Cuentan las leyendas... que el sufrimiento más grande… es perder a quien amas.

¿Lo vamos a abandonar?

Capítulo 1: no puedo vivir sin ti

¿Lo vamos a abandonar a su suerte?

Nada parecía real, un sueño de un derrumbe, su mundo quemado por una sombra perdida... no quería que fuese real.

Los pasos se perdían en un bosque inundado por la lluvia, su llanto y respiración se perdían entre la música generada por las gotas al chocar con las hojas de los árboles. Una chica se perdía en lo profundo del sendero, su único deseo era correr, dejar todo atrás, que nada hubiese ocurrido, pero a la vez la ahogaba el deseó de caer al suelo y rendirse, solo quería dejar de existir.

"¡basta, por favor!" Gritaba entre llanto.

Su vestido blanco ya había perdido su color entre el barro y su sangre, su cabellera dorada opacada, y sus ojos, que alguna vez fueron azules, ahora estaban teñidos al rojo de tanto llorar, su destrozada aura escondía a la princesa que una vez fue, o la princesa que nunca quiso ser.

"Vamos Zelda, siga el paso" le animaba su acompañante, que la llevaba tomaba de la mano, corriendo delante suya.

"Impa... por favor..." decía la muchacha.

De un momento a otro, la chica cayó al suelo por chocar con un tronco caído, con su mano apretaba una herida en su costado y con la otra luchaba por levantarse. Las gotas de agua ya no se sentían sobre sus hombros y espalda, el frio la tenía abrazada totalmente.

"Mi princesa" le apoyó su servidora "no caiga derrotada".

"Impa" le miró con la cara empañada en lágrimas "¡todo está perdido! No fui capaz de hacer nada, ¡de nada!".

La Sheikah solo calló.

"Ahora todo ha caído, mi familia... mis amigos... link... todos" decía la chica "no fui capaz de plantar cara" En sus ojos se reflejaban sus sentimientos "Todos se sacrificaron por mi... mipha, Daruk, Revali y Urbosa... ¡¿Y qué les di a cambio?! ¡Una muerte cruel!".

El corazón se paraliza con tal grito, pero nadie puede sentir el sentimiento que zelda tiene ahora.

El silencio se apoderó de la escena, la lluvia dejó de sonar, el viento se calló, dejando solo el murmullo de los espíritus que, de una u otra forma seguían ahí.

"Link está allí en el castillo luchando hasta su ultimo respiro" dijo con el corazón apretado "no se siquiera si sigue vivo, lo deje a su suerte... muere por mi... y yo no fui capaz de apoyarle u orar por él, ¡yo debería estar muriendo, no él!".

"¡zelda!" La encaró Impa "no diga eso... piense en lo que dijo el muchacho...".

En ese momento zelda casi puede escuchar la voz del chico a través de los labios de la mujer

"vive un nuevo día por mí ¿puedes?"

La espada resplandecía al filo de romperse, las ropas verdes habían cambiado a un tono carmesí, el brazo fracturado del muchacho luchaba por sostener el escudo roto, intentando protegerse. Sus pies no podían con la fatiga, y su cuerpo fallecía sin fuerzas, pero sus ojos no dejaban esa mirada de profunda determinación, los cimientos del palacio se estremecían con la voz del joven, y su enemigo, una sombra que tomaba forma sin definir, reía ante su victoria detrás del velo de una figura no humana.

Antes de darle su estocada final, le preguntó al chico "¿cuánto tiempo, en cuantas vidas pelearás antes de rendirte?".

"Solo... Cuando mi alma no tenga razones por las que luchar" dijo con una mueca de risa.

"Pues yo te las quitaré... el alma de la diosa será finalmente mía".

"Sobre mi cadáver".

"Así sea" levantando su mandoble y dejándolo caer.

Los ojos de la chica se abrieron súbitamente, se ahogaba con su respiración entrecorta y el sudor le empapaba el rostro; era el mismo sueño que las otras noches, era demasiado real, le daba miedo. Ya calmada vio a su alrededor, la luz de la madrugada no ayudaba, pero podía distinguir el techo gris de la tienda de campaña, e Impa, sentada en la entrada, tenía los ojos fijados en la lejanía.

