Alone

Summary: un día normal despiertas, tu vida, da un giro de 360°, tus metas se terminan, todo cambia, todo por el dinero, se resume a quedarte simplemente sola.

Bella pov

Mi nombre es Isabella Swan, vivo con mi padre, un hombre solitario, con una adicción a las apuestas, las cuales normalmente no dan buenos resultados, mi madre, Renne murió cuando tenía solo 5 años de edad en una accidente automovilístico, aunque no la recuerdo mucho, en sus fotografías noto lo hermosa que era. Sobre mis abuelos no recuerdo mucho, los padres de Charlie, mi padre, lo abandonaron cuando decidió casarse con mi madre, en cambio los padres de Renne perdieron contacto con nosotros después del accidente.

- ¡Isabella¡ - era la voz de mi padre. – Tenemos que salir, date prisa- me quite las cobijas y me levante de la cama me acerque a la puerta la abrí de un tirón y grite – dame 10 minutos – mi padre se acercó a las escaleras, me miro y dijo – está bien – cerré la puerta, me acerque a mi closet y tome la ropa adecuada para ponerme en un día común, opte por una blusa azul claro, unos jeans y mis converse, alacié mi cabello lo más rápido que pude y salí a encontrarme con mi padre.

-Lista - dije mientras bajaba las escaleras, con una sonrisa animada, mi padre se encontraba recostado en un sillón viejo y descolorido – bueno, vámonos –dijo acercándose a la puerta mientras la habría para que yo saliera.

Nos subimos al coche y tomamos camino al centro comercial ya que anoche mi padre me comento que tenía un dinero extra con el cual deseaba hacer algunas compras, nuestra casa se encontraba a las afueras de la cuidad, así que tendríamos un largo transcurso hacia el centro comercial, me sentí algo somnolienta, pero algo capto mi atención, nos habíamos desviado del camino hacia un lugar que no tenía identificado.

-¿A dónde vamos?- pregunte algo confundida por el cambio de ruta. –Necesito terminar algunos pendientes-, fue su única contestación, algo no estaba bien, normalmente mi padre no era tan frio, lo observe por unos minutos, su cara parecía serena pero con algo de nerviosismo. Minutos más tarde estaciono el choche en una casa desolada, era grande pero con una fachada descuidada, tenía la pintura desgastada, el jardín tenía un árbol a la derecha el cual ya era más un tronco seco, el pasto con un color amarillento por su falta de agua, no se encontraba gente a los alrededores y mis nervios comenzaban a tomar efectos en mis manos, provocando que sudaran.

-¿Dónde estamos? –Pregunte algo nerviosa. –Acompáñame adentro, tengo que ver a alguien, tranquila no tardare -¿Qué hacia mi padre en un lugar como estos?, no quería entrar, esto no tenía una buena finta, pero tampoco quería estar afuera.

– Claro - dije un poco desaminada por su expresión, al entrar note que la casa tenía una sala con sillones viejos cubiertos con bolsas de plástico llenas de polvo, era como si nadie habitara aquí, a la izquierda se encontraba el comedor y la cocina, ambos con restos de comida vieja, la cual tenía un mal olor, a la derecha de la sala, había una puerta, y a su lado unas escaleras de madera descuidada llenas de polvo y con algunos escalones desgastados.

– Hija perdón – dijo mi padre con los ojos húmedos, extendió los brazos e intento abrazarme – padre, ¿Por qué lloras? no llores, no lo hagas – intente darle ánimos correspondiendo el abrazo – lo siento hija pero no lo podre evitar – dijo llorando y soltándome, alejándose cada vez mas de mi – ¿Porque padre?, ¿Por qué no lo puedes evitar? – Dije con mi cabeza muy llena de dudas y sin dejarla de mirarlo esperando respuestas.

– Es que hija yo sé que no debí de hacer esto pero fue porque perdí un juego y no sé cómo pagarlo – me dijo mi padre ya hundido en la lagrimas sin acercarse a mí.

- ¿Por qué? – lo dije ya gritando, un ruido capto mi atención, la puerta donde entramos se abrió y entro una persona, era un hombre, con un traje negro y elegante, de piel blanca y ojos azules, era atractivo, más en su cara no mostraba emociones, ¿Qué hacia un hombre como el en un lugar como este? – Padre ¿qué significa esto? –dije ya entrando en pánico.

