− Prologo −
El perdón es la forma definitiva del amor
Puedo escuchar sus gritos desde el lugar en el cual me encuentro sentada, mi madre me había pedido que saliera fuera de la habitación puesto que aquello era un tema de adultos y, como tal, solo les concernía a ellos dos discutir ¿acaso olvidaban que yo estoy prácticamente envuelta en esa discusión? Después de todo yo era el tema principal de la misma.
Nunca fue mi intención realmente, nunca quise que las cosas se dieran así, quería conocer a mi padre tras la competencia, hablar con él a solas, decirle quien era y que no culpara a mi madre por guardar el secreto tantos años, después de todo ¿Quién fue el que se largó dejándonos atrás sin ponerse a pensar en las consecuencias?
Pero, mi mala suerte siempre me ha perseguido, mi tía siempre ha dicho que eso lo herede de mi madre, puesto que no encuentro otra razón lógica para que las cosas se dieran así tras la competencia. Tras saber el resultado de la misma se ofreció una conferencia de prensa con los atletas vencedores, sus entrenadores y los jueces que habían sido los encargados de dar a cada uno los puntajes.
Recuerdo vívidamente la emoción que me había recorrido, estaba sentada al lado de mi padre, después de tantos años practicando, de anhelara hablar con él, de tocarlo y escuchar su voz dirigida hacia mi persona no cavia de la felicidad, incluso Phichit, mi entrenador me hablaba a través de susurros que me calmara si quería sonar segura ante la prensa.
Respire en varias ocasiones tratando de controlar los latidos de mi corazón pero ¿cómo se suponía que lo hiciera? mi más grande sueño se había cumplido ¿acaso esperaban que fuera una roca y no me emocionara? la conferencia transcurría lenta pero sin contratiempos, había respondido con la confianza tan natural que tenia −heredada de mi padre según palabras de mi tía− creía que nada podía empañar mi felicidad y alegría hasta que ese reportero abrió la boca.
"¿Usted es pariente del Sr. Katsuki o fue su entrenador anterior? puesto que su rutina inicial tienen cierto aparecido a la que el interpreto cuando el Sr. Nikiforov era su entrenador"
Esa pregunta aun ahora sigue resonando en mi cabeza, había cuidado mucho el no decir o actuar de forma que sospecharan, incluso me inscribí con un apellido diferente para que no me relacionaran con el pero, al parecer había confiado demasiado en mis propias precauciones que no anticipe a la prensa rusa. Mi entrenador había contestado por mí, alegando que solo había sido una inspiración tras ver miles de videos de diferentes patinadores algo que secunde. Nunca conté con que Yuri Plisetsky, uno de los entrenadores que estaban en la conferencia hablara, jamás olvidare sus palabras de desprecio dichas ante la prensa.
"Yuri Katsuki es un inútil, nunca fue un gran patinador mucho menos seria un entrenador... Si antes ganaba competencias era porque Víctor estaba con el... Seguramente ahora debe estar escondiéndose en su madriguera, después de todo tras el escándalo de hace más de catorce años dudo que tenga la cara para aparecer... El siempre será un inútil y un cobarde"
No supe que fue lo que me movió, mi cuerpo de forma casi automática se levanto de su asiento, recuerdo que Phichit trato de detenerme pero por alguna razón no lograba distinguir su voz, era como un leve susurro entre miles de voces. Los rostros de los presentes solo me seguían y, tras un minuto, un fuerte golpe se dejo escuchar en el lugar. Los ojos verdes del ruso me miraban con sorpresa, su mejilla lentamente cambio de su habitual color crema a un rojizo intenso, lugar donde la palma de mi mano le había impactado.
Los rostros de todos mostraban sorpresa y estupefacción, el ruso no tardo en recuperarse de su leve aturdimiento para segundos después levantarse de su lugar y quedar frente a mí persona, el era más alto que yo por mucho, después de todo, yo solo tengo catorce años y el veintinueve. Su rostro mostraba molestia e indignación, comenzó a gritarme por la ofensa que había cometido hacia su persona, su forma de actuar simplemente confirmaba lo que mi madre siempre me había dicho, Yuri Plisetsky no había cambiado nada desde que lo había conocido.
