Los personajes no me pertenecen.
Hola a todos, muchas gracias por su tiempo. Espero que mi historia sea de su agrado, he estado trabajando en ella por bastante tiempo.
Sientanse libres de decir lo que en realidad piensan de ella, sea bueno o malo (:
Todo tipo de comentarios son bienvenidos!
Antes de continuar, unas pequeñas notas:
" - indican lo que el personaje dice.
' - indican lo que el personaje piensa.
{..} - los utilizo para marcar el cambio de una "escena" a otra.
'El ruido del silencio es lo único que me acompaña'. Fue el último pensamiento que rondo en su mente, pasó un dedo sobre el borde del vaso que reposaba en la mesa de al lado.
Era el tercer whiskey de la noche. Quería o debía olvidar a cualquier costo. Olvidar que su destino decidió tomar otra ruta sin seguir la dirección decidida, haciéndolo sentir miserable e inútil.
El vaso se levanto una vez más de la mesa y llegó hasta los labios de su poseedor. Seguido de ello, bajo a la mesa violentamente, tuvo suerte de no romperse.
Al fin se decidió, se levantó del sillón y se acercó a la repisa frente a él con la que estuvo discutiendo la mitad de la noche, hasta quedar frente a frente. La batalla comenzó desde el segundo whiskey.
Ahí estaba, acerco la mano al retrato que posaba en ella y con fuerza lo obligó a inclinarse para no verlo más. 'Asi esta mejor' –pensó.
Volvió al sillón, tomó el whiskey una vez más mientras su mente recorría los pasillos de sus amargos recuerdos. Como quisiera que terminara de una buena vez. Se llevó el vaso a los labios hasta rozar el borde de éste, se quedó quieto unos segundos con la mirada bien puesta en el vacío. En un rápido y violento movimiento, arrojó el vaso contra la pared. Desapareció en mil pedazos.
Se levantó de nuevo y abandonó la habitación en la que se encontraba. Cruzo la puerta, subió las escaleras y entró a su habitación. Se preguntaba si debería seguir o regresar.
De un cajón saco un sobre con su nombre y como si su vida dependiera de ello, sacó la carta de su interior. Se quedó entre sus frías manos por unos segundos. 'No tiene caso' –pensó. La admiró por unos instantes como esperando que ella le dijera algo. Sin atreverse a leer una palabra, volvió a guardarla en el sobre y la dejó donde la encontró.
Se pasó una mano por su oscura cabellera y un ahogado suspiro hizo eco en la habitación. Bajó al estudio una vez despejada su mente, tomó otro vaso y vertió un poco de whiskey en su interior. Llegó hasta su escritorio, dejó el vaso en él, jaló la silla que estaba al frente y se sentó a continuar con su vida. O al menos intentarlo.
Abrió un fólder y comenzó a leer, hacia pequeñas pausas para tomar un poco de whiskey o escribir algo en las hojas. Continuo así por unas horas hasta que aquello de lo que tanto quería huir entraba de nuevo en su cabeza.
Se quitó los anteojos y los dejo sobre el escritorio, cerro los ojos con fuerza mientras su mano se posaba sobre su frente.
'Si tan solo no te hubieran apartado de mi lado' –pensó –'Pero es mejor así'. Se había estado repitiendo lo mismo los últimos días.
{..}
Era una noche hermosa, la luna brillaba con gran intensidad. Arrancándola de sus ojos se levantó de las escaleras, empezaba a hacer frio.
Tenía que descansar. Su madre le llamaba desde el interior de su casa.
Pasada la noche, dejó todos los papeles sobre el escritorio y subió a su habitación una vez más, solo que esta vez decidido a quedarse. Se deshizo de la corbata y a la vez que desabotonaba su camisa, miraba desafiante al cajón que contenía aquella carta. Había llegado esa mañana, y contenía un secreto que le hacia arder en coraje. Reemplazó sus pantalones por su pijama, dejó los anteojos sobre el buro al lado de la cama y apagó la pequeña lámpara. Una vez en la cama, se dispuso a dormir un poco. Dio una vuelta. Dio otra. Su cabeza seguía repitiendo frases de aquella carta, con su mayor esfuerzo los aparto de su mente y tras un largo rato consiguió quedarse dormido.
