Estoy escribiendo otros fics, pero la verdad está idea se metió en la cabeza e irremediablemente tuve que escribirlo. Ojala les guste, es mi primer fic en está sección y es de mi pareja favorita de los Teen Titans Starfire/Robin, adoro está pareja n.n
QUIERO ESTAR CONTIGO
Capitulo 1 Compromiso
Hace varios milenios, en un planeta azul, existía una cultura parecida a la nuestra. Dicho planeta estaba dividido en 60 reinos, algunos muy ricos, otros muy pobres, algunos gobernados por reyes sabios y magníficos y otros gobernados por tiranos.
En esa época era común que los soberanos casaran a sus hijos con el fin de establecer uniones políticas con otros reinos, eran matrimonios estratégicos en los que el amor no era frecuente.
-¡No pienso hacerlo! –grito la joven a todo pulmón.
-Pues no es de que quieras, es tu deber hacerlo –contracataco su madre.
-No puedo –discutió la joven totalmente fuera de sus casillas- y no quiero, por más que me insistas no lo voy a hacer.
-Entonces creo que tendré que decírselo a tu padre, Blackfire, y si a ese Reino se le ocurre hacernos la guerra, tú vas a ser la culpable.
-No seas tan dramática –reclamo la chica, de largos cabellos negros y ojos oscuros- ¿Por qué no puede hacerlo Starfire? ¿Por qué tiene que ser mi culpa?
-Porque la que está comprometida eres tú, no ella –aclaró su madre- tu hermana es aún joven para casarse.
-¡Por Dios! –exclamo exasperada- tiene 17 años, a su edad muchas mujeres del pueblo ya están casadas.
-Y también hay muchas que a los 19 años ya tienen dos hijos –ironizó su madre- y te comunico, querida, que tú ya los tienes. Además tu padre no lo ha autorizado.
-Sí, pero yo no quiero, Starfire…
-Ya basta Blackfire, -grito su madre, ya estaba harta del comportamiento de su hija mayor y era hora de que ésta entendiera que su matrimonio era irremediable- te vas a casar con el príncipe de la tierra, y punto final.
-Pero porque Starfire…
-Ya te dije que tu hermana es aún joven, y tu padre no ha autorizado ni siquiera su compromiso –replico su madre, cortando los reclamos de Blackfire-. En mi opinión, las dos ya están en edad de casarse, pero ya que eres la mayor es tu deber sellar el pacto de paz entre la Tierra y Tamaran. Entiende –prosiguió su madre un poco más calmada- a todos nos va a doler perderte –sobre todo a ella, ya que Blackfire era su preferida-, pero es importante que aseguremos el futuro de este reino.
-¿Y yo tengo que ser la que se sacrifique? ¿Por qué tengo que ser la ofrenda de paz? ¿Por qué no sacrifican a Starfire? –Blackfire seguía con sus reclamos, no quería ni pretendía casarse, a sus 19 años lo único que quería era ser libre, conocer otros lugares, gente y hombres, pero nada permanente.
-Ya te lo dije, eres la mayor y este compromiso está pactado desde que tenías 16 años, no me vengas con reclamos, sabías que este día llegaría, siempre lo has sabido.
-Por favor –suplicó Blackfire un poco más calmada, sabía que tenía que jugar bien sus cartas y parecer una histérica frente a su madre no le ayudaría en nada- no me hagas esto. Sabes perfectamente que nunca he querido hacerlo, mi lugar es aquí en Tamaran, no en la Tierra.
-Blackfire… tú también entiende –su madre suspiró cansada, estaba empezando a pensar que dado el enojo de la chica si esta se casaba con el príncipe de la Tierra más que asegurar la paz aseguraría una guerra.
-Madre te propongo algo –pidió Blackfire con tono elocuente, sabía envolver a su madre en todos sus caprichos y este no iba a ser la excepción- si convenzo a Starfire de que ella sea la que se case, ¿podré ser libre?
No le importaba sacrificar a su hermana, después de todo Starfire casi nunca le había negado nada y aunque a veces se llevaban un poco mal conocía de sobra a su hermana para saber que se apiadaría de ella y si era necesario la chantajearía un poco con lágrimas, Starfire era demasiado noble.
-Te conozco muy bien Blackfire y sé que no tardarás en convencer a Starfire, pero el problema no es ella, ya te dije que tu padre no ha autorizado su compromiso, aún.
-No es ningún problema, si lo convenzo también a él…
-Tienes una semana, en una semana cualquiera de las dos debe encontrase camino al Reino de la Tierra para la celebración de la boda –finalizó su madre, estaba cansada de los reclamos de su hija y comenzaba a pensar que sería mejor para ella y el reino perder a Starfire que a Blackfire, después de todo siempre le había parecido que a su hija menor le faltaba carácter.
Blackfire no necesitó más de dos días para convencer a Starfire, quien, a pesar de negarse al principio, aceptó después de que su hermana llorará con gran sentimiento frente a ella. Para convencer a su padre necesitó el resto de la semana.
Así como para su madre Blackfire era su favorita, la favorita del rey era su hija menor. De hermosos ojos esmeraldas y rojiza cabellera, Starfire era sumamente hermosa y a su belleza física se sumaban la gentileza de su carácter, su sensatez y sobre todo su simpatía e inocencia. Por eso su padre no quería perderla, apartarla de su lado era un dolor muy grande. No obstante, como monarca comprendía que dadas las personalidades de sus hijas, Starfire sería una mejor esposa para el joven príncipe de la Tierra que Blackfire y aunque a veces Star era indomable sabía comprender a la perfección la situación política y la necesidad de un aliado como el Reino de la Tierra.