Recuerdo haber soltado una ligera risa ante tal comportamiento de su parte, aun al ser el mayor de los dos seguía comportándose como un crio de quince años, uno que lograba conseguir todo lo que quería con solo enojarse y gritar, quizás yo no era la madurez andante pero, al menos solía comportarme en cualquier situación... O eso creía.
Cerré mis ojos por unos segundos, inhalando con fuerza, meditando las palabras que usaría, aunque la situación ya era precaria por donde se viera ¿qué pensamiento cruzo por la mente de mi madre al verme en televisión montando semejante escena? seguramente su rostro estaría pálido por la sorpresa y los nervios estarían consumiéndole, al menos eso es lo que llegue a pensar. Abrí mis ojos, colocando en mi rostro aquel gesto que muchas veces Minako−Sensei había reconocido como propia de mi padre, una que utilizaba cuando utilizaba la astucia, la confianza y la sensualidad que poseía para hacerse oír además de amedrentar la fortaleza de cualquiera que estuviera frente a él... Aunque esta última creo que herede solo un cuarto de él, en pocas ocasiones me funcionaba, culpo a mi madre por ello.
"Retire lo dicho, no tiene derecho a insultarlo, el no le ha causado daño alguno o acaso ¿se sigue sintiendo inferior a el después de tantos años por que Viktor le dejo para entrenarlo Sr. Plisetsky?"
Aun ahora me pregunto de donde saque el valor para decir aquello enfrente de todos, sobre todo frente a mi padre. Yuri −mejor conocido como Yurio por todo el mundo, apodo que a día de hoy sigue aborreciendo− haciendo a copio de todos esos años a lado de mi padre –entrenando, conviviendo− comenzó a utilizar el pasado de mi madre en mi contra. Argumento que él no tenía la madera que un patinador necesita, que él no era nadie a lado de los que estábamos en aquel lugar, que era peor que un roedor al esconderse y no dar la cara, que yo no era nadie para pedir explicaciones ni disculpas... Como pude, me contuve para no saltarle encima, quizás era pequeña pero había entrenado no solo el patinaje artístico también la defensa personal, así que, unos cuantos golpes en ese rostro que tanto presume no le habrían venido mal.
"Yuri Katsuki no es lo que dices, discúlpate ahora"
Los gritos comenzaron a aumentar de volumen entre él y yo, sentí los fuertes brazos de Phichit envolverme, tratando de hacerme retroceder mientras mi padre hacia lo mismo con Yurio, la prensa seguía grabando lo sucedido, aun cuando los guardias trataban de sacarlos ellos seguían tomando fotos y hablando frente a las cámaras. No supe en qué momento dentro de la acalorada discusión, el ruso menor dijo algo que causo que mi paciencia se agotara y dijera algo de lo que ahora me arrepiento.
"Esa basura es un maldito cerdo... No conforme con querer quedarse con Viktor se revolcaba con tu entrenador...Por eso lo dejo, por eso la prensa lo sigue destrozando después de tantos años... por eso es una maldita rata"
Gritos... Golpes... Mis recuerdos están tan presentes aun, recuerdo la cara de asombro de mi padre cuando comencé a gritar, cuando el más grande secreto de mi vida era desvelado por mi propia boca, no solo frente a quienes menos debían saberlo también frente a televisión internacional. Mientras Yurio permanecía tendido sobre el suelo tratando de recuperar el aire que le había sacado tras darle una fuerte patada en el estomago, mientras mis ojos picaban por las lagrimas que estaban amenazando con escapar, mis labios dejaron escapar aquello que tanto guarde por años.
"Tú no lo conoces, tú no sabes quién es, tú no sabes que sucedió solo estas juzgándolo... Yuri Katsuki no sería capaz de eso... ¡YURI... MI MADRE NO SERIA CAPAZ DE ENGAÑAR A MI PADRE, NO SERIA CAPAZ DE HACERLE ESO POR QUE LO AMABA SOBRE TODO POR QUE YO ESTABA EN SU VIENTRE!"
No recuerdo con claridad lo que sucedió después, todo era un tumulto de emociones y hechos borrosos. Solo escuchaba a los guardias sacando a la prensa del lugar, a Phichit jalándome para sacarme mientras mis ojos se habían encontrado con los de mi padre... Con los de Viktor, aquel gran patinador que había admirado desde pequeña, a quien amaba en silencio, a quien anhelaba con tanto deseo, a quien hubiese deseado decir padre al menos una vez... Simplemente me miraba con sorpresa mientras me alejaba poco a poco de él para salir por completo del recinto.