Un nuevo día estaba por comenzar, el sol empezaba a salir.
La ventana de la habitación daba paso a sus cálidos rayos acariciando el tenue silencio de su interior, abrazando delicadamente cada centímetro a su disposición.
Empezaba a entrar en contacto con el sensible llamado del día, se vio forzado a abrir los ojos y encontrarse con aquel que le impedía seguir lejos de su realidad.
Lentamente fue incorporándose hasta que su cuerpo respondió. Se levantó y fue hasta el baño. Encendió la llave del agua y se despojo de su ropa. Entro en fusión con el agua, haciéndose uno solo mientras le envolvía el cuerpo con su tibio rose. Una vez terminado, se vistió, preparo sus cosas, tomó un poco de café y salió de la casa con rumbo a la vida.
{..}
"Querida, es hora de levantarse"- decía una suave voz a su lado.
Abrió lentamente los ojos intentando ignorar el saludo del sol en su habitación.
"Buenos días"- volvió a decir la voz.
Se volvió para encontrarse con ella y le sonrió, "Buenos días" –replico.
"Tenemos bastantes cosas que hacer hoy, vale más que iniciemos temprano".
Sabía lo que eso significaba, pasar horas enteras obligada a tomar decisiones que no estaba interesada en hacer. No tenía que hacerlo, pero lo haría.
Forzando una sonrisa, aceptó.
Se levantó y tomo un baño, se vistió y se encontró frente a su reflejo. Viéndose a los ojos, cepillo su larga cabellera. 'No deberías' –dijo la persona del otro lado del espejo. Le ignoro y continuo con lo que hacia.
'Es un error' –volvió a decir. Cerró los ojos, terminó y dejó el cepillo reposar frente al espejo para después salir de la habitación.
Bajo a la cocina, comió un poco de pan y emprendió camino hacia el fin de la vida que conocía. Seria un largo y amargo día.
"¿A dónde te gustaría ir primero, querida?" –pregunto una mujer a su lado.
"Donde gustes, madre" – respondió mientras salían de la casa.
{..}
"Estoy de acuerdo, impulsara el nuevo proyecto de la compañía" –decía un hombre calvo – "Estoy seguro que al jefe le encantara la idea".
"Bien" – respondió otro.
"Me agrada. Caballeros, un placer, espero resultados positivos. Ahora, vuelvan al trabajo" –dijo de nuevo el hombre calvo.
Abandonó la habitación y entró a su oficina. Todo seguía igual. Necesitaba que algo cambiara.
Se sentó frente al escritorio y un ruido se escuchó detrás de la puerta.
Ésta se abrió dando paso al causante de aquel sonido. Una vez adentro, dio un rápido vistazo a su alrededor. Ah, pero si era aquel hombre calvo de hace un instante.
"¿Que te pareció la idea de Scheng?" –preguntó el hombre.
Observo la expresión de su rostro unos segundos, inclino un poco la silla hacia atrás y rió. Con una mirada fría y un tono seco en la voz le dijo -"No es eso a lo que vienes".
El hombre rió y negó con la cabeza.
"Entonces, dime"- comento desafiante.
"Noté que estabas un tanto distante en la junta, generalmente eres tú el de las ideas brillantes. Siempre velando por el bienestar de la empresa"
"¿Qué quieres decir?" –le interrumpió bruscamente.
"¿Hay algo que te esta molestando?" –pregunto el otro con el mismo tono frio.
"En absoluto" –respondió.