–Lo siento hija, espero algún día puedas perdonarme- mi padre se acercó y me dio un abrazo era tierno y dulce – lo siento Isabella–fueron sus últimas palabras, dio la vuelta y se marchó sin mirar.

- ¡padre¡ ¡padre¡ regresa ¡por favor¡ ¡padre¡ - grite desesperada pero no me hiso caso el hombre de traje se me acerco y me tomo de la muñeca con bastante fuerza que me hiso gritar - ¡hay! – Dije intentado zafarme de su agarre - no grites si yo no te lo ordeno – me dijo, mirándome, note que sus pupilas se dilataron ante su profunda mirada.

– ¿Qué me hará? – Dije desesperada, mi mente estaba tan confundida que me era difícil expresar más palabras.

– No hables – dijo amenazándome, – ¡cállate!, si no quieres morir aunque no me conviene porque ahora me perteneces, tu padre, ese canalla, aposto a su propia hija por dinero – dijo mientras hacia una mueca y pasaba su mano por mi rostro, al sentir su rose me estremecí, su mano era fría - ¡que¡– dije alertada e intentando soltarme de él – si y gane, eres mía y si no te comportas, no sabes lo que soy capaz de hacerte –me tomo de ambos brazos y me empujó hacia adelante.

- ¿A dónde me lleva? – dije, alertándome y planteando mi ruta de escape de aquel lugar – a tu nuevo hogar – me dijo con sonrisa en su cara, humedeciendo con su lengua sus labios – A tu nuevo hogar– me asuste y comencé a sentir como todo me daba vueltas.

–Eres mía, tan joven y hermosa – me jalo aún más, estaba perdida, no tendría escapatoria, mis fuerzas se estaban agotando, me sentía débil, haber perdido a mi madre y ahora mi padre y solo por dinero, llegamos a un cuarto abrió la puerta y me dijo – este será tu cuarto junto con la otra y no saldrás de aquí si yo no te lo ordeno –me amenazo mientras se acercaba a la puerta.

–Está bien – fue lo único que mi garganta me permitió contestar, me aventó dentro del cuarto y encendió la luz, no te que había otra joven dentro, me acerque a ella pero se alejó. El cuarto era pequeño, en él se encontraban dos camas desgastadas, un mueble de madera la cual comenzaba a quebrarse por lo vieja una puerta y una pequeña ventana. El hombre azoto la puerta y note que se había retirado.

-Tranquila no te are nada – dije hablando tiernamente y acercándome hacia ella – ¡No!– me dijo frunciendo el ceño y alejándose más a de mí. Ella era delgada, de cabello negro y largo, el cual estaba recogido en una coleta, al notar sus prendas, me estremecí, eran desgastadas, unos pantalones más grandes que su talla, tenía una blusa sucia y sus zapatos eran unos tenis entre los cuales comenzaban a notarse sus dedos.

– Tranquila, no sé qué hago aquí, mi padre ha perdido una apuesta y yo era el premio, estoy tan frustrada como tú, me siento mareada, creo que voy a vomitar, no sé quién eres, pero creo que sería bueno si nos conocemos– le estire la mano para saludarla, me extendió su mano. –Alice Cullen, es mi nombre, y ¿el tuyo?- su voz era delicada y ladina, aunque con un tono de tristeza en ella. –Isabella Swan- conteste.

Me acerque a una de las camas tome asiento y espere a que ella me dijera algo, pero estaba tan nerviosa que no decía nada, solo me miraba, se puso de pie y note que se tambaleo, corrí hacia ella, la sostuve y pregunte.

-¿Que tienes? – Dije rápidamente cuando la vi, su rostro era pálido – pues veras estoy un poco débil ya que no me da mucho de comer – ¡William! Ese era su nombre pensé -¿Por qué?- pregunte pero ella no contesto, así que opte que sería mejor saber un poco más sobre el tal William –A qué se dedica William, Alice- Dirigió su mirada a mí, era triste y sus ojos parecían llorosos, era obvio que le dolía mencionarlo.

-El apuesta para ganar mujeres, siempre las conserva un día y luego las lleva a venderlas e inclusive a algunas las utiliza para bailar en clubs nocturnos o las obliga a prostituirse – Mi cara se congelo, o padre donde me habías dejado, estaba tan furiosa con él, como fue capaz de dejar a su hija en manos de un hombre como este.

-¿qué prostituirse? enserio – si – dijo frunciendo el ceño – y que va a hacer con nosotras – dije con una cara de susto – pues no lo sé normalmente a mí me utiliza para limpiar sus desastres de juego y todo lo que deja, pocas veces me da de comer, solo salgo de aquí cuando me necesita, regreso cuando termino.