Sobra decir que mi madre no pudo ni hablarme por teléfono, según mi tía Yuko se había desmayado tras la revelación en televisión... Muy propio de él. Sabía que era inevitable el encuentro, sabia que Viktor vendría a por mí y partiría conmigo de vuelta a Japón para encarar a mi madre y reprocharle que me hubiese ocultado... ¿Pero que mas podía hacer? el pensó que le había sido infiel, conociendo la mentalidad de los hombres seguramente pensaría que yo no era su hija... Aunque el parecido entre ambos sea algo imposible de no ver.
Lo siguiente que paso... Fue aterrador, mi padre se había presentado en el hotel, más bien dicho en mi habitación del hotel. Pensé que hablaríamos como personas civilizadas pero, con tan solo aparecer Phichit el ambiente se torno tenso y lo único que puedo escucharle fue todo menos dulce.
"Prepárate, nos vamos a Japón quieras o no"
Apenas hacia menos de dos horas se había enterado que tenía una hija y ya me daba ordenes ¿quien se cree?¿mi padre? en cierta forma lo es, pero no tiene autoridad sobre mi... Al menos no por ese momento.
Durante todo el vuelo de regreso a Japón no cruzamos palabras, sobre todo porque mi entrenador estaba en medio... Lo cual no ayudo a romper el hielo, mi padre aun le guardaba rencor a Phichit, aun pensaba que mi madre le había sido infiel con él, aunque, no los culpo. Cualquiera si ve a su prometido besando a otro hombre mientras este está sobre de el aun cuando este le besara a la fuerza... No ayudaba para nada a confiar en su inocencia.
Lo peor no había sido que Viktor se enterara, lo peor no había sido que todo mundo supiera que yo era la hija de la "leyenda viviente", lo peor no era aquel ambiente tenso y frio que se había instalado entre ambos durante todo el camino... No, lo peor no era eso... Lo peor fue la llegada a casa y el encuentro de mis padres. Nada más abrir la puerta de casa mi padre, había pedido hablar con mi madre, Minako-Sensei y tía Mari trataron de tranquilizarlo pero este no hizo caso a sus palabras y entro a la casa sin pedir permiso alguno, sabia por palabras de mi tía Yuko que mi padre conocía Hatsetsu y el negocio familiar como la palma de su manos, después de todo había vivido muchos meses ahí... Pero eso no le daba derecho de entrar a un lugar sin ser invitado por mucho que antes hubiese sido tu hogar.
Vagamente recuerdo haber corrido tras él para detenerle pero, estaba agotada por todo el viaje y las diferentes emociones que había vivido aquel día, por lo que, cuando lo encontré este estaba frente a mi madre −en el cuarto que tiempo atrás compartieron− quien se tocaba la mejilla izquierda donde segundos antes un fuerte golpe había impactado la piel, mi padre lo había abofeteado nada más llegar... ¿Qué sucedía con él? ¿Acaso pensaba que con eso arreglaban años de alejamiento?
Mi madre salió de la habitación entre gritos, ambos caminaron con rapidez por el pasillo hasta llegar a la pequeña sala −donde veíamos cada temporada los campeonatos de patinaje− lugar donde mi madre y el reanudaron una acalorada discusión que, sabia de ante mano, llevaba sin terminar desde antes de que yo naciera... Reproches, negativas, gritos, lagrimas... Tantas cosas que se dijeron aun resuenan en mi cabeza ¿acaso había hecho mal al conocer a mi padre? ¿acaso me había equivocado en el querer que él se enterara de mi existencia?
Solo se detuvieron cuando se percataron de mi presencia en la pequeña sala. Mi madre haciendo a copio de toda su voluntad, respiro con fuerza antes de pedirme que saliera y los dejara solos.
"Krul... Por favor, déjame hablar con tu padre, esto es entre él y yo"
"Pero Ma..."
