Flash Back
Después de dejar a Rangiku inconsciente en la terraza de aquel edificio, se dirigió con determinación hacia donde Sozuke Aizen se encontraba… su corazón latía desenfrenado en un ritmo que oscilaba entre miedo y excitación; por fin podría poner fin a esta agonía.
Llegó y lo vio con su actitud calmada y prepotente como siempre, unos chicos de instituto se encontraban un poco más adelante, y al parecer Aizen se proponía matarlos.
—Déjeme hacerlo por usted taichou— Dijo mirando con malicia a los jóvenes quienes ya huían desesperados ante aquella situación. Sozuke Aizen se sintió extraño ¿acaso su aprendiz lo estaba inquietando?
—Gin…— Fue lo único que atinó a decir antes de ser brutalmente apuñalado por Kamishini no Yari. —Tonto… ¿en verdad crees que esto es suficiente para matarme? — Hablaba entrecortadamente ahogándose con su propia sangre.
—Tal vez no pero esto quizás si taichou… — Su sonrisa se tornó mas sádica. —Mata, Kamishini no Yari—
Inmediatamente las células del cuerpo del hombre que quería ser Dios empezaron a degenerarse, producto del veneno de la zanpakuto de Gin.
—Maldit…— Antes de que Aizen pudiera seguir hablando el hombre del pelo color plata lo atravesó una vez más, esta vez en la cabeza.
—Por si las dudas no quiera morirse tan fácil mi querido taichou…— Así envainó su zanpakuto, satisfecho… todo rastro de la existencia de ese monstruo se había borrado; había cumplido su propósito… pero ¿Dónde estaba el Hougyouku?
Fin del Flash Back
—"Duele… duele mucho…"— Pensó, no podía ver claramente donde estaba, solo vislumbraba una intensa luz y siluetas distantes y un fuerte, muy fuerte, dolor de cabeza; ¿Serà esto el cielo o simplemente una resaca?
—"¿Señor Ichimaru?" — ¿Alguien lo estaba llamando? Esperen, conocía esa voz, esas luces y ese aroma a medicamentos… El estaba siendo atendido en el Escuadrón Cuatro por su Capitana… El estaba en el Sereitei.
Se encontraba aún tumbado en la cama, con vendajes en el pecho y algunos en su frente, la Capitana Retsu Unohana lo miraba con su habitual calma; aunque muy en el fondo se podían ver dos ojos analíticos y a la defensiva por el sospechoso paciente que le había tocado atender.
—¿Cómo se siente Capitán Ichimaru? — Pregunto con una sonrisa, él no se había percatado hasta ahora de que el mismo no estaba sonriendo, inmediatamente su sonrisa zorruna surcó sus labios.
—Muy bien Capitana; yo…— La sonrisa se esfumó nuevamente. —Yo no se como ex…—
—Usted no me debe explicaciones a mi Ichimaru, se las debe al Comandante General. — Dijo Unohana seriamente; se levantó de su silla y disponiéndose a salir le dedico una última mirada. —Y tal vez también a Rangiku-san. —
Era verdad, las palabras de la capitana de la Cuarta División fueron como un balde de agua helada despertàndolo de un largo sueño. Todos estos años jugó a ser el héroe, todos estos años el fue el héroe... pero se olvidó de su parte humana, su verdadero yo que ahora dada finalizada su misión de héroe empezaba a surgir nuevamente.
—"Mi pobre Rangiku ¿seguirás pensando en mi?"—
