Summary: Los días escolares de Flaky son monótonos y rutinarios, pero eso comenzará a cambiar cuando se enamore del gamberro de su escuela. Pero, ¿qué pasará cuando ella y sus amigan comiencen a relacionarse con él y sus colegas? ¿es la oportunidad que siempre esperó para acercarse a él o una idea suicida…?
Disclaimer: Nada me pertenece (ni el amor del chico que me gusta) exceptuando la trama de esta historia, creada sin fines de lucro (sólo para conquistarlo a él)
Flaky y los gamberros
Siempre estaba observándolo. No importaba el frío inevitable o el calor abrasador, ella seguía observándolo todo el tiempo, todos los días. Era sencillamente feliz contemplando su sonrisa a lo lejos o escuchando el reconfortante sonido del eco de su risa cuando parecía que alguno de sus amigos contaba alguna anécdota graciosa. Conocía sus horarios -de lunes a viernes y entrenamiento los sábados-, las materias que cursaba –muchas de las cuales eran impartidas por los mismos profesores que ella tenía-, sus amistades. Hasta tenía total conocimiento –creía ella, ya que no lo veía con algo distinto- de toda clase de prenda que vestía gracias a lo cual le era más fácil reconocerlo en los recreos entre todo el gentío de alumnos que pululaba por la inmensa escuela. Aunque, honestamente, no era muy difícil no vislumbrarlo en medio de tantas personas, al contrario, atraía mucho la atención.
Él y sus amigos eran conocidos como los gamberros de la escuela.
Este hecho fue su salvador de una extraña manera, ya que le hizo más fácil la tarea de saber su nombre (y no preguntárselo directamente, por favor), y el de sus amigos, por supuesto.
Ya llevaba varios meses así, en esa particular situación mirándolo a lo lejos como un ente que no era capaz de percibir, buscando con su rojiza mirada su verde cabello, cuando decidió finalmente contarle a sus amigas sobre el "flechazo".
─Tienes que hablarle, Flaky─Petunia terminó de arreglarse el cabello en una coleta alta y observo su reflejo en el espejo del baño donde se encontraban, verificando con especial cuidado que todo estuviera en perfecto estado antes de girarse hacia la pelirroja ─. Ya estas llegando a una obsesión por más sana que sea, si le hablas se puede disimular─le dijo, asintiendo conforme.
─Lo dices como si fuera lo más fácil─negó Giggles, atenta a la conversación, luego de retocar sus labios con un lápiz labial rosa fresa ─. Estamos hablando de Flaky, no va a presentarse ante él y… ¿qué? ¿Confesarle que hace meses lo observa calladamente tras los muros? Se van a burlar de ella en lo que queda del ciclo escolar, todos. Ese chico nunca anda solo.
─P-pero yo no…─intentó explicarse Flaky.
En realidad, ella no les había contado de su tema para que la ayudaran con él o algo similar, ni hablar. Simplemente se contentaba con verlo en los pasillos. Pasar a su lado con los nervios a flor de piel aún si él no era capaz de notarla, sintiendo cómo sus piernas abandonaban la fuerza para transformarse en gelatina temblorosa a juego con el golpeteo incesante de su corazón al saber que habría rozado por tan sólo un milímetro su hombro, sintiendo la brisa que dejaba a su paso su relajado andar (y su adictivo perfume).
Sí, era feliz sólo con eso, pero quería contárselos porque eso es lo que hacían las amigas, ¿no?
─Eh… chicas, creo que ella nunca les pidió consejo─tres pares de ojos multicolor centraron su atención en uno de los habitáculos cuya puerta estaba cerrada, lugar de donde provino la voz amortiguada por las cuatro estrechas paredes.
El sonido del correr del agua se escuchó por la habitación higiénica para que luego se abriese la puerta y saliera Lammy dispuesta a lavar sus manos.
Flaky la miró agradecida y un brillo de esperanza destelló en sus ojos esperando a que el comentario de la chica hubiera hecho mella en Petunia y Giggles logrando que entraran en razón.
Giggles se encogió de hombros, olvidando y dando por zanjado el tema, mientras Petunia se notaba consternada para luego negar con la cabeza, suspirando derrotada. No lograría ni una vez que la pelirroja dejara su timidez a un lado y encarara al chico que, aunque lo negara, la volvía loca. Por lo menos preguntarle su nombre, no revelando que ya lo sabía.
