molesta vocecilla que no le permitía pensar en paz. Y por primera vez que no se trataba del incómodo ronquido de Albus Dumbledore, durmiendo en su retrato. Estaba curiosamente en silencio.
- Le ruego que me lo diga puesto que yo no lo sé. - un hombre le opacaba la vista de la ventana y continuaba parado frente a él, exigiendo respuestas a preguntas que ni siquiera debía estar haciendo, si es que estaba tan calificado como profesor de pociones. - La verdad es que no fueron los estudiantes quienes hicieron explotar el laboratorio. - tuvo que admitir, dejando caer los hombros en derrota y avergonzado. - fui yo, al mezclar dos ingredientes por error. ¡Por eso le digo que debe explicarme cómo preparar la poción, para la siguiente clase!
Una de las cejas de Snape no tardó en arquearse, mientras se acomodaba en un sillón verde y ya desgastado por la pintura. Su expresión de escepticismo, no tardó en asustar al hombre frente a él. Tenía que ser un mal chiste, una mala broma. Minerva no podía ser tan poco profesional como para contratar personas así.
- En definitiva que Minerva ya debe estar tan senil como Albus. ¿Contratarlo a usted como profesor de pociones y ya ha hecho explotar el aula dos veces, culpando a los estudiantes por sus errores? ¡Inaudito! Qué poco profesional de su parte y todavía se da el tupé de seguir aquí y parándose frente a mí, pidiéndome consejos. ¿Cree que sólo soy un cuadro para que aquellos que tengan dudas, puedan recurrir a mí? Se supone que soy un símbolo de respeto, no un vulgar libro de pociones.
El hombre se sonrojó, ofendido. Se cruzó de brazos y su expresión le recordó a Gilderoy Lockhart y ni siquiera quiso pensar en el destino de ese hombre pero en definitiva que éste remedo de profesor, de seguro era su hijo o algo parecido. Cícero por nombre y un apellido que ni recordaba, sólo era una cara bonita. De ojos azules como el mar y una tez blanca y asquerosamente perfecta, además de una voz cautivadora y un cuerpo muy acorde. Tenía ganas de vomitar, le hacía sentirse imposiblemente enfermo ya que era una pintura en toda regla.
- ¡Ah... no me venga con eso ahora! Si no fuera por su promesa de proteger a Potter, usted tampoco sería nada ni estaría ahí. Simplemente le ruego que me brinde un poco de ayuda y de sus conocimientos sobre pociones. Aunque apuesto que el profesor Horace Slughorn y hasta sabe más que usted.
- ¿Slughorn? Por supuesto, enséñele un título de la realeza y quizá le enseñe alguna cosa.
Minerva continuó bebiendo de su té y mirando las piezas de ajedrez mientras se movían. Pues sí, los estudiantes eran cada vez más curiosos y se podía imaginar de por sí, sin mucho esfuerzo, qué clase de preguntas le podían estar haciendo a Hermione y en su clase de defensa contra las artes oscuras.
- Algunas chicas ya llegan con inquietudes sexuales y preguntando por hechizos contraceptivos. Una piensa que no saben nada o muy poco sobre el tema, pero se termina dando cuenta de que ya se habrán leído media sección prohibida. Y a veces les pregunto, les aconsejo que visiten a Poppy en esos casos y todas niegan con la cabeza diciendo que Promfey les causa vergüenza y que yo soy la mejor candidata para educarlas en ese tema.
- Quizá debamos implementar una clase de educación sexual, ya que los tiempos cambian tanto. Y de seguro pedírselo al profesor Cícero, ya que todas las chicas lo aman y están perdidamente enamoradas de él.
- Ese hombre es tan perfecto que da miedo. - dijo Hermione en voz baja y a continuación agregó. - pero es tan engreído, insoportable y tan peste como Gilderoy Lockhart. Y yo que creía en todo lo que sus tontos libros decían. Capaz no sabe tanto de pociones como afirma decir que sabe.
La luna no tardó en alzarse sobre el firmamento y la ceja de Snape también, mientras perdía la paciencia y se preguntaba si podía encontrar otro cuadro en el que refugiarse. La charla de Minerva con Hermione, ya había tomado mucho tiempo y ya estaba rogando que regresara, para salvarlo de semejante incomodidad. Miró los perfectos y bien lustrados zapatos del nuevo profesor de pociones, mientras él se alisaba su túnica marrón, que no tenía ni una sola arruga. Perfeccionista, egocéntrico, amante de la limpieza. Todo un caso de seguro.
- Insisto en que no diré nada. No pienso hacer su trabajo, así que renuncie y estudie más.
- ¡No puedo renunciar, necesito el trabajo!
- ¡Y no es mi problema!
De pronto un par de rayos de luna llena alcanzaron la coronilla del hombre frente a él, rebotando sobre su marco. La luna llena más brillante y hermosa que recordaba haber visto y por un momento se distrajo con la imagen en el firmamento, que ya ese detestable ser humano no podía tapar con su cuerpo.
¡PUM! ¡ZAMM! ¡SWISH!
El ruido de una explosión no tardó en escucharse y ambas mujeres brincaron sobresaltadas en sus sillas, al igual que las piezas de ajedrez en el tablero. ¿Qué podía ser semejante ruido? No podía haber explotado el aula de pociones, no otra vez.
- ¡Minerva! - la alarmada voz de Poppy Promfey no tardó en escucharse, mientras corría en dirección a la sala de profesores. Su rostro estaba tan pálido como si hubiese visto al mismísimo Voldemort. - ¡Algo terrible ha ocurrido en la dirección!
- ¿En mi oficina? Pero si estaba vacía cuando me fui y eso sin contar a Severus o a Albus.
- No, no lo estaba. Yo vi al profesor Cícero, mientras subía las escaleras. Creo que necesitaba hablar con Snape, escuché sus voces y me pareció que discutían. No es que los estuviera siguiendo pero me pareció muy extraño, ya que habías dicho que estarías aquí.
Las tres mujeres no tardaron en subir las escaleras y al Minerva abrir la puerta, una gran cantidad de humo salió de la oficina. No se podía ver nada, pero a Hermione le dio la impresión de ver a una persona de pie junto a un marco de retrato.
- ¿Profesor Cícero? - preguntó Hermione mientras tosía y apartaba el humo con sus manos. - ¿Qué ocurrió? ¿Se encuentra usted bien?
- No... y me temo que éste remedo de profesor, siempre tiene la manía de estar explotándolo todo.
- ¿De qué está hablando, profesor Cícero? ¿Está delirando? - preguntó Poppy mientras abría la ventana y dejaba circular el aire. Una vez que todo estuvo claro, Poppy estudió al hombre en cuestión. - pues todo usted parece en orden.
- Y por desgracia. - respondió, mirándose las manos y su reflejo en los cristales de la ventana. - ahora estoy atrapado en el cuerpo de éste idiota.
- ¿Qué? - preguntó Minerva sin entender y el hombre arqueó una ceja, lo que le recordó a Snape de inmediato.
- No sé qué tonto hechizo utilizó sobre mí, Minerva, pero creo que debes subir tus estándares de calidad... cuando contrates nuevos maestros.
Hermione despegó los labios sin podérselo creer y cerrándolos nuevamente, para llevarse ambas manos a la boca y suprimir un gemido de sorpresa.
- ¿Profesor Snape?
Imposible.
