Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto y tal :)
¡Holaaa! Bienvenidos a este fic naruhinesco que no he podido resistir escribir. Es decir, he visto la película y me he dicho a mi misma "o lo escribes o te mueres del hype tú sola" así que como los pequeños detalles tales como seguir viviendo me gustan, me he puesto a teclear como si no hubiera un mañana. Es la primera vez que hago un Naruhina pero espero que os guste, yo he disfrutado muchísimo imaginándomelo todo y plasmándolo por escrito.
De momento lo voy a dejar como una serie de "One-shots" que tienen continuidad en el tiempo pero con una historia más costumbrista; es decir, qué tipo de cosas pasan en el día a día de los protas después de la película. Sin quitaros más tiempo...
¡A LEER!
STEP 1. VUELTA A CASA.
-¡Naruto! ¡Hinata-chan! - exclamó Sakura acercándose a ellos dos. Hinata se sonrojó mucho y trató de hacer como que no había pasado nada casi inconscientemente pero Naruto le apretó la mano y no la dejó hacer nada. Simplemente sonrió y saludó con la mano que tenía libre.
Sakura, Sai, Shikamaru y Hanabi fueron hacia ellos. Acababan de salir con los pájaros de Sai por el mismo agujero que había hecho Naruto en el techo de la cueva y esperaron a que ambos bajaran a tierra firme para decirles algo. No querían estropearles el momento pero tampoco podían tardar mucho en irse, Hanabi tenía que ser atendida en el hospital de Konoha y reposar un poco; a una no le roban los ojos todos los días.
Sin más dilación, Sai pintó otro pájaro y en él se subieron Hinata y Naruto. El chico miró de reojo a la muchacha y la atrajo hacia sí, haciendo que apoyara su menudo cuerpo en su espalda.
-Estarás muy cansada -le dijo suavemente mientras emprendían el vuelo -has pasado por mucho, descansa hasta que lleguemos a la villa.
Hinata le miró con una sonrisa dulce y, cogiendo más confianza en sí misma, le pasó los brazos por la cintura y le abrazó, apoyándose en él. Pudo sentir su aroma mejor que nunca, cosa que casi la hace llorar de felicidad pero que se quedó en un "casi" porque ni ella misma se había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que cerró los ojos, abatida, sobre la espalda del rubio.
Los demás no dijeron nada y, un par de horas después llegaron a Konoha. Aún era de noche pero el Hokage seguía en su oficina. Había decidido esperar a sus shinobis sin importar qué; tenía que asegurarse de que llegaban sanos y salvos después de semejante misión y, qué narices, Naruto era como un hijo para él, no podría ni pegar ojo sin saber que había llegado bien a casa.
Fue pensarlo y pasar. El sexto Hokage vio unas aves venir a lo lejos por la ventana y tanto Shizune, Tsunade y sus otros ayudantes -que tampoco podrían haber pegado ojo- fueron corriendo a abrirla de par en par. Minutos después, los héroes entraban y las aves se desvanecían. Naruto llevaba a Hinata en los brazos y Shikamaru a Hanabi en los suyos.
-Están dormidas. Hinata usó mucho chakra -aclaró Sakura, tranquilizando a todo el mundo, que preguntaba acerca de las hermanas Hyuuga - y Hanabi tiene que ser revisada inmediatamente Tsunade-sama, Toneri le quitó los ojos y yo se los he puesto de nuevo, pero habrá que verificar que está todo bien, lo he hecho de una forma un poco rudimentaria...
-Está bien -asintió la ex Hokage, no había tiempo que perder -Shikamaru, creo que me encargo yo de Hanabi a partir de ahora, vamos Sakura, iremos al hospital ahora mismo.
El chico así lo hizo y la sennin la cargó en su espalda. Ambas, maestra y alumna salieron de la torre del Hokage sin perder un solo segundo. Naruto fue hacia el sofá y se sentó en él dejando a Hinata acostada y con su cabeza apoyada en sus piernas.
-Naruto-kun -dijo Shizune, acercándose a ellos -¿por qué no llevamos también a Hinata-chan al hospital? Quizá sería mejor que descanse también en una cama, aunque solo sea por recuperar chakra.
-En realidad creo que la voy a llevar a su casa -dijo el muchacho acariciándole el pelo, acto que no pasó desapercibido por ningún presente -Su padre debe tener muchas ganas de verla.
Shizune miró a Kakashi y éste suspiró.
-Hiashi está también en el hospital. Cuando estábais de misión Toneri vino a la villa y le dejó gravemente herido -Naruto abrió los ojos, sorprendido - pero tranquilo, está bien ahora, solo está descansando. Si la quieres llevar junto a su padre, aprovecha y que le echen un vistazo.
El rubio pareció sopesarlo pero al final decidió que el Hokage tenía razón, por lo que se movió suavemente tratando de no despertar a Hinata, pero no sirvió de mucho porque la muchacha se levantó de golpe al instante en el que sintió que Naruto se separaba de ella. Los presentes la miraron y ella pareció desconcertada por un momento.
