Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.
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Después de un día agotador, cuando el sol ya se encuentra oculto entre las montañas del norte, cuando la luna es la encargada de iluminar la noche, con el manto de estrellas que decora el vasto cielo, Naruto regresa a casa.
Arrastra sus pies agotado, con su mano masajea un poco sus hombros y mueve su cuello incómodo, suspira cansino un par de veces antes de ingresar a su hogar, recita un conocido pero silencioso "Estoy en casa", no espera respuesta pues es muy tarde, un pequeño sacrificio para su familia a fin de pasar el fin de semana juntos.
Retira sus sandalias y mueve la capa, delgada pero que simula un gran peso en sus hombros. Bosteza antes de subir los peldaños de la escalera de forma lenta, abre su chaqueta y estira sus brazos, acude a las habitaciones de sus pequeños y deposita un beso para cada uno de ellos, sonríe enternecido porque la menor sonríe y quiere hacer una travesura al mayor que gruñe antes de suspirar con felicidad.
Retoma su camino hasta la habitación que comparte con su perfecta esposa, la mas bella dama que pudiese existir, sonríe y mágicamente su cansancio se va evaporando cuándo ella, que fingía estar dormida, le sonríe de forma tímida, se sienta sobre la cama y le espera con brazos abiertos.
No duda ni un momento antes de lanzarse sobre sua brazos tras haber lanzado al canasto su pantalón y camisa, reparte besos tiernos y apasionados sobre los delicados labios, siente deseo que recorre su cuerpo, sin embargo sabe que tendrá tiempo de sobra por la mañana, cuando convenientemente sus pequeños deciden jugar con su abuelo y dejarles solos algún tiempo.
Escuchar ese "bienvenido" de sus labios es un poema, se siente completo, que el esfuerzo extremo ha valido totalmente la pena, besa sus labios de nuevo antes de recostarse juntos y que él meta su rostro entre el cuello y el hombro de ella, aspirando el magnífico olor a frutas que desprende su siempre amada esposa.
Naruto sonríe y entra en calma, Hinata le abraza y acaricia su cabeza, jugueteando con los cortos cabellos mientras su esposo suspira y cae rendido por el sueño, perdido entre el olor a amor, menta, flores y frutas frescas.