Que hombre tan cruel como se atreve a hacerle eso a una mujer, tan solo pensar lo que me puede hacer a mi hace que me den nauseas. -Cuéntame ¿Cómo llegaste aquí? – dijo intentado cambiar el tema.

– bueno veras, mi familia como la recuerdo, era una familia adinerada, tengo 2 hermanos, sus nombres son Edward y Emmert, mi madre es una mujer encantadora, es doctora, recuerdo su mirada, tierna y llena de amor, mi padre en cambio, un hombre de negocios, es abogado, tiene su propia bufete, mis hermanos, lo último que supe de ellos era que estaban terminando sus estudios universitarios, yo soy la más pequeña de mi familia, estaba cursando mi primer año de universidad, mi vida era perfecta ¿Sabes? Estaba enamorada de un chico, su nombre es Jasper, era tierno y encantador conmigo, un día saliendo de la universidad me dirigí a mi casa, era tarde ya que me retarde por mi proyecto final, al salir de la escuela pedí un taxi, el chofer del taxi era William, le otorgue mi dirección y entre al coche, el me miro y me amenazo con un arma me quito mi bolso y mi teléfono, yo me asuste, quería gritar, pero mi garganta no me lo permitía, arranco el coche y me trajo aquí, el primer día pensé que no duraría mucho, mis padres me rescatarían, pero han pasado dos años y ya no espero que eso suceda-.

No sabía que opinar ante esta situación, como es que si sus padres tienen tanto dinero como ella menciona, no la han rescatado. -¡Que! 2 años- grite sorprendida como es que aún estaba aquí, William tiene que ser un hombre importante para evitar que la rescataran.

-Pues bella as notado que la vida da tantas vueltas y ambas tenemos historias diferentes yo llegué aquí y tú te trajo tu padre por causa del juego y ahora ya estamos juntas – dijo sin separar la vista de la pequeña ventana.

–Sí que lo son, pero veras que logremos escapar de aquí, ya lo veras – intente animarla pero no lo lograba –Sabes Isabella, yo tengo 2 años aquí y no lo he logrado, estoy perdiendo las esperanzas – comenzó a llorar – No llores, lo lograremos, tranquila - me acerque hacia ella y la habrase para intentar calmarla.

-Me tranquilizare te lo aseguro pero será mejor si me dejas por ahora ya que estoy recordando muchas cosas – me dijo alejándose de mí y recostándose en su cama.

-Está bien, no quiero presionarte– dije alejándome de ella y caminando hacia mi cama.

Me recosté en la cama, pensando sobre la situación del día de hoy, como puede ser que mi padre fuese capaz de hacerme esto a mí, su única hija, que va a ser de mi ahora, ya no veré a mis amigos, mis escuela, mi vida, mis ojos se pusieron llorosos, no sabía que me esperaba mañana, ni de lo que serían capaz de hacerme.

Al despertar note una ligera luz, que entraba por la pequeña ventana, mi cabeza dolía, dado que había llorado la noche anterior hasta quedarme dormida, me sentía en estado de shock por lo sucedido, tardaría un tiempo en superarlo, que sería de mi ahora, era lo único que me preguntaba.

Me quede en la cama pensando en todo y nada, la puerta se abrió de golpe y mire asustada hacia ella, era William.

-¡Despierta!- grito, mientras tocaba a Alice de una manera nada tierna. Alice abrió los ojos de golpe, lo miro pero no dijo nada, - Es tu día de suerte, hoy te iras de aquí, ¡Al fin! Me voy a librar de ti, ¿Y tú? Porque me miras, vamos ponte de pie, ¡Rápido!, es hora de irnos. Salió del cuarto sin cerrar la puerta, no sabía que hacer o decir, ayer me dijo que este era mi nuevo hogar y hoy dice que nos vamos. Mire a Alice, aún estaba somnolienta.

-Alice, ¿Sabes a dónde vamos?- pregunte, ella solo se limitó a encogerse de hombros y no contestar. Bajamos las escaleras, con cuidado por lo desgastadas que estaban, William se encontraba con el mismo traje de ayer, parado al lado de la sala, hablando por teléfono. –Bien, dile que voy para allá- contesto y guardo su teléfono en su bolsillo, - Dejen de mirarme, es hora de irnos-.