-Naruto-kun...-murmuró, mirando alrededor. Sin embargo no tardó más tiempo en comprender que habían llegado a casa.
Se puso de pie y saludó a todo el mundo con una reverencia. Kakashi sonrió ante aquel hecho. Hinata era simplemente demasiado educada.
-Naruto, haced lo que te he dicho, mientras tanto Sai y Shikamaru me contarán el transcurso de la misión.
El nombrado asintió con una sonrisa y tomó a la chica de la mano con suavidad, saludó a los presentes y se fueron de allí. Le contó por el camino lo que le había dicho Kakashi de su padre y ella se preocupó bastante, pero no estaba muy segura de entrar en el cuarto donde se hallaba.
-Hinata -animó Naruto, poniéndole las manos sobre los hombros y mirándola directamente a los ojos -no te preocupes por eso ahora, lo que debes hacer es estar al lado de tu padre. Un hijo siempre debe estar al lado de su padre y sobretodo en estos momentos - le regaló una dulce sonrisa de las suyas y Hinata se sintió más segura.
-Gracias Naruto-kun -le dijo, esbozando también una sonrisa. Se alejó de él, acercándose a la puerta pero justo antes de entrar pareció titubear y retrocedió sobre sus pasos. Se acercó al chico y le dio un suave beso en los labios. Después se adentró en el cuarto sin mirar atrás, dejando al chico con la boca abierta.
En la habitación, Hinata se sentó en un taburete cerca de la cama al ver que su padre estaba despierto. Estaba un poco nerviosa pero Naruto tenía razón, ella había cambiado mucho y había librado peores batallas que esa. No podía amedrentarse y menos cuando debía estar al lado de su padre. Hiashi la miró con una sonrisa en el rostro y la tomó de la mano.
-Hinata...-tenía la voz ligeramente entrecortada. No había falta que dijera nada más porque se podía leer en su mirada que estaba feliz al verla -mis hijas están a salvo...no podría desear nada mejor en este mundo.
-Padre...-murmuró la muchacha, sintiendo que se le subía la emoción a la garganta -no hagas esfuerzos innecesarios, es...estamos bien, pero debe descansar y...
-Estoy bien -le dijo -llevo ya unos días recuperado, es solo que este padre tuyo se está haciendo mayor y el chakra no es el mismo que cuando tenía tu edad.
-No...no diga eso padre, usted es una persona muy fuerte y se pondrá bien.
Hiashi sonrió y le apretó más la mano.
-Eres tan amable como lo fue tu difunta madre, Hinata. Fui un estúpido al no darme cuenta en el pasado.
-No, padre, eso no es...-Hinata cada vez entendía menos los delirios de su padre pero no le estaban gustando. Él no solía ser tan...sentimental.
El líder de los Hyuuga se incorporó haciendo caso omiso de las quejas de su hija y desvió su mirada hacia la puerta.
-Por favor, no te quedes ahí fuera Naruto, pasa -dijo. Hinata miró hacia la puerta y vio que el muchacho se asomaba con cierta inseguridad -acércate por favor.
El chico así lo hizo y cuando estuvo cerca de la cama, lo primero que hizo el líder de los Hyuuga fue inclinarse en señal de respeto. Naruto se sintió algo violento y no supo cómo reaccionar.
-Por salvar a mis dos hijas...gracias -le dijo -no solo esta vez, sino siempre. Tengo una deuda contigo que no podré pagar jamás, Naruto Uzumaki, pero espero que perdones a este viejo inútil que no se ha dado cuenta del valor de sus hijas hasta que casi las pierde.
-Padre...-murmuró Hinata, sorprendida.
-Nunca he sido demasiado buen padre, pero comprendí hace muchos años que la familia está por encima del honor del apellido y el único que no era digno de ser líder de nuestro clan era yo, no Hinata. Sin embargo, nunca se lo he podido decir y cuando me las quitaron...no solo a Hanabi sino también a Hinata...-se levantó y miró a su hija a los ojos con una sonrisa triste -pensé que nunca tendría la oportunidad de decirte lo orgulloso que estoy de ti, hija mía. Serás una inigualable y fuerte líder kunoichi.
La muchacha se tapó la boca de la impresión. Estaba emocionándose como nunca lo había hecho en su vida. Era la primera vez que unas palabras así salían de la boca de su padre y no podía evitarlo. Miró a Naruto un momento y vio que el chico estaba también muy sorprendido, pero no se atrevió a decir nada más.
-Por dejarme decirle esto a mi hija, gracias de nuevo.
-No...No es que las haya salvado solo porque ame a Hinata, es que estaba preocupado de verdad por las dos, yo...-balbuceó Naruto rascándose la nuca. Estaba francamente abochornado y sin saber qué decir, así que simplemente empezó a dejar salir las palabras sin ton ni son.