"Krulcifer... Sal, Yuri y yo tenemos mucho de qué hablar y tú no tienes por qué escuchar, es cosa de adultos"
De eso hacía más de una hora y solo escuchaba gritos. Apoyo mi cabeza sobre la madera de la puerta corrediza de la puerta principal. La nieve comienza a caer levemente, comenzando a amontonarse en el patio, el frio comienza a sentirse y a colarse en mis huesos, aunque aquel frio ambiente no se comparaba con el frio silencio que me recorría. Comienzo a cuestionarme mis decisiones, por culpa de mi deseo mi madre ahora estaba sufriendo, escuchando los reclamos y gritos de mi padre ¿había hecho bien?
Atraigo mis rodillas, envolviéndolas con fuerza con mis brazos, ocultando mi rostro sobre de estas mientras, ligeras lagrimas comienzan a brotar de mis ojos y se deslizan por mis mejillas. El dolor es algo que nunca había sentido de aquella forma, estaba acostumbrada a él, era una leve pulsación dentro de mi alma que siempre se presentaba solo cuando pensaba en mi padre pero, ahora, se había vuelto más grande ¿de qué me servía tenerle si solo conseguí gritos y reproches por parte de él y no los besos o abrazos que tanto anhele de su parte?
Escucho unos pasos dirigirse hacia el lugar donde estoy, por lo cual me limpio las lagrimas con el dorso de mi mano puesto que no quiero que me vean llorar, no quiero que piensen que soy débil, que necesito que me protejan, soy la hija de Viktor, naci con la fuerza suficiente para valerme por mi misma, soy la hija de Yuri Katsuki... Soy un chica que no conoce su propia fuerza pero que cuando es necesario la demuestra al mundo y brilla por si misma... Soy hija de dos estrellas que aun ahora brillan con la misma intensidad que hace años.
− ¿Aun siguen discutiendo?
La voz de Phichit hace que mueva mi cabeza hacia el lugar de donde proviene su voz, encontrándolo parado justo al lado mío. Su rostro muestra una leve sonrisa, una que solo aparece cuando la situación es realmente difícil y necesita hacer sentir que todo saldrá bien, que aunque la situación sea la menos favorable para nadie esta encontrara su curso y se acomodara pieza por pieza.
− No lo sé, siguen gritándose, la realidad es que no se si hice bien al concursar, al querer que él me conociera.
− No tienes culpa de lo que sucede Krulcifer − tratando de animarme.
− Krul - dije en un ligero susurro.
− ¿Qué?
− Krul... Odio que me llamen Krulcifer... Aun no entiendo porque mi madre me dio ese nombre tan feo.
− Es el nombre de tu tátara tátara abuela.
− Aun así...Solo Krul.
− De acuerdo, Krul – Enfatizo mi nombre al pronunciarlo – Tarde o temprano ellos se encontrarían y Viktor se enteraría de tu nacimiento... Simplemente la tormenta llego antes de tiempo.
− No lo sé, desearía regresar el tiempo y no haber decidido concursar, quizás así nada de esto estaría pasando, mi madre no estaría sufriendo por la situación presente y mi padre no estaría reprochándole.
− Sabes que no es tu culpa, si alguien aquí es el único culpable soy yo − Aseguro.
− Tú no tienes la culpa que mi padre haya sido un idiota.
− Krulcifer, no hables así, Viktor es tu padre, debes respetarlo.
− Padre no es el que engendra – desviando la mirada hacia algún punto del lugar.
− Lo sé, pero él no sabía que tenía una hija.
− Tampoco sabía que mi madre siempre le fue fiel.
− En ocasiones las personas tomamos decisiones erradas, que pensamos son las correctas, sin ponernos a pensar en lo que estas pueden provocar a futuro Krul, no seas tan dura con ellos.
− ¿Sabes? − tomando con una de mis manos la cadena que colgaba de mi cuello, en donde una hermosa alianza de oro colgaba – Este anillo se lo dio mi madre un día antes del primer Gran Prix que gano... Se comprometieron.
− Ese día recuerdo que...Me rompieron el corazón.
− ¿Lo amabas?
− Si.
− ¿Aun...?
− No, el amor que siento por tu madre es diferente ahora, es un cariño inmenso e incondicional, le veo como un hermano, es mi mejor amigo después de todo.
− Si, me platico algo mi tía Mary.
− Mary es algo reservada pero es bastante perceptiva...
− Lo es, siempre encuentra el momento preciso para usar eso en tu contra - afirme con una pequeña sonrisa en mi rostro al recordar situaciones graciosas respecto a ese detalle de la personalidad de mi tía.