Caminamos hasta llegar a una camioneta, era negra con vidrios cromados, entramos y nos sentamos en los asientos traseros. – Es mejor que no intenten nada, por su bien y el mío- por su bien, a quien le interesa su bien, pensé con coraje.

Tomamos camino hacia un sendero que se encontraba cerca de la carretera, era de una manera escabrosa y me provocaba nervios en la piel, ¿A dónde nos lleva? Era lo mismo que me preguntaba en todo momento, ¿Qué sería de mi ahora?, nos estacionamos cerca de una casa muy diferente a donde había pasado la noche, está en cambio tenía un jardín grande y espacioso lleno de árboles, con un gran estacionamiento, una entrada con unos escalones y la planta alta tenía un gran balcón, la diferencia más pronunciada era que esta casa estaba llena de seguridad, nos detuvimos en la entrada principal de la casa y William toco la puerta. La cual se abrió, nos recibió una joven, de tés pequeña pero con un rostro bien definido, su cabello era rubio y tenía un cuerpo espectacular.

-¿a dónde nos lleva? – pregunte un poco alertada por lo que sucedería pero tal parece que no me escucho. Se escucharon unos pasos provenientes de las escaleras, la casa era igual de elegante. Algo capto mi atención, era un señor, alto, de piel blanca y cabello negro, tenía unos ojos negros, profundos como la noche. Su mirada era intimidante.

-Bien creo que cumpliste tu trabajo – menciono el señor con una sonrisa en su rostro –como lo pidió señor –dijo William su voz sonaba de que estaba nervioso.

-¿Cuántas veces tengo que decirlo? no me digas señor dime Emmer Harisson– dijo amenazándolo –bueno William creo que as cumplido bien tu trabajo tu cheque te lo dará la joven que está en la puerta – dijo señalando a la joven que estaba parada en la puerta – bien me voy ya no tengo nada que hacer aquí.

William se retiró y Emmer creo que ese era su nombre nos vio con una cara un tanto extraña, escuche un golpe en la puerta, William se había retirado, al fin no sabría más de él pero ese no era el problema ahora, el problema era ¿Qué sucedería ahora? No dude en decirlo cuando Emmer hablo.

-Vengan síganme, -Me presento, soy Emmer, ella es mi ayudante, Claire, les daré una breve explicación de lo que va a suceder, ustedes ahora son de mi pertenencia y van a estar a mi disposición por los días siguientes hasta que encuentre un comprador para ustedes, Claire, por favor llévalas a su habitación. Alice y yo nos miramos con caras de un poco confusas pero seguimos a Claire, cuando llegamos a una puerta la abrió y había dos camas individuales, una pequeña puerta, Claire nos dio el recorrido hasta la puerta, la abrió, dentro se encontraba un pequeño baño con otra puerta la cual era un closet pequeño.

-Está bien– dijimos las dos con un hilo de voz. – Claire se retiró y Alice y yo nos sentimos más relajadas al momento.

-Alice, ¿Te das cuenta de lo que pasa?, nos van a vender a alguien más, Alice tengo miedo, que tal si nos separan, sé que tengo solo un día de conocerte, pero eres la única persona con la que puedo contar, no tengo a nadie Alice, solo tu- Alice me miro y por un momento vi que quería abrazarme, pero no lo hizo, sé que aún no se siente cómoda conmigo.

-Tranquila Isabella, saldremos de esta- Fueron sus únicas palabras.

Me recosté en la cama, aun aturdida por la situación, como puede cambiar todo en un momento tan pequeño, seguía sin analizar lo que sucedió, como puede ser que mi padre me hiciera tanto daño, ahora que voy a hacer, mi vida era no era perfecta como la de Alice, pero estaba conforme con ella, tan solo me faltaba un año para culminar mis estudios universitarios en medicina, ¿Y ahora?, ya no tendría la oportunidad de cumplir mis expectativas. Fue un día muy ajetreado, necesitaba relajarme, me levante de la cama y decidí tomar una ducha para despejar mi mente. El agua tibia me fue de gran ayuda, relaje mis músculos, Salí de la ducha, tome una toalla que estaba en el closet, al abrirlo me lleve una gran sorpresa, dentro de él se encontraban todo tipo de prendas, de diferentes tallas y colores, ¿Cómo es que si vende a las mujeres puede tener tantos cuidados para ellas?, tome unos jeans, una blusa color beige con cuello en V y Salí a encontrarme con Alice. Ella me miro y su cara se congelo.

