Nota: No me pertenecen los personajes de Candy =(
BUSCANDO UNA ILUSIÓN
Por Scarleth
-Candice White Andrey, ¿aceptas por esposo a William Albert Andrey para amarlo y respetarlo todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?
-Acepto
-William Albert Andrey,¿ aceptas por esposa a Candice White para amarla y respetarla todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?
-Acepto
Estas preguntas resonaban una vez más en la cabeza de Candy. A sólo seis meses de saber que Albert era el príncipe de la colina se había convertido en su esposa: la poderosa y reconocida Sra Andrey. Pero ¿y su corazón? ¿Qué pasaba con sus sentimientos? Ella lo sabía y Albert también.
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-Aún no lo olvidas ¿verdad pequeña?
El millonario miraba fijamente el anillo que lo había unido a la única mujer que había amado en su vida. Un anillo que lo hacía al mismo tiempo el hombre más dichoso y desdichado sobre la tierra.
-Buen día tío – interrumpió Archie entrando al despacho.
Albert salió de sus cavilaciones y se puso en pie para recibirlo.
-Buen día Archie ...
Por la expresión del rostro el joven supo que algo no andaba bien, de hecho nada andaba bien desde la boda y de eso hacía ya 4 meses.
-Sigues pensando en ellos ¿no es así? – preguntó adoptando una actitud bastante seria mientras tomaba asiento frente a él.
Albert sonrió de medio lado y desvió un poco la mirada para perderla en el enorme ventanal que daba hacia el jardín de las rosas. Lo que daría por que todo fuera diferente y poder engañarse a sí mismo, pero era imposible no querer ver lo obvio.
-No puedo evitarlo.
-Tío ... no entiendo entonces la razón de su matrimonio. La conozco pero no la entiendo. Los Leegan podrán intentar hacer lo que quieran pero saben que no lograrán nada. Las murmuraciones pueden ser acalladas, eras tú el que compartía el departamento con ella, un integrante de los Andrey ¡un familiar! y en cuanto a Grandchester …
-Eliza no hubieran dejado de torturarla con eso, lo sabes muy bien. Candy no lo podría soportar. Tu "prima" es una arpía disfrazada de dama de sociedad y si quiere seguir siendo importante dentro de la misma, entonces cuidará muy bien lo que diga o piense de la Sra. Andrey. Por eso la hice intocable. Ahora ella es la máxima autoridad junto conmigo. Lo pensarán muy bien antes de intentar cualquier cosa en su contra.
- Pero tú la quieres …
-Y ella quiere a Terry – completó derrotado – Nuestro matrimonio es sólo en papeles y no hay nada que se pueda hacer, excepto ayudarla a ser feliz.
-¿Qué dices? – El desconcierto era tan patente en el rostro del joven Cornwell como la resignación en el del rubio.
-Que jamás podría fundar mi felicidad sobre la desdicha de ella. No puedo anhelar tenerla cuando su corazón y su alma pertenecen a alguien más.
-Pero …
-Sin peros Archie. Lo he pensado muy bien y no habrá marcha atrás, nos iremos de aquí.
-¿Cómo que se irán? ¿A dónde?
- A Europa … a buscar a Terry.
Una estampida de búfalos entrando por la puerta no podría haberle causado mayor impresión que lo que acababa de escuchar.
-¿Pero te has vuelto loco? – gritó poniéndose en pie y golpeando fuertemente con ambas manos el escritorio – ¡Europa está en guerra! No sabes el rumbo que tomó ese aristócrata engreído y por si fuera poco me dices que piensas llevar a TU ESPOSA para arrojarla en brazos de otro?
Dichas las cosas de esa manera quizá sonaran bastante descabelladas, pero Albert en su corazón sabía que si conseguía la felicidad de su pequeña, él también sería feliz … aunque fuera lejos de ella.
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-Hola – entró saludando Albert después de haber llamado a la puerta de su habitación. Siempre era grato estar en su compañía aunque fuera un momento, ese era un lujo del que no quería prescindir.
-Hola – contestó con una sonrisa.
El estar en esa habitación era mágico para Albert ya que la joven la había mandado decorar a su entero gusto y eso la hacía más hermosa aun cuando pareciera imposible.
-Sabes – le dijo tomando asiento a su lado en la cama– he estado pensando mucho en nosotros, en el giro que han tomando las cosas y he decidido que hagamos un viaje. Nos hará bien escapar un poco de este ambiente.
La enfermera lo miró con interés, no sabía exactamente qué se proponía con esto pero estaba segura que no tardaría en averiguarlo.
-¿Un viaje? ¿Para qué?. – preguntó cerrando el libro que sostenía entre las manos y viéndolo fijamente.
-Para que recuperes tu felicidad – dijo con una sonrisa.
Candy se sorprendió enormemente al escucharlo. No pasaba por su mente que fuera tan notorio su estado de ánimo.
-Nuestro matrimonio fue para protegerte de todo y de todos. De esta manera tendrías libre actuar, pero como también lo sabes fui muy claro al decirte que si tu felicidad estaba con otra persona no dudaría en ayudarte a alcanzarla y eso es precisamente lo que intento pequeña – concluyó mientras la miraba intensamente a los ojos y tomaba una de sus manos entre las suyas .
-Albert ... yo ... no es necesario todo esto – se sentía apenada, descubierta. Con él siempre le sucedía lo mismo, era como un libro abierto ante sus ojos. No podía engañarlo.
-Sí lo es. Nuestro pretexto será el viaje de bodas. Lo hemos pospuesto demasiado y es hora que le demos gusto a la familia. Iremos a Europa.
-¿A Europa? – repitió desconcertada y sin poder evitar pensar en una persona en particular – Recuerda que hay guerra … ¿cuál sería el motivo lógico para elegir un viaje de bodas allá?
-Nunca hemos sido sensatos en nuestras decisiones, pero podría alegar el aprovechar para revisar las empresas del consorcio. Además no pienso dejar a mi mejor amiga derrumbarse pensando en lo que pudo ser y no fue.
Candy no podía imaginar el dolor que le causaba a Albert decir estas palabras. Ella lo quería mucho … demasiado, pero sentía que amaba a ese muchacho rebelde que conoció en el colegio y ahora que se había separado definitivamente de Susana y partido a Europa a buscar su destino ella quería verlo, necesitaba tenerlo frente a ella y decirle lo que sentía … quería tener esa oportunidad, pero estaba casada con su mejor amigo y no le pareció correcto.
-Albert …
-No digas nada, está decidido. Partiremos este fin de semana. Tienes que estar lista para nuestra gran aventura "En busca de la felicidad de Candy" – replicó antes de abandonar la habitación.
Se quedó pensativa. Su vida daría un giro de 360 grados si emprendía ese viaje, eso lo sabía y podía intuirlo.
-Si tan solo hubiera esperado un poco más, ahora sería libre de correr a tus brazos y no tener que arrastrar a Albert hacia una búsqueda que no sabemos cuánto nos pueda llevar – la culpa aparecía de nuevo, pero de inmediato se vio sustituida y su pensamiento se desvió hacia ese ángel rubio que siempre encontraba una solución para todo -¿Qué habré hecho de bueno para haber encontrado a un amigo como tú?
Continuará …
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Hola chicas ...
Espero que les guste este fic!!!! ya saben ... sugerencias, comentarios, opiniones ... son bienvenidas!!!
Un beso de
Scarleth Andrey =)
