Hola! ¿Cómo están?
Aquí vengo con una nueva historia de Yuro on Ice
por el cumpleaños de Yuuri Katsuki!
Si, se que el cumpleaños de Yuuri es el 29, pero las sorpresas no se preparan solas, bien lo sabe Víctor.
Pasaporte
06:50am / 24 de nov / Departamento de Víctor y Yuuri / San Petersburgo-Rusia.
Hoy tenían el día libre; por lo que Víctor no entendía por qué la alarma de Yuuri llevaba como cinco minutos sonando, sin que él se despertara en lo absoluto.
– Yuuri… Yuuri – le movió, sacando solo sonidos inentendibles del aludido – Yuuri, tu alarma – removió mas bruscamente el cuerpo a su lado, logrando su cometido.
– ¿Qué pasa? – pregunto somnoliento.
– Tu celular lleva sonando no sé cuánto tiempo – recriminó Víctor – Hoy no tenemos que ir a la pista ¿Por qué pones tu alarma? – preguntó.
Yuuri un poco más despabilado, se levantó con pesar de la cama, no quería hacerlo, pero si no realizaba el papeleo hoy, seguiría aplazándolo hasta andar a las carreras.
– Debo ir a ver lo de mi visado y el progreso de mi permiso de residencia – respondió, vistiéndose con lo primero que encontró a mano.
– ¿Tiene que ser hoy? – preguntó Víctor, fastidiado de ver como su tiempo con Yuuri se veía minimizado por la burocracia rusa.
– No quiero que me pase lo de la última vez - respondió, recordando el gato inútil que tuvo que hacer por ello.
Por no acordarse de su visado, perdido entre las prácticas y competencias, casi fue expulsado de Rusia esa vez; daba las gracias a la federación de patinaje Rusa y a la JSF abogaran por él, aun así, el papeleo que tuvo que realizar y la advertencia del servicio federal ruso que recibió, valían más que la molestia de Víctor por no poder retenerle en la cama.
– Deberías casarte conmigo y ya – dijo Víctor, rumiando su molestia – asunto arreglado.
– ¡Víctor! – se sonrojo Yuuri – no digas tonterías – le reprendió – Además sabes que en Rusia no están legalizados los matrimonios homosexuales.
Secretamente, se sentía feliz, de que a lo largo de los meses, cada que tenía que hacer esos trámites, Víctor le pidiera que se casara con él.
Después de GPF en Barcelona, se trasladó definitivamente a Rusia, primero pensó en un espacio propio, aprovecharía el reconocimiento económico gracias a su medalla de plata, aun transfiriéndole a Víctor su paga – a pesar de la renuencia de este – le quedaba bastante dinero para conseguirse un sitio, no sería tan elegante como el de su entrenador, pero sería un espacio propio; por el dinero no se preocupaba mucho, ya que podía obtenerlo de sus patrocinadores, aunque eso significara algunas entrevistas, comerciales, etc.
Cuando le hizo saber su decisión a Víctor, casi arde Troya. Su entrenador lo quería con él en su departamento, junto a Makkachin; para molestia de Yurio, consiguió su propósito, convenció a Yuuri que lo mejor era que vivieran juntos.
Yuuri salió de la habitación, se escuchó un ladrido en la sala, pasados diez minutos, oyendo movimiento, Víctor estaba quedándose dormido, cuando el sonido de la puerta le despertó.
– ¿Víctor, has visto mi pasaporte? – preguntó Yuuri – No está en el mueble de la sala.
– ¿Qué? – su cerebro no analizando la pregunta.
– Mi pasaporte – contesto Yuuri.
Víctor se tensó. Hace unos días, el había tomado el pasaporte de Yuuri para algo, olvidó dejarlo donde debía, por estar celebrando y jactándose con sus demás compañeros rusos el que Yuuri no se dio cuenta que lo tomó prestado. Y ahora, no podía mágicamente aparecerlo ante él, sin evitar las preguntas de porque lo tenía en su velador y de mostrarle otras cosas que no quiera que Yuuri viera todavía.
– No sé – mintió, viendo la expresión desolada de Yuuri, se levantó la cama – te ayudo a buscarlo.
Yuuri asintió y salió de la habitación hacia la sala para ver si podía encontrarlo.
Víctor espero a sentir de nuevo en trajín en la sala, y se acercó a su velador, sacando le pasaporte de Yuuri, dejando atrás un sobre.
Dejó que pasaran cinco minutos y salió.
– Aquí esta – le tendío el pasaporte con la mejor sonrisa – estaba en tu mesa de noche.
Yuuri aliviado, no se cuestionó el que su pasaporte no estuviera donde se suponía que debía estar, siguió alistándose bajo la atenta mirada de Víctor.
– Ya me voy – dijo Yuuri volteando hacia la puerta, Víctor se acercó a él y le besó castamente.
– Vuelve pronto – murmuro contra sus labios.
– Hai – susurro Yuuri alejándose.
Una vez, con Yuuri fuera del departamento, Víctor miro a Makkachin.
– Es hora de seguir con nuestros planes – recibiendo un ladrido por respuesta.
Nos vemos mañana por este mismo medio!
¿Qué nos deparará el día de mañana?
¿En que líos se meterá Víctor?
/Cambio y fuera/
Min Akane