"¿el mismo sueño?" rompió su silencio la Sheikah.

"si, no me deja de atormentar" respondió la muchacha.

"¿una visión?".

"no quiero averiguarlo" respondió seria. ¿Alma de la diosa? ¿Vidas por luchar? El sueño la tenía muy confundida

La Sheikah se levantó, no se le notaban las noches en vela que llevaba vigilando, los ojos rojos de la mujer eran impenetrables, dos espejos carmesí que vigilan el horizonte.

"deberemos partir en poco tiempo, aún nos quedan 50 kilómetros para llegar a Kakariko" dijo la Sheikah a la joven.

"¿Kakariko, no crees que ya haya caído?".

"Por lo menos debemos ir a investigar, no es mejor que quedarnos 2 semanas más en la selva, el clan Yiga puede aparecer en cualquier momento, no seré suficiente contra muchos más".

"entonces vamos" dijo la muchacha antes de cambiarse.

Ya no llevaba la túnica destrozada, ahora vestía una camiseta de hombre, pantalones y botas desgastadas, todas sacadas de los escombros de la caballeriza cercana, intentaba mantener un falso optimismo, dejar de pensar en todo era lo mejor que podía hacer.

Eran las 5 de la mañana cuando partieron, la caminata a través de los montes y pequeños valles era una lucha tremenda; las botas dañaban los pies de Zelda, 3 semanas habían pasado, y ya veía el pasado tan lejano, no extrañaba las comodidades, solo quería sentirse a salvo.

"No se han visto guardianes últimamente" dijo la chica al subir una colina, "es probable que se mantengan en los caminos y las praderas".

"Será mejor mantenerse alerta" le contestó Impa

Ningún ave se escuchaba, el reino estaba sumido en un letargo extraño, una clama entre tempestades. La caminata no paró jamás, horas y horas pasaban, su velocidad nunca cambiaba; "quiere disimular" pensaba Impa sobre Zelda "no se queja, no quiere sentirse inútil... pobre muchacha".

Al llegar a los picos gemelos, las viajeras encontraron su primera duda: ¿rodear o atravesar? El ambiente era extraño en esos parajes

"Si vamos al norte" dijo Impa "podremos cruzar a través de las colinas hasta llegar a la ciudad"

"Pero eso nos llevaría demasiado cerca de la pradera" le afirmó Zelda

El viento traía murmullos inteligibles, casi imaginarios, les traía un ambiente de duda, casi como una flauta perdida entre los montes

"Pero cruzar nos dejaría a merced de una emboscada" dijo Impa

"Entonces..." dijo Zelda sin lograr terminar, se sentía incomoda... algo la estaba observando "¿escuchas?".

Era casi imperceptible, pero algo hablaba, alguien... la llamaba.

"Zelda" el murmullo se hacía notar como un susurro en enredado en el viento "zelda... zelda...".

La incomodidad se hacía palpable, zelda giraba buscando que era esa voz... hasta que vio algo, una sombra.

"¿Qué eres?" Mascullo la princesa. Casi no se distinguía por lo lejano, pero alguien la veía desde el otro lado de los picos gemelos, alguien o algo, no estaba claro, era una sombra al final del pasaje; solo seguía repitiendo su nombre en un susurro.

Impa, sin pensarlo dos veces, desenvainó su arma, poniéndose en frente de la joven.

"Zelda, si ocurre algo, solo corra" le dijo la Sheikah.

Pero en un momento, la voz calló, el silencio se hizo eterno, ni el viento se escuchaba en ese estrés y dudas. Hasta que volvió la voz, con un tono más fuerte, pero no gritaba, más bien susurraba al oído de las viajeras.

"¿no me reconoces...?" Dijo la voz.

"¿quién eres?" Dijo Zelda consternada... no... No podía ser él...

"Hylia... tantos siglos y me sigues olvidando..."

La voz... era imposible... ¿eres tú?

Oscuridad, oscuridad... Impa gritando, luces y luces...

"¡Zelda!, por favor, responda" decía Impa. La chica abrió los ojos con dificultad, yacía en el suelo, era aún de día

"¿qué ocurrió?"