─Venga, disfrutemos lo que queda del receso─. Lammy le dedicó una sonrisa cómplice a Flaky y se encaminó a la salida.
Llevaban pocos minutos caminando sin un rumbo fijo por los entrecruzados pasillos componentes de la escuela (curiosamente no había casi estudiantes rondando por ellos), tan sólo Flaky y Lammy –Giggles había olvidado hacer la impertinente y tediosa tarea de álgebra y Petunia se ofreció a acompañarla hacia el salón de clases donde le dejaría copiar la suya, no sin antes darle el típico sermón sobre responsabilidad que la chica rosa escuchaba cada vez más seguido- cuando al doblar por una de las esquinas vieron a cinco muchachos apostados en las paredes laterales que conformaban ese pasillo, dos de un lado y tres del otro, intentando intimidar al que pasara por el medio, supuso Lammy antes de lanzarle una pícara mirada a su amiga pelirroja al vislumbrar a alguien en particular entre esos cinco. La muchacha sólo atinó a sonrojarse furiosamente mientras pasaban lentamente por allí, entre los monos (como los designó mentalmente la más alta).
Lammy, atenta a todo como era su costumbre siendo imposible que se le escapara algún detalle, no pasó por alto que uno de los amigos de Flippy le codeaba al mismo el brazo señalando a su vez a Flaky, logrando que el otro se ruborizara levemente y le dedicara una mirada asesina al alto.
"Tal vez no sea una locura" pensó la muchacha con respecto a la charla mantenida en el baño, quizás Flaky tuviera oportunidad con ese chico después de todo.
Tuvo que dejar de lado abruptamente sus pensamientos cuando se dispararon las alarmas en su cabeza al percibir un movimiento sospechoso por el rabillo del ojo, del lado de Flaky (absorta en su inevitable vergüenza, ajena a lo que acaecía a su amiga).
Todo parecía pasar en cámara lenta.
El chico de cabellos azulados se incorporó lentamente, comenzando a acercarse a su indefensa amiga, aislada de la situación que se daría.
"¡Se le va a abalanzar!" pensó horrorizada Lammy al adivinar al próximo movimiento que el muchacho haría a continuación, notando que Flaky no podría hacer nada debido a la injusta diferencia de altura. Lammy se puso en acción.
─¡Qué te pasa, imbécil! ─le gritó, empujándolo, con Flaky segura detrás de ella. Parecía que su burbuja de vergüenza por fin había explotado, dando paso a una confundida y anonadada mirada roja─ ¿Qué crees que haces? ─casi rió al ver la expresión en la cara del chico. Casi.
─¿Qué…?─Musitó aturdido el afectado. Todas las miradas estaban sobre ellos.
Lammy no esperó a que reaccionara y tomando a Flaky por el brazo se marcharon de allí, escuchando las risas que dejaron detrás de ellas.
La pelirroja, ya recuperada, miró a su amiga que la arrastraba velozmente a quién sabía dónde. Al verla tan calmada supo que no se había percatado.
─Lammy…─la nombrada se giró para observarla, interrogante, dándole a entender que tenía su atención─ Se estaban riendo de nosotras.
Como si se tratara de un hechizo de efecto instantáneo, la más alta frenó en seco.
Luego de un silencio tenso que Flaky no supo discernir a qué se debía, finalmente su amiga habló.
─¿… de nosotras?
Nuevamente sin esperar respuesta, volvió sobre sus pasos con Flaky siguiéndola dispuesta a retornar al lugar donde ocurrió el incidente, mas grande fue su sorpresa al encontrar el pasillo vacío y desolado.
La mente de Lammy estaba pensando a contrarreloj, cuando por fin los engranajes calzaron perfectamente.
─Las aulas.
Veloz como un rayo y aún con Flaky siguiéndola, comenzó a espiar por las ventanas que daban a las aulas, buscando frenéticamente con su mirada a su objetivo. Algunas estaban vacías, y otras no, pero finalmente sus orbes se posaron en la indicada: lo encontró.
El muy miserable estaba sentado sobre la mesa de su pupitre de perfil a la ventana hablando animadamente con sus compinches. ¿Cómo se atrevía a estar tan tranquilo y despreocupado después de que por su culpa los otros se rieron de ellas? Imperdonable. Sentía la sangre hervir al verlo tan relajado cuando debería estar sufriendo.