Y ahí estaba Starfire, una semana después de la discusión entre su madre y su hermana, en un carruaje camino al castillo del Reino de la Tierra. La comitiva, acompañada de los mejores guardias de su padre, entre ellos un joven oficial que la pretendía, llamado Speedy, tardó 2 días en llegar al lejano reino.
La primera noche se alojaron en una posada a mitad de camino y cuando la princesa tamaraniana salió a dar un paseo nocturno fue interceptada por Speedy, quién la miró con tristeza. Por la cabeza del apuesto joven pelirrojo había cruzado más de una vez la idea de raptar a la chica, llevársela lejos, a otro reino y casarse con ella; pero era lo bastante listo para comprender que si hacía eso Starfire lo odiaría por siempre, ella había aceptado el matrimonio por ser lo más conveniente para la gente de Tamaran, y no lo amaba lo suficiente para poner en riesgo la paz y el prestigio de su reino y su padre.
Starfire le sonrió y le preguntó cuánto faltaba para llegar, a lo que él contesto que aproximadamente llegarían en la próxima puesta de sol, por lo que le recomendó dormir, la chica asintió y se retiro.
-Princesa –la llamó Speedy suavemente.
Starfire lo miró intrigada por lo que él iba a decirle, conocía los sentimientos del joven y en cierta forma lo quería, pero no lo amaba, de lo contrario jamás habría aceptado casarse con el príncipe de la Tierra.
El joven oficial se acercó lentamente a ella hasta que estuvo a menos de un palmo de distancia y la estrechó entre sus brazos. No quería perderla, pero era inevitable. Starfire también lo abrazó, él era el primer joven que la había cortejado, su primer pretendiente, lo conocía desde pequeña y seguramente sino estuviera comprometida habría terminado casada con él. Lentamente se separó de Speedy, no era correcto y si los encontraban seguramente se armaría un alborto.
-Buenas noches –murmuro Starfire mirándolo una última vez antes de dirigirse a su habitación.
El viaje transcurrió sin más accidentes o pretensiones y en el momento del atardecer siguiente Starfire contemplaba el hermoso jardín delantero del castillo del Reino de la Tierra, había algunas fuentes y un sinnúmero de flores que bordeaban el sendero por el que atravesaba su carruaje. Antes de que se diera cuenta bajo de la carroza ayudada por Speedy y atisbó, sin mucho asombro, el imponente castillo que se erguía ante ella, para entrar debía atravesar un largo corredor y subir por la escalinata principal.
Su bonito vestido lila ondeo alrededor de sus piernas al tiempo que ella subía la escalinata del brazo de Speedy, al que habían encomendado no marcharse hasta que la princesa estuviera instalada, al lado de la pareja iban algunos soldados tamaranianos. La boda se celebraría en una semana, pero antes tenía que conocer al rey y por supuesto al príncipe.
En la entrada la esperaban algunos soldados en dos filas que cruzaron sus espadas por encima de la cabeza de la princesa para formar un portal para que ella pasara, cosa que Starfire encontró un poco atemorizante. Más adelante se encontró con el comité de bienvenida, constituido por algunos oficiales, sus esposas y el rey.
El rey Bruno la recibió con un caluroso abrazó, le complacía enormemente la alianza con Tamaran y encontraba a Starfire encantadora y muy bella, a primera vista se dio cuenta de que era una joven con una educación excelente, culta e inteligente, pero sin presunción. Amablemente la condujo, de su brazo, hasta su habitación, quería que ella estuviera cómoda y la joven le manifestó con una sonrisa que la habitación era muy confortable.
Después de algunos minutos el rey se marcho y dejo a la tamaraniana en su habitación. Se alejo por el largo pasillo totalmente enojado, estaba furioso con su hijo, que había prometido estar ahí para recibir a la chica, pero como siempre, Robin hacía su voluntad, ya lo escucharía ese jovencito, tenía que aprender a controlarse, después de todo terminaría siendo el rey y se casaría con Starfire.
Starfire miró por el ventanal de su habitación el bosque que rodeaba el castillo, a lo lejos se atisbaba el pueblo y un lago. Suspiró, la verdad era que no quería casarse, pero no podía defraudar a su reino, ni a su padre. ¿Cómo es que se había dejado convencer por Blackfire? Observó su habitación, el tocador y el espejo, un enorme armario, un escritorio, un estante, un librero, una mesa para té con algunas butacas a juego, un cuarto de baño de mármol rosa y la espaciosa cama con dosel situada en medio de la habitación. Todo era grande y lujoso, los tonos blancos y rosados de la alfombra y la decoración le daban un aspecto muy femenino. Sin duda la habían preparado especialmente para una princesa, una princesa que tendría que casarse con el hijo del Rey Bruno, era irónico que ni siquiera sabía el nombre del príncipe.
Y corriendo en dirección al castillo, el príncipe Robin pensó lo mismo, era irónico y una estupidez no conocer el nombre de su futura esposa, después de todo, para él las cartas estaban echadas y había perdido el juego, tenía que casarse aunque no quería, justo como Starfire.
Ojala les haya gustado igual y todavía no hubo mucho R/S (Ni siquiera se conocen ¬.¬ u.u), pero en el prox. capi nuestros tórtolos comenzaran a recorrer el camino, juntos.
Prox. capitulo: Antifaz.
Hagan cara Hellman´s n.n
