Este es un compendio de drabbles o minificiones (algunos de menos de cien palabras, otros de un tanto más de esas cantidades). Escribí un drabble para cada personaje másculino de Hellsing, de allí el nombre de la colección.

Por capítulos separé a las organizaciones; Hellsing, Iscariote y Millenium. En este "episodio", están los drabbles de:

-Alucard

-Pip

-Walter

Un AlucardxIntegra y un PipX Seras.

En ese orden.


Conquistado

Desde su ignota y lejana tierra, hace mucho tiempo, un caballero se hizo a la mar en su galeón de velas negras hinchadas por la muerte.

Con el pretexto de encontrar lo que jamás halló, llegó a una ciudad nebulosa, donde casi un centenar de años después, dio con el motivo supremo que sustentaría su fustigante existencia.

Una noche, despertó con la sensación de que había perdido lo poco que le quedaba y maldijo la hora bendita en que entregó su rienda bajo una voluntad plena, mas era tarde: estaba completa y verdaderamente vencido, ya que ahora, amaba a su propia esclavitud y a quien se la prodigaba.

Réquiem por un ganso

Cuando el último balazo perforó una de las pocas partes sanas de su cuerpo, haciendo crujir su carne como una sandía acabada de partir (como aquellas que durante todos los veranos de su infancia, disfrutó en medio del calor de la campiña francesa); cuando sus dientes temblaron como el badajo de las campanas de la catedral de Nuestra Señora, fue cuando tuvo conciencia plena de que estaba a punto de fallecer. Con melancolía, recordó que hacía mas de diez años que no visitaba la tumba de su abuelo; que había perdido la cuenta de todos los hombres que había asesinado; que le había quedado a deber dinero al traficante de armas; que había jurado amor eterno a más de veinte novias esparcidas a todo lo ancho de París; que había dejado incompleta la partitura de una canción; que hacía más de un mes que no hacía el amor; que no tenía a quien dejarle su colección de material erótico, ni sus discos de rock, ni sus camisetas de conciertos legendarios; que llevaba cuatro días seguidos sin bañarse y que esa mañana no tuvo tiempo de desayunar.

Con una sensación de premura tardía, trató de hacer encargos y últimas voluntades, pero el terminal soplo de vida se diluyó en su boca sanguinolenta que aún saboreaba el beso ardiente de una sensual inglesa, en cuyo regazo murió.

Maestresala

Un silbido penetrante, semejante al de un ferrocarril, se hace escuchar en toda la enorme cocina; la tetera anuncia que su contenido se ha elevado por arriba de los cien grados Celsius y está listo para ayudar a preparar el alimento de una pequeña migaja de ser humano, que solitaria, patalea en la silla periquera, junto a la barra del desayunador.

Con zancadas rápidas y elegantes, un viejo mayordomo entra presuroso a sacar del fuego el trasto, quitar el chupete a una botella de plástico y verter dentro, sobre unos cuantos gramos de formula láctea, altamente vitaminada, calcificada, pasteurizada y especializada en estómagos neonatos, los mililitros precisos de agua. Después de sumergir el biberón en un recipiente frío, de poner a calentar la cacerola con papilla de verduras, el canoso y leal hombre, delantal al vientre, saca de la sillita a la pequeña balbuceante que regala sonrisas extraordinarias al satisfecho sirviente.

Mientras con una palilla mueve el incipiente alimento, con el brazo libre carga a la inglecita; sus enormes y bellos ojos azules se adhieren al rostro avejentado que le habla cual si ya fuera una mujer:"como conserve esa belleza, milady, le aseguro que a su paso dejará una estela de corazones resquebrajados"….La pequeña aristócrata lo observa atenta y le acaricia el rostro con su minúscula mano torpe. Lamentándose de una inminente y precoz orfandad, el mayordomo olvida el guiso, le acaricia tiernamente la mollera contra su pecho y le hace una promesa: "Pero no se apure, señorita, pase lo que pase, usted… siempre será mi princesa".

AxI

El ama no vive sin su siervo, el siervo en realidad no vive, pero muere por el ama…Por más de diez años jugaron a engañarse y cuando al cabo de ese periodo decidieron terminar con las patrañas, el tiempo se alongó inauditamente; ella se convirtió en Penélope y él, en Odiseo.

PxS

Un golpe salvaje y brutal, que hizo estrellar su impertinente boca contra el suelo, lo proyectó sin miramientos a las insondables tierras de la pasión. Desde su lugar en el piso, con su único ojo de periscopio, además de un par de piernas de yegua pura sangre, una cadera apetitosa y unos senos formidables, él pudo contemplar a la mujer fatal que le cavaría su tumba con el sino trágico del amor verdadero.