"Perfecto" – sonrió –"Necesito tu completa atención en este proyecto. Sabes que es de suma importancia para tu padre. Y tú eres una de las herramientas esenciales" – dijo el hombre –"Por cierto, ¿No haz olvidado firmar los documentos que te mande el.."
"Estarán en tu oficina mañana a primera hora" –respondió.
"Justo lo que quería escuchar" – dijo y se dió la vuelta, caminó hasta la puerta y añadió –"No lo olvides"-sonrió-"Primera hora" – terminó de decir y aquella sonrisa desapareció y él tras la puerta.
'Como lo detesto' –dijo para si.
El Sr. Yogane era un hombre .. 'es un estupido' –pensó.
Bien, el Sr Yogane era el vicepresidente de la compañía, por lo tanto se veía en la forzosa necesidad de soportarlo. O al menos hasta que encontraran un reemplazo.
Abrió un fólder y sin dejar de maldecir al Sr Yogane comenzó a firmar los papeles, uno seguido de otro y otro.
{..}
"Me da la impresión de que algo te ocurre" – dijo dulcemente la mujer.
Saliendo de su trance respondió –"No es nada, madre. Es solo que no pude dormir bien".
"Debes estar nerviosa" – sonrió –"Yo también lo estuve, es normal".
Fingió una sonrisa y continuo la travesía en compañía de su madre.
'Ojala Sakura estuviera aquí, al menos haría el momento menos tenso' –pensó mientras veía como su madre admiraba todos los aparadores en el centro comercial.
'Como me gustaría deshacerme de toda esta farsa, pero no tengo opción' –un aire de tristeza se apoderaba de ella, debía ser fuerte. Al menos el resto del día, no podía dejar que su madre la viese destrozada una vez más.
{..}
Unos ojos esmeralda le veían con dulzura, se sentía el hombre más afortunado al haber encontrado semejante criatura. "No deberíamos" –dijo con su tierna voz, él la rodeo con sus brazos y clavó sus ojos ámbar en aquellas enormes y hermosas esmeraldas frente a el.
Acercó sus labios a los suyos, hizo un suave roce y se alejo posándose frente a su oído. "No puedo evitarlo" le susurro. Se alejó y viéndola a los ojos de nuevo añadió –"Es demasiado para seguir manteniéndolo en secreto. Ya no puedo".
"Tenemos que si queremos continuar con ésto"- dijo ella –"Jamás me perdonaría hacerle ésto a mi mejor amiga, pero" – el la interrumpió besándola. Tocó su cabello, envolviéndolo en sus dedos y llenándose de su dulce aroma.
"Podemos hacer como en las historias de amor, fuguémonos"- decía él en tono burlón.
Ella rió y dijo –"No seas infantil. Sabes que ésto terminará mal" – terminó en tono serio.
"Si, pero" – paso una mano sobre el rostro de su amada y continuo –"no pensemos en eso ahora, hay que disfrutarlo". Dicho ésto, volvió a besarla.
Era como estar en el cielo. "Te amo" le dijo en voz ronca tratando de no cortar el beso.
Ella se separó bruscamente de él, lo vio a los ojos y le regaló su más linda sonrisa. Sabía que ella sentía lo mismo, pero le daba miedo salir lastimada. Sin quitar sus ojos de los suyos, le tomó de la cara al castaño y se atrevió a decirle "yo también".
El sonrió, tomó su mano izquierda y la besó.
Habían sido amantes desde hacía bastante tiempo, pero nadie sabía. Nadie debía saber. Él estaba comprometido, pero el destino nos hace malas jugadas todo el tiempo.
Debía encontrar la forma de estar por siempre junto a ella. De alguna u otra forma, lo estarían.
"Shaoran" – su voz lo sacó de sus pensamientos –"Tengo que irme" -.
"Aún no" – dijo el, -"Quédate un poco más"-.
"Lo siento, no puedo" – respondió –"Ya se me hizo tarde, te veo después" – le dio un rápido beso y salió.
