After a Thousand Nights.

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Quiero ser amado, pero no se ve que me ames
vago sin rumbo dentro de esta repetición
y sólo encuentro una respuesta: que incluso si estoy asustado, o si estoy herido
diré 'Te amo', a la persona que amo.

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Tus ojos se han puesto rojos e hinchados, te maldices por ser incapaz de dejar de llorar; una tras otra van cayendo, como pequeños raudales, las lágrimas por tus mejillas. Áridas en un tono rosáceo palpable sobre tu piel lechosa, tan blanca.

Tan opuestos.

No te preguntas si te ama o no, esa es una respuesta que tienes clara. Y sonríes, por él, por ti, por todos. Porque los idiotas como tú, aman con todo su ser, aunque duela.

Y eso es algo que él odia.

Pero en cosas como estas, cualquier camino está bien; no es perder o ganar, es tener o no. Y eso es algo de lo que careces, aún cuando grites y llores, nunca será para ti. "No, no", no importa cuánto lo desees…ésta es una de esas muchas cosas que no pueden ser cambiadas en éste mundo.

La realidad, preciada inocencia, ¿cierto Allen?

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'Es simplemente el hecho de que te amo.'

Que algo crece y te consume, una verdad que nadie puede negar. Factores simples que construyen tu mundo, y tejen otro más lleno de mentiras. Dentro, dentro, quemando en tu pecho expectantes sentimientos, enredados entre medias verdades. Esas no valen.

—Irá de nuevo.

No preguntas algo que no tiene sentido cuestionar, declaras un hecho. Lavi te ve con tristeza y algo que no puedes descifrar, a veces le odias por tenerte lástima, otras agradeces el hecho de tener alguien a tu lado. Un amigo que recoja los trozos maltrechos que él deja a su paso.

Porqué Kanda es como el agua…imparable, necesario.

—Es su mejor amigo, Allen.

Te anima, o al menos aquello es lo que trata de hacer el pelirrojo a tu lado. Le sonríes, sin aparentar, o por lo menos lo más sincero que puedes; ya no es necesario fingir, no con él. Te hundes más en el mullido sillón de la sala de estar, ése azul de dos plazas, el favorito de Lavi, con el dueño de la casa en cuestión a tu lado.

—Lo sé.

Lo quieres creer, pero no puedes. Sin embargo aquello no importa, porque tu felicidad viene al invocar su nombre y recordar su gusto en tu boca, su rostro grabado a fuego en tu mente; eres feliz encontrando palabras para describirlo, por eso sonríes.

—No, no lo sabes —murmura, pero tú ya te has perdido en el paisaje tras el ventanal, fundiéndote con la lluvia vespertina de aquél día.

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Le ves donde siempre, meditando, calmado, ignorando tu presencia…sonríes, tenerlo ahí a unos metros de ti es suficiente. Eres masoquista Walker.

Y aquello no te causa ningún conflicto.

—Ahora que jodidos quieres Moyashi.

Tienes una sonrisa boba, una que Kanda no desaprovecha para burlarse de ti.

—Mi nombre es Allen, BaKanda —replicas sin perder la costumbre.

Te sientas a su lado sin esperar aprobación, con aquella persona siempre era mejor pedir perdón que permiso, disfrutas la tarde, el viento golpeando tus sentidos llevando con el algo tan propio de Kanda, su olor penetrando tu cuerpo. El otoño y el crujir de las hojas secas, junto con el llanto de un niño en unos columpios a unos cuantos metros de ustedes.

—Che.

Y no hay nada más, pero te sientes tan patéticamente feliz.

Te jala y sus labios se funden, y aquello es todo lo que ahora importa…ignoras el dolor en tu pecho, porque sabes que Kanda no te está besando a ti, sino a aquella quimera dentro de su mente.

Quieres llorar, pero lo dejarás para más tarde, en la soledad de tu habitación.

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Con el invierno a nuestras espaldas.

Alma, Alma, Alma.

'No soy Alma'

Y esperando una primavera que nunca llegará.

[tbc ?]