-¿Dónde has sacado eso?- Dijo señalando la ropa nueva, -Estaba dentro del closet, supongo que es para nuestro uso, si no ¿Por qué esta ay?- Alice salió de un brinco de la cama y tomo dirección al baño, entro al closet y su cara fue indescriptible, era feliz.

-Isabella, esto no es tan malo, tanta ropa y solo para nosotras-, Dijo tomando un vestido color azul, con un escote pronunciado en la espalda y lo suficiente corto para delatar las piernas. –Alice, será mejor que no te emociones con estas prendas, recuerda que estaremos poco tiempo aquí- Dije sonando razonable ante la situación, pero evitando que se disgustara por no dejarla disfrutar de este momento, por cierto Alice, deja de decirme Isabella, solo dime Bella- le dije con una sonrisa en mi rostro.

Me acerque a mi cama y me recosté a esperar alguna noticia de Emmer, debido a que tenía temor de salir los guardias podrían verme y no quería más problemas, no por ahora. Sentí como el sueño me consumía.

Alice pov

Cuando volvería a ver a mi familia, los extrañaba, extrañaba esos malos chistes de Emmet y la madures de Edward, mi madre, mi pobre madre, la extrañaba demasiado, mis parpados comenzaron a sentirse pesados, el sueño me estaba consumiendo.

-¡Ayúdenme por favor, ¿A dónde me lleva?, por favor le daré todo lo que me pida, ¡Bájeme!- Gritaba con pánico en todo mi ser, pero no daba resultado alguno, me alejaba de todo, -¡Cállate!- sentí un golpe sobre mi cabeza.

Me desperté exaltada y sudorosa, era otra pesadilla, cuanto tiempo me seguirían esas pesadillas, no volvería a ver a mi familia.

Me levante de la cama y me dirigí al baño a tomar una ducha, observe la cama de Bella, ella seguía durmiendo, no era mala chica, aunque su situación no era la misma que la mía, tenía que estar con ella, nunca conseguiría escaparme de todo esto yo sola. Entre al baño y tome un ducha, tenía tanto que no tomaba una, fue gloria para mi cuerpo. Tome unos jeans de color negro y una blusa blanca de tirante grueso. Salí del baño y observe que Bella seguía durmiendo, tocaron a la puerta. –Adelante- Conteste, la puerta se abrió, era Claire.

-Despiértala por favor, no queremos que Emmer se dé cuenta que sigue dormida, se meterá en problemas, las espero en 10 minutos en la cocina, Emmer quiere hablar con ustedes- Se retiró y cerró la puerta, me dirigí a la cama de Bella y la desperté.

Bella pov

-Bella, Bella, Bella despierta,- Abrí los ojos y me di cuenta que era la voz de Alice, estaba sentada al costado mío, su cabello estaba húmedo, -¿Qué pasa?- pregunte aun somnolienta. –Emmer no quiere abajo en 10 minutos, quiere hablar con nosotras, será mejor que te levantes ahora- Me levante rápidamente de la cama, entre al baño y tome otra ducha rápida, solo para mi cuerpo, necesitaba relajarme antes de enfrentarme a la realidad.

Bajamos rápidamente las escaleras, Emmer se encontraba parado con un traje negro y una camiseta blanca, estaba hablando por teléfono, se percató de nuestra presencia y señalo sin hacer ruido alguno la cocina, ambas caminamos hacia ella. Dentro estaba Claire, preparando el desayuno, en la barra se encontraba un tazón con fruta, habían dos platos, cada uno con un huevo y beicon a sus lados, ¿Serán para nosotros?, comida, era lo que necesitaba en estos momentos.

-Siéntense- Era la voz de Emmer a mis espaldas, - Necesito que estén presentables, esta noche vamos a ir a visitar a un cliente, un importante cliente, tienen suficiente ropa en su closet para escoger, necesito que tomen algo seductor, espero deshacerme de ustedes hoy mismo, llegara nueva mercancía y ya no quiero tenerlas aquí para entonces-. ¿Qué?, otro hombre en tan solo un día, ¿Quién será ese cliente tan importante que quiere que visitemos?, espero este sea menos intimidante que Emmer, me estoy comenzando a cansar de los tratos que tienen ellos hacia nosotras. Tome mi desayuno aun con temor. -¡Coman!- fueron las únicas palabras de Emmer. Me dedique a terminar mi desayuno, me esperaba un largo día.