Contrario a todo pronóstico que establecía que iba a lanzársele encima al chico en cualquier momento sacando uñas y garras, esperó pacientemente a que por alguna casualidad de la vida, el chico dirigiera la mirada hacia la ventana donde ella estaba.
Una vez que sus estúpidos orbes celestes como el mar notaron su presencia, no perdió el tiempo y empezó a amenazarlo tácitamente prometiéndole una muerte prematura y dolorosamente agria, disfrutando cómo su tez algo bronceada iba perdiendo color segundo a segundo al tiempo que le dedicaba una mirada que rebosaba pánico.
─Lammy, ¿qué estás haciendo? ─ la pregunta la tomó totalmente desprevenida, se había olvidado completamente que su amiga estaba a su lado, observándola expectante.
¿Que qué estaba haciendo? Le estaba prometiendo a ese chico un futuro temprano lleno de dolor y sufrimiento a montones. No recordaba la última vez que se había enojado tanto. Pero Flaky no tenía porqué saber eso, debía vivir en la ilusión de que la estaba defendiendo a ella (lo cual no era del todo mentira), no tenía que conocer el verdadero motivo de su actitud: se lo había tomado como un tema personal.
"Disimula, Lammy, disimula" repitió mentalmente el mantra.
─¿No lo entiendes, Flaky? ─ le habló con una sonrisa conciliadora─ Estoy estableciendo una clase de relación con ellos, un vínculo ya sabes, para que nos sea más fácil hablar después─terminó su explicación como si fuera evidente.
Flaky la observó no muy convencida.
─N-no creo que sea una muy buena idea─expresó incómoda.
…
─¡Es una magnífica idea! Bien hecho, Lammy─ le palmeó el hombro Petunia, felicitándola por su hazaña mientras la aludida se cruzaba de brazos y asentía conforme.
Las cuatro, sentadas en ronda en la desierta azotea de la escuela, planeaban su siguiente movimiento en su nuevo plan: Lograr que Flaky hablara (y luego más) con Flippy.
─¿Y ahora qué? ─preguntó Giggles, estirando las piernas que mantenía flexionadas.
─No lo sé, creí que ustedes ya tenían alguna idea. Yo ya cumplí con mi cuota─. Se desentendió del tema Lammy, relajándose.
Las otras tres se quedaron pensativas, observando el despejado cielo. Bueno, al menos en el caso de Giggles y Petunia, porque a lo que Flaky se refería quería que se la tragara la tierra. O que la tierra desapareciera, mejor aún.
Se habían sumido en un silencio agradable disfrutando de la fresca brisa que soplaba sin miramiento alguno, haciendo que sus coloridos cabellos revolotearan en el aire asemejándose a un arcoíris. Sin embargo, la asombrosa quietud en que se habían sumido desapareció abruptamente cuando escucharon el sonido de la puerta que llevaba hasta la azotea abrirse, y que alguien empezaba a asomarse por ella.
─¡Está ocupado! ─gritó Giggles como si estuviera en un baño público.
─Ah, lo siento─el muchacho se dispuso a marcharse cuando Petunia irremediablemente lo reconoció.
─¡Handy! ─exclamó con un leve rubor en sus mejillas─, ven, quédate con nosotras. Necesitamos opinión masculina.
Extrañado pero sin intención alguna de rechazar tan cordial invitación, Handy se sentó donde le indicaba Petunia. Justo a su lado.
─¿Opinión masculina? ¿Para qué? ─inquirió una vez ubicado.
─¿Conoces a Flippy? ─Lammy fue directa al punto.
El chico sonrió.
─La pregunta aquí sería: ¿quién no conoce a Flippy? Es como la celebridad de nuestra escuela─expuso divertido.
─O fenómeno─murmuró Giggles por lo bajini, siendo ignorada.
─Así que… sí, lo conozco─su semblante se ensombreció mientras empezaba a arremangarse la manga de su chaqueta─. Él fue quien me hizo… esto─finalizó extendiendo su brazo dejando ver así una gran cicatriz de una cortada surcando toda la extensión.
─¡Oh por Dios! ─exclamó horrorizada la de rosa─¡quiso cortarte el brazo! ─lo señaló temblorosa para luego taparse la boca de la impresión ocasionada por la marca del muchacho.
─¿Qué? No… el me hizo este tatuaje─se subió más su manga para dejar entrever un pequeño pez dorado tatuado en su bronceada piel.
