A ella le gusta ver a Percy luchar. Su expresión de concentración es fascinante y si ella no tuviera que luchar, se quedaría observando eternamente.

Su cuerpo ágil, esquivaba los golpes del monstruo, lanzaba estocadas con su espada y alzaba el escudo para protegerse del golpe. Sus ojos parecía un huracán verde, con la adrenalina corriendo por su cuerpo.

Ella había acabado con su monstruo y se dirigía a ayudarle a él.

Percy era tan ciego, ella había estado a punto de confesarle… de confesarle que le gustaba… pero siempre los interrumpían, y ella se decepcionaba, porque notaba que la veía como una amiga y entonces su corazón se apretaba. Le dolía que no se diera cuenta.

Ella en su mundo mirándolo, no noto cuando acabo con el monstruo y él se giro con una sonrisa hacia ella, mirándola directamente a sus ojos grises, la respiración de él era pesada, su pecho subía y bajaba y ella no podía dejar de mirarlo, porque sentía algo hacia él y no podía describirlo. Los ojos verdes de él se encendieron con una chispa que ella no pudo comprender y entonces ella…

-Whoa, lo acabaste solo- interrumpió Grover y Anabeth, se volvió hacía la colina que llevaba al campamento, sabiendo que tendría que esperar un poco más…