Un día para recordar

Capítulo 1 - Alegrías y desagrados

Besó con cariño a la paloma y alzándola con fuerza al aire, el ave salió volando para alejarse de ella y llegar a su destino. Le despidió con más cariño y frotándose las manos con más énfasis, desvió su mirada hacía un lado para ver como había más palomas encerradas en las jaulas y todas ellas llevaban un papel atado en la pata. Sus ojos se llenaron de virutas de alegría y abriendo los brazos, obtuvo con más fuerza el aire que la impulsaba a seguir viviendo. Dio dos pasos hacía atrás y se fue directa hacía ahí.

Era el momento de una reunión de amigos o mejor dicho, de ex-compañeros de batallas, enemigos potenciales y antiguos amores del pasado.

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Los papeles habían salido volando de la mesa por culpa de su ataque de rabia, al haber estrellado con fuerza sus puños y todo el trabajo que había echo su subordinado había quedado reducido a la nada. Se sentó con rabia en su silla y se cruzó de brazos, resopló y girándose clavó sus ojos en el calendario que estaba clavado en la pared. Y en ningún momento se fijo como el rostro de su subordinado comenzaba a aparecer por el borde de la mesa, primero fueron sus cabellos y detrás de ellos, aparecían sus ojos y en donde se podía leer el fastidio y la desesperación por ese acto.

Suspiró con rabia y se paso la mano por su cabeza, definitivamente estaba de muy mal humor.

-¡¿Por qué?!..-soltó al poner morros.

Enarcó una ceja mientras notaba como un tic comenzaba a devorarlo con fuerza. Cerró los ojos y apoyó su cabeza en el respaldo de la silla.

-Estoy de mal humor..-soltó con rabia.

-¿Enserio?¡no me había dado cuenta!..-exclamó con sarcasmo al quedarse enfrente de su jefazo, se cruzó de brazos y curvando sus labios..-no tienes que pagarlo conmigo.

Su rostro tembló ante esta acusación y suspirando con resignación, volvió a pasarse la mano su por cara.

-Lo sé..-verificó ante la sorpresa de su subordinado..-pero es que este día me pone de mal humor, no me gusta y encima..-se mordió los labios mientras el tic se iba haciendo más pronunciado..-ella quiere que se celebre, ¡maldita sea todo esto!.

Cho sonrió al escuchar el tono de su voz y cogiendo una silla la acercó a su jefazo. Le cogió la mano con dulzura y con chiribitas en los ojos, eso si, ante este gesto el rostro de Saito se había vuelto azulado.

-Es navidad y es normal que a alguien tan amargado como tú no le gusta..-dijo sin consideración..-son fechas para ser bueno y tú eres más malo que un demonio y sobretodo para pasar estas fiestas con la familia y tu quieres que tu familia desaparezca de la faz de la tierra..aunque..-alzó un dedo con humor..-Tokito es la única que consigue pararte los pies.

El Lobo se mordió los labios y apartando con brusquedad la mano de ese agarre, giró su silla para darle la espalda a su empleado. No hacía falta escuchar la verdad saliendo de esos labios tan estúpidos. Él odiaba la navidad, odiaba todo ese maldito rollo de felicidad y estaba convencido que habrían más como él, se cruzó de brazos y con su pie comenzó a golpear el suelo. Estaba de muy mal humor y seguir hablando del tema no iba a solucionar el asunto, si no, todo lo contrario, lo empeoraría.

Cho encogió los hombros y levantándose de la silla, comenzó a dar la vuelta a la mesa para encontrar el rostro de su jefazo, aunque no tuviera familia quería tener vacaciones y disfrutar de la soledad que había por esa causa, sus ojos se humedecieron al recordar que nuevamente pasaría unas fiestas vacías y comiendo solo. En definitiva que la única compañía que tendría seria a él mismo y se aburría mucho. Suspiró con desgracia ante este echo y se rasgó los ojos para quitarse las lágrimas que estaban brotando de ahí.

Se detuvo enfrente de su jefazo y cruzándose de brazos.

-Actúa como un niño pequeño..-sentenció..-tendría que estar alegre, usted estará acompañado y yo...-dos enormes llágrimas salieron de sus ojos..-estaré más solo que la una, ¡que injusticia!.