─Ah…─musitó avergonzada por su anterior comportamiento. En serio, estaba segura de que no fue la única que creyó a Flippy capaz de cortarle el brazo a alguien─. Es muy bonito ¿pero por qué un pez? ─inquirió curiosa, libre del estupor anterior.
─Es…─ su semblante se ablandó─es por un dibujo que me hizo mi hija.
Los ojos de Giggles se abrieron como platos.
─¡¿Tienes una hija?! ─ El corazón de la chica ya no daba para más impresiones.
Mas la risa fresca de Handy se dejó escuchar a través del viento, produciendo un agradable sonido a oídos de Petunia. Luego, se giró hacia la misma.
─Tu amiga es muy crédula─ le dijo, señalando a Giggles.
La de cabellos azulados sólo se limitó a sonreír para luego dedicarle una mirada de "no me dejes en ridículo frente al chico que me gusta" a su amiga, la cual hizo como si se estuviera cerrando la boca con una cremallera invisible, y levantándole el pulgar en señal de comprensión, asegurando en silencio que todo estaría bien. Pero sucedió lo contrario, esto sólo sirvió para poner a Petunia aún más nerviosa que antes.
─Bueno, volviendo con Flippy… es alguien agradable a pesar de que no lo parezca llevando consigo ese bate a todas partes─les comentó. Acto seguido se inclinó hacia delante, creando confidencialidad como si quisiera contarles un secreto. Las cuatro se acercaron, carcomidas por la curiosidad─Aquí entre nosotros, contrario a lo que parece, lleva ese bate para cuidar de los vándalos a gatitos indefensos que se encuentre en la calle.
─Ohh─suspiró Giggles enternecida con el dato─. ¿En serio?
─Por supuesto que no─ Handy soltó otra risa, en cuanto Petunia se cansó y le dio un zape a la muchacha─. ¿Qué clase de idiota haría eso?
Lammy se contagió de su risa y sentido del humor, mientras Flaky miró nerviosa hacia otra dirección procurando no hacer contacto visual con nadie. Ella también se lo había creído.
─Bueno─suspiró el muchacho levantándose─. Señoritas, fue muy agradable esta charla con ustedes, pero ya tengo que irme, es hora de tomar mis pastillas.
─Sí, ya. Esa no me la voy a creer─dijo Giggles confiada en que no caería más en las bromas del muchacho cuando el ya estaba en la puerta, por irse.
─No es ninguna broma. Soy epiléptico─le dijo con seriedad. Giggles palideció.
─L-lo siento mucho. No sabía…─se interrumpió al escuchar de nueva cuenta la risa del chico, quien después sólo se limitó a mirarla negando con la cabeza para luego, finalmente, marcharse. Las cuatro se quedaron un minuto en silencio cuando Giggles se decidió a manifestar en palabras audibles su reciente duda─. ¿Era broma? ─les preguntó confundida a sus amigas─¿Chicas? ¿A dónde van? ¡Espérenme!
Y corrió a alcanzarlas.
…
Cuando sonó el timbre de la campana anunciando el anhelado fin de la ardua jornada escolar, las cuatro chicas se quedaron esperando cerca de la puerta a que saliera la manada de escandalosos estudiantes para luego ellas salir con más calma, evitando los innecesarios e inevitables empujones.
Una vez fuera y lejos de los posibles aplastamientos ocasionados por los estudiantes, eran las únicas que se encontraban en la desolada calle, a excepción de un grupito de chicos no muy lejos de ellas.
Flaky palideció al reconocerlos y casi se desmaya al notar que detuvieron lo que estaban haciendo para mirarlas fijamente. Las otras tres también lo notaron.
Al visualizar el famoso bate del de cabellos verdes, Giggles intentó fingir indiferencia y seguir hablando de lo que sea que se le ocurriera tratando con todas sus fuerzas de no fijar su mirada en ese maldito bate, pero su sonrisa nerviosa y el leve temblor en su habitual chillona voz la delataban.
Lammy dio un paso al frente, sin amedrentarse ni un milímetro.
─¿Nos esperaban? Qué caballeros─dijo sarcástica, cruzada de brazos. Los muchachos seguían en su juego de observarlas sin pronunciar palabra alguna─. ¿Están tratando de intimidarnos? ─preguntó incrédula─¿Crees que por tener un maldito bate voy a tenerte miedo? ¡Ven aquí si te atreves! ─encaró.
Pero el que se acercó a ella no fue Flippy, sino aquel chico de cabellos azules que, levantándose del suelo, dio una patada a un indefenso y que nada tenía que ver cesto de basura que se encontraba cerca, mientras se dirigía hacia ella con una sonrisa autosuficiente.
