Sólo nosotros.

Osa toma una desición el día de su destierro cambiando parte del rumbo de la historia. Arco 1 Infancia.

Avatar: The Last Airbender No me pertenece

Género: Aventura, Familia y Amistad.

Cápitulo 1.

Ursa apresuró el paso, no había tiempo suficiente, y lo sabía.

La luz de la luna se coló por las ventanas alumbrando el oscuro pasillo mientras que la capa que cubría su cuerpo se movía de un lado a otro. Tenía que darse prisa y salir ahora que nadie lo a notado aún, pero no puede, no sin despedirse de sus pequeños y preciosos hijos. No sin verlos por última vez.

Sus hijos, sus amados hijos.

Su amable y de buen corazón, Zuko, su pequeño guerrero que se esfuerza por sobresalir sin rendirse nunca.

Y su temeraria e intrepida Azula, su pequeña prodigio que sobresalí en todas las areás peligrosas que Ozai alababa tanto.

Ursa no iba fingir que no le temía aquel hombre. A ese hombre por el cual ahora abandonaba a sus hijos. Los iba a dejar con un monstruo.

Queria llevarselos, era lo que más queria en el mundo pero sabía que Ozai no se lo permitiria ese era parte del trato; la vida de Azulon y dejar el palacio por el bienestar de Zuko. Ella temía lo que pasaría si los dejaba. Conociendo a Ozai los manipularia y moldearía a su gusto. Se estremeció ante el solo pensamiento, cuanto veneno les inculcaría en sus corazones.

Cuanto los haría cambiar.

Por eso, no queria irse sin verlos, no sabía si la recordarían en un futuro. Tal vez si, tal vez no. Tal vez la seguirían amando o la odiarían por abandonarlos y dejarlos con un monstruo, ella no los culparía si fuera el caso.

Su corazón se apretó de forma dolorosa en su pecho pero ¿qué podía hacer?. Nada. No podía hacer nada por que si tomara a los dos alguien lo notaría, sería muy obvio aun que tratara de ocultarlos, y de inmediato se lo informarían a Ozai, si eso pasaba no era solo ella quien terminaría pagando, si no tambien sus hijos.

No le quedaba otra opción que dejar a ambos y pedirle -rogarle- a cada espíritu y dios que los protegiera de toda la crueldad.

Al menos que... Al menos que se llevará a uno de ellos.

Su mente empezó a trabajar en un plan de como sacarlo sin que alguien la descubriera ¿era peligroso? Si, pero había menos probabilidad de que la descubrieran que si tomaba a los dos y eso era lo importante.

Una parte de ella se lleno de orgullo por que era como si por primera vez se enfrentara o desafiara indirectamente Ozai -a su mayor miedo- sin dar marcha atrás como otras veces. Ojalá pudiera hacer más que eso.

Pero, ahora, tenía que llevarse a uno.

Cualquier Madre tomaria esa desición con díficultad. Después de todo se trataba de elegir de entre uno de sus hijos. Sin embargo, el primer pensamineto de Osa de inmediato se diriguió a su pequeño Zuko, él nesecitaba protección, Ozai no valoraba a las personas "débiles", de corazón noble y blando como su hijo, además, ya había logrado bastante alejandolo de esa mala influencia mientras estaba ahí como con aquella carta que mentía sobre el padre légitimo de Zuko, aun no podía creer que Ozai sinedo el hombre inteligente que era se hubiera creído eso. Lo que no le haría aquel hombre si lo dejaba, el miedo inundó su corazón. Pero, entonce, su mente recordó a su hija menor: Azula. Azula no nesecitaba protección, era fuerte, tenía cáracter, tenía una gran fuerza de voluntad para enfrentarse a cualquier obstáculo que se le presentara, era determinada... y estaba siguiendo el mismo camino que su Padre.

De ese monstrou...

Esta siguiendo los pasos del monstruo al que tanto le temía...

Su hija iba a convertirse en un monstruo si seguía bajo el ala de Ozai...

Se detuvo a tan solo pasos de la puerta de la habitación de Zuko. La boca de Ursa se abrió levemente y palideció mientras ese pensamiento se clavaba en su mente.