"Se desmayó, perdió el conocimiento de la nada" dijo una voz detrás, era un hombre mayor de Kakariko, los ojos de la chica se posaron en el camino entre los picos gemelos... ya no estaba

"¿qué era eso?" Dijo la princesa

"Algo que la seguía, pero huyó" dijo el hombre ayudándola a levantarse.

"Él es el capitán de la guardia en Kakariko, Doriand" dijo Impa

"Un honor volverla a ver sana y salva, alteza" dijo inclinándose para arrodillarse

"No, por favor capitán, deje de lado ese formalismo" dijo la chica al ver ese acto "no es momento de ceremonias sin sentido"

El capitán solo sonrió "venia de guardia por el sur cuando las vi, corrí al verla desmayada en el suelo, Impa parecía a la defensiva, a penas distinguí a la figura, le lancé una flecha y desenvaine mi arma"

"Pero sea lo que fuese, ya se fue" dijo Impa.

Zelda seguía nerviosa, demasiado nerviosa.

"Vamos princesa, Kakariko está cerca, llamaré a un caballo para ir rápidamente, las praderas están llenas de guardianes"

El soldado silbó una melodía, y llegaron dos caballos casi instantáneamente "Venia con dos por si encontraba algún herido en el camino, la guerra nos pilló por sorpresa"

"Gracias capitán" dijo la princesa

Impa y zelda se subieron a uno, mientras Doriand se fue en el otro atrás. Sin demora cabalgaron raudamente, atravesando los picos sin demora. Al llegar a la pradera de Necluda, vieron el terrible infierno

"Ahora la llaman el páramo de los guardianes" dijo el capitán

El pasto de la pradera yacía quemado, la tierra de un negro cenizas y decenas de guardianes caminando u enterrados a la mitad repartidos por la llanura.

"Hemos intentado de todo, les cortamos las piernas para imposibilitarlos, Pero su sistema de defensa, el rayo, nos hace imposible seguir, ya van 15 muertos"

"Denle al ojo antes que disparen" aconsejó Zelda "atacaran el sistema central, si logran dar en ese blanco, pueden dejarlos inoperativos"

"¿de verdad? ¿Está segura?"

"Yo los reparé, los estudié y entendí" dijo zelda cabizbaja "se mejor que nadie como son y que harán... atacaran a lo primero que se mueva"

"¿Por qué nos traicionan? ¿No deberían protegernos?"

"Ganon actuó primero... y sabía lo que haríamos" dijo Zelda, sintiéndose culpable

"vamos" dijo Impa "es mejor irnos"

Siguieron cabalgando rápidamente, el día ya iba cayendo cuando divisaron las puertas de madera que protegían Kakariko.

"¡Capitán Doriand!" Gritó una voz desde arriba del portón "llegáis antes de lo esperado"

"No he visto nada además de guardianes y monstruos, oficial" le respondió el Capitán "pero encontré a estas dos personas"

"¡Diosas! Abrid inmediatamente, ¡es la princesa!" Gritó el oficial.

"Todos la reconocerán a pesar de lo pobre de sus vestimentas" dijo Doriand a la joven.

Las puertas se abrieron pesadamente, los caballos siguieron su marcha hasta entrar en la ciudad, los dejaron en un establo de la guardia y siguieron a pie, el sonido pesado del cierre de la puerta resonó en todo el valle

"No recordaba la puerta tan pesada" dijo Impa a Doriand

"Los ataques de los guardianes han sido incesantes, la reforzamos con el hierro y lo poco que teníamos" le contestó "Kakariko sobrevive con lo que puede, la situación es alarmante..." Zelda caminaba cabizbaja, así que él intentó animarla "pero créame, princesa, el pueblo se alegrará al verla viva, los ánimos volverán"

"No creo que pueda ayudar mucho" dijo Zelda.

"No diga eso" dijo el capitán "usted es la llama de la esperanza"

Pero... no dejo ninguna esperanza para mí...

El pueblo estaba gris, solo oficiales en la calle, algunas casas y huertos arrasados por asaltos de enemigos, y un frio incipiente. Ya poco quedaba de la alegría que alguna vez fue ese lugar.

"Impa, vuestra casa a tenido que ser ocupada varias veces... disculpe las molestias" dijo un oficial acercándose

"Descuide, con tal que haya una cama y ropas para la princesa, será suficiente" dijo Impa.