− No me lo recuerdes... Algún día te contare todo lo que tu tía Mary nos hacia hacer por eso - soltando una ligera risa - Lo que más me sorprende es ver que Yuri te diera esa alianza, nunca se la quitaba, aun cuando Viktor se fue.
− Mama dijo que era el más hermoso recuerdo que tenía de papa, así que me la dio como amuleto de buena suerte – apretándolo con fuerza bajo la palma de mi mano – Que este anillo le había ayudado a ganar el Gran Prix y quería que me diera la misma suerte.
− Y te lo dio para que fuera tu amuleto.
− Si, pero ahora creo que en vez de buena suerte me dio una muy pésima mala suerte - guardando nuevamente la cadena debajo de mi blusa - Y pienso que...
Mis palabras murieron en mi garganta, Los gritos de mis padres me habían interrumpido antes de siquiera hablar, ambos seguían lanzándose reproches e indirectas, incluso su tono de voz se había elevado ¿hasta cuándo pararían? ¿acaso tenían tanto rencor dentro que necesitaba sacarlo todo de golpe?
− Me dan ganas de entrar y golpear a ambos.
− Deberías.
− Eres mi entrenador, ¿no deberías aconsejarme no meterme? – le observo con un gesto de sorpresa en mi rostro.
− Debería pero... Esos dos son un par de cabezas huecas y si no haces algo simplemente seguirán gritándose.
− Phichit tiene razón deberías entrar y hacer algo, yo lo haría pero eso es algo que no me concierne.
Parpadeo un par de veces ante la repentina voz tras de mí, Volteo con sorpresa para encontrarme con la figura de mi tía Mary, quien estaba apoyada sobre una de las paredes del pasillo tras de ambos.
− ¿También tu tía Mary?
− De hecho no es la única que piensa así Krul−chan.
Unas voces conocidas frente a mi persona hacen que voltee nuevamente hacia la puerta principal que queda a pocos metros de donde nos encontrábamos Phichit y yo. La familia Nishigōri se acercaba con lentitud hacia nosotros.
Debo decir que eran parte fundamental de la familia Katsuki, siempre habían estado con nosotros desde que tengo uso de razón, no puedo imaginarme alguna fecha importante o especial sin que ellos hubiesen estado presentes. Tía Yuko me había cuidado como si fuera su propia hija, siempre velaba por mí, incluso figuraba como mi tutora legal a petición de mi madre ya que, debido a mi herencia física seria fácil identificar quien era mi padre si se descubría que Yuri Katsuki era mi madre, quizás para algunos seria como si mi madre me hubiese abandonado, no es así, Yuri siempre me cuidaba y estaba a mi lado pero en público no podía decir que éramos familia.
Las trillizas quienes ahora eran unas hermosas jóvenes de 20 años -aun me pregunto cómo es que aquellas pequeñas pelotitas de carne de cinco años que había visto en fotos habían crecido para verse como su madre cuando esta era joven - se volvieron mis mejores amigas, aun cuando nos separaban cinco años de edad ellas nunca me hicieron menos, se preocupaban por que hiciera la tarea, porque me divirtiera, por que aprendiera todo acerca del patinaje, incluso cuando me quedaba a dormir en su casa nos escabullíamos en las noches para prende la laptop y ver en vivo las competencias de patinaje artístico... Aunque después Tía Yuko nos descubría y nos daba una extensa reprimenda.
Tío Takeshi... Bueno el simplemente sonreía y me ayudaba cuando lo necesitaba, no era muy expresivo pero me ayudaba en alguna que otra broma que le hacía a mi madre de vez en cuando, el siempre me había dicho que yo era la combinación de mis padres, mientras que Viktor era confiado, firme, calculador y estratégico mi madre era dulce, algo torpe, pero con una fuerza interior sin igual, capaz de lograr lo que se propusiera si persistía y creía en ello... Por lo cual yo era el resultado explosivo de ambos, por eso tenía un carácter algo cambiante a veces.
