Aquí les dejo el comienzo de mi segundo fic. Va a tener un par de capítulos más que el anterior. Y es un poco menos enredado ya que la historia es lineal.
Declaración: Los personajes de Naruto no me pertenecen son de Masashi kishimoto.
Sentimientos encontrados
Capitulo 1: decisión
-¡Todavía no entiendo por qué nos molestamos en ir a Konoha! ¡Has rechazado todo lo que las otras naciones te ha puesto en frente! … No sé por qué lo haces Gaara. Una molesta Temari caminaba junto a sus hermanos intentando comprender las acciones del menor.
-Lo bueno es que allí nos quedaremos varios días. ¡Los pies me están matando, solo quiero dormir! Protestó Kankuro.
Los miró, pero no dijo nada, sabía que tenían razón. Los había hecho recorrer casi sin descanso las otras tres naciones aliadas. Solo faltaba Konoha, y aunque, a pesar de la molestia que le provocaba el motivo de su visita, allí tenía varios amigos, incluyendo al nuevo Hokage.
-Gaara, has llegado. Disculpa el desorden, estoy repleta de trabajo.
Salvo por el escritorio extra, la oficina no había cambiado desde la última vez que había estado allí. Estaba llena de pilones de documentos pendientes que parecían no acabar y personas entrando y saliendo con más de ellos, mientras que Shizune la ayudaba con el abundante papeleo.
-No se preocupe, Tsunade sama, a estas alturas mi despacho no debe verse mejor… ¿y Naruto? Esperaba verlo aquí. Dijo el Kazekage buscando la cara de su amigo por el cuarto.
Una pequeña sonrisa se filtro por los labios de la Hokage.
-Cuando supo a que venías comenzó a reírse a carcajadas, así que le pedí que se fuera. Si quieres puedo llamarlo.
-Creo… que así está bien, respondió el sabiendo que llamarlo no era una buena idea. Dígame, ¿Cómo va su entrenamiento?
Ella suspiró con un dejo de resignación.
-Terrible… Todavía no comprendo como Jiraiya y Kakashi lograron poner algo en esa cabeza tan hueca. ¡Me ha triplicado el trabajo! Las facciones de Tsunade cambiaban a medida que aumentaba el tono de su voz hasta que logro calmarse… Luego podrás hablar con él. Ahora vayamos a lo que te trae por aquí. Me sorprendí cuando recibí el halcón. ¿Realmente quieres hacer esto?
-Créame, no fue mi idea, pero si debo decidir entre casarme y soportar al consejo siete años más, prefiero casarme.
-Sé mejor que nadie de lo que hablas… Afirmó casi compadeciéndose del joven. Pero supe que rechazaste a las candidatas de las otras aldeas.
-La alianza con Konoha lleva muchos años. La verdad es que prefiero fortalecer nuestros lazos… Ya ha habido diferencias con algunas de las otras villas y temo que las relaciones con ellas terminen por romperse… Solo fui por compromiso, aceptar algo de ellos nunca ha estado en mis planes. Dijo con voz fría y monótona intentando conformarse a sí mismo.
-Ya veo. Si es así, he seleccionado a tres de mis mejores Shinobis, si no son de tu agrado te cederé los demás reportes.
El Kazekage tomo las carpetas, sin demasiado entusiasmo, y las analizó una por una. Colocó las tres fotografías sobre la mesa y las observo. Dos eran conocidas Hyuga Hinata y Yamanaka Ino. La tercera no, leyó su nombre, Hatake Mei. Era extraño conocía a casi todas las personas de su edad en esa aldea pero a ella no la había visto ni siquiera una vez.
-¿Hyuga y Hatake? Pregunto descartando inmediatamente a Ino.
-Se que conoces a Hinata.
-Sí, pero… ¿porque Konoha pone en mis manos un rasgo sanguíneo que ha protegido por décadas?
-Es un acto de buena fe, Lord Hiashi está de acuerdo. Te dije que te ofrecía lo mejor. Agrego Tsunade con satisfacción.
-No conozco a esta y no hay mucha información sobre ella. Dijo el joven Kage cerrando la carpeta de Hinata y extendiendo la de Mei hacia Tsunade.
-Hatake Mei, es hija de Kakashi, llegó a la aldea hace unos cuantos, años luego de la muerte de su madre. No muchos saben que es su hija. En cuanto a los datos… Hay una buena razón para que no estén allí… pertenece al ANBU.