La casa, en ese momento, era las veces de santuario, gobernación y almacén de víveres, la primera planta estaba llena de cajas y documentos, oficiales entraban y salían con alimentos para la población, afuera habían otros arreglando espadas y fabricando flechas. Una verdadera zona de guerra.

"La segunda planta sigue tal como la dejó, ahí tienen camas" dijo Doriand "y buscaremos ropa para usted princesa"

"No será necesario" dijo la chica "lo más una camisa y botas, no quiero importunar"

"Descuide" dijo el hombre sonriendo

Subieron las dos, Impa soltó todas sus cosas, dejó sus armas a un lado y se sentó para descansar "tanto a pasado, pero este cuarto sigue igual" dijo al cerrar los ojos

"Impa..." dijo la muchacha

La Sheikah abrió los ojos, la muchacha yacía sentada en el suelo al borde de llorar "Zelda..." dijo abrazándola "por favor"

"Todo esto es mi culpa Impa" lloró entre sus brazos "no fui capaz de hacer frente a nada de lo que se me pidió, no pude despertar mi poder, la única tarea que tenía con mi pueblo era defenderlos... y no lo logré... todos son dañados porque fui una inútil"
"No digas eso" dijo Impa

"no merezco ser llamada princesa" dijo apretando los ojos, buscando el lugar donde se sentía a salvo de verdad

"Si te lo mereces, todos cometemos errores, solo hay que aprender de ellos... no te dejes vencer"

"Link, ¿me puedes hacer una promesa? Nunca me dejes"

"Si tú me prometes nunca rendirte"

"Piense en él, mi señora" dijo Impa "él lucha hasta el final"

"Nunca te dejaré"

"si él no está, ¿quién me da la fuerza?" Dijo zelda cerrando los ojos, el recuerdo era más fuerte.

"Tú me das la fuerza, Zelda... sin ti no podría seguir"

"Gracias Impa" dijo Zelda secándose las lágrimas

"Descanse esta tarde" dijo Impa

"No puedo imaginar el dolor y la amargura que debe sentir la princesa" dijo Doriand

"Se siente culpable por todo" le contestó Impa tras beber un poco de agua "siente que no hizo nada para impedir que todo esto pasara"

Ambos estaban en una tienda de campaña militar a las afueras de la casa, al lado del rio para extraer agua.

"Nadie pudo hacer nada, todo fue inesperado" dijo Doriand "ni 50 años más de preparación habrían cambiado las cosas"

"Hay que entenderla" dijo pensativa "perdió algo más esa noche"

"¿qué cosa?"

"Al amor de su vida"

Zelda no pudo dormir, se cambió de ropas, ahora llevaba una camisa de soldado, pantalones y botas buenas. "Mejor salgo a respirar" se dijo saliendo de la habitación.
Eran las 7 de la tarde, el crepúsculo caía, pero el movimiento no cesaba; Zelda caminó por las calles insegura, el frio del invierno que se aproximaba la hacía temblar, todos notaban su caminar, pero no decían nada, solo murmuraban manteniendo un silencio mortal. A unos metros de donde estaba ella había un establo para los caballos, todos inquietos mientras un soldado los alimentaba. Zelda, tomando valor, entró con cierta timidez.

"Disculpe, buenas noches" dijo ella al soldado.

"Buenas noches princesa" dijo el soldado al verla "entre, aquí estará más abrigada"

"Gracias" dijo ella sentándose al lado de una pequeña fogata que tenía el joven.

El joven no paró de trabajar, seguía llevándoles paja a los equinos con la pala, sonriendo al verlos comer, pero había uno que no se veía comer. El oficial se acercó para ver al caballo "vamos chiquitita, come" decía el joven con ternura, más sus ruegos no lograban hacer efecto.

