Disclaimer:Esta historia está basada en el fanfic Rojo & Negro. No soy J. K. Rowling, ni soy Alejandra Delgado. Los personajes no me pertenecen en ningún tipo de forma.
¿Feliz cumpleaños?
No había forma, en lo absoluto, en que esta reunión le pareciera agradable. La pequeña de los Potter no estaba feliz.
Si bien no la habían obligado literalmente a asistir al cumpleaños de su primo, ella encontraba el chantaje algo demasiado parecido (por no decir lo mismo) a ser obligada.
Hugo había sido muy claro con su:
— No te dirigiré la palabra si no vas a mi cumpleaños. Y debes llevarme un obsequio.
Castaño dramático.
Tomó asiento en un rincón de la sala familiar, y se cruzó de piernas y de brazos, sin molestarse en ocultar su expresión de desagrado.
Rose y Lucy hablaban animadamente con su tío Percy.
De seguro el tema era aburrido a más no poder.
James, Albus, Louis y Fred, conversaban entusiasmados sobre cómo habían vencido a Slytherin, y habían ganado la Copa de las Casas.
Torpes: no la habían dejado entrar al equipo por alguna estúpida razón machista seguramente.
Roxanne, Dominique y Lysander estaban al parecer embarcados en una especie de discusión que causaba distintas reacciones en cada uno.
Roxanne lucía hastiada, Lysander completamente divertido, y en cuanto a Dominique... Bueno, estaba en estado Dominique, es decir sonriendo como niña en navidad.
Entonces captó la figura de Molly, que charlaba casi sin respirar con Teddy y Victoire. Los dos últimos tenían las manos enlazadas. Una chispa brilló en sus ojos cafés por una fracción de segundo. De pronto no podía respirar. Su cabeza comenzó a hacer presión sobre su cerebro, e imágenes agolparon su memoria.
Disfrazó su enojo de aburrimiento, y sin más salió al patio trasero de la casa de sus tíos. Una vez sola, se permitió soltar aire, como si lo hubiese estado reteniendo por mucho tiempo.
Apretó las manos en dos puños cerrados, haciendo que sus nudillos se tornaran blancuzcos, y observó la noche con una leve expresión de furia contenida.
― Eres el alma de la fiesta, Lily.
La voz de Hugo fue el estimulante suficiente para sacarla de su trance, y antes de voltear a verlo, logró nuevamente disfrazarse de invulnerabilidad.
― No molestes Hugo. Ya es suficiente con que esté aquí.
Otra vez en silencio. Pero no era incómodo.
Agradeció internamente la compañía silenciosa de su mejor amigo, y se sintió ligeramente mal porque ni siquiera había tenido la cortesía de felicitarlo.
Él no tenía la culpa de su odio al mundo. Él era el que la aceptaba así tal cual era. Agresiva, fría, y mordaz.
Intentó siquiera desearle un feliz cumpleaños, pero las palabras quedaban ahogadas en su garganta. Simplemente no podía decirlo. Los cumpleaños no eran felices.
Hugo volteó para regresar a la fiesta nuevamente, y entonces sin premeditaciones lo abrazó. La pelirroja rodeo el cuello con sus brazos, de su primo y mejor amigo, y sintió como él le devolvía el gesto sin decir palabra alguna, entendiendo que era su manera de hablar, disculparse, y felicitarlo: todo en una acción.
Hugo beso su cabeza con torpeza, y sin decir mas volvió dentro. Dejando una Lily mas liberada, no tan triste, pero aún así enojada con la vida, con su vida.