Pero la expresión del Lobo no se detuvo ante esa confesión tan lastimera y sentándose con más desgana, siguió enfuscado en su rabia por ese día. El suspiró de Cho ante esa actitud fue lo único que se escuchó en el silencio incómodo de la oficina, pero un leve aleteo en la ventana y el golpe en los cristales, consiguieron llamar levemente la atención del Lobo.

-Como sean otra vez esos niños, te prometo que me haré una bufanda con sus entrañas..-sentenció fríamente Cho..-estoy hasta las narices que se rían de mi cuando les regaño..-se fue hacía la ventana con los brazos cruzados y con el tic del enfado en su rostro se plantó enfrente de ahí, pero para fastidio suyo, comprobó que no había nadie en la calle..-¡serán cobardes! se han escondido como ratas que son..-abrió la ventana con más rabia y ante ese camino libre, algo entró con velocidad para detenerse encima de su cabello.

Escuchó el gruñido de Saito y sintió como había algo encima de su cabello, levantó sus manos y consiguió la bienvenida del animal. Un picotazo con ganas.

-¡Ay!..-exclamó adolorido al chupar su dedo..-¡dichosa ave, como te pille te despellejaré y te comeré para navidad!.

-No seas iluso..-dijo Saito al cerrar los ojos.

El ave se alejó del cabello de Cho y se detuvo en la mesa del Lobo, ante este movimiento el policía abrió un ojo para ver como había un papel en la pata del animal, se movió con sigilo y cogiendo al ave le quitó el papel, ante la curiosidad reflejada en el rostro de su subornidado. Desenrolló el papel y leyéndolo atentamente, su rostro comenzó a cambiar de enfado al pálido, se paso una mano por su frente y tragó compulsivamente saliva. Ante esta acción Cho sintió pánico, jamás había visto a su jefe actuar de esa manera y seguro que la carta era la culpable de esta transformación, vio como el papel caía de sus manos y se quedaba más petrificado que antes..

Alargó su mano y cogiendo el papel con terror.

-¡Dios,¿qué ocurre Saito?!..-pasó su mano por delante del rostro del policia..-¡está más blanco que un muerto,¿qué le han dicho?!.

Pero no obtuvo la respuesta del Lobo y clavando su vista en la carta, comenzó a leer con interés. Su rostro iba del terror a la sorpresa y después a la alegría, alzó su rostro al cielo y estrellando el papel contra su pecho, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas ante este acontecimiento único, su garganta se había cerrado ante este mensaje y no podía articular palabra alguna.

Pero de lo que estaba más seguro, es que la felicidad le embargaba con fuerza e ilusión. Por fin iba a pasar un día maravilloso.

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La calle estaba bastante concurrida enfrente del Aoiya y en las puertas del restaurante, se encontraba alguien respetado por algunos o ignorado por otros, se frotaba las manos cada vez que alguna jovencita pasaba por su lado, sus babas salían y en muchas ocasiones debía pasarse el dorso de su manga por sus labios para apartar esa imagen de viejo lujurioso y pervertido, no era buena imagen para su negocio. Aunque luego podía ser amable con ellas e invitarlas a una cena de primerísima clase con el mejor casanovas de Kyoto.

Sonreía antes estos pensamientos y su rostro cambiaba a uno más psicótico. Y por culpa de estar divagando por su mente tan calenturienta, no escuchó como la puerta se abría bruscamente y del interior salía el palo de una escoba que acababa estrellada contra su cabeza. para poder conseguir su objetivo...dejarlo K.O.

Se llevó ambas manos a su cintura y le miro con rabia, con rencor...con miles de sentimientos negativos.

-¡Okina deja de hacer eso!..-exclamó la voz con más fuerza.

El anciano desvió su mirada apenada hacía la fuente de su vida y con lágrimas de cocodrilo, se colocó una mano en su cabeza.

-Terroncito de azúcar bañado en chocolate..-soltó con vulgaridad ante la repulsión de la Okashira..-solo estaba dando mensajes a todos los transeúntes para que viniera al restaurante.