"¡Vandalismo!" pensó Petunia al ver la innecesaria patada al objeto inanimado. Giggles no dejaba de mascar chicle-que encontró en el fondo de su bolso- cual ardilla con los nervios a flor de piel, observando con atención lo que para ella era un espectáculo del cual podría resultar una catástrofe; y Flaky sólo asía fuertemente la correa de su mochila mientras se tapaba la cara con una mano con los dedos estratégicamente separados para no perder detalle alguno de lo que sucedería a continuación, conociendo el temperamento de su amiga.
Splendid no planeaba usar la violencia, en absoluto, su madre le había dejado muy en claro que no debía golpear a las mujeres jamás de los jamases, por lo que estaba dispuesto a sólo decirle unas cuantas palabras a esa chica por haberlo humillado en el pasillo. Por eso, una vez lo suficientemente cerca de ella, no se esperaba para nada el potente rodillazo que recibió en pleno estómago.
Sin aire e inclinado por el golpe, tardó sólo unos segundos en comprender lo que había sucedido, pero su atacante no le daría tregua y aprovechando ese tiempo, volvió a arremeter contra él.
Los demás que no estaban involucrados en la pelea se limitaron a mirarse entre sí sin saber qué hacer al ver cómo su amigo era masacrado sin piedad ni derecho a recomponerse para al menos defenderse, tirado en el suelo tratando inútilmente de esquivar los golpes. Por inercia sus ojos se dirigieron a Flippy a esperas de si haría algo al respecto.
Cuando Lammy frenó el ataque –momentáneamente- y comenzó a buscar algo por los alrededores con la mirada, Flippy le ofreció y entregó su bate con una sonrisa. Agradeciéndole, la muchacha se preparó para darle el golpe final a su adversario, dispuesta a hacérselas pagar todas y las futuras también.
─¡Espera! ─le gritó/rogó Splendid suplicante, con las manos por delante de él en un vano intento por detener el futuro golpe─. ¡Ya entendí! No va a pasar de nuevo ¡lo juro! ─. Lammy no hizo caso a sus súplicas desesperadas y se dispuso a seguir su arremetida, pero una mano en su hombro la detuvo.
Girándose, vio como Flippy negaba silenciosamente con la cabeza transmitiéndole un mensaje sin la necesidad de usar palabras, que la muchacha entendió perfectamente.
A regañadientes, le devolvió el bate que al final no utilizó y se dirigió hacia sus atónitas amigas. Tomó de manos de Petunia la lila mochila que otrora le había dejado, y así sin mirar atrás –y como si nada hubiese pasado- las cuatro emprendieron la marcha hacia sus respectivos hogares.
─¡Esperen! ─los bototos militares que traía puestos Flippy resonaron sobre el asfalto al él dar un ligero trote hacia ellas, interponiéndose en su camino─Parecen buenas personas… ─les dijo, mirando por un segundo específicamente a Lammy recordando la reciente pelea─… así que nos estábamos preguntando con los demás si quieren acompañarnos al centro─ofreció torpemente revolviendo sus cabellos. Observó a Flaky directamente a los ojos y preguntó─ ¿Nos acompañan?
Flaky no cabía en sí de dicha. ¡El chico de sus sueños le estaba hablando, y no para decirle que deje de acosarlo! Sentía que iba a perder el conocimiento en cualquier segundo pero no podía darse ese lujo, ya que él seguía esperando una respuesta. Con la cara totalmente roja (de la emoción o la vergüenza, todavía no lograba discernir cuál) y jugando con los mechones de su largo cabello con ambas manos, le rogaba silenciosamente a alguna divinidad que su tartamudeo habitual no saliera a relucir cuando consiguiera responderle a Flippy. Sin embargo se le adelantaron.
─¡Por supuesto que sí! ─contestó eufórica Petunia. Flaky la secundó con un asentimiento de cabeza. Ante este gesto, el rostro de Flippy se iluminó con una sonrisa que mostraba todos sus perfectos dientes.
Flaky casi muere.
─¡Qué bien! ─exclamó feliz─. Vengan, voy a presentárselos─les dijo ya empezando a caminar. Las cuatro chicas se miraron entre ellas sorprendidas, pero comenzaron a seguirlo a su vez─. Ese que está tirado en el suelo agonizando es Splendid─informó, señalando al aludido cuando pasaron a su lado, sin detenerse para verificar su estado.