"¿qué tiene?" Preguntó preocupada Zelda

"No lo sé, ha estado así muchos días, algunos día come, otros no" le respondió el chico "el medico dice que no es enfermedad"

"¿cómo se llama?" Dijo zelda levantándose para acercarse a la yegua, era café, con la crin y la cola blanca como la nieve, no podía creerlo, era ella

"Epona" dijo el oficial

Zelda no pudo contener su llanto, corrió a abrazar a la yegua, la cual pareció reconocerla "Epona" dijo la muchacha "soy yo, Zelda" el caballo relinchó y la empezó a acariciar con la cabeza, la reconocía de verdad "perdón Epona, perdón... Link..." dijo llorando Zelda, intentando reconocer lo que no podían lo que no quería. La yegua reaccionó, las lágrimas en sus ojos florecieron.

"Lo lamento" dijo el joven tomando el hombro de Zelda

"No se preocupe oficial" dijo Zelda

"Llámeme Cocu" dijo el joven ayudándole a sentarse, abrigándola con su uniforme.

"Gracias... Cocu" dijo la muchacha avergonzada "perdón por entretenerlo"

"Es lo de menos, princesa" dijo el "me ha ayudado hoy"

"¿En qué?, solo he empeorado la situación de Epona"

"No diga eso, lo que necesitaba Epona era ver caras conocidas, sentirse acompañada" dijo el mientras echaba más leña al fuego "además... me ha mostrado lo que pasó con mi amigo..."

"Lo siento... ¿lo conocías?"

"Si, Link y yo fuimos compañeros en la escuela de caballeros" dijo el "lo deje de ver un tiempo, pero siempre seguimos en contacto"

"¿Y cuándo lo nombramos Campeón?"

"Pasé con él la noche anterior al nombramiento, estaba nervioso, no paraba de hablar de lo inseguro que estaba" respondió alegre "Gracielle, mi futura esposa recuerda entre risas como el del nerviosismo se le escapó que estaba enamorado" Zelda sonreía al escuchar la historia "después de risas y forcejeos, logramos sacarle el nombre de la chica..." ahí cambio la cara de Cocu, pasó a ser una melancólica "la nombró a usted... su amor era tan verdadero, sus ojos se iluminaban con solo decir el nombre..."

"¿Lo extrañas?" Dijo zelda mirándolo a los ojos con lágrimas cayendo

"Desde el ultimo día que le vi" respondió " ¿lo amaba?"

"Si... para siempre"

"¿sabe? Link es la causa por la que soy el hombre más feliz del mundo" dijo Cocu con la alegría de vuelta en los ojos "me presentó a Gracielle, y me empujó a declararme, y hoy estoy con ella a punto de casarnos, a pesar de todo... por él, salga adelante"

"Si" dijo ella "se lo prometí"

"Vamos" dijo el oficial levantándose "ya es de noche, la acompaño con el Capitán"

Ambos salieron del establo, Zelda iba con el abrigo de Cocu, entraron a la casa, estaban Impa y el capitán esperándola

"Gracias Cocu" dijo Zelda devolviéndole el abrigo "gracias por todo"

"No hay de que" dijo el muchacho despidiéndose "espero verla mañana con Epona, hay que sacarla adelante, adiós princesa"

"Solo dime Zelda" dijo ella

El joven se despidió rápidamente, Zelda miró a su alrededor, la casa estaba completamente oscura, Solo Impa y el Capitán estaban iluminados con una vela para iluminar un mapa. Zelda subió las escaleras sin decir palabra, se recostó en la cama, había demasiado silencio.

"No soy la única que sufre" se dijo cerrando los ojos "¿qué puedo hacer? Los guardianes nos atacan y las bestias divinas no responden, nuestros compañeros seguro que cayeron"

Si solo hubiese... alguna forma...

Zelda se levantó rápidamente, tomó el pequeño bolso con el que viajaba, buscó y buscó, hasta que encontró lo que buscaba

"Impa" dijo bajando apresuradamente "tengo una idea con la que cambiar el tablero de juego"

-CONTINUARÁ-

Bueno, aquí inicia mi Re imaginación de Botw, había iniciado antes esta historia, pero la borré con tal de iniciar de nuevo la historia, pues el sentido que le daré me hizo cambiar ciertos detalles para seguir con la línea.

Intentaré terminar este Fanfic, los otros que abandoné antes puede que sean eliminados y otros tengo pensado hacerlos completamente de nuevo.

En unos Dias subiré el siguiente Capitulo. Y de verdad, es bueno volver :D