− Concuerdo con Yuko, ese par de idiotas son capaces de seguir peleándose y no llegar a nada. A lado de la familia Nishigōri caminaba Minako-Sensei, ella era una veterana en el ballet, ganadora de múltiples premios a través de su larga carrera como bailarina, ella fue mi maestra de danza y expresión corporal, cuando supo que participaría en el campeonato no pude evitar reír ante su sorpresa y alegría. Ella nunca estuvo de acuerdo en guardar el secreto, siempre dijo que Viktor merecía saber que yo era su hija, que los problemas pasados no debían ser la causante de mi ocultamiento para con el mundo... Pero aun así, guardo silencio por respeto a mi madre.
− Tía Yuko, Minako-Sensei... ¿Creen que sea correcto? no diga que no me está molestando, ni que no tengo ganas de golpearlos porque realmente quiero hacerlo, me están colmando la paciencia esos dos que se dicen ser mis padres – señalando la habitación de donde provienen los gritos.
− Yuri nunca ha podido llevarle la contra a Viktor – algo que aunque quisiera no le puedo rebatir a Minako-Sensei – Aun cuando Yuri tenga la razón Viktor tiene un poder de persuasión muy alto.
− Temo que Yuri se vea acorralado y no salga bien – Dijo tía Yuko con preocupación.
− Son unos idiotas – suelto de pronto al sentirme algo molesta.
"Tú me ocultaste que tenía una hija no te hagas el indignado Yuri"
"¿Y que querías que hiciera? te largaste sin dejar que te explicara"
Ante aquellas declaraciones ninguno de los presentes pudimos evitar soltar un suspiro por los mismos reproches que llevaban haciéndose desde que se habían vuelto a ver.
"¿Explicarme? ¿qué te cansaste de mi y tenias otro amante?
"¿Otro amante? me iba a casar contigo, además como querías que te dijera de ella, ibas a pensar que no era tuya"
"Obviamente que lo dudaría, después de ver lo que vi como crees que no iba a tener dudas"
Eso fue la gota que colmo mi paciencia, una cosa era que yo lo pensara, que imaginara ese probable escenario donde mi padre dudaría de su paternidad sobre mi persona y otra muy distinta era escucharla de su boca. Me levante de golpe de mi lugar, haciendo que todos me miraran con sorpresa y algo de nerviosismo al ver mi rostro sombrío.
− Eso... Eso fue el colmo, estoy harta − dándome la vuelta para entrar a mi casa.
− Krul – me llamo tía Yuko− quizás deberías calmarte antes de entrar, no creo que...
− Me importa un pimiento mi estado de ánimo – grite internándome en el lugar – Me van a oír ese par de padres inmaduros.
Durante el breve trayecto que resultaba ser desde la entrada a la sala, trate de calmar mi estado de ánimo además de la frustración que recorría mi cuerpo pero, por más que trataba de hacerlo, por más que trataba de calmarme y serenar mis pensamientos me resultaba imposible. Mis padres, quienes debían ser los maduros, los responsables, los civilizados, quienes me enseñaran como deben arreglarse las cosas, estaban comportándose como niños, solo se gritaban sin resolver ningún asunto pendiente entre ellos ¿acaso se les olvidaba que tenían una hija en común que necesitaba ser criada para ser una buena y respetable mujer de sociedad?
Conforme me acercaba los gritos fueron haciéndose mas nítidos, mas fuertes y mas fastidiosos. Me detuve frente a la puerta, por un instante pensé en alejarme y dejar que siguieran con su teatro, que bien montado se lo tenían pero, tras escucharles, nombrarme y decir quien debía tener mi custodia... No, definitivamente no iban a jugar conmigo de esa forma.
Abrí de golpe la puerta corrediza, haciendo que sus gritos cesaran, ambos estaban parados frente a frente, los ojos de mi madre estaban rojos. "Seguramente estuvo llorando todo este tiempo" fue lo que pensé antes de dirigir mi vista hacia el rostro de mi padre quien simplemente me desvió la mirada.
− Krul, déjanos esto es...
− ¿Cosa de adultos? déjame decirte que se están comportando menos que adulto, Katsudon - utilizando el seudónimo que mi padre solía usar cuando le llamaba.
− Krulcifer sal ahora.
− Usted no tiene derecho a ordenarme nada - le reproche a Viktor.
− Soy tu padre.
− Si, lo es... ¿y donde estuvo los quince años que usted pensó que mi madre le había sido infiel?
− Eso no es...
− ¿Asunto mío? déjenme decirles que desde el momento que fui concebida por los dos se volvió asunto mío – cerrando la puerta corrediza tras de mí.
