31 de diciembre de 2016

Hola gracias por entrar a leer mi fanfic, soy bastante nueva en esto de escribir y si bien no cuento con el tiempo para escribir de forma constante, intentaré por todos los medios a mi alcance invertir aunque sea un poco de tiempo a la escritura y desarrollo de esta historia. También me disculpo por los errores y faltas ortográficas y por los fallos en la narración, principalmente en el tiempo y por la lentitud. Debo agregar que pretendo hacer los personajes lo mas fieles a si mismos que pueda, pero dado que tengo problemas para ponerme en zapatos ajenos tal vez salgan un poco Ooc.

Mil perdones por las faltas en lo que respecta a la cultura, religión, creencias y forma de vida en la Polinesia de ese tiempo, mi intención no es ofender a nadie y espero de corazón no hacerlo.

Título: Destino

Fandom: Moana

Género: Family, Friendship, AU

Clasificación: K+

Protagonistas: Moana de Motunui y Maui, semidios del Viento y el Mar, Héroe de todos.

Moana no me pertenece, todos sus derechos son del maravillo mundo de Disney.

Sinopsis: El Destino es un ser temperamental e impredecible que ama llevarle la contraria a todos... Hace mucho tiempo decidió cambiar el curso de un aventura que salvaría al mundo. Él presento a los protagonistas mucho antes de lo planeado.

DESTINO

Uno nunca sabe que tiene el destino planeado para nosotros, todo es por sorpresa... Bueno, casi siempre, algunas veces el destino se contradice y no esta seguro de tomar una decisión y nos da a elegir, o por lo menos, esa es su escusa. Nos muestra señales y nos previene... Generalmente no lo entendemos y tomamos decisiones, actuamos de manera que puede traernos consecuencias negativas...Y algunas veces positivas...

Era un día norma en Motunui,cada quien cumplía su rol a la perfección. Ya sea pescando, cosechando o tejiendo, cada quien realizaba felizmente su papel prediseñado o casi... La "princesa" siempre desentonado, como una nota demasiado alta en una canción llena de tonos graves; ella destacaba de una forma diferente y única, a su propia manera... Yo diría que no fue apreciado en su época.

La pequeña escapista se había fugado nuevamente de su padre mientras este estaba concentrado hablando con los ancianos y como si no hubiese otro lugar al que ir en la isla, ella fue a la orilla del Mar, de todas formas no era tan difícil llegar allí, desde donde mirara podida ver el basto azul extendiendose hasta la línea donde el cielo conoce al Mar ...Y el olor, tan reconfortante que invita a seguirle y claro, la niña de tan solo tres años le siguió seducida por el brillo que despedía el ser azul.

Mientras tanto, al otro lado de la Isla, al borde la montaña el Jefe-Imponente pero amable como sólo él podía serlo- Sonreía satisfecho, pues el pequeño altercado entre Kauri y Hori dos de los ancianos más temperamentales de la tribu que tenían la muy mala costumbre de discutir sobre cual de sus nietos eran mejor acababa de terminar en una tregua; aunque como era habitual esta no duraría mucho...Quién pensaría que un Jefe se ocupara de cosas tan mínimas y banales como esas, pero en Motunui así debe ser, cada pequeña cosa debía ser tratada, tal vez por eso todos eran tan felices... Como no serlo en ese paraíso repleto de abundancia, gente amable y rodeado del hermoso océano.

A su vez, Moana miraba con curiosidad la playa, aunque ella no era muy consiente de ello sus pies la habían guiado a la zona de pesca donde se hallaban las barcas que se usaban para pescar, nunca había venido sola, siempre en brazos de su padre y mientras este hablaba con los jóvenes pescadores aconsejándoles mientras que los veteranos la miraban con sonrisas similares a la que sus padres le regalaban todos los días, no eran como las de los jóvenes, cálidas y divertidas rebosantes de ternura. No, estas eran un reflejo de expectativa y de un prematuro orgullo. Si bien la hija del jefe no era capaz de identificar esto, ya sabia que de ella se esperaba mucho y con las constantes repeticiones de su padre entendía que su deber era guiar tal y como él, aunque generalmente estos pensamientos se escapaban de su mente tal y como el agua fluye a libre de donde se la ponga, se deslizaban velozmente para dar paso a la curiosidad.

Con una mirada ansiosa la joven corrió hasta la orilla justo donde sus pies deberían de tocar el agua salada, pero por algún motivo no lograba alcanzarla. Parecía un jueguito, aquel en el que tienes que perseguir a alguien, en este caso al océano, que llevando las de ganar hábilmente se arrimaba a la izquierda provocando que la ya no tan bebé le siguiese.

En ningún momento se le ocurrió pensar lo raro que era encontrar esa playa vacía, con las barcas al borde del agua aun con el pescado recién atrapado adentro, nunca pensó que fuera rara la conducta que mostraba el mar. ¿Quién podría culpar a es guerrera inocente por divertirse, por hacer lo que todos los niños deben. Quién siquiera podría culparla de no ser consiente de ello, qué niño lo sería? Ella estaba feliz, ignorante de que su vida estaba a punto de cambiar y de que era cuestión de un poco de tiempo.

—Bien, Moana ya hemos terminado aquí y es hora de ir a almorzar.

—Se le ha vuelto a escapar Jefe—dijo Kauri mientras reía no muy disimuladamente de la expresión desconcertada que mostraba la autoridad del lugar—Esa pequeña le sacara canas mas rápido aun de lo que usted le saco al Jefe Fale

—No lo dudo— sonrío nostalgicamente— Compadezco a mi padre por todo lo que le hice pasar. Bueno, yo iré a la playa larga seguramente se encuentra allí.

