Últimamente muchas personas que conocía Molly Hooper tenían un blog personal donde escribían acerca de su vida, o tenían un sitio web propio. En realidad, a Molly no le interesaban esas cosas, ni estar conectada al Internet en todo momento, ella disfrutaba pasando su tiempo libre con sus gatos y viendo sus programas de televisión favoritos en la televisión. Pero sus compañeros de trabajo la incitaron a crearse un blog para mantener contacto con sus amigos y para poder expresarse.

El argumento definitivo que convenció a Molly de hacerlo fue cuando Sherlock mientras trabajaba con ella mencionó su propio sitio web, La Ciencia de la Deducción. La chica de la morgue ya sabía acerca de esa página y la revisaba con mucha frecuencia, pero jamás se le ocurrió que podría así comunicarse con Sherlock.

En ese mismo momento, Molly estaba sentada en frente al computador que tenía en su hogar, en la noche. Tardó un tiempo en diseñar el fondo de su blog, el cual consistía en dibujos de flores, corazones en colores suaves y la foto de un gato, todo estaba listo. Ahora iba a escribir su primera entrada. Quería describirse a sí misma, resumir su vida en unas pocas palabras para que la gente supiera quién era. Se quedó mucho tiempo mientras lo pensaba. Por fin escribió.

27 de enero

Hola. Mi nombre es Molly Hooper. Yo trabajo en el Hospital Barts. Tengo 31 años. Perdón. Esto está sonando como una lista. No estoy segura por qué estoy haciendo esto. Solamente es genial tener a alguien con quien hablar.

En realidad, Molly no tenía esperanzas de recibir un comentario, recién estaba empezando. Tampoco tenía muchos amigos, así que no se decepcionó tanto cuando al pasar el tiempo entendió que nadie le escribiría un comentario. Leyó de nuevo lo que había escrito. Al haber dicho que sería genial tener a alguien con quién hablar, se sintió algo necesitada. Decidió corregirlo, añadiendo un nuevo comentario a su propia entrada.

¡Jajaja! ¡Eso hace que suene muy solitaria! Quise decir que es bueno tener un lugar donde pueda compartir mis sentimientos.

Molly Hooper

A la mañana siguiente, Molly llegó temprano a trabajar, tenía mucho por hacer. Muchas autopsias que realizar, muchos cadáveres que organizar. Muchas veces agradecía el trabajo que tenía, el tratar con los muertos. Molly recordaba que cuando era pequeña quería ser doctora, pero con el tiempo logró darse cuenta lo triste y ardua que era la tarea. Ella sabía que se encariñaría con los pacientes, y no podría soportar verlos sufrir, y verlos morir, y decírselo a sus familiares… Era mejor tratar con personas que ya no sentían dolor, cuyo tiempo de vida ya había pasado.

Ese día Sherlock estuvo un buen rato acompañando a Molly mientras él estaba trabajando, presumiblemente en un caso. Pero la chica que trabajaba en la morgue notó en el detective un rostro frustrado. Sherlock jamás estaba de ese humor cuando estaba en un caso, a menos que no entendiera qué estaba sucediendo. Pero Molly tuvo el presentimiento que no era así.

-¿Algo va mal? –Preguntó inocentemente.

-Me aburro. No hay ningún caso, nada que hacer –respondió secamente sin mirarla. A pesar de la frialdad, Molly se sintió agradecida al ver que Sherlock se aburría, él recurrió a ella. O, bueno, mejor dicho, a los microscopios y a los cadáveres. Pero no importaba.

-Oh. Bueno… No te preocupes, pronto encontrarás algo interesante… ¿Y te has enterado de esos suicidios en serie? Ya ha habido tres de ellos. Los recibimos acá no hace mucho…

-Lestrade aún no me llama para el caso, ya lo hará –dijo Sherlock interrumpiéndola– ¿Podrías traerme café, Pequeña Señorita Perfecta?

-Claro… Voy en seguida.

