Disclaimer: Las TMNT no son mías.
Esta historia es la cuarta parte de la saga de Triángulo. Se mencionan algunos hechos ocurridos en las historias anteriores, pero no es absolutamente necesario haber leído las otras. De todas formas, ofrezco a continuación un rápido resumen y no habrá problema en aclarar dudas si es necesario.
Previously en las historias anteriores:
Ada Costas, alias Fénix, alias Fé, es una caza recompensas que conoció Raphael en Triángulo II y de la que se hizo amigo y socio. La familia de Fé murió en un incendio provocado por el Pie en venganza por una traición de su padre, un científico que solía trabajar para ellos, el que, sin embargo, escapó ileso y más tarde es aceptado nuevamente por el Pie. Fé sobrevivió y fue adoptada por otra familia, cambiando su nombre a Fénix. Todavía no sabe quién es el responsable por las muertes de su familia, pero está decidida a encontrar a los culpables.
En Triángulo III, Fé logra que Leonardo comience a entrenarla, pero después se enamora de él. Al principio, Leo se resiste a sus sentimientos, pero finalmente cede, comenzando una relación que de todas formas está algo marcada por lo que pasó con Sora en Triángulo I, II y III (Sora es una mujer de la que ambos, Leo y Raph estuvieron enamorados en algún momento, pero que finalmente terminó prefiriendo a Raph).
En esta historia, las cosas parecen marchar bien para Leo, hasta que una vieja enemiga regresa, decidida a destruirlo por completo, en cuerpo y alma.
Triángulo IV:
El canto del Fénix.
Prologo:
La casa ardía.
Desde los cimientos, no iba a quedar nada. Nadie.
Sonrió. Que maravilloso espectáculo, las lenguas de fuego estirándose hacia el cielo. Tenía el pecho inflado de satisfacción mientras su mente se perdía en las llamas... que calor tan agradable...
Su primera misión y había sido un éxito. Claro que sólo tenía catorce años, todavía no aprendía a asegurarse de que todo saliera perfecto, de que en verdad no quedara nadie con vida.
Nada que hacer.
De todas formas, lo imperdonable no era cometer el error, sino no repararlo.
En eso estaba.
No iba a dejar cabos sueltos ahora que los había descubierto, a pesar de todos los años que habían pasado. A padre no le gustaría. Lo hacía por él, al final todo era por él...
