Deseos compartidos

Notas de la autora: Pues eso, que nada me pertenece a mí, sino a George Lucas.

Lady Flame, aquí tienes el prólogo del fic que te prometí. Es cortito, pero ya me conoces, el resto de capítulos no lo serán.


Prólogo

Coruscant

Luke miró la puerta del apartamento con aprehensión. ¿Cómo Siths se había metido en aquel lío?

Él sólo había querido ayudar a una amiga, una buena amiga, a hacer realidad uno de sus más secretos deseos. Pero cuando había accedido a ello, había supuesto que todo sería algo más "aséptico", que requeriría por su parte una participación algo menos personal.

Aunque si era sincero consigo mismo, también había aceptado por él. Para hacer realidad uno de sus, quizás no tan secretos, deseos. Un deseo que había ido creciendo en su interior lenta, pero inexorablemente, desde Endor y que, últimamente, había llegado a pensar que jamás se haría realidad. Por eso, cuando su amiga le había hecho la propuesta, no había tardado ni un día en darle su respuesta.

Sin embargo, nunca esperó que aquello ocurriese en su apartamento. Y cuando intentó mostrarle sus reticencias, ella se había reído y le había preguntado si tenía miedo. No había sido una risa burlona, sino retadora y, él no había podido evitar caer voluntariamente en la trampa que ella le había tendido con sus palabras y contestarle que no.

-Demuéstralo entonces- le había desafiado ella. -Pasado mañana en mi apartamento a las 2100.

Ella sabía siempre como vencerle en sus constantes enfrentamientos verbales. Y, aunque generalmente no le importaba que ella le ganara, en esta ocasión se sentía frustrado y sí, algo asustado. Aunque esto último era algo que jamás reconocería ante ella.

Así que aquí estaba hoy, de pie, mirando a la puerta, con una botella de whisky correlliano que Han le había recomendado y sin atreverse a llamar. Se sentía estúpido, pero no era capaz de decidir si dar media vuelta y marcharse o llamar a la puerta y cumplir su promesa.

Se dio la vuelta para marcharse por enésima vez. Pero en cuanto oyó una voz femenina a su espalda, se dio cuenta que antes no se había sentido nada estúpido comparado con ese momento.

-¿Te vas a quedar ahí toda la noche, granjero?