Pero al no darse cuenta de lo que había dicho, había dejado sorprendidos tanto a Hiashi como a Hinata. Sin embargo el hombre, al verse en aquella situación tan peculiar no tardó mucho en comenzar a reír. Naruto le miró sin comprender mientras que la muchacha miraba al suelo, sonrojada. Sin aviso previo, entonces, el líder de los Hyuuga cogió la mano del rubio y la posó sobre la de su hija para después mirarlos a los dos con una sonrisa.
-Naruto -le dijo -si así son tus sentimientos por Hinata, entonces...solo te pido que la cuides con tu vida. Ella es una mujer muy fuerte pero habrá momentos en los que necesite apoyarse en alguien para hacer frente a las adversidades y la verdad es que...-apretó ambas manos -no podría ser más feliz si ese alguien pudieras ser tú.
Naruto abrió los ojos de sobremanera y se tensó. Jamás en la vida se había esperado aquello, y eso que llevaba ya unos cuantos años teniendo una popularidad abrumadora. Pero aquello era diferente. Tragó saliva y le miró con decisión sin siquira esperar a que Hinata dijera alguna cosa.
-Le prometo que voy a cuidar de ella aunque sea lo último que haga en esta vida. Soy también un idiota por no haberme dado cuenta antes de esto pero lo compensaré con creces, estaré para Hinata aunque tenga que arrastrarme por el suelo para llegar a ella.
-Naruto-kun...-murmuró Hinata, feliz. Aún creía que estaba soñando.
Hiashi le sonrió entonces al muchacho y a su hija. Se sentía más feliz que nunca.
-Entonces no queda nada más que decir. Ve a casa Hinata, descansa un poco.
-¡No! -exclamó la muchacha -No puedo irme cuando usted y Hanabi están...
-Hanabi está durmiendo en la habitación de al lado, estoy seguro de que ya lo has visto con tu Byakugan -ella asintió -y yo estoy bien también. ¿O es que te apetece quedarte y ver a tu viejo padre dormir? ¿Qué tipo de interés puede tener eso?
-Pero padre...
-Vamos Hina -le dijo Naruto aún cogido a su mano y tirando suavemente de ella para que se levantara. Ella le miró con el ceño fruncido -mañana por la mañana volveremos a verles al hospital pero tú también tienes que dormir, son las tres de la mañana.
Miró a su padre una última vez y suspiró. Se separó un momento de Naruto y le hizo una reverencia a su padre. Después fue donde el rubio y ambos salieron de la habitación del hospital.
Se dirigieron hacia la mansión Hyuuga pero Hinata estaba nerviosa y no sabía como decir lo que estaba pasándole por su cabeza, pero cuando se vio justo delante de su casa supo que o lo decía o tendría que aguantarse después. Y hacía mucho tiempo que se había prometido ser más fuerte.
-Naruto-kun, espera -dijo, parando la poca marcha que quedaba. El chico la miró curioso -yo...no...-suspiró y expiró -no quiero estar sola esta noche. Por favor...
Su cara estaba tan roja como un tomate y Naruto no fue menos. Se rascó la cabeza, algo nervioso.
-¿Q...quieres venir a mi casa entonces? -preguntó algo tímido -Quiero decir...no creo que sea muy decoroso que me quede yo en la tuya y en la mía no hay nadie...¡Ah pero no quería decir que...! Bueno..¡aaarg! -exclamó, revolviéndose el pelo. Estaba liándose el solo y no quería confundirla a ella de paso.
Hinata rio ante aquello y Naruto se sintió repentinamente más aliviado. Al menos estaba más animada. Así que se tomaron de la mano y ambos se dirigieron al piso del muchacho. Una vez allí, Hinata se pegó una rápida ducha vistiendo después la ropa de Naruto a modo pijama y este, que también estaba algo sucio, también decidió ducharse. Al salir del baño se encontró a su chica dormida en el sofá.
-Claro, sí que estabas cansada...-se dijo a sí mismo, sonriendo.
Fue hacia ella, la cogió en brazos y la puso en la cama. Si dormía allí que al menos lo hiciera bien. Y acto seguido se tumbó a su lado y cogió la manta para taparla.
-Eres preciosa Hinata -le dijo en un susurro, justo antes de darle un beso en la frente -haces a este idiota demasiado feliz.
Instintivamente, la muchacha se acurrucó más junto al rubio, quedando así arropada por sus brazos mientras que éste ya estaba empezando a notar cómo Morfeo tiraba de él también, cerrando así los ojos.
Había sido un día muy duro y lleno de emociones; una misión de revelaciones podría llamarse, pero...si eso había hecho que se diera cuenta de que Hinata y el ramen no suponían lo mismo para él...entonces había valido la pena. Ahora tenía alguien a su lado de la manera en la que nunca imaginó y lo único que hubiera deseado además de eso -si es que tenía el valor para pedir más aún - sería que tanto su padre como su madre estuvieran allí para conocerla como se merecía. Pero a veces la vida no era como uno quería y tenía cosas malas. Pero las buenas...las buenas eran quizá las mejores.
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With love,
K.