Se cruzó de brazos y se apoyo en el respaldo de la silla y evitó mirar a sus hermanos que seguramente señalaban el reporte de Hinata. Había descartado a Ino por el simple recuerdo del examen chunin y no estaba dispuesto a soportar a una mujer que le tenía pánico y para colmo se la pasaría llorando por su mejor amigo. La última opción no estaba tan mal, se ajustaba perfecto a sus planes. Alguien entrenada y acostumbrada a obedecer. El fastidio seria mucho menor. Es más, era la ocasión ideal para pagarle a Kakashi la deuda de gratitud que tenia con él, retirando a su hija de las líneas y asegurándole cierto bienestar.
-La ultima. Aseveró sin más palabras.
-¿Estás seguro? Tsunade lo vio fijamente hasta que el asintió con la cabeza. -¡Shizune!
-Si, Tsunade sama. Dijo la morena a su lado.
-Dile a Mei que deseo verla y a Ino y Hinata que pueden retirarse.
Al cabo de unos minutos, una muchacha castaña, de porte altivo y tez blanca ingresaba a la oficina con el uniforme reglamentario y una máscara con líneas oblicuas rojas cubriendo su rostro.
-Con permiso, Godaime. ¿Deseaba verme? Una voz mucho más dulce de lo que él esperaba se hizo presente.
-Sí, quítate la máscara.
Volteo por un instante hacia los visitantes, agacho la cabeza y se la quito dejando al descubierto unos enormes ojos café, deliciosamente acompañados por unos finos labios y una nariz respingada. Su cabello, que caía formando bucles, apenas pasaba de sus hombros. Y llevaba unos delicados aretes adornando sus pequeñas orejas.
-Como sabes, continuo, es el deber de todo shinobi acatar todas las órdenes de su Kage. A favor del bienestar de su villa. Incluso las misiones diplomáticas para las cuales no está entrenado. (Ella asintió) Suna y Konoha han decidido fortalecer su alianza por lo que en un lapso de cinco días deberás casarte con el Kazekage. Esa será tu última misión. ¿Has entendido?
Comenzó a temblar, sus ojos se tornaron vidriosos, a punto de llorar, su corazón palpitaba como nunca antes y solo se preguntaba: ¿Por qué ella? Respiro profunda y lentamente hasta que respondió: -Entendido. Poso un momento los ojos sobre su inminente futuro y los volvió nuevamente hacia su Hokage.
-¿Algo más? Godaime sama.
-Sí, vístete como un shinobi normal, ANBU quedó atrás. A partir de este momento eres la prometida del Kazekage, compórtate como tal. Por último, apresúrate tienes mucho que hacer y poco tiempo. ¿Alguna pregunta?
-No, Tsunade sama. Con permiso.
Caminaba por las calles de la aldea pensativa, sucia y con la ropa rasgada. Había pasado toda la noche en el campo de entrenamiento desahogando su furia.
-No vale la pena lamentarse ya está hecho. Ordenes son ordenes. Se dijo una y otra vez.
-¡Buen día viejo! Exclamó entrando al Ichiraku.
-¡Mei!, ¿Cómo has estado? ¡Pero por Dios! ¿Qué te ha sucedido niña? Respondió el dueño del local al verla en tan mal estado.
-Nada, solo entrenaba. Aquí te dejo lo de la cuenta creo que esta todo. Acoto extendiendo algunos billetes hacia él.
-Gracias. Estuvieron buscándote.
-¿Quiénes? Cuestiono sabiendo que quienes realmente la conocen saben cómo encontrarla.
-Dos ninjas de la arena… Ah! Naruto me dijo que ibas a casarte… ¿es cierto?
-Por lo visto Odaime no ha aprendido a tener la boca cerrada. Replicó malhumorada.
-¡Y jamás lo hará! Una voz alegre y familiar se escucho desde el fondo del lugar, Sakura se asomaba para que ella pudiese verla. -Ven acompáñanos.
Se acerco al cubículo donde ella se encontraba. Era bueno ver una cara amigable, pero no estaba sola. El Hokage y los hermanos de la arena estaban con ella.
-Siéntate. Le dijo un divertido Naruto que miraba al pelirrojo a su lado.
-Gracias, pero tengo de todo menos hambre. Solo me acerque a saludar. Si no les molesta refiero ir a casa a descansar un poco.