Como no lo había visto antes. Ella pensaba que el único que nesecitaba protección era Zuko cuando en realidad sus dos hijos estaban en peligro.

Un suspiro tembloroso salio de sus labios y sus ojos se inundarón de lágrimas.

Ella sabía muy bien, y se avergonzaba de ello, que descuidaba a su hija por proteger a Zuko pero tambien era por que parecía que Azula disfrutaban más la compañia de Ozai que la de ella, además, Osa no sabía muy bien como tratar con ella, era -es- complicado, su hija disfruta de ser cruel y manipular las cosas a su manera -de la misma forma en que Ozai actuaba- que cualquier otra cosa y ella, Osa, no sabía como actuar ante ello, queria mantenerla fuera y alejada de todo ese ambiente peligroso y la única forma en la que creía que podía hacer eso era castigarla mandandola a su habitación para que reflexionara de sus acciones.

Se recordó a si misma, que tan solo era una niña, y por más cruel y distante que fuera seguía siendo su hija, que imataba a su padre.

Su corazón le decía que se llevara a Zuko que él la nesecitaba más, nesecitaba a alguien que lo protegiera hasta que el fuera lo suficiente fuerte para enfrentarse al mundo pero su mente le decía que en realidad era Azula quien más nesecitaba a alguien positivo en su vida para guiarla por el buen camino antes de que fuera demasiado tarde, y sabía muy bien que una vez que se marchara Iroh cuidaría de Zuko, pero no había nadie que haría eso por Azula, había pero la pequea princesa los empujaría lejos.

Entrando a la habitación de Zuko su desición fue tomada. Se hizo una nota mental que una vez lejos del peligro que era el palacio enviaria una carta a Iroh, así tal vez no la intercetarían como sus otras cartas.

Observo a su amado hijo dormir, de inmediato se diriguió a él acaricio su cabello y rostro, memorizandolo aun más de lo que ya lo hacía, lo movió levemente tratando de despertarlo aunque eso antes de planear lo que haría no era lo que había pensado hacer nesecitaba que Zuko supiera parte de lo que pasaba, Ozai podía usarlo en su contra si permanecia en la oscuridad de los hechos.

Los ojos del príncipe Zuko se abieron lentamente observando a la figura que se sernia sobre de él, después de unos segundos se dio cuenta de quien era.

-¿Mamá...?-

- Despierta, cariño, despierta. Tengo algo importante que decirte.-

Zuko cerró los ojos con fuerza y los abrió enfocando el rostro desesperado de su madre.

- ¿Mamá?, ¿Mamá, qué pasa?- Preguntó ya un poco más despierto y preocupado.

- Escuchame hijo, escuchame muy bien mi valiente príncipe; Todo lo que he hecho, lo hice para protegerte.-

-¿Qué?.-

- Shh, escuchame, tengo que irme, tengo que irme muy lejos y no estoy segura si nos volveremos a vernos.-

- Noo...-

- No puedo quedarme o te haran daño, tu hermana, Azula, tampoco puede hacerlo esta en peligro si lo hace.-

- Pero...- Ursa lo abrazo acariciando su espalda.

- Todo estará bien, tú tío Iroh te protegera una vez que regrese, quedate a lado de él y siempre estaras a salvo. Todo estara bien te lo prometó.- Separó un poco a Zuko de cuepo viendolo a los ojos y secando sus lágrimas.- Puedes hacer eso por Mamá ¿verdad?.- Zuko asintió. Ursa beso su frente.- Mi hijo, mi querido hijo, recuerda que tú hermana y yo te amamos no importa si no estamos contigo y recuerda esto siempre Zuko... `no importa cuanto las cosas cambien ahora, nunca olvides quien eres´.- Lo abrazó con fuerza.- Ahora debo irme, sigue durmiendo mi valiente guerrero.-Lo recostó en su cama arropandolo.

- Mamá...-

- Te amo Zuko.- Besó su frente.- Por favor, duerme. Será mucho más fácil.-

Zuko sólo asintió cerrando los ojos y murmurando un `yo tambien te amo´ pensando que eso debía ser una pesadilla y cuando despertara su Madre y hermana menor estarían ahí una para abrazarlo y la otra para burlarse de él.