-¡¿Te crees qué soy tonta?!..-soltó más molesta..-¡estabas haciendo cochinadas!..-se llevó un dedo a su ojo y señalándoselo..-te he visto con mi ojo de lince, sé lo que estabas haciendo y por ese motivo asustas a la clientela..-vio como su abuelo del alma se sentaba en el suelo y juntando sus dos deditos le miraba con cara de cordero degollado..-¡no me vas a apaciguar con es tono lastimero!

Levantó su rostro con más pesadumbre y soltó un "snif" con más fuerza para derrotar el armazón de su niñita. La Okashira cerró los ojos como un intento vago de impedir su transformación, pero suspiró con resignación al saber que su tono lastimero de cordero degollado, había dado resultado y había suavizado su semblante.

-¡Biennn!..-gritó Okina con ilusión.

-Pero debes portarte bien..-le advirtió con frustración por la victoria del anciano.

Okina asintió y se tiró hacía ella para abrazarla con fuerza. La quería tanto que no podía vivir sin su pequeña renacuaja y estrellando su rostro reseco contra la piel suave de su nieta, comenzó a masajearla con más tortura. La ninja intentaba separarse de ese ataque mortífero pero el agarre estaba siendo muy complicado y la tenía inutilizada.

Un pequeño golpe consiguió llamar la atención del anciano y desviando su mirada hacía su hombro, vio la "cagada" de alguien ajeno a esa demostración de cariño familiar, se mordió los labios y alzando su vista al cielo vio como había una paloma plantada en el techo de su hogar, curvó sus labios con desgana y separándose del agarre, gruñó con asco ante esta acción.

-¡Maldito bicho emplumado!..-sentenció con rudeza..-¡se ha cagado encima mía!.

Misao sonrió y llamándole suavemente, el ave bajó hasta su mano. Le acarició con cariño y protección, ante un ataque de venganza por parte de su abuelo.

-¡Okina lleva una nota!..-exclamó con sorpresa la Okashira..-¿De quién será?.

-De una admiradora mía..-dijo al cruzarse de brazos y asentir a su gran idea..-me envían poemas de muchas formas.

La ninja entrecerró su mirada ante este comentario y desenrollando el papel, comenzó a leerlo con atención y curiosidad.

-¡SIIIII!..-gritó Misao al comenzar a dar saltos con energía..-¡FIESTA, FIESTA!.

Okina alzó una ceja confuso y quitándole el papel de las manos, leyó con atención su contenido y sonriendo con ilusión, comenzó a imitar a su nieta.

-¡FIESTA, FIESTA Y CHICAS!.

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Acarició con cariño el ave que tenía entre sus manos y elevando sus brazos, hizo un movimiento para liberarlo y dejar que volará en completa libertad, abrió la nota que llevaba y sonriendo con más dulzura, asintió a las palabras que había escrito en su interior.

-Me parece muy buena idea..-comentó con suavidad..-es el momento ideal.

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Bostezó ruidosamente e incorporándose de su futón y con ello, provocó el movimiento de toda la basura que rodeaba a su zona de descanso. Se estiró y abrió la boca, gimió con desgana y rascándose la espalda, desvió sus ojos al ver como un ave estaba picoteando las sobras de una de sus comidas pasadas. Arrugó la nariz al verlo y al momento alzó sus ojos con curiosidad al ver un papel enrollado en su pata.

Se estiró con pesadez y agarrando con brusquedad al animal, le quitó el papel para leerlo, no sin antes bostezar y aventajar el ruido que provocaba como si tuviera un oso en su interior. Estiró el papel y lo leyó con desgana.

Y con rabia lo apartó de su rostro, lo arrugó con rabia y mordiéndose los labios, supo que su mirada se había vuelto más maléfica.

-¡Traidora!..-exclamó furioso..-¡maldita Kaoru!...-apretó el papel para transformarlo en una bola..-¡lo ha preparado todo sin contar conmigo!.

Continuará

Holas. La verdad es que no tenía pensado hacer una fic nuevo hasta que finalizará algunos, pero he pensado..¡¿por qué no?!, además en estas fechas, me va a venir bien esta idea.

Disfruten de este fic por que vuelve el KENSHIN-GUMI al completo.