− Krul, vete.
− No.
− Krul.
− He dicho que no Katsudon.
− Krulcifer, tu madre...
− ¡Dije que no! – levantando mi voz.
El silencio se apodero de la habitación tras mi grito. Ambos mostraban en su rostro sorpresa, no esperaban que yo les levantara la voz ni les callara mientras mantenían aquella fuerte discusión entre ambos.
− Estoy harta, se comportan como niños y no como mis padres.
− Krul – me llamo Viktor.
− Tu – señalándole con uno de mis dedos – Te sientas, te quedas quieto y cierras esa boca ¿entendió señor leyenda viviente del patinaje y padre irresponsable? – logrando con aquello que se dejara caer sobre el suelo con fastidio.
− Hija... No creo que.
− Tu – señalando a mi madre – te sientas a su lado, dejas de comportarte como un crio y te callas ¿entendiste Katsudon?
Ambos se miraron por unos segundos antes de desviar las miradas.
− No me importa los problemas que tengan, no me importa los años que pasaron mientras yo crecía lejos como un secreto para todos, no me importa que mis padres sean unos inmaduros que en vez de dialogar prefieren gritar, no me importa si dudan de mi sangre... No me importa nada de eso, lo que importa es que no van a salir de este lugar hasta que resuelvan todo y me dan la maldita familia feliz que me deben desde que nací − sentencie con firmeza − aunque para eso tenga que amarrarlos y cerrar la puerta con llave − aunque eso no era posible − ustedes no saldrán de aquí sin resolver todo ¿les quedo claro?
Ambos solo me miraban con estupefacción mientras ligeras gotas productos del nerviosismo bajaban por sus mejillas.
− Dije – dejando que en mi rostro apareciera aquella sonrisa de medio lado heredada por mi padre − ¡Les quedo claro! – golpeando con fuerza la mesita frente a ambos la cual sonó con fuerza tras el impacto.
− Si tenias dudas respecto a tu paternidad en cuanto a nuestra hija, como si la apariencia física de ella no fuera idéntica a la tuya... Creo que su personalidad autoritaria te lo confirmo – dijo mi madre volteando a ver a mi padre.
− No es como si tuviera dudas respecto a eso después de conocerle – le contesto.
¿Por qué me sucedían estas cosas a mi? ¿Por que debía tener unos padres que me sacaban de quicio? ¿Tener una familia feliz era mucho? ¿cómo es que habíamos terminado en este embrollo? Suelto un largo suspiro ante la frustración que aquello representaba para mi ¿qué tan difícil era que hablaran largo y tendido? ¿Por qué no simplemente se decían todo y se reconciliaban?
Para empezar ¿como había comenzado todo esto?
Cierto... Ahora lo recuerdo, todo comenzó aquel día cuando anunciaron el próximo campeonato juvenil de patinaje artístico.
Continuara...
Notas extras:
Ahora si las explicaciones, quizás no es la historia más original que hayan leído pero, si llegaron hasta aquí, agradezco se tomaran unos minutos para leer lo que escribí. Como se darán cuenta la historia es contada a través de la perspectiva de una chica de catorce próximos quince años, pensaba ponerle doce pero, si quiero que ciertas situaciones sucedan la edad no me iba a funcionar.
El victuri sigue vivo solo que tienen problemas, pero volverán a estar juntos en algún punto.
El primer capítulo es el clímax por que de aquí Krul comenzara a recordar todo su recorrido hasta llegar a esta situación, ¿cómo se resolverá? bueno solo el tiempo lo dirá.
Ella es la combinación de ambos, una chica feliz, fuerte, sensual, confiada pero con momentos cómicos y torpes, con un carácter del demonio cuando se enfada.
Su nombre proviene de Krulcifer Einfolk personaje del anime Saijaku Muhai no Bahamut, lo recomiendo es entretenido.
Gracias nuevamente y espero sigan esta historia aunque algo tonta la cree con mucho cariño.
Hasta la próxima, Bye, bye.
Pd: Si, Krulcifer me la imagino tal cual el persone de ese anime pero con los ojos de Yuri xD.
PD: Si ya se que yuri gano plata pero en mi fic gano el oro :V es como un semi AU con otra cronologia o linea temporal apartir del final de la serie. jajaj