El resto del día Molly no se atrevió a hablar con el detective, pero fue por pura timidez. Cada vez que él aparecía, Molly se sentía como un ratón. Ella observaba de vez en cuando cómo Sherlock pensaba en voz alta, expresando su enojo y aburrimiento. Molly no sabía por qué ni cómo… Pero ver a Sherlock asustado no la asustaba ni la angustiaba. Es más, le gustaba. Eso significaba que él tenía la suficiente confianza para mostrarse así ante ella. A veces Sherlock se olvidaba que Molly estaba en la habitación, pero ella estaba acostumbrada a ello. Pasaba a menudo.

Molly fue la última de irse del trabajo. Cuando estaba cerrando, se dio cuenta que había en el suelo una corbata amarilla, verde y roja, a rayas. Había entrado mucha gente, compañeros de trabajos, personal de limpieza, esa corbata podría ser de cualquier persona. Pero Molly sólo pensó en una. En realidad, ella jamás lo había visto con una corbata, pero no perdía nada con preguntarle, así podría hablarle.

La chica se dirigió a la sala de computación del hospital. Aún estaba ahí Steven, de informática, que le dejó usar un computador. Steven era un hombre de sesentaisiete años, quien era simpático con Molly. Ella lo apreciaba, era muy amable con todo el mundo. La chica que trabajaba en la morgue aprovechó de revisar su blog. Ningún comentario, ninguna visita. Era aún muy temprano para recibir comentarios. Visitó el sitio web de Sherlock, y escribió un comentario, preguntando por la corbata.

Hola Sherlock. Me estaba preguntando si es que vendrías al hospital otra vez en algún momento, lo que pasa es que encontré una corbata y creo que podría ser tuya. S del tipo de corbata que usarías así que no sé si la dejaste aquí la última vez que me visitaste.

Molly en realidad no estaba muy segura si esa corbata sería del tipo que Sherlock usaría. Tampoco estaba segura si él usaba corbatas, pero no perdía nada preguntando. Esperó por una contestación, pero tuvo que esperar. En la espera, Molly, ya sintiéndose cómoda en su blog, comenzó a escribir. Había recordado la primera vez que vio a Sherlock, hacía tiempo atrás. Ese día había estado nostálgica. Había tenido tiempo para pensar durante la espera.

28 de enero

¿Creen en el amor a primera vista? Hay un hombre y lo amo. Al menos, creo que lo hago. No puedo dejar de pensar en él. Él es tan inteligente que es como si estuviera ardiendo. Y también es genial, pero no realmente. Y está en forma. Oh, de verdad que está en forma. Soy una chica sensible y siempre lo he sido. He trabajado duro para conseguir el trabajo que tengo y ahora tengo planes, pero él simplemente pasa por encima de todo eso. Es como si yo fuera Molly Hooper, el control. "Pequeña Señorita Perfecta", como mi compañero me llama. Hasta que entra en la habitación y de repente soy este pequeño ratón. Él me convierte en un ratón.

Pocos minutos después de haber escrito en su blog, recibió la respuesta de Sherlock en respecto al tema de la corbata.

"Es", no "S". Y no, no es mía.

Sólo fue una pequeña corrección. Pero a pesar de eso, Molly se sintió algo angustiada. No le importaría si otra persona le dijera lo mismo, era sólo un arreglo. Pero si Sherlock se lo dijo… Ella conocía qué tan enojado éste se ponía cuando la gente escribía o hablaba mal. Cuando le envió otro mensaje como respuesta, se fijó en ser cautelosa en cómo escribía esta vez.

Oh, bueno. Okay. Siento haberte molestado. X

Por la mañana, temprano, Molly fue al trabajo, como era rutina. Al volver a su hogar, ella había llevado la corbata consigo. No era de Sherlock, pero tendría que seguir buscando de quién era. La llevó por si acaso, para guardarla en su casillero. Cada vez que pudo, ella fue por allí para preguntar de quién era. No se sentía bien teniendo algo que no era suyo. Tuvo que detener la búsqueda, pues había llegado un cadáver que necesitaba una autopsia urgentemente.

Molly lo inspeccionó y se sorprendió al identificar quién estaba en la camilla. Era Steven, de informática. ¿Cómo podía ser? Si ella lo había visto perfectamente bien justo anoche, bien tarde. Se veía perfectamente. No tenía sentido. Era muy extraño. Ella revisó los papeles y los médicos habían asegurado que su muerte se había debido por causas naturales. Ahora ella tenía que comprobarlo.