Ursa camino hacía la habitación de su hija sintiendo un enorme vacío en su pecho con la despedida de su hijo suspiro entrando y al igual que con Zuko se acerco a la cama sentandose en ella acariando el rostro de su hija menor viendo lo pacífica que se mira durmiendo, hacía tanto tiempo que no la veía así.

- Ma-madre...- El murmullo de su hija la hizo saltar levemente, ni siquiera se había dado cuenta que comenzaba a despertarse y era lo que menos queria.

-Shhh, sigue durmiendo, querida.- Murmuró suavemente acariando su cabello y tarareando en voz baja. Azula observo la figura borrosa de su madre y creyendo que lo sucedia era un sueño volvio a dormir. Si, tenía que ser un sueño, se dijo, después de todo su Madre solo queria a Zu-zu y a ella no. A ella le temía y odiaba por que creía que era un monstruo. Así que disfrutaria de ese sueño en donde por lo menos su madre le mostraba amor y preocupación al igual que a su hermano.

Ursa vio como su hija sucumbia al sueño, de inmediato bajo de la cama y se movió alrededor de la habitación de Azula, en una bolsa que había encontrado metió ropa de su hija y otras cosas que nesecitaria. Cuando paso del otro lado de la cama tropezó un poco con algo.

- ¿Qué es esto?.- Se agachó agarrando con lo que había tropezado y su sorpresa fue grande al descucbrir que se trataba de un pergamino ocultó bajo la cama no dudo en abrirlo y ver de lo que se trataba de tecnicas de Fuego control. Observó en el mismo lugar y descubrió que había más ocultó.- Pero de donde ella...- Con un suspiro se recordó que no tenía el tiempo de cuestionar eso, tenía cosas más urgentes que hacer, y apesar de ello se quedó en esa posición preguntandose que hacer con su descubrimiento.

Ursa, muy a su pesar, sabía lo mucho que su hija amaba el aprendizaje de fuego control, así que guardó los pocos libros y pergaminos que había encontrado bajo su cama en la misma bolsa de donde tenía la ropa, entre ellos encontro un cuaderno más grande apesar de que sabía que no tenía mucho tiempo y que corría el riesgo con ello de que Ozai la descubriera lo abrió sorprendiendose y maravillandose al ver lo que erán.

Bocetos de paisajes y algunas personas.

Iba a seguir observandolos, pero no era el momento se obligó a recordar, guardando tambien el cuaderno. Ahora no era momento de satisfacer su curiosidad, después.

Se puso de pie hechandose la bolsa a la espalda y yendo de nuevo al lado de su hija -por un momento pensó en despertarla pero no lo creía conveniente- la arropó con una sabana cargandola de la misma forma en sus brazos como lo hacía cuando apenas era un bebé sintiendo una punzada de nostalgia y arrepentimieno por descuidar a su hija menor.

Ya no lo haría más, se prometió.

La acomodo bien entre sus brazos tarareando una suave canción de cuna que aun usaba para cantarle a su pequeño Zuko cuando estuvo apunto de despertarse de nuevo, una vez hecho, salio de la habitación cerrando la puerta y cubriendo su rostro con la capucha de su túnica con la cual cubrió un poco el cuerpo de su hija camino por los pasillos de prisa y en silencio rogando a los espíritus y dioses que Ozai no la descubriera a medio camino.

En ese momento, Ozai, se encontraba en la sala del trono, una sonrisa de suficiencia y maldad adornaba en su rostro. Dentro de poco, dentro de poco él se convertiria en el Señor del Fuego y Gobernaria sobre su nación, rigiendo de la única forma en la que conocia, y sobre todo, ya no habría nadie que le evitaria forgar a su hija como la arma más peligrosa que estaría a su dispocición para sus planes.

Y sin que Ozai lo supiera hasta el día siguiente su esposa subia aun barco llevandose a su hija, su pequeño prodigio y futura arma lejos de sus manos y planes.

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N/A:...

Está es mi primera historia de Avatar esperó y les agrade.

De todas formas Gracias por leer y por favor comente.

Matta ne~ XD (18/02/17)