─Llamen a un médico, por favor─alcanzó a murmurar el maltrecho. Flaky se detuvo para acercarse a él, preocupada.
─¿N-no deberíamos…?─Comenzó a preguntar, intranquila, llamando la atención de sus acompañantes.
─Ya va a empezar con sus actos de caridad─suspiró cansina Giggles con los brazos cruzados sobre su pecho.
Flippy se acercó a la pelirroja y pasó un brazo por sobre los hombros femeninos, intentando apaciguar su desasosiego, apegándola a su cuerpo y obligándole a seguirle el paso, dejando atrás el cuerpo inerte de Did.
─No te preocupes, Flaky.
La muchacha pegó un pequeño bote al escucharle pronunciar su nombre. ¿Cómo era que lo sabía? ¿Él también la acosaba? Desechó esa idea que apenas iniciaba a formarse en su alborotada mente, eso era improbable, por no decir imposible. Volvió su atención a lo verdaderamente importante: la persona junto a ella, al escucharle hablar de nueva cuenta.
─Le pasa todo el tiempo. Además se lo merece, quiso asustarte en el pasillo pero le salió el tiro por la culata─le explicó, riéndose por el recuerdo.
Cuando llegaron con los demás, Flippy intercambió algunas palabras con ellos (aún con su brazo sobre ella) y partieron rumbo a su destino.
Caminando, las cuatro se miraron con algo similar a la incomodidad. Llevaban ya un buen tramo del camino en un para nada agradable silencio. Al notar eso, Flippy decidió intervenir, siguiendo con las presentaciones que no habían finalizado.
─Bueno…─comenzó─el apático antisocial que va al frente es Splendont ─les dijo, señalando al pelirrojo que sólo se limitó a dedicarles una aburrida mirada de reojo. Flippy hizo caso omiso y continuó con la introducción─. Esos dos hombres que no tienen nada mejor que hacer con su vida son Sneaky─dirigiéndose al más alto─y Mouse Ka-Boom─señaló al otro más bajito─. Los repetidores─ aclaró.
─Preferimos el término veteranos, gracias─dijo Sneaky.
Las chicas inevitablemente sonrieron divertidas y se presentaron ellas también. Cuando fue el turno de Flaky, dispuesta a decir su nombre con toda la confianza y valor que había estado reuniendo, fue interrumpida.
─Flaky, lo sabemos─dijeron los tres, incluyendo a Splendont.
No supo reaccionar a eso. Su paranoia iba en aumento más y más, ¿era algo bueno que los gamberros supieran su nombre? ¿O malo? Golpeada por su propios pensamientos no se percató del notorio sonrojo y bochorno del de cabellos verdes. Pero las otras tres, sí. Se miraron entre sí, asintiendo maliciosas.
─¡Oh! ─ exclamó maravillada Petunia─¿y cómo es que lo saben, si puedo preguntar? ─preguntó, encantada.
Flippy observó de manera amenazante a los muchachos.
─Es... es lo que dicen por ahí─ habló Sneaky.
Las tres quedaron pensativas.
─¿Ah, sí? Qué raro, Flaky es de perfil bajo, ya saben─ comentó la de cabellos azules.
─Sí, pero no para Fli─su diarrea verbal totalmente innecesaria fue interrumpida de manera brusca por la mano de Flippy que se posó sobre la boca de Mouse Ka-Boom.
─L-lo que quiere decir es que a-alguien con un cabello tan llamativo no puede pasar desapercibido─explicó rápidamente el de cabellos verdes.
Lammy, Petunia y Giggles lo miraron alzando una ceja. Claro que no se creyeron ni una sola palabra.
─Sí, ya. Lo dice el que tiene pelo verde ─se burló Lammy.
─Habló la que tiene pelo lila ─replicó Flippy, rodando los ojos.
Giggles y Petunia no pudieron sofocar sus risitas.
Lammy las fulminó con la mirada e iba a replicarles cuando Splendont, increíblemente, intervino.
─¡Bueno ya! Ya se entendió, nunca se terminará esto si siguen debatiendo de los ridículos colores que tienen en sus cabellos─dijo cansado, con el ceño fruncido─Una vez aclarado esto, ¿podemos seguir? ¿Sí? Gracias.
Luego de un brevísimo silencio, Lammy y Flippy se miraron con una ceja alzada.