Con un gesto de despedida Tui se encamino a la playa más al sur de Motunui, cada vez que su hija se piraba se encontraba allí, siempre y cuando nadie se diera cuanta. Todos en el pueblo la querían como a su propia hija por lo que estaban pendientes de ella y de devolverla al lado de su padre en cuanto la veían vagar sola por la isla, todos menos su madre Tala, la anciana loca de la aldea por excelencia, ella siempre optaba por llevar a la pequeña a donde deseará, que siempre era a la orilla del agua... Aunque esto no pasaba mucho, esa niña tenia un don para escabullirse sin ser notada.

A pesar de la cansina situación Tui sonreía, estaba de muy buen humor y y no le faltaba mucho para llegar, aunque claro él no sabia que eso no serviría de nada.

—¡Nani!—Gritaron varias voces al unisono.

— ¡Perdón, lo siento!—Decía frenéticamente una adolescente que por andar de espaladas tropezándose con los cocos que acababan de caersele de la cesta casi choco el querido Jefe que rencien se topaba con ellas y con el desastre que les acompasaba— ¡Oh, Jefe perdón ya lo recojo todos!

— Descuida Nani, que tal si después de almorzar ayudas con el tejido; creo que te irá mejor con eso— este sonreía condescendientemente. Nani era una joven muy alegre y trabajadora, si bien algo torpe, siempre estaba buscando a quien ayudar.

—¡Sí, eso haré! ya me apuro Jefe.

—Ya Nani deja de entretenerle y pontea recoger le estas retazando jovencita— Recrimino calmadamente la tía de esta, una mujer de porte desgarbado y mirada amable—¿Esta buscando a Moana?— Se dirigió a Tui mientras recogía sus propios cocos al lado de las otras mujeres a todos se les habían caído sus cestas, yo diría que fueron un perfecto efecto domino.

—Sí, ya hace un rato que se desapare...—¡Mamá— Con expresiones alegres llegaron dos niños de entre ocho y diez años— Mira encontramos una estrella en Playa Larga!

Al escuchar esto Tui se abrió paso entre el "mar" de cocos para poder escuchar mejor.

—¿Cuantas veces debo decirles que no saquéis nada que no sean peces o caracolas del agua?— Kaula, la mujer en cuestión, tenia un ceño fruncido que se le hacia más gracioso que amenazador— No es una instrucción muy difícil de seguir

—Perdona mamá— Empezó el mayor con cara de arrepentido— Pero mírala, es tan bonita ¿podemos quedarnosla?— Continuo el menor.

— No lo creo, extrañaría mucho su casa, ¿no?— Interrumpió Tui con voz amable—Dijeron Playa Larga, eh. ¿De casualidad vieron a Moana por allí?

— No jefe, hemos estado todo el día allí y no la hemos visto

—¡Todo el día! les dije que fuesen ayudar a la abuela con la cosecha en la mañana.

Tui no era un hombre que se preocupara demasiado, hacia tan bien su rol que no daba espacio a accidentes dignos de preocupación,. Pero por primara vez en muchas lunas, estaba verdaderamente preocupado. Su hija solo iba a esa playa, siempre era esa y su madre nunca la llevaba a otra, siempre era la misma, siempre era Playa larga... Excepto una vez, cuando era mucho más pequeña y recien acababa de aprender a caminar de alguna manera llego a Roca Pez, la playa con más olas ubicada al otro lado de la isla. Todos los niños sabían que no debían acercarse, casi siempre estaba desierta no era un lugar muy agradable para pasar el rato. pero ¿qué consciencia tendría Moana de eso? Recordaría acaso que le dijo que no debía ir allí, siquiera le haría caso de recordarlo.

Por primera vez en años, ignoro un problema de sus súbditos y dando media vuelta se encamino al este de la isla, andando a paso rápido y con la mente ocupada en recordar cuando fue la ultima vez que vio a su primogénita, no noto que dos jóvenes recién entrado en los veinte eran reñidos por sus padres, la pareja en cuestionan eran Aisake y Ulani, los próximos en casarse eran pescadores que a esta hora debían de estar volviendo con la pesca del día pero que en lugar de cumplir con su labor se habían fugado a Roca Pez dejando un poco de la pesca de la mañana tirada en la barca.

Si tan solo hubiese dado una mirada o tan siquiera escuchado habría sabido que su hija no esta en Roca Pez y por una rápida deducción sabría que la única playa vacía a parte de la nombrada que a esta hora en la que los niños acababan de terminar sus labores y se dedicaban a jugara hasta ser llamados a comer es precisamente la de los Pescadores... Que se encuentra al otro lado de la isla.

Moana reía alegremente, sin pizca de molestia por las bromas que le jugaba el océano, este la hacia corretear al rededor de la barca evitando ser tocado y retándola a saltar para poder alcanzarle, llego un momento en el que se coloco tan alto que la niña al verse incapaz de tocarle opto por subirse a la barca. A duras penas logró su objetivo y toco el agua que ni lenta ni pendeja la empapo hasta los huesos y con lentitud empezó a arrastrar la barca hacia el océano sacándola de la orilla mientras que, con calma distraía a la niña dejándola jugar y meter sus manitas en el agua que se ubicaba sobre ella. En menos de un minuto estaba al borde del arrecife y Moana observaba el agua y la luz brillando en el interminable ente azul que se extendía al frente suyo, ella sabia que era lo mejor que le había pasado pero no sabia que su vida acababa de cambiar para siempre.

Muchísimas gracias por leer y ¡Feliz Año Nuevo!