Hogwarts estaba completamente en ruinas, todo lo que veían a su alrededor no tenía nada que ver con lo que había en sus recuerdos de los mejores momentos que pasaron dentro del castillo, pero al menos podían decir que todo había terminado, no habría más guerra ni más enemigos innombrables a quienes vencer, lo habían conseguido.

El pelirrojo del trío dorado se despidió de sus dos mejores amigos, debía volver con su familia. Cuando Ron estuvo lo suficientemente lejos, Hermione tomó la mano de Harry y se recargó en su hombro, se sentía feliz de que todo hubiese salido bien y de que él se convirtiera en El-niño-que-vivió-dos-veces pero los pensamientos del chico iban hacia otro lado en ese momento.

-¿Herms?-

-¿Qué pasa, Harry?-

-¿Tú y Ron?, es decir, mmm, ¿Ron y tú están juntos?-

La castaña miró a su amigo completamente confundida.

-¿Juntos? Tú dices, ¿cómo novios o algo así?-

Harry asintió con timidez y algo de miedo a la posible respuesta.

-No, si lo dices por el beso en La Cámara, no significó nada para mí, en realidad, sólo sirvió para darme cuenta de lo poco que podría funcionar una relación entre Ronald y yo.-

El joven pelinegro no pudo evitar sonreír y su amiga no pudo dejar de notarlo.

-¿Y por qué te alegra eso?-

Harry se acercó, dudoso, a Hermione, que se quedó helada por su reacción.

-Porque me hubiera sentido pésimo de hacer ésto.-

Y la besó, como nunca había besado a nadie; cuando Hermione le correspondió el beso, se sintió completo y entendió que había estado en lo cierto, el verdadero amor estuvo siempre frente a él y tuvo que casi perderlo todo para poder reconocerlo. Se separaron después de un buen rato, la leona estaba completamente roja y algo confundida mientras que el chico se encontraba exultante.

-Harry, yo, lo... lo lamento, no quise.-

-¿De qué hablas? Si fui yo quién te besé.-

-No debiste... no debimos.-

La chica trató de levantarse pero él no se lo permitió e hizo que lo mirara a los ojos.

-¿Por qué no? Herms yo te...-

Hermione le tapó la boca antes de que pudiera terminar la frase.

-No digas cosas de las que después puedas arrepentirte, Harry tú estás con Ginny ¿lo olvidaste?-

El pelinegro se deshizo de la mano de la leona con gentileza.

-Hoy morí, Herms, literalmente, morí y cuando volví, la primer persona que apareció en mi mente, la única a quién quería ver y asegurarme de que estaba completamente a salvo, fuiste tú. Acabo de besarte y puedo jurarte que haré todo lo que esté en mis manos para que no sea la última vez, no sé cómo pude ser tan estúpido como para no haber notado lo que siempre tuve ante mis ojos. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, eres mi mejor amiga, mi ángel de la guarda y sí, también, eres la mujer que amo. Si hay aunque sea una mínima posibilidad de que me des una oportunidad, por favor, dímelo y te prometo que lucharé día a día por ser merecedor de que me correspondas.-

Los ojos de Hermione se llenaron de lágrimas, alzó una mano y acarició el rostro de Harry, lo veía tan distinto del niño de once años que conoció, ahora era todo un hombre, maduro, inteligente y maravilloso, durante siete años lo vio crecer, sufrir y absorber el dolor para fortalecerse, siempre generoso, siempre leal, siempre Harry.

-Hay un problema.-

-¿Cuál? Si es lo de Ginny, yo hablaré con ella cuanto antes, no debes preocuparte por eso.-

Hermione negó.

-El problema es que ya te correspondo.-

La sonrisa de Harry se hizo aún mayor.

-Entonces, lucharé día a día por ser merecedor de que jamás dejes de hacerlo.-

Ambos se fundieron en un beso único, un beso que denotaba un amor profundo y entregado que demostraba cómo lo mejor de nuestras vidas podría estar golpeándonos en la cara sin que siquiera reparemos en ello.

Fin.