─No tenemos porqué seguir a un cabeza de fósforo─dijeron a la vez.
Se produjo una carcajada general que sonrojó a Splendont, quien dio la vuelta no tolerando mirarlos, murmurando "idiotas" por lo bajo.
─En fin, ¿a qué vamos al centro? ─preguntó Giggles.
─Juegos de árcade─ contestaron al unísono los muchachos.
Flippy, al notar que algo le faltaba, inconscientemente posó nuevamente su brazo sobre los hombros de Flaky, que sobra decir estaba a punto de explotar.
─Pareces estar muy cómodo, colega─le dijo Sneaky con una sonrisa burlona a Flippy, al ver que volvía a abrazar a Flaky.
Azorado, el chico se alejó rápidamente de ella y le dio una tacleada a su amigo bocón.
Flaky reprimió un suspiro. Ella sí estaba cómoda a su lado, sintiendo el calor que emanaba de su varonil cuerpo. Giggles le dio unas palmaditas en la espalda, en señal de apoyo.
…
Los ruiditos característicos de una sala de juegos llenaron los oídos de todos, con sus pitidos y estridentes sonidos envolviéndolos. Era un poco irritante, pero nada que no pudiera tolerarse. Además, al ser día de semana, las personas no abundaban ni mucho menos niñitos molestos pululando por doquier queriendo conseguir más y más tickets canjeables por inservibles premios. Prácticamente era agradable, al haber tan poco movimiento general.
Apenas entraron, se dispersaron.
Lammy conducía divertida en uno de los carritos chocadores tratando de, precisamente, chocar a Sneaky, cometido que logró con la ayuda de Mouse. Lanzó una carcajada al escuchar al alto maldecir y despotricar contra ellos hablando sobre traición de hermanos y otras cosas a las que no prestó atención.
Splendont observaba aburrido la escena desde lejos, como era habitual en él.
Giggles y Petunia reían tratando de seguir los pasos de baile de un juego bastante popular durante un tiempo en particular.
Un poco más alejados de todo el bullicio, Flaky escuchaba atentamente una anécdota que le contaba Flippy, todavía incrédula pensando que todo ese día era un sueño muy real, sentados en un banco con forma de un extraño caballo.
─… y así fue como abandonamos a Splendid dejándolo solo con la policía─finalizó nostálgico.
Flaky le estaba prestando tanta atención que creía que si le decía que había cometido un homicidio, ella seguiría observándolo con esos ojos llenos de interés.
La chica soltó una risilla nerviosa.
─¿Y tú? ─Flippy se acercó más a ella─¿Algo que quieras contar?
¿Algo que contar? Se pasó los últimos meses observando todos y cada uno de sus movimientos, recabando toda información posible sobre él por más fútil que ésta fuera. Pero Flaky no creía que le interesara saberlo… o tal vez sí.
De cualquier manera, no pensaba ponerse en evidencia.
─¿A qué universidad irás? ─se decidió por preguntar entre las miles de interrogantes que bullían en su cabeza, aunque sospechaba que quizá ya estuviera harto de esa pregunta en particular, estando ya en su último año de secundaria.
Flippy lo meditó unos segundos.
─Supongo que me inscribiré en la armada─Flaky lo miró con curiosidad, con la pregunta "¿Por qué?" escrita en toda su cara─. Quiero ser el nuevo Rambo─rió al ver la cara de la pelirroja─es broma. Todavía no lo tengo muy claro, pero quiero algo así. ¿Y tú? ─rebotó la interrogante.
─Y-yo quiero estudiar bellas artes─tartamudeó.
─Ya veo. De todos modos todavía te queda un año─le dijo. Flaky asintió con una sonrisa.
Y entonces, se sumieron en un cómodo silencio. Flippy lentamente y con cuidado, comenzó a acariciar levemente los rojos cabellos largos logrando que la muchacha contuviera la respiración, pero que aún así no lo rechazara.
─M-me di-dijeron que haces tatuajes─comentó ella, cortando de manera abrupta el buen ambiente que se había formado.
Confundido, el muchacho frenó sus caricias y tardó en comprender la oración mencionada. Reanudando las sutiles caricias, sonrió.
─Sí─le dijo─¿quieres que te haga uno?
─¿Duele mucho?