Dio unos pasos y luego regresó dirigiéndose al hombre y a la mujer vestidos de negro.
-¿Ustedes me buscaban?
La muchacha se levanto de su asiento y la miró intimidatoriamente a los ojos.
-Sí, deberías estar ocupándote de los preparativos. Estas perdiendo tiempo que no tienes.
Una voz suave la interrumpió.
-Ya déjala Temari.
-Pero Gaara… Es cierto… Falta poco.
El clavo sus orbes aguamarina en su hermana a la vez que Mei le respondió:
-Esto te emociona ¿verdad?
-Claro es la boda de mi hermano menor, el Kazekage. Todo debe salir perfecto.
-Entonces prepáralo tú. Yo solo diré que sí. Espetó sin bajarle la mirada.
-Te odio. Le dijo la rubia.
-No te preocupes, comienza a ser mutuo. Respondió la castaña mientras se alejaba.
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Su mente estaba lejos se había ido con la parte de si mismo que dejo en Suna. Esa parte de su alma que se desprendió justo cuando la vio llorar. Debía casarse y no era con ella. La única mujer que siempre estuvo allí, aun cuando él no le daba importancia, la única que había llegado a amarlo tal y como era. La única que él quería. Matsuri.
-¡Maldita burocracia! Dijo acercándose a la ventana para contemplar el atardecer. El paisaje era muy diferente al que estaba acostumbrado por la gama de colores, los arboles y sobre todo el canal de agua que atravesaba la villa.
Salió por la ventana, quería estar solo y era imposible si Kankuro y Temari lo veían. Camino lentamente y en silencio hasta llegar a un pequeño puente que cruzaba el canal. Allí la vio, sentada en el borde, estaba diferente. Llevaba una falda tableada negra, una casaca gris de seda con delicados detalles en blanco y negro, unas botas largas, un bolso en su cintura y la banda con el símbolo de Konoha sujetando su cabello. Tocaba el agua con la punta de su pie, jugueteando con ella pero su mirada estaba perdida… quien sabe dónde. En ese momento no le pareció tan distinta de él.
-Debes estar furiosa. Le dijo.
Ella lo miro pero no respondió, la respuesta era obvia. Godaime la estaba obligando a dejar todo lo que había construido en su vida. Su padre, su casa, su trabajo y lo que amaba para seguir a un hombre que ni siquiera conocía.
-Nadie se molesto, ni siquiera en preguntarte si estabas con alguien, prosiguió el, Tsunade fue muy dura al decírtelo de esa manera.
-¿Usted lo hubiese hecho de otra? Kazekage sama.
-No lo sé… el sonrió y se sentó a su lado.
-si en verdad le interesa, podría decirse que no estoy con nadie. Y sí, estoy furiosa. Pero eso no importa. Ordenes son ordenes repitió por enésima vez.
-Un "Podría decirse" no es un no…
-Y lo sé. No quiero hablar de eso. Quizá más adelante.
-No te angusties, dijo Gaara al notar su tristeza, hay una razón para todo.
-Ah ¿Sí? Me gustaría saberla.
-Mmm. Quizá más adelante. Respondió con la misma frase. Pero si te deja más tranquila nadie te va a obligar a hacer lo que no quieras. Es una promesa.
-Está consciente de que no le creo ¿verdad Kazekage?
En realidad no esperaba que le creyera, solo quería dejarla más tranquila. Al menos su cara de preocupación había cambiado un poco.
-¡Sabía que te encontraría aquí! Un muchacho alto y castaño se acercaba a ellos montado en un gigantesco perro blanco. Se veía feliz. Como siempre que llegaba de una misión cumplida con éxito, y ese parecía el caso. Se bajo de Akamaru cerca de ella sin prestar atención a su acompañante.
-Te invito a tomar algo. Esbozo ansiosamente.
-Ahora no puedo, estoy ocupada Kiba. Respondió ella con un leve enrojecimiento en sus mejillas señalando al joven a su lado.
-Gaara sama. ¿Cómo has estado?
-Bien gracias Kiba. Mei no te quito más tiempo, ve si quieres y un último consejo: no le dejes lo del vestido a Temari.
Se incorporo y camino de regreso. Al final ella no estaba mejor que él. –Solo es cuestión de tiempo, pensó, se acostumbraría.
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Próximocapítulo: Regreso a la arena