─Depende en dónde lo quieres─le explicó─. Por ejemplo, creo que en el trasero no duele tanto─al ver cómo lo miraba horrorizada comprendió su error y que debió morderse la lengua─ ¡No! ¡No quise decir que…! ¡Es que…!─ "perfecto" pensó, "sigue avergonzándote frente a la chica que te gusta"
Sin embargo, su autodestrucción verbal se dio por terminada cuando pudo escuchar el dulce sonido de la risa de Flaky, resonando en sus oídos como la más tierna melodía. Supo que no podría olvidar nunca ese momento. Tomó una de las delicadas manos de la fémina entre las suyas y la acercó a sus labios.
─Podría hacerte uno pequeño justo aquí─le dijo depositando un casto beso en su dedo anular. Empezó a acercarse a su sonrojado rostro pero cesó en su avance al vislumbrar algo justo detrás de ella. Recargándose sobre el respaldo del asiento su mirar se volvió frio─. Tardaste menos en despertar esta vez.
Confundida, Flaky viró en redondo. Su corazón aún retumbaba en sus oídos por la cercanía que había mantenido con Flippy, aunque ahora se hubiera roto.
Splendid los observaba aburrido con el rostro completamente mojado. Se encogió de hombros.
─Unos chicos que pasaban por allí creyeron que estaba muerto y vaciaron el contenido de su botella de agua sobre mi cara. Salieron corriendo antes de que pudiera hacerles algo─informó y luego empezó a recorrer con la mirada el lugar, como si estuviera buscando a alguien─ ¿Dónde está? ─le preguntó a Flippy.
El interrogado no tuvo que pensar demasiado para saber de quien hablaba. En silencio le señaló el área donde se encontraban los autitos chocadores.
─Gracias─le dijo antes de marchar en busca de la fémina con que había iniciado una guerra sin proponérselo realmente.
Con los codos sobre sus rodillas Flippy escondió su cara tras sus manos, rendido. ¿Qué era esto? ¿El día de joder a Flippy? "Pero que mierda" Pensó frustrado.
Levantó la cabeza al sentir un toque en su hombro.
Flaky lo miraba preocupada, y con su temblorosa mano, tomó la de él en un firme y seguro apretón intentando infundirle ánimos, aunque no sabía muy bien que era lo que le pasaba.
Cuando la mirada verde se cruzó con la carmesí y parecía que el buen ambiente comenzaba a formarse nuevamente, una voz rompió el mágico momento que prometía ser.
─Eh… ¿Flaky? ─llamó dudosa Giggles, apenada por interrumpir un momento que creía íntimo─. C-creo que tenemos que irnos─informó alisando nerviosa su falda─Lammy enloqueció y… no queremos que nos echen… otra vez.
Y así, de esa forma de mierda, terminó el día. Flippy estaba tan frustrado por tantas interrupciones que casi olvidó un importantísimo detalle.
─Flaky─llamó su atención, una vez todos estaban afuera distraídos en sus cosas─Dame tu número, quiero volver a hablar contigo.
La susodicha, primero sorprendida, asintió.
Y así, volviendo cada quien por su lado –chicas y chicos- Flippy pensó que no todo había ido mal. ¡Pero qué decía! El día no había sido tan malo. Sabía que no se equivocaba al pedirle a Splendid que hiciera lo que hizo en el pasillo (aunque no tenía planeado la paliza que su amigo recibió por ello). Con una sonrisa de oreja a oreja, guardó el papel que llevaba escrito el número de la chica.
Y su oportunidad de hablar de nuevo con ella.
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Notas de autor:
Hola a todos! Siento que pasó una eternidad desde que vine aquí en mi faceta de escritora, en serio.
En fin, creo que esta será la primera historia medianamente larga que subiré, pero debo advertir que no tiene una trama en particular, es algo así como el día a día de estos personajes. Es decir, en los próximos capítulos sí habrá avances entre Flippy y Flaky, pero no es algo así como … ¿cómo explicarlo? No sé jajaj el punto es que estoy muy emocionada con esta historia, y espero que les guste tanto como a mí (a pesar de que no pude explicarme muy bien…)
Ah! Se me olvidaba, espero disfruten leer a Flippy en su estado tierno y a veces avergonzado, vamos! Que en la serie es súper tierno.
Muchísimas gracias por leer! Me voy a dormir (porque me caigo del sueño) y tengo que levantarme temprano, pero quería subir el primer cap hoy sí o sí.
PD: lo que escribí entre paréntesis en el Disclaimer no es cierto jajaja estaba aburrida, el sueño habla por mí en este momento
Saludos!
CornPie
